Las Enseñanzas de Sathya Sai
Sathya Sai no dice que Sus Enseñanzas son nuevas. Éstas solamente son una expresión más —para las condiciones actuales en la Tierra— de las Únicas Enseñanzas Divinas que Dios repite constantemente a través de Sus Mensajeros. En sánscrito se las llama Sanatana Dharma, la Ley Eterna. «Sanatana Dharma es la madre de todas las religiones, de todos los códigos éticos y de todas las leyes del universo», dice Sathya Sai. [51]
En la actualidad, Sathya Sai es el Avatar. Él indica que, a pesar de tener todos los poderes imaginables del universo en la palma de Su mano, Él no hará a todos felices sin discernimiento. Pues, cada uno tiene su destino personal (o karma), el que creó con sus buenos o malos pensamientos y actos pasados. Con nuestros actos presentes también formamos nuestros destinos futuros.
Para escapar del abismo de sufrimientos terrenales, es necesario vivir con amor a Dios y a todos los seres vivientes, amor que se manifiesta incluso en el servicio creativo a ellos. El servicio a las personas, que consiste en ayudarlas en su evolución positiva, es el servicio a Dios.
Los enemigos principales del hombre que producen la acumulación del karma negativo son: su mente mal dirigida y la esfera emocional ingobernable con predominación de las emociones egoístas y groseras.
Estos obstáculos pueden ser superados con el fortalecimiento de la fe, con la reorientación de la mente hacia lo Divino y también con la ayuda de las prácticas espirituales que normalizan, en primer lugar, la esfera emocional y permiten aprender a controlar la mente y la conciencia.
Pero la mente, como tal, no es en absoluto una enemiga del hombre. Por lo contrario, es un germen (inicio) de la sabiduría (jñana). Por ende, hay que desarrollar la mente con todos los medios posibles, como una función creadora y analizadora de la conciencia.
Para limpiar el propio camino de los impedimentos kármicos, es importante arrepentirse de todos los crímenes, pequeños o grandes, cometidos contra cualquier ser viviente. «¡Con el arrepentimiento sincero todos los pecados pueden ser lavados! ¡La misericordia de Dios es sensible! ¡Si Él tiene el deseo de perdonar, nada puede prevenirlo! ¡A pesar de los pecados del pasado, si el hombre siente el arrepentimiento profundo y amor a Dios, todos sus pecados se lavan y su naturaleza se purifica! ¡Tener miedo que esto no pase es debilidad! ¡La compasión de Dios es infinita! ¡Busquen Su amor y encontrarán el perdón!» [67]
«¡La práctica espiritual más importante es la búsqueda de las propias imperfecciones y debilidades, y la realización de los esfuerzos para liberarse de éstas, acercándose a la Perfección!» [50]
Para fortalecer la orientación de la mente hacia Dios, Sathya Sai recomienda usar japa* y participar en los cultos divinos donde se alaba a Dios.
Alcanzar la fe es el primer paso. El siguiente paso es amar a Dios. Pero ¿cómo puedes amar a Aquel a Quien no conoces todavía? Por eso, los Maestros Divinos vienen a la Tierra. Lo No Manifestado se manifiesta a Sí Mismo en forma manifestada para las personas. Amar a Dios en Su forma manifestada e individualizada es más fácil para las personas encarnadas.
Sin embargo, la gente debe entender que Sathya Sai no sólo está en Su cuerpo, sino por todas partes, donde sea necesario, y que no hace falta ir a Su Ashram para conversar con Él, sino que es posible hacerlo desde la propia casa.*
Hay un sólo Dios para todas las personas, enseña Sathya Sai. Y no debemos dividirnos porque practicamos una u otra religión. ¡Usando sus formas tradicionales de la adoración, que todos veneren al Único Dios Universal!
Lo que realmente distingue a las personas no son las formas de las creencias y no son las nacionalidades, sino los niveles de cultura espiritual. Por ejemplo, dirigiéndose a los estudiantes de una universidad masculina, Sathya Sai dice: «Uno de ustedes, en vista de que todas las personas son iguales, se casa con una muchacha musulmana que tiene costumbre de comer carne según sus tradiciones familiares. Entonces, ¿qué pasaría? ¿Surgirían conflictos y discordia?».
