Los demás son parte de ti. No necesitas preocuparte por ellos. Preocúpate de ti mismo; eso es suficiente. Cuando llegues a estar bien, ellos también estarán bien, pues no estarás más consciente de ellos como separados de ti. Criticar a los demás, buscar faltas en ellos, etc. - todo eso nace del egoísmo. Busca en cambio tus propias faltas. Las faltas que ves en los demás no son más que reflejos de tus propios rasgos personales. No prestes atención a las pequeñas preocupaciones; apega tu mente al Señor. Entonces serás conducido a la compañía de personas buenas, y tus talentos serán transmutados. Considera a todos como hijos del Señor, como tus propios hermanos y hermanas; cultiva la cualidad del amor, y busca siempre el bienestar de la humanidad. Sé como la abeja que bebe el néctar de cada flor, no como el mosquito que bebe sangre y distribuye enfermedades a cambio. Si persistes en amar, a cambio serás amado.
- Divine Discourse, Jul 25, 1958. |
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