El servicio, en todas sus formas, en dondequiera que se preste, es esencialmente disciplina espiritual; una forma de limpieza mental. Si uno no considerara de este modo el servicio, el impulso por prestarlo de seguro que disminuiría y se agostaría, o puede que tome el tortuoso camino al orgullo y la pompa. Sólo piensen por un momento – ¿le están sirviendo a Dios o Dios les está sirviendo a ustedes? Cuando le dan leche a un niño hambriento, o una manta a un hermano que tiembla de frío en el pavimento, ¡no estarán sino poniendo un don de Dios en las manos de otro don de Dios! ¡Estarán depositando el don de Dios en un recipiente del Principio Divino! Recuerden siempre – ¡Dios sirve! ¡Y Él les permite aseverar que han prestado servicio! Sin Su voluntad, ni una sola brizna de pasto podría temblar al paso de la brisa. ¡Llenen cada momento de gratitud hacia el Dador y el Receptor de todos los dones! - Divine Discourse, Feb 20, 1966. |
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