Pero Sathya Sai no quiere que las personas estén enemistadas entre sí por las diferencias en la nutrición. ¡Permitan a las personas mundanas comer carne; no obstante, si usted sigue el Camino espiritual, el aspecto ético de la nutrición debe ser observado estrictamente! [67]
Es imposible llegar a Dios sin amor perfecto, porque Él Mismo es Amor y deja entrar en Él sólo a aquellos que se asemejaron a Él. El cardinal y primer principio del Amor es la Compasión hacia todos los seres vivientes —desde las plantas y los animales hasta los Mensajeros Divinos—.*
En cuanto a la alimentación con el pescado, Sathya Sai destaca que estos animales también mueren sufriendo.
Un día Él envió un grupo de Sus discípulos a un retiro monacal en las montañas. El propósito de éste fue el entrenamiento meditativo. Y para que los discípulos no se distraigan de este entrenamiento, buscando la comida, Él les había dado un jarro en el cual, todos los días, ellos encontraban suficiente comida materializada por Él. ¿Qué había en su «menú»? Había arroz, verduras, habas, frutas y jugos; además, antes de acostarse, todos recibían un vaso de leche. [41]
La nutrición vegetariana, así como levantarse y acostarse temprano, favorece a la purificación de la mente y de la conciencia. Lo segundo que un neófito en la religión debe hacer es evitar concentrar su mente en las cualidades negativas de otras personas. Cada uno es (potencialmente) Dios. ¡Vean a Dios en cada uno, amen a cada uno como la manifestación de Dios para ustedes! ¡Yo les enseño, usando las cualidades negativas y positivas de los demás!
Las personas se distinguen entre sí por las características de sus «egos» o «yos» individuales.
Existen, incluso, las almas profundamente degradadas, apasionadas por hacer el mal. Ellos pueden hacerlo aun sin ningún pago. Ésta es su naturaleza, la que es como de una polilla que roe y estropea las cosas no importa cuales sean, un trapo o un sari costoso. [52]
Pero hasta para tales personas Dios encuentra el uso apropiado en la corriente general de la Evolución de la Conciencia. Viendo sus ejemplos, los demás pueden aprender a no ser como ellos. Pues, hay que conocer el bien y el mal. Y así, apartándose del mal, podemos ir por el camino del bien, hacia la Perfección, hacia la Unión con Dios. Uno debe saber cómo debe ser y también cómo no debe ser. Sin conocer el mal, es difícil conocer el bien.
Las personas malas también son usadas por Dios para la corrección del desarrollo de los verdaderos sadhakas (practicantes espirituales). De esta manera, en particular, los sadhakas reciben los avisos de su posible muerte, y esto no les permite relajarse demasiado en el Camino.*
La muerte y Dios son los dos hitos (jalones) más importantes para todas las personas encarnadas, dice Sathya Sai.
Las personas malas se preparan para el infierno y para sufrir en sus siguientes encarnaciones. Sin embargo, a pesar de todo, ellos también tienen la oportunidad para la salvación. Para esto deben reconsiderar su conducta y arrepentirse. El arrepentimiento es un acto consciente que lleva a la liberación de los vicios (o defectos, imperfecciones).
Acerca de la auto-corrección ética, Sathya Sai dice lo siguiente [52]:
Aquellos que buscan la dicha suprema en el Atman no deben buscar el placer de los objetos sensuales.
Así como un cuerpo sin respiración es inútil y empieza a pudrirse y a heder, de manera semejante la vida sin Verdad es inútil y se convierte en un recipiente hediondo de las aflicciones y discordias.
¡Convéncete de que no hay nada mayor que la Verdad, nada más precioso, más deseado y más duradero!
El Señor, Quien es la Verdad Misma, concede Su darshan (la posibilidad de contemplarlo) a aquellos que tienen corazones amorosos y palabras verdaderas.
