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lunes, 2 de julio de 2018

El alimento sátvico

El alimento sátvico

1979

La suave luz del Alma brilla con un fulgor eterno. No tiene ni nacimiento ni muerte, ni principio ni fin.

Tampoco puede ser destruida. Es el testigo inmortal, el espectador de todo el espacio y todo el tiempo.

¡Encarnaciones del Amor!: Krishna le dijo a Arjuna: "Una vida sin normas, sin sistema, indisciplinada y desordenada no puede experimentar la alegría, la bondad ni el bienestar". Aquel que controla y reglamenta las acciones de los demás se llama "Mama". Aquel que se controla a sí mismo y regula sus propias acciones, posee la cualidad de "samyama". Yama no tiene control alguno sobre una persona dotada de samyama. En la vida habría que mantener disciplina y normas de acuerdo a restricciones autoimpuestas. Estas restricciones que se imponga el individuo, constituirán sus tapas o austeridades. Una vida irrestricta es una vida inmoral. Tanto el viento como el mar y los fenómenos obedecen a las leyes universales de la naturaleza. La tierra rota en torno de su propio eje y se traslada periódicamente en torno del Sol. Estas uniformidades en el Universo representan las leyes ordenadas por Dios. Ellas son acatadas tanto en el macro como en el microcosmos. Las leyes de la naturaleza que Dios ordenara son necesarias para crear y sustentar al Universo y para mantener su equilibrio dinámico.

Una disciplina autoimpuesta es conducente a un real shanti (paz mental), equilibrio, ecuanimidad y estabilidad de la mente. La paz mental es la más deseable de las cosas en el mundo. Nos confiere una euforia tanto física como psíquica. Con el objeto de lograr esta Shanti (Paz), un aspirante deberá desarrollar la sed por el "Jñana" o Sabiduría Espiritual. También habrá de adquirir las cualidades de Amor, simpatía y compasión y llevar a cabo un servicio desinteresado para otros. La Paz no ha de ser considerada como una virtud momentánea, para ser cultivada sólo durante la meditación. Representa un estado constante de tranquilidad interna. Habría de convertirse en algo habitual e instintivo. La meditación es algo universal y ecléctico: no está restringida por las barreras del espacio tiempo. No es gobernada por los dogmas de ningún credo en particular. La meditación o Dhyana representa una forma de vida para la divinización total del hombre. El Dhyana (la meditación) y el Shanti (la Paz) son inseparables. La meditación fomenta la Paz y la Paz intensifica la meditación. La cualidad de la Divinidad no se limita al ícono que adoramos. Hay algunos que experimentan la más profunda paz mental mientras se encuentran en meditación. Pero, tan pronto como salen de su estado meditativo, hacen gala de su naturaleza demoníaca. Ello no habría de ser así. Los atributos divinos que se adquieren durante la meditación han de ser cultivados y nutridos en la vida diaria.

Una simple medicación no va a curar a un hombre enfermo. Para recuperarse con rapidez de su enfermedad, habrá de controlar también su dieta. No existe una panacea única para el gran sufrimiento del mundo. Cada individuo tiene su propio tipo de sufrimiento. No obstante, la meditación en Dios representa un remedio infalible para el sufrimiento humano, si se la complementa con la práctica del Dharma (la Rectitud) y con la estricta observancia de las restricciones morales. Todos somos interdependientes. Debemos aprender a compartir las alegrías y los pesares de los demás. Un practicante de la meditación deberá orar por el bienestar de los demás con tanta sinceridad como lo hace por el propio.

