A menudo, la gente intenta reformar al mundo sin llevar a cabo ningún esfuerzo proporcional para reformarse a sí misma. Porque resulta mucho más fácil dar consejos y advertir a otros, que asumir las advertencias y avanzar uno mismo. El otro es fundamentalmente un reflejo de uno mismo. Ustedes son el original y ustedes mismos deben mejorar su configuración. Dediquen tiempo a fortalecer sus impulsos internos hacia las virtudes y la bondad, hasta que se vuelvan impermeables e incólumes desde dentro. Entonces se podrán dedicar a reformar a otros en el planeta. - Divine Discourse, Oct 15, 1966. |
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