EL DESPERTAR SAI: APUNTES DE LA EDUCACION SAI

lunes, 17 de junio de 2013

APUNTES DE LA EDUCACION SAI - TRES BENDICIONES

APUNTES DE LA EDUCACIÓN SAI

Tres bendiciones

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En unos días el Colegio Sathya Sai de Cuernavaca cumplirá quince años de su fundación. Si bien fue donado a la Organización Sai hace casi once años, podríamos considerar que fue la primer escuela Sai en México ya que la directora e iniciadora de este centro educativo fue maestra bal vikas y conocía perfectamente el programa de Educación de Sai Baba.

Ya sean once o quince años, que se dicen en un santiamén, en realidad es mucho lo que a lo largo de este tiempo ha pasado:

• Actualmente hay dos escuelas Sai en México que otorgan educación básica escolarizada a un promedio de ciento cincuenta niños y niñas al año.

• Se cuenta también con una escuela Sai complementaria ubicada dentro de las instalaciones del Centro Comunitario de Servicios Iztapalapa, la cual alberga a otros ochenta niños teniendo una lista de espera de al menos otros ochenta.

• Cada ciclo escolar se gradúan unos quince estudiantes, este año tendremos diecinueve graduados de primaria, el mayor número de alumnos alcanzado.

• La ocupación de ambos centros educativos es prácticamente del 100%, es decir, por el tamaño de los inmuebles nos es imposible recibir más estudiantes.

• Alrededor del 10% de los alumnos del Colegio Sai de Chihuahua han perdido a sus padres de manera violenta, debido principalmente al impacto que tiene la delincuencia organizada en esta zona del país.

• Más del 30% de los estudiantes del Colegio Sai de Cuernavaca, reciben beca completa, aún cuando la SEP solicita a las escuelas que sea un 5% del alumnado el que reciba ayuda.

• El Tecnológico de Monterrey ha proporcionado por tres años consecutivos becas por mérito académico a estudiantes del Colegio Sai de Chihuahua, y ha sido esta escuela también merecedora de otros premios y reconocimientos en el estado por sus altas calificaciones en Civismo y Ética y en Educación en Valores. Los rarámuris de la localidad la consideran además "escuela hermana" por la labor que hacen desde hace varios años estudiantes, padres y maestros para apoyar a la comunidad tarahumara.

• Las escuelas Sai en México han recibido la certificación del Consejo Mundial de Educación Sathya Sai como escuelas que se apegan a las normas establecidas por este Consejo.

Otras escuelas Sai en el mundo han cerrado, ya sea debido a los altos costos que implica su manutención, ya sea debido a que no cumplen con lo señalado por el Consejo Mundial por lo que se les niega llevar el divino nombre.

Todo ésto nos lleva a reflexionar que nuestro país realmente ha sido bendecido y continúa siéndolo al poder tener y mantener a estos centros educativos que desde su fachada muestran orgullosos el nombre de nuestro maestro.

La tarea no ha sido fácil, hemos tenido varios tropiezos, desde el punto de vista económico, de recursos académicos, de dirección escolar, aún desde el punto de vista del programa de valores humanos. A lo largo de todos estos años, ha habido rotación en los maestros, padres o docentes que no comprenden el objetivo real de la escuela y por supuesto las dificultades continuaspara obtener los recursos necesarios. Todo ello ha sido un reto y, al mismo tiempo, un milagro:

• Hace siete años que tuvimos una crisis en la dirección escolar del Colegio de Chihuahua, "coincidentemente" la maestra que fuera la fundadora de la escuela de Cuernavaca finalizaba un contrato de trabajo para poder tomar la dirección de la Escuela Sai.

• Apenas hará un par de meses a dos días del pago de la nómina, la cuenta de banco tenía tan sólo el saldo mínimo, y fue en un jueves y viernes que llegaron las donaciones suficientes. Esta situación ya había ocurrido el pasado Diciembre con el pago de los aguinaldos a los maestros, mismos que se cubrieron de la misma manera maravillosa con la que actúa Swami aún cuando todos nosotros estábamos literalmente "con el Jesús en la boca".

• La escuela de Chihuahua no ha sido ajena a la violencia de las bandas organizadas y fue baleada a la hora de la salida de los niños. Ninguno de ellos, ningún papá o mamá, ningún maestro resultó herido. La bala que impactó el inmueble se incrustó en parte del mobiliario sin que nadie pudiese explicar cómo.

• La música que se escucha en las instalaciones del Colegio de Cuernavaca, cuando no hay clases... la hija de la señora A. cuya recuperación en los meses que ha estado en la escuela es por mucho más de la que ha tenido con terapeu- tas especializados... el alto número de niños con necesidades especiales que se reciben en los Colegios Sai porque "ahí se les trata bien"... las evaluaciones que responden los niños y niñas de las escuelas con un simple "adoro a mi maestra", "me encanta mi escuela"... las expresiones de padres de familia que dicen respetar y admirar a la directora por su ecuanimidad y profundidad... las lágrimas que derraman los graduados al dejar su centro escolar...

La obra de nuestro amado maestro tiene una característica especial: es una obra silenciosa. No hay fanfarreas alrededor, ni titulares en los periódicos o grandes personalidades anunciando lo que se hace.

Nuestros donadores son más bien gente común, que dan lo que pueden, cuando pueden. Algunos de nuestros maestros son devotos de Sai, otros son personas convencidas de que son los valores la mejor meta a alcanzar.

Las instalaciones de los colegios son modestos, los salarios que se pagan rayan en el promedio, y el trabajo que hacen los voluntarios es en gran parte financiado por ellos mismos.

Poco se sabe afuera de lo que pasa en las Escuelas Sai, de Sus milagros y de cómo y qué tanto impacta las vidas de las familias que ahí son tocadas.

Es necesario poner atención para no dejar de ver estas maravillas que ocurren constantemente, pues si uno no escucha solícitamente, puede perderse de oir algo que es principalmente al modo Sai, de una manera callada y sigilosa...

"El fin de la sabiduría es la libertad; El fin de la cultura es la perfección; El fin del conocimiento es el amor; El fin de la educación es el carácter" Sathya Sai Baba.