Toda acción conlleva una reacción igual. Cada acción es una semilla, y estas semillas crecen hasta convertirse en árboles, así que siempre realicen solo acciones sagradas. A veces, emprendemos acciones con pleno entusiasmo y alegría. Cuando terminamos sufriendo las consecuencias de la acción, derramamos lágrimas y lamentos. Por lo tanto, antes de empezar a hacer cualquier cosa, primero deben pensar; discriminar entre acciones buenas y malas, y conducirse en consecuencia. También deben dar importancia a la corrección del discurso que fluye a través de la acción. Nunca hagan nada que cause problemas a los demás. Puede parecer imposible seguir con sus tareas sin la sensación de la conciencia del cuerpo y el apego a él. Pero pensando constantemente en Dios, deben reducir estos sentimientos. Entonces no habrá desdicha; el dolor y el placer no los molestarán.
- 'My Dear Students', Vol 3, Ch 3, Jun 30, 1996. |
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