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lunes, 10 de febrero de 2014

India: cultura, historia, idiosincracia

India: cultura, historia, idiosincracia


UBICACION GEOGRÁFICA: Al abrigo de las enormes barreras del Himalaya, las más altas montañas del globo, India: cultura, historia, idiosincracia

abrazada por el Indo y el Ganges, y penetrando en el Océano Indico, se encuentra la extensa península que forma la India, habitada desde tiempos remotísimos por pueblos de raza aria, los indos, que penetrando por el Pendjab sojuzgaron a los dravidianos, y se establecieron en él. De vida sencilla y escasas necesidades, que cubría con creces la fertilidad del territorio ocupado, los indos no constituyeron nunca estados grandes, sino que vivieron en agrupaciones reducidas, con un régimen patriarcal, sufriendo, sin preocuparse el paso de los conquistadores, que nunca dejaron huella en aquel pueblo, de hondo sentido religioso, pero escaso espíritu político. 
India 

LAS CASTAS: Lo primero que llama la atención al contemplar la organización del pueblo indio es su profunda, radicalísima, división en castas que quizá fueran el principio meras clases sociales, pero perpetuadas primero por la general costumbre de seguir los hijos la profesión de los padre y después por la de no tomar mujeres sino de la propia dase, acabaron por establecer tan hondas barreras entre unas y otras que aún hoy persisten con la misma rigurosa separación. 



link: http://www.youtube.com/watch?v=GU--iYSd8hg 

La primera casta es la de los Brahmanes o sacerdotes, únicos encargados del culto religioso y que fueron por mucho tiempo los verdaderos amos de la India, A estos siguen los Kchatrias o guerreros, que se iniciaron en la guerra contra los dravidianos y supieron mantener su prestigio. Componen la tercera los Vaiçias, labradores y comerciantes y van detrás los Sudras, formadas por artesanos y sirvientes, a los que le está prohibido el conocimiento de los libros sagrados. Pero aún hay una clase inferior, el Paria (los intocables), que representa en la India lo más vil y miserable; clase esclavizada y despreciada por sistema, que por considerarse impura debe alejarse de todo contacto con los demás y que sirve por su misma abyección para que sea mas manifiesta y duradera la distinción de castas. 
cultura 

Los sacerdotes o brahmanes se preocuparon de hacer ver que estas jerarquías tenían categoría de voluntad divina, infranqueable al poder humano, y de ellos salió la tradición, según la cual, la casta de los brahmanes había surgido de la boca de Brahma, los kchatrias proceden del brazo del dios, los vaiçias de sus muslos y los sudras de los pies; de este modo la separación era de origen divino y nada la podía borrar. 

budha 

Brahma señalaba también el lugar y ocupación de cada una de ellas: dio el puesto más alto a los brahmanes por su afición a la ciencia divina; colocó después a los reyes y guerreros (kchatrias) porque son los que protegen a todos contra la maldad; en tercer lugar puso a los industriales (vaiçías) porque hacen florecer el comercio, y con el cultivo de la tierra y la cría de ganados proveen a su propio sustento y al de los demás, y señaló el último lugar a los criados (sudras), para que sirvieran a los otros y estuvieran humildemente a los pies de las clases superiores. Así creó el dios, por emanación de sí mismo, las cuatro grandes castas o clases, compuestas cada una de un hombre y de una mujer. 
Véase cuáles eran los deberes especiales de cada casta según el Código de Manú : «Para la propagación de la raza humana, de su boca, de su brazo, de su muslo y de su pie, el soberano dueño creó el brahman, el kchatrya, el vaiçia y el sudra. Para la conservación de esta creación entera, asignó ocupaciones diferentes a estas diferentes clases. 
Dio en la participación a los brahmanes el estudio y la enseñanza de los Vedas, el cumplimiento del sacrificio, la dirección de los sacrificios ofrecidos por otros, el derecho de dar y de recibir. 
Impuso por deber al kchatrya proteger al pueblo, ejercer la caridad, sacrificar, leer los libros sagrados y no abandonarse a los placeres de los sentidos. 
Cuidar los animales, dar limosna, sacrificar, estudiar los libros santos, comerciar, prestar a interés, labrar la tierra, son las funciones encomendadas al vaisya. 
Pero el soberano dueño no asignó al sudra sino un solo oficio, el de servir a las clases precedentes sin menospreciar su mérito. 
Debe reconocerse por sus acciones al hombre que pertenece a una clase vil, que ha nacido de una madre despreciable, pero que no es bien conocido, y que tiene la apariencia de un hombre de honor, aun no siendo tal. 
El que ha sido engendrado por un hombre honorable y por una mujer vil, puede convertirse en honorable por sus cualidades; pero el que no ha sido engendrado por una mujer de clase distinguida y por un hombre vil, debe el mismo como vil ser mirado; tal es la decisión. 
»Lo mismo que un sudra engendra con una mujer de la clase sacerdotal un hijo más vil que él, así también uno de esos seres viles, con una mujer de una de las cuatro clases puras, engendra un hijo aún más vil que él. 
El brahman que no se casa con mujer de su clase y que introduce una sudra en su lecho, desciende a la mansión infernal, y si tiene un hijo, es desposado de su categoría de brahman. 

