Cuando la lengua ansía alguna golosina, tú afirma categóricamente que no satisfarás sus caprichos. Si insistes en comer alimentos simples, que no son sabrosos ni picantes, pero netamente saludables, puede que la lengua se resista por unos días, pero pronto les dará la bienvenida. Esa es la manera de dominarla, y sobreponerse a las malas consecuencias de que ella sea tu ama. Ya que la lengua es igualmente insistente en hablar de manera escandalosa y lasciva, tienes que restringir también esa tendencia. Habla poco, habla dulcemente; habla sólo cuando hay una necesidad imperiosa; habla sólo con quienes debas hacerlo; no grites ni levantes la voz con ira o excitación. Ese control mejorará la salud, la paz mental y la relación con la gente, y minimizará los conflictos con los demás. Puede que al principio se rían de ti, pero tienes otras compensaciones. Conservará tu tiempo y energía: y podrás aplicar tu energía interior a mejores usos.
- Divine Discourse, Nov 23 1968. |
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