Muchos claman por tener la experiencia de la bienaventuranza espiritual, pero pocos se la ganan, porque se consideran demasiado débiles para rechazar el clamor de los sentidos. Practiquen asiduamente el objetivo superior de controlar los sentidos. Un poco de indagación revelará que los sentidos son malos amos, y muy ineficientes fuentes de conocimiento; la alegría que deparan es transitoria y plagada de aflicción. En tanto uno sea dominado por el placer de los sentidos, no se puede decir que su vida espiritual haya comenzado. Pues los sentidos se precipitan hacia lo temporario y lo chabacano; de ese modo ensucian el corazón. A cada uno de ustedes Dios no le pide ningún otro obsequio, ninguna ofrenda más valiosa, que el corazón del cual Él les ha dotado. Den a Dios ese corazón, tan puro como cuando Él se lo dio a ustedes, lleno del néctar del amor con el que Él lo llenó. La mejor manera de expresar su devoción a Dios es lograr el control de los sentidos.
- Divine Discourse, Nov 23, 1968. |
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