EL IDIOMA: Es el segundo país más poblado del mundo (después de China), con 1150 millones de habitantes (estimado en 2008) La India tiene al menos 30 idiomas diferentes y alrededor de 2000 dialectos. La Constitución de la India ha estipulado el uso del hindi y el inglés como los dos idiomas de comunicación oficial para el gobierno nacional. Adicionalmente, clasifica un conjunto de 22 idiomas listados, que son idiomas que pueden ser oficialmente adoptados por diferentes estados para propósito administrativo, y también como un medio de comunicación entre los gobiernos estatales y el nacional, también para exámenes convocados para el servicio del gobierno nacional. de los cuales los más hablados son el hindi, el urdu, el bengalí, el gujarāti, el panjabi, el asamés, el cachemir, el maratí, el oriya, el sindhi, el sánscrito , el tamil, el telugu, el kannada (o canara) y el malayalam; el más hablado es el hindi; el inglés fue oficial hasta 1965, pero sólo lo habla un 5 % de la población; para que una ley sea válida ha de ser publicada en al menos dos de estas lenguas oficiales. Sin embargo, el sistema de "idiomas mellizos" está aún vigente debido a las protestas de varios estados (como Tamil Nadu, donde se niegan a la completa penetración del hindi). Debido a la rápida industrialización y una influencia multinacional en la economía, el inglés aún es popular e influyente en la comunicación en el gobierno y en los negocios. 
himalaya 

LA RELIGIÓN INDIA . Fue la India un país extremadamente religioso y dominado por la obsesión del más allá. En su religión se señalan claramente tres epatas que marcan la evolución sufrida por sus doctrinas; estas son: el vedismo, el brahamanismo y el budhismo. 



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taj mahal 

El vedísmo es la doctrina que se halla. Consignada en los primeros libros sagrados de los indios: los Vedas. Estos son cuatro, el Rig-Veda, que es el más antiguo, pues se supone escrito en el período anterior a la conquista del Ganges, consta de himnos y alabanzas; el Sama-Veda, que contiene fórmulas sagradas; el Yajur-Veda que comprende la liturgia, y el Atharva-Veda lleno de conjuros y encantamientos. En estos libros, sobre todo en el primero se hallan las primitivas creencias de los arios, en las que entrevé la noción de la unidad de Dios; no se halla aún vestigio de las metamorfosis del espíritu humano, "que luego tanto se desarrollarán, ni se habla de castas, ni aparecen imágenes de los dioses. La religión es sencilla y su moral moderada, sobria y familiar. 
Al desarrollarse la influencia de los sacerdotes por efecto de la durable paz que siguió a a la conquista del territorio, se modificaron las ideas védicas y se formó un nuevo sistema religioso: el brahmanismo. Según parece, el monoteísmo con que comenzó la religión védica fue poco a poco derivando hacia cierto politeísmo en el que el dios principal era Indra, dios de los guerreros; los sacerdotes se propusieron asegurar su predominio destronando a Indra y creando otra divinidad propia de su clase, y para ello atacaron e hicieron desaparecer el politeísmo reinante, volviendo de nuevo a un monoteísmo encarnado por Brahma, espíritu supremo de quien procedían, por emanación todas las cosas y al cual habían de volver. 