¡Mantén la bondad inagotable hacia todos los seres y también la disposición para el sacrificio de ti mismo!
Cuídate de los siguientes pecados: 1) la mentira, 2) la maledicencia, 3) la calumnia, 4) la vanilocuencia, 5) el asesinato, 6) el adulterio, 7) el robo, 8) la borrachera, 9) el comer carne, 10) la lujuria sexual (kama en sánscrito), 11) la maldad, 12) la avidez, 13) el apego terrenal, 14) la intolerancia, 15) el odio, 16) el egoísmo, 17) el orgullo.
Primero que nada, libérate de la emoción negativa de sentir envidia por el éxito de los demás y de desear el mal al prójimo. ¡Debes estar contento cuando los demás lo estén! Compadécete de los que han caído en desgracia y deséales lo mejor. Esto es el medio para formar en ti mismo el amor a Dios.
¡La paciencia es la fuerza que uno necesita!
¡Los que aspiran a vivir en la alegría siempre deben hacer el bien!
¡Nunca hay que contestar con palabras injuriosas! ¡Mantente lejos de éstas! ¡Esto será para tu bien! ¡Rompe todas las relaciones con aquellos que usan estas palabras!
Busca la compañía de las personas buenas, incluso arriesgando tu posición y vida. Pero ruega a Dios que te bendiga con la facultad de distinguir entre las personas buenas y malas. Debes aplicar todos los esfuerzos de tu mente para esto.
Aquellos que adquieren posición en la sociedad y ganan fama terrenal son enaltecidos por la gente como héroes. ¡No obstante, sólo aquellos que conquistaron sus indriyas son héroes verdaderos, héroes que deben ser enaltecidos como los conquistadores del universo!
Cualquier acto, bueno o malo, que el hombre realiza, siempre está acompañado de las consecuencias que nunca dejarán de perseguirle.
La avidez produce sólo la desgracia. Es mejor estar contento con lo que se tiene. ¡No hay felicidad mayor que el contentarse con poco!
¡La aspiración a las ganancias materiales debe ser arrancada de raíz! ¡Si uno le permite existir, ésta estrangulará la vida misma!
¡Soporta valientemente privaciones y desgracias! ¡Aspira a obtener en el futuro la alegría y la abundancia!
¡Desde este mismo momento evita los malos hábitos! ¡No tardes en realizarlo y no lo pospongas para más tarde! ¡Esto no te traerá ningún bien!
Trata, tanto como sea posible dentro de tus recursos, de satisfacer las necesidades de los pobres que realmente están en la miseria. Comparte con ellos cualquier comida que tengas y hazles felices por lo menos en aquel momento.
¡Aunque estés muy dolido porque otros te tratan inmerecidamente, nunca hagas lo mismo a los demás!
¡Arrepiéntete sinceramente de tus errores y pecados cometidos por la ignorancia e intenta no repetirlos nuevamente! ¡Ruega a Dios que te bendiga con la fuerza y con el valor, para que puedas mantenerte en el camino correcto!
¡No permitas que se acerque a ti aquel que puede enfriar tu ardor y entusiasmo por Dios! La falta de éstos causa el decaimiento de la fuerza en el hombre.
¡No cedas a la cobardía!
¡No renuncies a la dicha suprema!
¡No te infles de arrogancia cuando las personas te alaben! ¡Y no te desalientes cuando te reprueben!
¡Si entre tus amigos uno empieza a odiar al otro y arma una riña, no eches aceite al fuego para hacerlos odiar uno al otro aún más! Al contrario, intenta con amor y simpatía restaurar su amistad anterior.
¡En lugar de buscar los defectos en otros, busca tus propias imperfecciones! ¡Desarráigalas, libérate de éstas! ¡Es mejor encontrar una imperfección tuya que encontrar doscientas ajenas!
Si no puedes o no quieres hacer buenas acciones, entonces, por lo menos, no trames y no realices las malas.
¡Digan lo que digan las personas sobre tus faltas, las cuales estás seguro de que no las tienes, no te preocupes por eso! Mientras que aquellas faltas que tienes, intenta corregirlas antes de que otros te las indiquen.
