RAPA NUI – ISLA DE PASCUA
Descubrimiento
La isla fue descubierta (por el mundo occidental) el 5 de abril de 1722 por el almirante holandés Jacob Roggewen y fue bautizada precisamente con el nombre de "Paasche Eiland" por haber sido descubierta en ese día. En 1888 fue anexada a Chile mediante un tratado en el que cede su soberanía.
En su idioma autóctono, la isla antes era conocida como Te pito o te henua, que significa «El ombligo de la Tierra» y Mata ki te rangi, «Ojos que miran al cielo». La denominación de Rapa Nui, que significa «Rapa grande», es en tahitiano y estaría asociado con el parecido encontrado que encontraron con la isla de Rapa, en la actual Polinesia Francesa, y a la cual también se le conoce como Rapa Iti («Rapa pequeña»). Posteriormente, esta denominación "Rapa Nui" se hizo extensiva a otros idiomas para denominar al pueblo aborigen y a su idioma, pero como una única palabra, «rapanui».
De acuerdo a las investigaciones arqueológicas, el origen de esta etnia provendría de la Polinesia, posiblemente desde las islas Marquesas. Teorías recientes postulan que la isla de Rapa Iti sería la mítica Hiva, de la cual habrían provenido los ancestros de los nativos de Isla de Pascua, según la mitología pascuense. También se especula que la civilización inca podría haber establecido una ruta marítima con la población rapanui.
Origen
Para la arqueología oficial, la historia de la Isla de Pascua, hasta la llegada de los primeros europeos, se divide en tres fases: la liquidación (400-1000), la ampliación (1000-1500), y la decadencia (1500-1722). Los habitantes de la Isla de Pascua han desarrollado una cultura muy rica y particular debido a su condición de ultra-aislamiento respecto del resto de las civilizaciones, ya que se trata de la isla más insular del mundo.
Durante más de mil años mantuvieron una sociedad pacífica, estable y constructiva que apoya una gran clase de maestros constructores y maestros escultores, y fue gobernada por una jerarquía hereditaria de sacerdotes-reyes sagrados. Sin embargo, la superpoblación y el deterioro del ambiente dio lugar a la guerra entre tribus por el siglo XVII. En medio de la confusión todas las estatuas de pie en las plataformas fueron derribadas. Fue en esta época que los primeros exploradores europeos descubrieron la isla.
Isla de Pascua es uno de los casos más extremos de destrucción forestal en el mundo: todo el bosque ha desaparecido, con todas sus especies extinguidas. Diversos estudios botánicos han demostrado que antes de la llegada del humano, la isla estuvo cubierta de bosques con árboles altos. A la llegada de Jakob Roggeveen sin embargo, estaba convertida en un terreno árido y baldío. Parece ser que el bosque de palmeras original fue deforestado por los nativos, usando su madera para erigir las estatuas de los moáis.
Mitos y folfklore
Según la tradición oral rapanui, los primeros habitantes de la isla Rapa nui (isla de Pascua) llegaron huyendo del hundimiento de un mítico continente o isla llamado Hiva (aún sin identificar) aproximadamente hacia el siglo VI.
Hotu Matu'a, su primer Ariki Henua (rey), trajo consigo 67 tablas reales, que corresponden a las 67 sabidurías Maorí relacionadas con, por ejemplo, el saber navegar y conocer la astronomía.
La mayor parte de la población vivía hacia el interior, junto a las áreas de cultivo. En el litoral establecían centros religiosos, políticos y ceremoniales (Anakena, Akahanga) y rendían culto a los ancestros casi deificados representados por los moáis.
Se sabe que poco después de los primeros polinesios llegó a la isla una segunda inmigración. El origen de estos nuevos pobladores es polémico, ya que sus características raciales difieren de las de aquellos que entonces se consideraban "nativos". A los nuevos habitantes se les llamó Hanau eepe, lo que literalmente quiere decir "raza ancha", y en efecto, éstos eran más corpulentos y robustos que los Hanau momoko o raza delgada que ocupaban desde antes el lugar.
Los Hanau eepe tenían muy desarrollados los lóbulos de las orejas razón por la cual muchos antropólogos los asocian con los incas y sus nobles orejones descritos por Francisco Pizarro en sus informes. Pero éste, como muchos otros es un misterio no desentrañado aún. Por el momento, los orejas cortas y los orejas largas son protagonistas históricos de origen confuso, pero cuya existencia está afianzada con reales testimonios en el pasado.
Cuando los holandeses arribaron a la isla, las tribus de las orejas cortas y las orejas largas se encontraban en guerra, siendo los Hanau Momoko (Orejas Cortas), el pueblo común, quienes se levantaron contra la clase dominante, los Hanau Eepe (Orejas largas), destruyendo los altares ceremoniales.
Las leyendas que se han ido transmitiendo de generación en generación hablan de la llegada a la isla de unos hombres venidos del cielo, los "hombres pájaro" (quizás, los primeros "orejas largas"), quienes se unieron con mujeres "orejas cortas" y tuvieron descendencia. Esos seres habrían enseñado algunos de sus conocimientos y su método de escritura a sus anfitriones, y posteriormente, habrían llegado a someterlos completamente hasta el día en que los nativos de la isla se revelaron y los aniquilaron por completo.
Sobre el tema de la raza de las orejas largas, es interesante encontrar alguna similitud con el mito de la civilización andina sobre la diosa Oryana.
Oryana era un ser "venido de las estrellas" de extraño aspecto físico pues poseía una cabeza alargada, grandes orejas en punta, cuatro dedos al final de cada extremidad y escamas como de pez, que llegó al Lago Titicaca para mejorar mediante el mestizaje a una brutal raza de gigantes que allí vivía.