viaje 

Como en Brahma está contenido el mundo entero y a él han de volver todas las cosas que de él han emanado, se complementa el brahmanismo con la creencia de la metem-psicosis o transmigración. Según ella, cuando una persona muere vuelve a revivir en otro ser, de mejor o peor categoría, según las costumbres y vida del finado; se podía por consiguiente renacer en otra casta, inferior o superior, y mientras por un lado se podía descender hasta revivir en animal o vegetal, por el otro se ascendía hasta incorporarse al Brahma; al cabo de una serie de una serie de nacimientos y purificaciones, todos acabarían de reunirse con Brahma, su principio eterno. 
De ahí la concepción animista del Universo. Todos los seres creados son, mansión de almas penitenciadas, de las que algunas pueden pertenecer a nuestros padres o parientes. Por eso el brahmanismo prohíbe dañar o destruir los animales y las plantas, llegando las personas devotas al extremo de llevar un pañuelo delante de la boca para no tragar con la respiración algún mosquito, y de barrer cuidadosamente el lugar que pisan para no matar alguna sabandija. Por la misma causa procuraron los brahmanes prohibir el uso de carnes, y ya que no consiguieron suprimirlo, lo limitaron, señalando los animales o plantas que no era lícito comer. 
La ley brahmánica prohibía a sus adeptos los manjares que consideraba impuros, ''como la leche de oveja, de camella, de yegua y de vaca recién parida, durante los primeros ocho días. Estaban también prohibidas las carnes de todo animal no admitido para sacri¬ficios, de los recién nacidos, enfermos o muertos naturalmente o por algún accidente; de los animales de cinco dedos, de los de doble hilera de dientes, de los muy peludos y de los de piel desmida, de los carnívoros y de rapiña, de las aves nocturnas y de peces mons¬truosos. Entre los vegetales estaban prohibidos igualmente los hongos, musgos y otras especies, y asimismo lo estaba en general todo alimento picado de insectos y roído por cualquier animal, o que hubiera tocado cualquier objeto impuro o persona impura, como las pertenecientes a la cuarta casta o la de una casta superior si estaba accidentalmente en estado impuro, como las parteras o las personas que se hallaban cerca de ellas o de un cadáver. A fin de que estas personas impuras no comuniquen su impureza a los alimentos que han de tomar, la ley manda que se laven las manos y se enjuaguen la boca antes de comer y, si necesario fuere, hasta durante la comida. 

Al lado de Brahma adoraban los indios a Vishnú, dios conservador y reno¬vador, y a Sivhá, dios destructor: estos dioses representar los ciclos de creación, conservación y destrucción de los fenómenos, encarnados respectivamente por cada uno de los anteriores. Estos últimos los dos antiguos númenes de los valles del Ganges y del Indo, respectivamente, y fueron enlazados con Brahma, dios creador, formando la Trimurti o Trinidad India 

indo 

El Dios está representado por un ser con 3 cabezas, 3 pares de brazos y 3 pares de piernas 
Todavía existían otras divinidades inferiores, entre las que se pueden citar a Manú, padre del género humano; Kali, mujer de Siva; Yama, rey de los infiernos, etc., mas innumerables espíritus que pueblan el mundo visible e invisible. 
En oposición al brahmanismo apareció en época indecisa (siglo V a.C) el Budhismo. Éste fue creado por Gautama o Sakyamuni, que luego se llamó Budha (el sabio o iluminado), era hijo de un reyezuelo de casta mili¬tar y no hablaba el sánscrito o lengua sagrada, sino el pali o idioma popular. El objeto de su doctrina era reaccionar contra el gobierno sacerdotal representado por los brahmanes, y a pesar de lo que en ello había de carácter político, los indios le han dado desde el primer momento un aspecto religioso que hace rodear de leyendas la cuna y vida del reformador. 

castas 

Los padres de Budha, Suddhodana y Maya (según la tradición nació de una virgen), educaron a su hijo con todo el boato y riqueza de su rango, prepa¬rándolo para suceder a su padre en el trono; sin embargo, nada influyó en él el ambiente que le rodeaba y pronto sintió repugnancia hacia este mundo tan brillante que le cansaba, mostrando deseos de buscar un retiro para dedicarse a la meditación. Según la leyenda, no hacía más que cumplir su destino, exci¬tado por la contemplación de las miserias de la vida en ciertas salidas que hizo del palacio, y encaminado por las profecías a ser Dios. 