¡No guardes rencor y resentimiento hacia los que te indican tus faltas! ¡No les respondas con lo mismo indicando sus faltas, más bien demuéstrales tu gratitud!
¡Es un gran error tratar de señalar a los demás sus faltas!
Es bueno cuando sabes tus faltas; es malo cuando buscas las de los demás.
Si tienes un poco tiempo libre, no lo malgastes hablando de cualquier cosa, más bien utilízalo para reflexionar sobre Dios o para ayudar a los demás.
Sólo el bhakta (el que ama a Dios) comprende al Señor; y sólo el Señor comprende al bhakta. Los demás no pueden comprenderlos. Por eso, no discutas materias que se relacionan con el Señor con aquellos que no son bhaktas.
Si alguien conversa contigo acerca de uno u otro tema y lo comprende mal, no examines detenidamente las opiniones equivocadas, más bien capta sólo lo provechoso y agradable de lo que se diga.
Si tus deseos mundanos no se han cumplido, ¡no murmures contra el amor de Dios, pues no hay ninguna relación entre estos deseos y Su amor!
¡Si tu meditación no progresa, no te desanimes!
¡Cuando estos estados* surjan, busca tus defectos!
¡Sólo si cada día te comportas automáticamente según estas reglas, podrás alcanzar fácilmente a Dios! ¡Así que, sigue firmemente a estas máximas!
Por otra parte, Sathya Sai señala que todas las enseñanzas éticas pueden ser expresadas en una fórmula corta de Vyasa: «¡Siempre ayuda a todos*, nunca ofendas a nadie!». (Es importante entender que «todos» en esta frase incluye a Dios, a Dios en primer lugar).
La tarea final de cada hombre es conocer su «Yo» Superior, que es el Atmán, Paramatman, Creador. No obstante, para realizarlo, el «yo» inferior, que se manifiesta en el egocentrismo y es creado por la mente, debe ser eliminado.
La mente —en este contexto— es una parte de la conciencia cautivada por los deseos terrenales.
Los deseos no son los pensamientos. Los pensamientos se convierten en deseos cuando «se sumergen» profundamente en los objetos.
Los deseos dirigidos a los objetos mundanos producen placer y sufrimiento. ¡Sin embargo, si un deseo es dirigido a Dios, entonces produce la dicha suprema! [79]
La facultad de pensar correctamente debe ser desarrollada a través de los asuntos terrenales. Después esta facultad puede ser transformada en una función del buddhi*. Para realizarlo, los «tentáculos» de la conciencia (o indriyas) deben ser sacados de los objetos del mundo material, incluso de los mejores, y deben ser sumergidos en la Conciencia Primordial. El pensamiento del hombre que lo ha logrado se eleva a un nivel superior en todos los asuntos, porque él aprende gradualmente a ver todos los problemas terrenales como Dios los ve, y así el Teocentrismo sustituye progresivamente a su egocentrismo.
¿Cómo detener el funcionamiento incontrolable y perjudicial de la mente que impide el progreso? Es muy simple. ¡No intenten apagarlo, simplemente piensen en Dios! La naturaleza de la mente es tal que tiende a ser ocupada de algo. ¡Entonces permítanla ser ocupada de Dios! Y cuando esté ocupada de Dios, se detendrá. [79]
Si todavía no pueden lograrlo, ocúpenla con la repetición del nombre de Dios o con otra actividad útil.
La mente incontrolable se parece a una serpiente. Tiene dos tendencias: no moverse recto y capturar todas las cosas que ve. ¡Sin embargo, debemos obligarla a dirigirse directamente a Dios!
Cuando el pensamiento del hombre ya no se realiza más por la mente, sino por el buddhi (o conciencia), el buddhi se sumerge en Dios para convertirse en Él.
