Mediten en la flauta de Krishna y en la melodía que ella despertaba en las venas del género humano, los animales, aves, plantas y hasta en los montes, ríos y las rocas sobre las dunas arenosas. Piensen también en el supremo amor de las Gopis y su entrega de todo, lo denso y lo sutil, del ego y los apegos egoístas, a los pies del Ser Supremo. No pronunciaban palabra que no fuera de oración, no daban paso alguno como no fuera hacia Dios, no veían ni oían sino a Krishna en cada ser, pronunciaban cada palabra sobre y para Él, sin que importara quien estuviera con ellas. El Señor Krishna llenaba sus corazones y las transmutó en el más humilde grupo de devotos que jamás haya visto el mundo. Sepan que la seguridad que da el Señor, "Yogakshemam Vahaamyaham" (Yo cuidaré del bienestar de Mis devotos) no es una declaración vacía; es el voto del Señor, y Él es la encarnación misma de la Verdad.
- Divine Discourse, Sep 7, 1966. |
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