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jueves, 14 de enero de 2016

Job



Job
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Job
 
Si tendríamos que nombrar a algún personaje bíblico que han tenido que sufrir grandes tragedias, no podríamos dejar de pensar en Job. En los dos primeros capítulos su vida cambió dramáticamente; de ser un acaudalado hombre de negocios y el padre ejemplar de una numerosa familia, a quedar pobre, solo y enfermo.
Los siguientes capítulos nos hablan de la lucha que él tiene para comprender las razones por la que pasaron todas esas desgracias. Sólo imaginemos un momento: perdió todos sus bienes, toda su familia y su salud. Algunos de sus amigos se acercaron creyendo que tenían las razones correctas por las que había sufrido todas esas pérdidas. Ellos creían que él tenía algún pecado no confesado. Job, al revisar su vida, no logró encontrar ninguno sin confesar.
Aunque estos amigos son bastante criticados por lo que le dijeron y por las reacciones que tenían, la realidad es que cualquiera hoy en día habría hecho o dicho lo mismo. La diferencia es que nosotros sí contamos con los 2 primeros capítulos en los cuales se explica el inicio de su padecimiento y también el capítulo 42, que expone el feliz desenlace en el que Dios le regresa el doble de todo lo que había perdido. Sin esos dos extremos de la historia, sería imposible para un hombre común descifrar la razón de las penurias que atravesó. 
Para entender las circunstancias difíciles es necesario ver con la perspectiva correcta. Job, al ser un hombre temeroso de Dios, trataba de encontrar una explicación a todo lo que había ocurrido sin tener éxito. Normalmente, cuando uno atraviesa momentos difíciles y apabullantes, la comprensión de la realidad de Dios es distorsionada con algunas afirmaciones incorrectas en nuestra mente como: "Dios ya no me ama", "Dios me está castigando", "Dios no es justo", etc.
Imaginemos la señal de radio de una torre de control de un aeropuerto. Cuando existe mal clima normalmente la comunicación es distorsionada con ruidos estáticos en el fondo o superposición de otras señales. En ese momento el personal revisa los códigos de comunicación para establecer una comunicación, eso es lo correcto y lo profesional. Pero sería muy irresponsable tratar de restablecer la comunicación buscando frecuencia por frecuencia porque existe la posibilidad de encontrar otro tipo de transmisión y establecer una comunicación incorrecta. Lo más prudente es permanecer en la frecuencia preestablecida para recibir la señal correcta.
Lo mismo corre cuando tenemos alguna dificultad. En la vida podemos pasar momentos muy difíciles, tormentas que distorsionan nuestra comunicación con Dios, pero no porque dejó de hablarnos o porque los problemas son superiores a nuestra relación con Él, sino porque todas las sensaciones que acompañan cualquier dificultad suelen aturdirnos y llenarnos de confusión.
Permanece en la frecuencia correcta. Permanece en las promesas de Dios. Imita a Job y verás cómo al final todo es restablecido.
"He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo." Santiago 5:11 Versión Reina-Valera 1960 
 
 
  Héctor Colque
    CVCLAVOZ





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