Dios está en el Mundo. Dentro y a través todo. No hay cosa que pueda ser descartada como no digna de Dios. Hay cuatro etapas para asegurarse la Gracia de Dios : (1) Apeguen su mente a Dios, (2) Amen la Forma de Dios a la que se haya apegado su mente, (3) Instalen la Forma en sus corazones, (4) Dediquen todo lo que tengan y hagan a esa Forma. Dios es fragancia, brillo, dulzura, gusto, inteligencia, valor, austeridad, fama, contento. Pueden lograr una pura bienaventuranza al conocer esta Gloria universal y global del Señor.
La vida es una lenta peregrinación a lo largo del accidentado y tortuoso camino de este mundo. Mas, con el Nombre del Señor entre los labios, el peregrino no sabrá de sed, con la Forma de Dios en el corazón, no sentirá agotamiento. La compañía de los piadosos le inspirará para viajar con esperanza y fe. La certeza que Dios está siempre cerca les prestará fortaleza a sus miembros. Recuerden que con cada paso se están acercando a Dios, y también, que Dios estará dando diez pasos hacia ustedes por cada uno que den hacia Él. Este viaje no tiene paradillas; es un viaje continuo, a través de lágrimas y sonrisas, a través de nacimiento y muerte. Cuando termina el camino y se ha alcanzado la Meta, el peregrino descubre que no ha hecho sino viajar de sí mismo a sí mismo, ¡que el Dios a quien buscaba había estado todo el tiempo en él, en torno a él, con él y junto a él! Él mismo siempre había sido Divino.
Un verdadero devoto no habría de tener deseos. Más, ¿será posible para ustedes, dotados como han sido de un cuerpo, una mente y sentidos, el no tenerlos? Es inevitable que uno tenga uno u otro deseo. Por una parte, hay deseos pertenecientes a los sentidos que proporcionan una alegría momentánea. Por otra, hay un deseo por trascender los sentidos. Es así que la gente está llena de muchos deseos. Nada hay de malo en tenerlos, mas todos ellos deben serle gratos a Dios. Deberán practicar los eternos principios basados en la Verdad y dedicar todas sus actividades a Dios. Lleven su vida sin el sentir del 'yo' y 'mío' y ofréndenle todo a Dios.
El deber primordial del hombre es el hacer un uso correcto del tiempo a través de la vestidura corporal que se le ha dado. El hombre está atado a este mundo fenoménico por las acciones. Aunque lo Divino lo impregna todo, el hombre fracasa en reconocerlo. Es incapaz de ver la luz que lleva dentro. La realidad que buscan por todas partes en el mundo externo está dentro de ustedes. El hombre mira hoy sólo hacia el mundo exterior; esta es una cualidad animal. El mirar hacia adentro es el rasgo distintivo del verdadero ser humano. Obsesionado con lo externo e ignorando su visión interna, el hombre ha perdido su poder de discriminación.
Siempre será preferible acercarse a Dios para la satisfacción de las necesidades, en lugar de humillarse ante los hombres, los que no son sino instrumentos en las manos de Dios. En Su propio estilo silencioso, Dios transformará la mente y la volverá hacia la práctica espiritual y una exitosa peregrinación espiritual. Él no puede ni querrá permitir que Sus hijos extravíen el camino y sufran en la jungla. Cuando se acercan a Dios y buscan Su ayuda y guía, habrán dado el primer paso para salvarse. Serán llevados a aceptar Su Voluntad como si fuera la propia. De este modo logran absoluta paz.
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