Un aspirante espiritual no necesita vivir en un aislamiento monacal. Deberá practicar la compasión universal que no es otra cosa que un intenso deseo por el bienestar de toda la humanidad. El alimento juega un papel importante en el cultivo de la compasión universal. Ayer les hablé sobre el tipo de alimento adecuado para el aspirante espiritual. Hoy voy a ocuparme del alimento sátvico o tipo de alimento necesario para el progreso espiritual. El alimento sátvico capacita al aspirante espiritual para aprehender la Realidad Omnipresente de la Divinidad. Va progresando a través de las cuatro etapas de la Vida Divina. Estas cuatro fases del avance espiritual son: saloky¡i, samipya, sarupya y sayujya. Salokya representa la entrada al campo de la realidad teocéntrica. Samipya representa la proximidad a la sustancia espiritual fundamental del Universo. Sarupya representa la asimilación de la forma de la deidad. Sayujya representa la Liberación y la unión última con la Divinidad.

El alimento "sátvico" (puro) lleva al logro progresivo de estos cuatro estados de espiritualidad que acabamos de nombrar. En cuanto a este punto es necesario que examinemos las implicaciones del concepto de alimento sátvico.

Algunos se encuentran bajo la impresión errónea de que el alimento sátvico (equilibrado) deberá consistir únicamente en leche, yogur, dulces y frutas. Creen que se harán "sátvicos" si consumen grandes cantidades de estos alimentos. Están absolutamente equivocados. El consumo excesivo e inmoderado de la leche y sus subproductos despierta y agrava las cualidades "rajásicas" y "tamásicas" en el hombre. No se puede llamar sátvica una dieta rica en leche, requesón y ghee (manteca clarificada) porque lleva al desarrollo de la naturaleza pasional en el hombre.

En este contexto, debo extenderme respecto a la naturaleza del conocimiento humano y a los cinco umbrales de la percepción. El hombre está dotado de cinco órganos sensoriales conectados con las cinco facultades de: sonido, tacto, vista, gusto y olfato. Tanto la preservación como el desarrollo de estas facultades dependerá del alimento sátvico ingerido por la boca. El tipo de alimento sátvico que elijamos será determinado por los caprichos del gusto individual. Nos sentimos satisfechos cuando ingerimos por la boca el tipo correcto de alimento. Pero nos olvidamos que absorbemos también un tipo de alimento incorpóreo a través de los demás órganos sensoriales. El saludable efecto del alimento sátvico se verá anulado si escuchamos malas habladurías, si nos dejamos llevar por malas palabras, si miramos cosas malsanas, si nos ponemos en contacto físico con cosas malas y si olemos malas cosas. La mente y el cuerpo se manchan, se contaminan y se corrompen con la maldad. De modo que el alimento sátvico por sí solo no basta para la regeneración espiritual del hombre. No hemos de hablar sobre el mal. Hemos de evitar condenar a otros y alabarnos a nosotros mismos. La autoadulación y la autoglorificación retardan el desarrollo espiritual. Hemos de alimentar a nuestros órganos sensoriales con alimento saludable, con sonidos saludables y vistas saludables. La lengua está destinada a cantar la Gloria de Dios. El oído está destinado a deleitarse con las gloriosas manifestaciones de lo Divino.

Cada órgano de percepción habrá de ser provisto de su correspondiente sustento espiritual. Por ende, el alimento sátvico no significa únicamente el consumo moderado de leche, requesón, ghee y frutas, sino también el goce de pensamientos nobles, de sonidos sagrados, de visiones santas y de discusiones espirituales. Hemos de desarrollar una vista sátvica y una visión espiritual. Hemos de buscar el "Darshan" (la Visión Divina) tanto de la belleza de la naturaleza como de la divinidad de las imágenes en el templo. Hemos de evitar todas las vistas y sonidos que nos distraigan. No hemos de mirar a nadie con una mirada maligna. Los pensamientos malvados desarrollan la malignidad y los ojos son las ventanas del corazón. El corazón debe rebosar de Amor y compasión. Una naturaleza sátvica se desarrolla alimentando los ojos con vistas sátvicas.

El sentido del olfato es igualmente importante. Habrá de ser satisfecho con dulces olores. Habrán de evitarse todos los olores ofensivos. En los templos se hace uso de aromas dulces y de fragantes inciensos para crear una atmósfera de santidad. Los olores desagradables destruyen la santidad. La idea misma de santidad se asocia siempre con aromas y perfumes suaves y dulces.