La religión búdhíca ha sido objeto de fáciles comparaciones con la cristiana, si se atiende tan sólo a su expresión exterior: Las dos predican la igualdad entre los hombres, la caridad y el desprendimiento de las cosas terrenas; pero nada hay tan distinto como la vida de sus fundadores y el objetivo final de sus doctrinas. Mientras la vida del refor¬mador de Oriente transcurre en un "ambiente de poder y riqueza, la del Reformador de Occidente sufre las privaciones del trabajador manual; uno busca el aniquilamiento espiritual, el otro la vida eterna, y en tanto que Budha acaba extinguiéndose en sí mismo, Jesucristo muere crucificado para redimir al género humano. 
Budha no conocía de la vida más que el placer y la felicidad hasta que según la leyen¬da, en tres salidas que hizo del palacio conoció la vejez, la enfermedad y la muerte; comprendió entonces que éste era el destino de los hombres y que todo en la vida era dolor, no merecía la pena vivir en un palacio, si al fin se había di tropezar con la enfermedad la vejez o la muerte, y entonces lo abandonó todo y se retiró a buscar el origen y el remedio al dolor. En su retiro fue tentado tres veces por «Mara», el diablo budhista, quien le envió sus hijas para seducirle; salió victorioso de la prueba y se dedicó a la predicación basta su muerte. 
El fundamento de su doctrina es que el dolor es inseparable de la existencia y hay que huir de la transmigración que renueva, indefinidamente, ese dolor de vivir; para ello hay que borrar de sí todo deseo hasta extinguir el espíritu individual de este modo se logra que no se forme, después de esta vida, otro cuerpo en que renazca y se obtiene el Nivarna, es decir, el no ser, que para unos budhistas es el aniquilamiento completo de la personalidad (la nada) y para otros la reabsorción en la divinidad. 
Junto a ésta filosofía pesimista predicó Budha la igualdad de todas las castas. Todos los hombres nacen igualmente, y así como no hay diferencia entre los cuerpos de un príncipe y de un mendigo, tampoco la hay entre las almas; los deberes de todo hombre consisten en renunciar a la ambición y la sensua¬lidad, pacificar sus sentidos y pasiones, tolerar con paciencia cualquier injuria y no inmutarse por nada, ni aun por la muerte, que vendrá a librarnos de las miserias de esta vida. 
Budha y sus primeros discípulos vivieron en castidad y pobreza, peregrinando por varias partes y mendigando, pero luego que aumentó el número de sus afiliados les permitió dedicarse a sus ordinarias ocupaciones, siempre que guardasen sus diez mandamientos, cinco para los seglares y cinco para los monjes, todos ellos de precepto negativo (no matar, no robar, no mentir, etcétera). Se difundió rápidamente la doctrina y se fundaron monasterios, y a la muerte del reformador se le tributó culto idolátrico a pesar de que él mismo había suprimido la idolatría. Esta rápida propagación del budhismo alarmó a los brahmanes, que comenzaron por intentar la unión de ambas doc¬trinas, pero como la cuestión de las castas los separaba radicalmente, acabaron por perseguir sangrientamente a los budhistas y arrojarlos del país; los parti¬darios de Budha se refugiaron en China, isla de Ceylán y Japón, donde propa¬garon sus doctrinas, que aún existen, aunque desfiguradas por los bonzos, a lamas, sus sacerdotes y por fin, acabaron por volver de nuevo a la India y el Tibet, donde tienen hoy su principal asiento, pues en Lhasa reside su gran pon¬tífice, el Dalai-Lama, a quien se le considera como encarnación de Budha 
Apenas muere un Dalai-Lama, se dedican sus sacerdotes a buscar por todas partes la persona en que ha reencarnado el alma del difunto; ha de ser un niño nacido en el momento del fallecimiento, ofrecer ciertas particularidades, y conservar algunos recuerdos de la vida de los anteriores Lamas. 
Se han conservado como sentencias de Budha las siguientes: El que aprende, vence al mundo, la muerte y el infierno. El sabio anda entre el pueblo como la abeja entre las flores, sin dañar su matiz ni su fragancia. Las buenas palabras sin obras, son como flo¬res sin aroma. El buen olor de las obras virtuosas supera a la fragancia de las flores. Obra mala es la que deja remordimiento y cuyo fin hace salir lágrimas a los ojos. La alabanza y el vituperio no mueven más al saíno que el viento a un peñasco. Su ánimo se mantiene diáfana como un quieto y profundo lago. Sus palabras y obras son apacibles y no teme el dolor de nacer otra vez. Una sola máxima que pacifica el alma, vale más que mil himnos vanos. Un día de la vida del hombre virtuoso vale más que mil años de la vida del necio. Quien obra el bien con negligencia, recrea su espíritu con el mal. Todo es puro para el puro, al que ninguna herida tiene en la mano, no le daña tocar veneno. 