Por eso, es tan importante acostumbrarse a volver la cara (de la conciencia) a Dios. [79]
Hay dos cosas principales que hay que recordar siempre: la muerte futura y Dios. Y hay dos cosas principales que hay que olvidar: el mal causado a usted por otros y el bien hecho por usted a los demás. «Claro, hay que acordarse de la muerte constantemente, porque sólo entonces se harán muchas cosas buenas y se evitarán muchas malas.» [79]
«El tiempo es el regalo más precioso en este mundo. ¡No lo malgasten en palabras toscas y acciones malas! (…) ¡No hay que malgastar el tiempo! Éste no esperará a nadie. (…) El momento malgastado es perdido para siempre, no hay como recuperarlo (…). Nadie sabe cuándo su plazo expira. La mano del tiempo en cualquier momento puede quitar sus vidas (…).
»¡En sus actos ustedes deben subir al nivel de las personas heroicas en vez de bajar al nivel de los pusilánimes!
«Ante el rostro de la muerte desaparecen la posición, el orgullo y el carácter autoritario. ¡Comprendiéndolo, esfuércense día y noche —con pureza de cuerpo, de mente y de conciencia— por realizar el "Yo" Superior a través de servir a todos los seres vivientes!
»Hay que mantener y cuidar el cuerpo como un instrumento para este propósito.
»Pero recuerden que ustedes no son cuerpos y estos cuerpos no son ustedes.» [51]
«Este cuerpo no es nada más que un instrumento, una herramienta dada por el Señor. ¡Y que ésta sirva como es debido!» [51]
Hay que cuidar el cuerpo, que es un dispositivo para su desarrollo, para su Realización de Dios. Hay que lavarlo, alimentarlo y sanarlo, si se enferma, considerando que no hay ninguna contraindicación para el uso de los medicamentos «externos» y otros tratamientos medicinales. [49,53]
¡Pero la comida no es un medio para obtener placer, sino que es como el combustible para un automóvil! Ésta es un elemento esencial en el servicio a Dios. [51]
Recordar la propia muerte, que se está aproximando, debe dar prisa* en vez de inducir al desaliento y a la desesperación.
Si ayudamos a los demás, participamos en la discusión creativa entre los amigos espirituales y progresamos en el Camino de auto-perfección, sentiremos alegría y felicidad.
«La felicidad es esencial para la Realización de Dios. (…) Si uno está infeliz, no es sólo una falla. ¡Es una de las fallas más serias! ¡Es un obstáculo para la auto-realización!
»En la mayoría de los casos, las personas están infelices debido a las aspiraciones, a los apegos y a los placeres mundanos. Ellas tienen demasiado interés en lo mundano.
»Para liberar a alguien de esta falla, hay que indicarle la seriedad de ésta. ¡Él debe comprender que los deseos son tan interminables como las olas en el mar!» [79]
La causa de muchos sufrimientos de las personas consiste en que sólo a través de éstos Dios puede convencerlas de la necesidad de dirigirse hacia dentro, hacia la profundidad de la estructura multidimensional de sus organismos, y de dedicarse al auto-análisis. ¡Sin esto ellas nunca se liberarán de los sufrimientos! ¡Dios está adentro, en la profundidad! ¡Él sana desde allí!* [79]
«Ustedes sufren, sienten dolor y tormentos siempre y cuando estén lejos de la Verdad.
»Permaneciendo fuera del mercado, uno oye sólo la algarabía. No obstante, al entrar allí, empieza a reconocer distintamente las palabras de los negociantes.
»Aquí es lo mismo. Mientras ustedes no conozcan la realidad del Altísimo, estarán desorientados y oprimidos por el alboroto del mundo. Pero en el momento de entrar profundamente en el reino de la búsqueda espiritual, todo se pone claro y el conocimiento de la Realidad despierta dentro de ustedes. Hasta entonces estarán en medio del ruido absurdo de argumentaciones, disputas y autobombo.
»Todo el que aspira a alcanzar la Eternidad mediante bhakti (el amor devoto a Dios) debe esforzarse por adquirir las siguientes características: él debe mantenerse lejos de ajetreo, crueldad y falsedad de este mundo y estar en verdad, veracidad, amor y tranquilidad. ¡Verdaderamente, esto es el Camino del bhakti!