Habrá que satisfacer la sensación táctil o el sentido del tacto por medio del contacto con los pies de hombres piadosos. Habrá de evitarse el contacto con hombres perversos. Estos contactos generan malos pensamientos.

El Satsang o la compañía de gente virtuosa es de una suprema importancia. El Satsang conduce al desapego. El desapego induce a la ecuanimidad la cual, a su vez, lleva a la Liberación durante la vida.

Con la ayuda del Satsang se logran muchas cosas. Cultivamos buenos hábitos y participamos en actividades piadosas. La compañía de gente virtuosa santifica al cuerpo humano para convertirlo en un templo de Dios.

Es así que una dieta sátvica amplia y balanceada deberá producir una satisfacción sátvica para todos los órganos sensoriales del cuerpo humano. Las sensaciones de sonido, tacto, vista, gusto y olfato sátvico habrán de proveerse con la satisfacción sátvica que nace del discurso sátvico, la compañía sátvica, las vistas sátvicas, el alimento sátvico y los perfumes sátvicos. Una dieta sátvica completa provee de gratificación sátvica a todos los órganos sensoriales. Hoy día, en cambio, la idea se ha reducido sólo al aspecto de los alimentos consistentes en frutas, leche y sus subproductos. Ya hemos visto que el consumo sin moderación de este tipo de alimento tiene un efecto perjudicial sobre el cuerpo humano.

La técnica espiritual de la meditación mencionada en el Bhagavad Gita no puede resultar beneficiosa en ausencia de una alimentación sátvica completa que nutra al cuerpo entero con vistas, sonidos, olores y sensaciones táctiles sátvicas. En caso contrario no representa sino una mera pose. La meditación ha degenerado hoy en día en un pasatiempo en boga y de buen tono. No obstante, habrían de captarse claramente el verdadero sentido y la significancia de la meditación, con el objeto de evitar las trampas y peligros que son inherentes a su práctica incorrecta. Las restricciones son necesarias para el bienestar de los seres humanos. La limitación del alimento y el alimento sátvico son fundamentales para el progreso espiritual. Y este tipo de alimento deberá proporcionarles satisfacción a todos los órganos sensoriales.

Todos los ríos se unen con el océano. Así también, el objetivo de toda práctica espiritual es el de la fusión del Alma Individual con el Alma Universal. La Gracia de Dios es como un océano sin límites. El vapor de agua simboliza la práctica; la nube que forma es la Verdad y las gotas de lluvia que caen de ella, son el Amor Todas ellas se juntan para formar la corriente de dicha que corre a unirse con el vasto océano de la Giacia Divina.

El conocimiento obtenido directamente de los Sastras y Escrituras es como el agua de mar. Por medio del ejercicio de la facultad del discernimiento y de entrar en el estado mental meditativo, puede destilarse la pura agua de la Sabiduría, eliminando la salinidad del agua del conocimiento escritural. Este conocimiento se habrá humanizado por la experiencia y divinizado por medio del Amor desinteresado.

El conocimiento libresco divorciado de la experiencia no conduce sino al fanatismo y a la arrogancia intelectual. El conocimiento por vivencia será siempre superior al conocimiento por descripción. La práctica es mejor que el precepto. Hemos, de vivir los mandamientos escriturales más que hablar sobre ellos simplemente. La disciplina autoimpuesta es mucho más efectiva que la disciplina impuesta por alguna autoridad externa.

La calidad y la cantidad de los alimentos que consumamos va a determinar nuestros pensamientos y nuestros sentimientos. Hay en verdad una conexión íntima entre "alimento, cabeza y Dios". El alimento sátvico es conducente a la autorrealización y a la liberación de los dualismos y relatividades del mundo.