La leyenda de los siete exploradores
Los historiadores han aceptado la existencia de Hotu Matu'a y las circunstancias de su llegada a la Isla de Pascua, y en este marco analizan el relato de los siete exploradores, a partir de la cual se podrían inferir algunos hechos.
El mito señala que, precediendo al viaje de su rey, Hotu Matu'a, y por instrucciones de un vidente, siete navegantes llegaron a la isla buscando un lugar adecuado para instalarse y sembrar "ñame" (tubérculo base de la alimentación de los inmigrantes). Dos de ellos traían, además, un moai y un collar de madreperlas, que escondieron y que luego dejaron abandonados cuando regresaron a su tierra de Hiva. Sólo un explorador se quedó en la isla.
Varios estudiosos han visto en este mito posibles interpretaciones que explicarían la visión de aquellos "inmigrantes": que cuando Hotu Matúa llegó a la isla, ésta ya estaba poblada; que ya existía en ella el "ñame"; y que también, ya existían los moais.
Otros deducen además, que los siete exploradores simbolizan a siete generaciones que habitaron el lugar; o tal vez a siete tribus inmigrantes, de las cuales sólo una sobrevivió y se mezcló con la gente de Hotu Matúa. Quizás los siete moais que miran hacia el mar representen aquellos siete primeros navegantes.
Los Moais
La principal característica de la Rapa Nui es su cultura ancestral y las más de 800 esculturas de Moais colocadas en todo el perímetro de la isla. Los métodos de construcción y transporte de estas enormes figuras son aún un completo misterio ya que algunas de ellas llegan a pesar 80 toneladas.
Una curiosidad sobre estas construcciones es que todas las cabezas, a excepción de 7 de ellas, están mirando hacia el interior de la isla. Éstas esculturas, construidas en piedra volcánica, varían en forma y tamaño, habiendo algunas que alcanzan los 10 metros de altura.
Si bien durante algún tiempo se creyó que los Moais eran sólo cabezas, hace varias décadas se ha descubierto que muchos moais tienen cuerpo entero, bien detallado y definido, con diseños tallados en sus espaldas, cuyo significado aún no ha sido descifrado. Algunos de ellos han sido representados con las manos en sus genitales, como en el caso de las esculturas de veneración del falo.
Cuando los primeros navegantes holandeses arribaron, se encontraron con una cultura de la edad de piedra que había tallado los moáis con herramientas líticas, los había transportado por un terreno irregular, a una distancia de hasta 18 kilómetros, sin animales de tiro, ni ruedas, y luego los subió a los Ahu, enormes plataformas de piedra perfectamente ensambladas. A cualquiera que haya vistado Rapa Nui le asalta la misma pregunta que a los holandeses: cómo lo hicieron?
Thor Heyerdahl, el etnógrafo y aventurero noruego cuyas expediciones por el Pacífico contribuyeron a suscitar el interés mundial por la isla de Pascua, pensaba que las estatuas eran obra de pueblos preincaicos de Perú, no de polinesios. El suizo Erich von Däniken, autor de Recuerdos del futuro, estaba convencido de que eran obra de extraterrestres. Las evidencias arqueológicas han datado los restos orgánicos, infiriendo a partir de ello que los constructores de los moáis eran polinesios, pero al no ser posible datar los monumentos pétreos no hay certezas sobre su antigüedad, de cómo fueron transportados, ni mucho menos asegurar quienes fueron sus constructores.
Por lo común los investigadores han dado por hecho que las arrastraban. «Los expertos pueden decir lo que quieran, pero nosotros sabemos la verdad. Las estatuas andaban», afirma Suri Tuki, un nativo de la isla. Según la tradición oral de los rapanui, a los moáis los animaba el mana, una fuerza espiritual transmitida por los antepasados.
Los Ahu (muros ciclópeos)
Además de los fascinantes moais, existen en la isla muros gigantescos de piedra que dan testimonio de la singular maestría que llegaron a poseer sus artífices en la construcción de monumentos megalíticos.
Entre las ruinas del centro ceremonial de Vinapu, perteneciente al primer periodo de la cultura rapanui, se puede ver uno de los ahu (plataformas sagradas) más grandes de la Isla de Pascua.
Los muros ciclópeos de esta plataforma están realizados con grandes losas de basalto ensambladas con tal cuidado y perfección que es imposible insertar una cuchilla entre las juntas.
Estos muros, que denotan una maestría única en su tallado y armado, nos remiten directamente a los trabajos pétros de Perú y Egipto, elaborados con el mismo nivel de perfección.
Como en todos los casos de Perú y Egipto, las rocas asimétricas encajan a la perfección, sin necesidad de argamasa, y sin dejar la menor rendija entre ellas.
La piedra esférica
Hay en la isla una piedra esférica, como las de Costa Rica, la cual representa para los pascuenses el "TE PITO O TE HENUA", el ombligo del mundo. Según su leyenda, fue traída por Hotu Matua 'a en su peregrinación a la isla. La esfera de piedra, al igual que las de Nueva Zelanda, tiene carga magnética.
La escritura rongorongo
La escritura rongo-rongo es pictográfica, aunque algunos caracteres ya están estilizados, pudiendo reconocerse fácilmente figuras humanas, pájaros, peces, tortugas y anzuelos. Algunos han querido ver una conexión entre ciertos petroglifos y las figuras del rongo-rongo.
Al igual que su contenido, su origen también es un misterio ya que las similitudes con el sistema pictográfico proto-índico del valle del Indo son más que evidentes:
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