La gente sufre porque tiene toda clase de deseos irrazonables, y se aflige por satisfacerles, y fracasa penosamente. Le adjudica demasiado valor al mundo objetivo. Es sólo cuando aumenta el apego, que ustedes sufren dolor y pesar. Si miran al mundo y a todos sus objetos creados, con la perspicacia derivada de la visión interior, el apego se irá extinguiendo; verán todo mucho más claramente, con la gloria divina bañada en su esplendor. Cierren sus ojos exteriores y abran los interiores – vean qué hermosa y gran visión emerge dentro de ustedes, mientras transcurre su vida cotidiana. El apego al mundo tiene límites, pero el apego al Señor, que se desarrolla en ustedes cuando sus ojos interiores se abren, no tiene límites. Disfruten de esa Realidad, no de esta falsa imagen proveniente de sus ojos exteriores.
- Divine Discourse, Feb 2, 1958. |
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