LEGISLACIÓN: De la época brahmánica y con un carácter mixto de cuerpo teológico y código jurídico, ha llegado a nosotros el Código de Manú, que prescribe castigos terrenos y ultraterrenos y desciende hasta fijar las reglas de urbanidad. Manú fue para los indios, el primer-hombre, el primer rey, el primer sacerdote y el primer santo. Su Código señala como sistema de gobierno la monarquía con carácter absoluto y de derecho divino; establece los tributos y exime de ellos a los brahmanes, a los que tampoco se pueden imponer penas corporales. El hombre se rige por el castigo, pues nunca obra espontáneamente el bien, y los castigos que impone son rigurosos y distintos, según las castas. Recomienda el matrimonio, pero éste no es lícito entre castas diferen¬tes; ensalza la condición de la mujer que, si queda viuda, no puede contraer segundas nupcias y tiene que dedicarse a la penitencia; más tarde se extendió la ley de cremación de las viudas. Todo el Código estaba encaminado a exaltar el predominio de los brahmanes, los cuales llegaron a tener tal orgullo que se imponían a los mismos reyes, y afirmaban que cuanto tenían las demás castas lo debían a su magnanimidad; nada tiene, por consiguiente, de particular, que saliese de otra casta la de los kchatrias, el reformador que había de producir la revolución religiosa que trastornase la dominación brahmánica. 
shiva 
trimurti 

