Es la dedicación al Señor lo que santifica todas las actividades. Él es el impulsor, el ejecutor, el proveedor de la fuerza y el talento necesarios, y aquel que goza de los frutos que rindan. ¡De modo que la dedicación debe nacer naturalmente en ustedes, porque todo es Suyo, y nada es de ustedes! Vuestro deber es creer que Él es el propulsor de sus actividades y extraer fuerza de ese credo. Hasta que no sane una herida y no se afirme la nueva piel, la venda debe proteger el lugar. Asi también, hasta que uno no tome consciencia de la realidad interna, el bálsamo de la fe, la compañía santa y los santos pensamientos deben serle aplicados a la mente afectada por el ego. Desarrollen buenos hábitos, busquen la compañía de los piadosos, hagan buenas obras y sirvan a los afligidos – todos estos pasos les llevarán por la gloriosa senda del Conocimiento de Sí Mismos. Adopten esta disciplina desde ya y sálvense del sufrimiento y la aflicción. Les bendigo para que acopien la voluntad para hacerlo y para persistir hasta lograr el éxito. - Divine Discourse, Feb 20, 1965. |
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