El Señor no les exige penitencias ni ascetismo. Él sólo quiere que su mente esté fija en Él. Dediquen y consagren su mente a Dios. Si arguyeran que no tienen la fortaleza mental para hacerlo, pregúntense a sí mismos de donde proviene la fuerza para dedicarse como lo hacen ahora a vacuos ideales y vanas fantasías de familia, fortuna y fama. ¿No podrían hacer uso de esta fuerza para esa dedicación suprema? Las gentes lo ofrecen fácilmente todo para tóxicos placeres concretos, ¡pero se encogen y protestan cuando el llamado apunta a que dediquen sus pensamientos, sentimientos y actos al Todopoderoso! Aquellos que son impulsados por el genuino deseo por los frutos, deberán superar todos los obstáculos y tentaciones, dudas y desengaños, y centrar sus pensamientos en el Señor. Entonces el Señor les conferirá la bendición de la Unión.
- Geetha Vahini, Ch 17. |
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