LITERATURA: El pueblo indio tuvo el más espléndido desenvolvimiento literario de la antigüedad, y son muchas y muy notables sus producciones. Tenemos, en primer lugar, los Vedas y el Código de Manú, llamado en sánscrito Manava-Dharina-Sosíra. La escritura sánscrita es de ignorado origen y se distingue por la belleza de sus caracteres que parecen como colgados de una raya horizontal y forman infinidad de enlaces; de ella hemos heredado los signos de la numeración que llamamos arábiga, porgue los árabes nos la trajeron después de haberla aprendido de los indios. Escribían sobre hojas de bambú, papel de algodón y capas corticales de algunas plantas, pero el clima del país ha hecho que no se conserven los códices originales y sí copias de 400 ó 500 años de antigüedad. Para conservar la verdadera pronunciación y sentido de los libros védicos, desarrollaron la gramática, alcanzando tal perfección en el estudio de raíces y formación de palabras, que la gramática sánscrita ha sido la inspiradora de las modernas. 
Desarrollaron la epopeya, que escribían en sánscrito, por ser él lenguaje del culto y peculiar de los brahmanes, frente al pali que usaba la población indí¬gena y se distinguía por la defectuosa pronunciación de las terminaciones. Las dos grandes epopeyas son el Mahabharata y el Ramayana, el primero rela¬ta las luchas sostenidas por los indo-arios para conquistar la cuenca del Gan¬ges y se atribuye a Vyasa, poeta que debió tener como base cantares de gesta o leyendas populares; el segundo, más erudito y uniforme, cuenta la expedi¬ción de Rama a Ceylán contra el gigante Ravana que le había robado a Sita, su esposa; se atribuye a Valmiki; el primero se cree del sigloVI y el segundo del III a.C. 
El Ramayana sólo tiene 48.000 versos y presenta menos interpolaciones; su héroe es un dios hecho hombre, encarnación de Vishnú, que realiza las más grandes hazañas en un mundo fantástico y eficazmente auxiliado por monos y buitres. 
Otros poemas, de carácter histórico-religioso, son los Puranas, escri¬tos para servir a los intereses brahmánicos. También cultivaron la poesía dra¬mática, que nació, según unos, de las danzas sagradas que acompañaban los sacrificios, y, según otros, de las cortes regias, pues las obras más antiguas tienen argumentos profanos. El desenlace había de ser precisamente feliz y se comenzaba por una oración de los espectadores y una explicación del asun¬to hecha por el director de escena; los personajes heroicos hablaban en sáns¬crito y las mujeres y personas subordinadas, en pali; el más celebrado fue el drama Sakuntala. 
inculturacion 
FILOSOFÍA: Los indios elaboraron, tomando por base sus ideas religiosas, muchos y muy abstractos sistemas metafísicos. El más antiguo fue el Sanhhya (fondado por Kapila, anterior a Budha), según el cual todo, incluso Brahma, se ha formado por la eterna evolución de una materia primitiva (panteísmo evolucionista); el espíritu se liberta de la materia por el conocimiento y cultivo filosófico. La filosofía Mimansa, defiende la doctrina dé los Vedas y se fija en las prescripciones morales de ellos. La Nyaya es un sistema racionalista. De la filosofía búdhica salió la secta de los Gimnosofistas, o sabios desnudos corno los cínicos de Grecia, que hacían una vida solitaria y penitente. 

EL CALENDARIO:
 El calendario indio está formado por meses lunares puros, que se cuentan por tanto de luna nueva a luna nueva. Los años ordinarios son de 354 o 355 días (Samvatsara Mana), y los embolísmicos (bisiestos) son de 383, 384 o 385 días (Adhica Samvatsara). Pero con los meses lunares persisten los meses solares, recibiendo los lunares el nombre del mes solar; y cuando en un mismo mes solar tienen comienzo dos meses lunares, ambos reciben el mismo nombre, llevando el primero el sobrenombre de Adhica, y el segundo el de Nija. El año "bisiesto" recibe el nombre de fasli. El mes lunar está formado por una mitad clara, llamada Sudi, y otra oscura llamada Badi. Cada una de estas mitades está formada por 15 tithis; el nombre de los 14 primeros es su numeral, mientras el del 15º es Sudi Purnihma si corresponde al plenilunio, y Badi Amavasia si corresponde al novilunio. También las horas del día tienen sus propios nombres. Y como veíamos en el calendario babilonio, es la hora con que empieza el día la que da nombre a éste. La cuenta de los días del mes tiene también su singularidad, al depender totalmente de la luna. De hecho se cuentan los meses por números exactos de días: cuando la parte decimal es inferior a 0'5 días, no se cuenta; y cuando es superior a 0'5, se le añade un día entero al mes. 
India: cultura, historia, idiosincracia 
La semana india coincide con la nuestra: es de 7 días. Sus equivalencias son: Domingo, Ravi-vara; Lunes, Soma-vara; Martes, Mangala-vara; Miércoles, Budha-vahra; Jueves, Gurú-vara; Viernes, Sukra-vara; Sábado, Sani-vara. El día sideral se divide en 60 gharis; cada ghari se subdivide en 60 palas; éstas en 60 vipalas; ésta en 60 atipalas; éstas en 60 kachthas; ésta en 60 nimechas; ésta en 60 lavas; y finalmente la lava se divide en 60 kchanas. El día civil tiene también sus propias divisiones: está formado por 60 dhatas, que se dividen en 60 vinadikas, formadas a su vez por 60 vipalas. Y finalmente el día solar está compuesto por 60 dandas, que se dividen en 60 vibealas. He ahí una catarata de divisiones sexagesimales, capaces de eternizar cada instante. 
El año indio está dividido en 6 estaciones, una cada dos meses: Vesanta (primavera), Grichma (verano), Varea (lluvias), Sarad (otoño), Hemanta (invierno) Sisiva (fresco). Además de estas divisiones tienen las eras: el 3102 a. de J.C. empieza la era Kaliyuga; el 3078, la era Lokakala; el 545, la era de Buda; el 59, la era Samvat Vrikramadityak; y ya en nuestra era, en el año 249 empieza la era Kulachuri. Un auténtico diluvio de nombres. 

