Om Sai Ram
Jesús fue hijo de José y María. Cuando María lo llevaba en su útero, José y María tuvieron que viajar a Belén para tomar parte en un censo ordenado por el Emperador romano. Tuvieron que viajar todo el camino en un burro. Fue un viaje arduo. Cuando finalmente llegaron a Belén, era de noche. Estaban cansados y no había lugar para ellos para descansar. José buscó y buscó por un lugar de descanso pero no pudo encontrar ninguno. Finalmente fue a un establo y tocó a la puerta. Él explicó al tabernero que María estaba a punto de dar a luz a un niño. El tabernero con renuencia les dio un lugar en un rincón para pasar la noche. Esta misma noche, María dio a luz a un bebé varón. Se arregló un lecho provisional para el recién nacido, con ropas viejas y hojas secas.
El bebé fue llamado Jesús. Él crecía feliz bajo el amoroso cuidado de la Madre María. Cuando ya era muchacho, José y María tuvieron que viajar a Jerusalén para participar en un festival. Jesús se mezcló con las gentes y no pudo ser rastreado a pesar de una intensiva búsqueda. Los padres se preocuparon. Finalmente, Jesús regresó con sus padres.
Cuando se le preguntó dónde había ido, él respondió que él había ido a escuchar el discurso de un sacerdote en un templo cercano. El sacerdote le había enseñado, "Tú solo eres la verdad; recuerda esto".
Contemplando constantemente sobre esta enseñanza, Jesús después anduvo errando solo por mucho tiempo y luego llegó cerca de un río, donde estaba sentados algunos barqueros. El primero de ellos visto por Jesús fue Pedro. Jesús le preguntó, "¿Cuál es tu nombre?" Él respondió, "Mi nombre es Pedro. Él es mi padre" (apuntando a un hombre mayor sentado cerca). El viejo estaba haciendo redes para pescar. Jesús hizo amistad con Pedro. Pedro se quejó con Jesús. "Fuimos en busca de peces durante todo el día ayer pero no pudimos encontrar a ninguno".
Jesús respondió, "Vayan a tal y tal lugar. Encontrarán peces en abundancia". Sólo Jesús acompañó a los pescadores en este ejercicio. Como lo había dicho Jesús, pudieron atrapar bastante pescados. Los pescadores se preguntaron, "¡Cuán grande es Jesús! El lo sabe todo."
A partir de entonces, trataron a Jesús como su preceptor. Aunque era joven en edad y forma, era suficientemente viejo en sabiduría. Por lo tanto, todos ellos seguían meticulosamente sus palabras. La comunidad entera de pescadores allí trataban a Jesús como su Maestro, con gran reverencia. Aun los grandes Maestros parecen ser personas ordinarias en primera instancia. Al irse gradualmente revelando, la gente se da cuenta de su verdadera naturaleza y se agolpan alrededor de ellos en grandes números. Este fue el caso con Jesús.
Los pescadores se volvieron ricos con la abundancia de pescados con la ayuda y guía de Jesús. Al volverse ricos, los celos crecieron entre los otros. Competían entre sí buscando su ayuda y guía. Algunas personas, sin embargo, se volvieron celosas de la popularidad de Jesús y lo consideraban su enemigo. Reportaron al jefe de sacerdotes que Jesús no tenía ningunos poderes milagrosos y que él estaba engañando a la gente. Jesús fue convocado y cuestionado, "¿Cómo fue que adquiriste estos poderes?" Jesús respondió, "Todo es la voluntad divina".
Jesús se movía con sus discípulos predicando su doctrina de amor y principios morales. A Jesús se le preguntó, "¿Quién eres tú?" Él respondió, "Yo soy Jesús".
Molestos con la actitud y las enseñanzas de Jesús, se dictó una sentencia de muerte en su contra. Él tenía que ser crucificado. El gobernador, una persona de buen corazón, sin embargo, no quería que Jesús recibiera la sentencia de muerte. Él lamentó que Jesús, siendo un hombre grande y noble, fuera crucificado por ninguna culpa suya. Él le dijo a Jesús, "Tú eres un hombre grande. Esta gente de duro corazón está tratando de matarte sin razón." Jesús respondió, "Estoy feliz que por lo menos tú te hayas dado cuenta de que yo soy una buena persona."
Finalmente, en el momento de su crucifixión, su madre María se acercó y empezó a derramar lágrimas. Jesús la consoló diciendo, "¿Por qué lloras, madre? El cuerpo es como una burbuja de agua. Déjales hacer lo que desean con este cuerpo. Tú piensas que están tratando de matar. No tengo muerte. Nadie puede matarme."
María respondió, "¿No eres el hijo de este cuerpo?"
Jesús respondió, "¡Desde luego! Estoy relacionado contigo al nivel físico, como tu hijo. Pero, 'Yo soy Yo' solamente, Ustedes son todos como hijos para mí. Todos son Encarnaciones de la Divinidad." Así es como Jesús alcanzó el más alto nivel de espiritualidad, habiendo pasado por todas las pruebas. Jesús no era meramente una forma humana. Él era la Encarnación del Divino Ser, en verdad. Pero, algunas personas no pudieron darse cuenta de Su Divinidad, como sucede hasta ahora. Aun ahora algunas personas tienen fe en la Divinidad mientras que otras no. Algunos exaltan a la Divinidad, mientras que otros la critican. Todo depende de su fe. Si consideran que una piedra es Dios, automáticamente se vuelve Dios.
Jesús sufrió varias pruebas y tribulaciones durante su vida. Él se volvió el Salvador y Mesías de los pobres y abandonados. Él les ayudó de muchas maneras. Una vez, cuando él estaba cruzando el desierto, una mujer pobre se le acercó, mendigando comida. Él le dio pan diciendo, "Toma esto". Cuando alguien preguntó de dónde venía el pan, Él respondió que era la voluntad divina.
No hay nada más grande que la voluntad divina. Todo es la voluntad de Dios. El principal deber de un ser humano es tomar conciencia de la Voluntad de Dios y someterse a esa Voluntad divina. Aquellos que desarrollan fe en la Voluntad de Dios están protegidos, mientras que otros no. Por ende, la fe es la base para todo.
¡Encarnaciones del Amor!
Primero y principal, desarrollen fe. No puede haber vida sin fe. A veces, la fe es también llamada 'Ser'. Sin 'Ser' no pueden ayudar a otros. Sólo cuando hay fe es que pueden lograr cualquier cosa en la vida. BABA
Divino Discurso 26-12-2007
(Que todos los seres de todos los mundos seamos eternamente felices)
"Saturen su pensamiento, palabra y acción de Divinidad."
"Estoy en ustedes, ustedes están en mí. No hay distancia ni distinción."
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