No es fácil conocer a nuestro propio Ser. Toma el caso del alimento que ingieres. Sientes su presencia mientras se encuentra en tu estómago, pero no sabes qué le ocurre en las etapas siguientes, a menos que estudies en profundidad tu cuerpo humano. Entonces, ¿cómo podrías conocer sin esfuerzo la Verdad que reside tras las envolturas que te cubren y encierran? Debes limpiar al intelecto de las telarañas del ego, el polvo del deseo y el hollín de la codicia y la envidia; así llegará a ser un instrumento adecuado para revelar la Verdad Interior. Las Escrituras te exhortan a conocerte a Ti Mismo, conocer a tu Motivador Interno (el Antharyami). Pues, a menos que estés armado con este conocimiento, eres como un barco navegando sin brújula en un mar tormentoso.
- Divine Discourse, Apr 16 1964. |
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