»Los que anhelen la Unión con Dios y busquen el bienestar para el mundo deben considerar de ningún valor y arrojar de sí nociones tales como: la loa y la reprobación, la apreciación positiva y negativa (de las personas), la prosperidad y la adversidad… Nadie, ni siquiera Dios y Avatar, puede escapar de la crítica y de las acusaciones. La diferencia es que Ellos no las temen.» [54]
«Uno debe, en oración, pedir más y más oportunidades para servir y regocijarse cuando las recibe. Esta actitud da un gozo inmenso. ¡Llevar la vida llena de este gozo es realmente la dicha suprema! (…) Si recuerdas esto siempre y procedes en consecuencia, la vida se convierte en un servicio continuo al Señor. Los conceptos "Tú" y "yo" desaparecen pronto y no quedan ni siquiera los indicios del ego.» [51]
«Muchos discípulos y ermitaños, muchos sadhakas y sanniasin perdieron todos sus logros, obtenidos durante años de lucha y de sacrificio, debido al apego a sus egos.» [51]
«Cualquiera que sea la belleza ficticia de la palabra, cualquiera que sea el grado científico, todo esto es inútil. Para materializar las Enseñanzas (…) en la vida real, hay que extirpar el sentimiento "yo sé", ver la Esencia Misma y mirar dentro de Ésta. Sólo así alcanzarás la dicha suprema efectivamente (…).
»Sin embargo, si la percepción del "yo" produce orgullo (…), la caída es inevitable (…).» [51]
El servicio a los demás, de acuerdo con los principios del karma yoga, no sólo desarrolla al hombre según todos los parámetros, sino que también mejora su karma y, al tener la actitud correcta hacia este servicio*, lleva a la unión gradual del «yo» individual con el «Yo» Divino.
«En casa cada miembro de la familia cumple su trabajo. En la tarde, cuando está acabado, nadie dice: "Padre, yo he hecho esto y esto y tienes que pagarme". Ésta es una familia; por lo tanto, uno no pide el pago por su trabajo, simplemente lo cumple.
»Pero si alguien de afuera viene a trabajar en su casa, entonces se ponen de acuerdo sobre el pago y usted paga conformemente. El hecho de que usted paga demuestra que el que vino no es de su casa.
»No obstante, cuando alguien se vuelve "suyo", no hay que pagarle. Él trabaja con esmero, sin esperar ninguna recompensa.
»Lo mismo es con Dios. Cuando usted sabe que Dios es el Ser más cercano y más querido para usted y que Él y usted son una familia, usted no pide pago. ¡El que se consagra totalmente a Dios es Mío! Y él no debe esperar ninguna recompensa.
»Pero si alguien dice: "Yo he dedicado al sadhana* tanto tiempo", y establece las relaciones comerciales con Dios, diciendo al mismo tiempo: "En mi sadhana, yo he hecho tanto y tanto y debo recibir esta y esta recompensa", entonces es completamente diferente.
»Un niño muy pequeño no dice a su madre: «Yo quiero leche, yo quiero que me pongan nuevos pañales», etc., la madre misma se preocupa de que el niño tenga todo lo necesario, sin sus demandas. Cuando usted se consagró completamente a Dios y se convirtió en Su niño, no hace falta decir lo que quiere. ¡Dios le dará aún más de lo que pudiera haber pedido!
»¡Que Dios para usted sea el Ser más querido, gracias al amor que siente hacia Él!
»¡Realicen su sadhana y se acercarán a Dios! Entonces, no será necesario decirle que quieren esto o aquello, porque se convertirán para Él en Sus niños pequeños. ¡Él vendrá y les dará aún más de lo que pudieran haber pedido!
»Al igual que un ventilador es un instrumento, ustedes también son los instrumentos de Dios. ¿Acaso el ventilador se pone en movimiento por sí solo? ¿O es la corriente eléctrica la que lo pone en movimiento?» [79]
«Entregarse a Dios significa consagrar a Él cada pensamiento y cada acto, sin desear (para sí) sus frutos. ¡No realicen los actos con el fin de obtener sus frutos! ¡Háganlo porque es su deber! El acto es consagrado a Dios y el resultado también es cosechado por Él.
