Aprendan a adquirir ventura y paz en sus vidas, ya sea estudiando las escrituras o a través de sabios que las hayan logrado. Manténganse en la senda de manera constante, aunque reciban acerbas críticas o insensibles desaprobaciones. Nunca dejen que les molesten las risas ni los comentarios cínicos; ello nunca podrá perjudicar a un aspirante espiritual. ¿Podría una tormenta sacudir la codillera de los Himalayas? No permitan que su fe en la meta o la senda vacile frente a dificultades o pruebas, trabajo o esfuerzo, congoja o desesperanza. Todos no son sino nubes pasajeras, que proyectan sombras temporales, ocultando por unos momentos la gloria del sol o de la luna. No se dejen distraer por la duda o el desaliento. Levanten la mansión de su vida sobre cuatro firmes pilares – virtud, riqueza, deseo y liberación (Dharma, Artha, Kama, Moksha) como lo establecieran los antiguos sabios, cada uno de ellos firme y seguramente conectado con los otros. Nunca permitan que estos pilares se inclinen o se caigan como sucede hoy con algunos individuos, comunidades o naciones.
- Divine Discourse, Mar 23, 1966. |
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