Cuento espiritual: Karma, Dharma y leños
El Maestro hizo señas al muchacho y, tras caminar unos minutos, entró a los fondos de la panadería del pueblo, donde había un enorme horno. Pidió al panadero que abriera la puerta del mismo y los dos monjes se pusieron a observar atentamente cómo se consumían los leños.
Después de un rato, el Maestro dijo: “Podemos imaginarnos al Karma como un fogón donde arden leños de diferentes tamaños. Los leños tienen que seguir ardiendo hasta que terminen de consumirse y lo mejor que podemos hacer es dejar de arrojar más leños. Sin embargo, el Karma no tiene por qué ser considerado negativo sino que la mayoría de las veces se traduce como oportunidades para aprender. Encontrar nuestro Dharma, es decir nuestro propósito en la vida, significa que dejamos de arrojar leños. En verdad, todo lo que nos ocurre, lo bueno y lo malo, es la exteriorización de necesidades del Alma, por lo tanto atraemos a personas, situaciones y lecciones que son las apropiadas para desarrollar la conciencia. Así, pues, deja de alimentar al fuego y disfruta de su calor”.
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