»Los actos realizados de esta manera, sin el deseo de sus frutos, son libres de las consecuencias kármicas negativas. Pues, el ego, al realizarlos, no se alimenta y no se estimula, y así desaparece pronto.» [79]
Sathya Sai, como ya hemos visto, está en contra de las relaciones sexuales desordenadas y en contra de que las personas se dediquen demasiado al sexo. No obstante, Él aprueba el matrimonio, la vida familiar y la educación de los niños. El matrimonio también favorece a que el «yo» inferior primitivo se transforme en el «nosotros» durante la vida familiar.
Además, el matrimonio y el karma yoga enseñan a ocuparse del otro y de los otros. De esta manera, crece la facultad de dedicarse a los demás y de cuidarlos, que es un atributo esencial del Amor. Y de esta manera podemos abrazar con nuestro amor a cada vez más personas, lo que nos ayuda a disolver el «yo» individual primitivo en el «nosotros».
Uno podrá progresar más en este trabajo usando las técnicas meditativas especiales que permiten sacar del «Yo» Superior todo lo extrínseco.
Sathya Sai advierte que no debemos confiar en diferentes «gurús» sólo porque ellos se proclamaron así. Él dice que el gurú real es únicamente aquel que conoce a Dios y puede guiar al buscador espiritual hacia Él. Son muy pocas tales personas. Por lo tanto, es mucho mejor que Dios Mismo sea su gurú.
Además, Sathya Sai indica muy claramente que los entrenamientos meditativos no son para todos, puesto que las personas difieren significativamente por las edades de almas. Para las almas jóvenes e inmaduras los entrenamientos meditativos pueden ser muy perniciosos. Incluso no todas las personas pueden comprender qué es la meditación. Por ejemplo, las imágenes mentales, como los vuelos a otros planetas, es una práctica errónea y perjudicial. [79]
La Verdadera Esencia de cada hombre es el Océano de la Conciencia del Creador. Pero no es suficiente sólo comprenderlo mentalmente, sino que debemos desarrollarnos —a través del sadhana— hasta que obtengamos la experiencia real de esta verdad.
En este Camino hay que transformarse de un jiva (alma individual apegada al cuerpo y a los objetos materiales) —a través del buddhi yoga— en Chit (una conciencia limpia y refinada hasta el nivel del Creador, idéntica al Atmán, que es el «Yo» Superior del hombre).
El que se desarrolla de esta manera a partir de cierto momento adquiere la facultad de ver en los planos (o dimensiones) sutiles, a medida que los va examinando. Una conciencia humana que logró penetrar en los planos superiores aprende a percibir a Dios, incluso como Fuego-Luz Viviente, y puede interactuar con Él.
Desde una cierta etapa del buddhi yoga, a los practicantes les es posible experimentar el mundo material como «sobrepuesto» a la Luz de la Conciencia Divina. Entonces se hace muy fácil «hundirse» en Ella, disolverse en Ella y convertirse en Ella. [52]
Pero este nivel del trabajo meditativo es accesible sólo para unos pocos discípulos avanzados de Dios. Para los principiantes Sathya Sai recomienda la siguiente serie de los entrenamientos meditativos, la que, con seguridad, no puede hacer daño a nadie [79 y otros]:
Para comenzar, hay que encender una vela. Memorizamos muy bien la imagen de su llama. Luego trasladamos esta imagen al chakra anahata (podemos voltearnos de espaldas a la vela). Llenamos todo el volumen del chakra con la luz y visualizamos allí el botón luminoso de una flor que empieza a abrirse. Luego dirigimos esta luz a los brazos, a la cabeza y a otras partes del organismo. Después con esta luz llenamos los cuerpos de las personas más queridas, luego los cuerpos de todas las personas, de los animales, de las plantas… El mundo entero se llena de luz. El «yo» se hunde en ésta y desaparece; yo y la luz nos unimos; la imagen de la luz creada por mí se une con la Luz de la Conciencia de Dios…
Aprender cada elemento de esta meditación puede tomar mucho tiempo. No obstante, es el camino recto hacia el conocimiento del Creador y hacia la Unión con Él.