El alimento rajásico genera pensamientos virulentos. Al consumir alimentos no vegetarianos desarrollamos mentalidades bestiales. Los que practiquen la meditación habrán de abstenerse del consumo de carnes. Hemos de recordar de manera constante que el Dharma supremo lo constituye la No violencia. Representa un pecado matar a animales inocentes sólo para llenar nuestros estómagos. Hemos de recordar que Dios mora en todas las criaturas. Todo está impregnado por Dios, dice el Isa Upanishad. La verdad de este aforismo puede llegar a experimentarse a través de la meditación.

"En pro del estómago los hombres usan diferentes disfraces". Al igual que el camaleón, cambian de color de acuerdo a las exigencias de la situación. Se convierten en oportunistas y en hipócritas. Y, por último, tratan de justificar su oportunismo y de racionalizar su hipocresía. Se engañan a sí mismos por medio de esta política de conveniencia y de contemporización. Tales personas jamás podrán seguir la senda de la meditación. No ha de suponerse que la senda de la meditación sea fácil y artificial. ¿Si fuera fácil la meditación, por qué se habrían mortificado los grandes sabios de nuestro país para alcanzar la Liberación?

Hay algunas técnicas modernas de meditación que sostienen alcanzar de manera instantánea el Nirvikalpa Samadhi. Aquí se confunde la meditación con una temporal liberación de preocupaciones. Si se requiriera de este tipo de anestesia, bien podría uno también embriagarse con licor. La meditación no representa un estado de ebriedad o de amnesia: constituye un estado de identificación completa con el objeto de meditación de uno. Representa un estado de total empatía espiritual. En la actualidad se están popularizando muchos métodos artificiales y distorsionados de meditación. Los estudiantes deben mantenerse alertas al respecto, porque ninguno de ellos es provechoso y todos son potencialmente peligrosos.

Hay tres gunas: satva, rajas y tamas. Hay tres ojos: los dos ojos físicos y el invisible ojo espiritual. Hay tres tiempos: el pasado, el presente y el futuro. Y hay tres mundos. Al aspirante espiritual se le concede la unidad de todas estas tríadas durante su estado trascendental en la meditación. Pecado y pesares son aniquilados. A través de la meditación y la completa entrega se llega a experimentar el Sat Chit Ananda (Existencia Conciencia Bienaventuranza). Esto constituye la esencia de la meditación. Hay una serie de ritos y rituales que se llevan a cabo hoy en día como parte de la práctica espiritual (Sadhana). Ellos no representan sino ayudas para la concentración y no resultan de mucha utilidad para el verdadero Dhyana (meditación). Las únicas ayudas efectivas para la concentración son la postura correcta, el correcto tipo de alimentación y el lugar adecuado. El alimento sátvico, el Satsang, etc., ayudan también, hasta cierto punto al aspirante espiritual. Desarrollan en él el hábito de la concentración. Pero nuestros esfuerzos no habrían de terminar ahí. La concentración ha de ser seguida por la contemplación y la meditación.

En todas las relaciones humanas y personales debería haber un elemento de reciprocidad. El Amor, la simpatía, la compasión y el afecto son siempre mutuos, no pueden darse en soledad. Si llegan a manifestarse ya sea el egoísmo o la envidia, los anteriores se atrofian. Hemos de cumplir con nuestros deberes con un espíritu de entrega y sin consideración por las riquezas o el reconocimiento.

El Prema o Amor representa el mayor de los sadhanas (o actividad espiritual). El Prema no es meramente un amor recíproco. Representa una forma ampliada y sublimada del Amor por uno mismo. Representa la extensión del Amor hacia toda la humanidad y hacia la Creación por entero. La esencia del Prema en cuanto práctica espiritual reside en el cultivo del humanitarismo, de la compasión universal y del altruismo.

Nadie podrá convertirse en santo o sabio de la noche a la mañana. Debemos partir temprano, conducir con lentitud y llegar a salvo a nuestra meta. El genuino aspirante espiritual debe desarrollar las cualidades de la paciencia y la perseverancia con el objeto de alcanzar la meta última de la iluminación espiritual.



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