Si uno incluye en esta meditación la Imagen (Visualización) Llameante de Sathya Sai o de cualquier otro Maestro Divino, tal trabajo se desenvolverá con mucho más eficazmente.
El bhakti yoga o, con otras palabras, la auto-realización a través del amor a Dios, es el yoga más alto, el Camino Más Alto, el Camino Recto.
La verdadera (potencialmente) Esencia de cada hombre es Dios, Quien, de hecho, se encuentra dentro del organismo multidimensional del hombre, en su misma profundidad, en los planos más sutiles. Es necesario sólo aprender a trasladarse allí con la concentración de la conciencia y después sujetarse. Esto es lo que constituye la Auto-realización espiritual plena, la Realización de Dios, la Liberación completa y definitiva de la esclavitud del mundo de ilusiones.
La Realización de Dios se logra a través del amor, a través del enamoramiento de Dios, lo que permite sumergirse en Su Llama y unirse con el Amado.
Ésta es la única manera de obtener los resultados espirituales más altos; no hay otra. Esto es lo que Dios ha enseñado a lo largo de toda la historia de la humanidad. Ésta es la base de todos los sistemas religiosos serios. No obstante, la gente olvida esto y toca recordarles de nuevo.
Una de las desgracias de las personas consiste en que ellas no escuchan a Dios, sino a varios líderes de las numerosas sectas, a pastores y gurús falsos. Algunos se presentan a ellos mismos en lugar de Dios como un objeto de adoración. Otros, aunque hablan de Dios, tergiversan Sus Enseñanzas completamente.
Como un ejemplo puede servir una secta de «yoga», muy conocida y ampliamente promocionada, donde a sus seguidores les fue inculcado que cada uno de ellos es Dios, una Parte de Dios Universal inseparable de Él. Ellos «expandían las conciencias» y también se preguntaban constantemente: «¿Quién soy?». Y la respuesta tenía que ser: «¡El "Yo" Superior!, ¡Dios!».
Ni el líder ni sus seguidores conocieron a Dios. Tampoco sabían dónde hay que buscarlo. No reconocieron el arrepentimiento, ni la necesidad de refinar la conciencia, ni el amor a Dios. Pues, ¿para qué?, ¡si yo soy Dios!
¡Y si soy Dios, entonces todos mis deseos y actos son impecables, Divinos! ¡Son la manifestación de la Voluntad universal! Así creían ellos.
Esa enorme secta produjo un gran número de los primitivos que se consideraban «dioses» y vivían en pasiones groseras irrefrenables, «legitimadas» y «divinas» para ellos.
Sathya Sai, contestando a una pregunta en la conversación, «con tacto» calificó de «poco satisfactoria» la actividad de esta secta y dijo que su «gurú» progresó espiritualmente sólo después dejar esta actividad. [79]
Las técnicas para «la expansión de la conciencia» y para su «cristalización» son métodos muy peligrosos, especialmente cuando se entregan a las personas con conciencias no refinadas o con un intelecto poco desarrollado o con una ética perversa (con rasgos de violencia y egoísmo). En este caso sucede la diabolización de estas personas. ¡Ellas se convierten en los diablos en el sentido directo de esta palabra, condenándose a ellos mismos a muchos sufrimientos y también trayendo a la Tierra la voluntad del plano diabólico, manifestando esta voluntad a través de sus cuerpos!
Por consiguiente, Sathya Sai recomienda insistentemente no confiar en tales «gurús» y aceptar el aprendizaje directo de Dios. ¡Que Dios sea su gurú! ¡Nadie debe ponerse entre una persona y Dios! ¡Confíen en Él y Él les ayudará!
¡El amor a Dios es el Camino Recto!
Texto tomado de: http://es.sathya-sai-baba.org/teaching.html