LAS CIENCIAS: Puede afirmarse como regla general, que los indios tomaron todos sus conocimientos científicos de los pueblos con los que esta¬ban en relación, pero no supieron hacerlos progresar. Su constitución mental, el espíritu indio, tan sutil en la filosofía y tan exuberante en las artes, está desprovisto de la precisión y del inicio indispensable para ahondar en el estu¬dio de las ciencias; asimila fácilmente los resultados de los demás, pero no puede ir más allá. Se podría llegar a la conclusión de que exponer el estado de las ciencias entre los indios en una época cualquiera, seria sencillamente dar a conocer el nivel científico de los pueblos con quienes entonces estuvieren en contacto. Conocieron la Astronomía, aprendida de babilonios y de fenicios, y aplicada a determinar los días de las fiestas y los sacrificios; después de Alejandro aprendieron la astronomía de los griegos. Ellos enseñaron a los árabes esta ciencia y el Algebra, que los árabes trajeron a Europa occidental. Después la Astronomía degeneró en Astrología, y los indios, en vez de seguir estudiando la Naturaleza, procuraron dominarla con conjuros y hechicerías; con esas supersticiones perjudicaron también a la Medicina, en la que habían comenzado a hacer progresos notables. 
Se les atribuye la invención del violín y del ajedrez, el cual era imitación de la estrategia que usaban en las guerras. 

LAS ARTES: En cambio, la expresión artística es algo originalísimo y especial de la India; ellos pudieron ser invadidos por los conquistadores más diversos y recibir en sus artes numerosas influencias extranjeras, pero todas las huellas extrañas desaparecían en sus manos para producir tan sólo arte indio, ese arte fantástico y monumental que llena de relieves fabulosos sus edificios y multiplica hasta el infinito los detalles de su ornamentación. No se conservan monumentos anteriores a la predicación del budhismo, pero sí de la época de esplendor de esta religión. Aparte de los riquísimos palacios de los príncipes indios, en los que el derroche ornamental no alcanza límite, han quedado para admiración de los occidentales numerosos templos que pueden afectar tres tipos distintos: las Stupas eran monumentos conmemorativos o sepulcros, consistentes en una gran columna o torre cubierta de esculturas y a veces rodeada de columnatas y cercas. Las Viharas son una clase de templos y monasterios excavados en las rocas donde se recogían los solitarios para acabar su vida en austeridades; los hay de proporciones gigantescas y decorados con fantásticos relieves. Las Pagodas son templos de muchas dependencias para vivienda de sacerdotes y hospedería de peregrinos, que ofrece formas arquitectónicas fantásticas y recargadas de adornos, constituyendo como una especie de barroco oriental. 
La Escultura fue desarrollada por el culto a Budha y ofrece cierta somnolencia por la exageración de las partes carnosas y la extraordinaria obesidad del cuerpo; se representa a Budha en posición sedente y muy ventruda, con las piernas cruzadas sobre la flor sagrada del loto. La más gigantesca de dichas esculturas se halla en Anaradhapura (Ceylán). 

ENSEÑANZA: La educación estuvo limitada a las tres primeras castas , con la diferencia de que los brahmanes la comenzaban a los ocho años, los kchatrías a los once y los vaiçias a los doce; los sudras y parias estaban excluidos de la enseñanza y tampoco participaban, por lo menos de la enseñanza publica las personas del sexo femenino, si se exceptúan las bayaderas, especie de bailarinas públicas. 
Las escuelas de primera enseñanza fueron desde antiguo muy numerosas, pero sin organización oficial; los alumnos se agrupaban en torno del maestro al aire libre o bajo un cobertizo, según el tiempo, y se ejercitaban en escribir, primero sobre la arena y luego en hojas de palma o plátano, y en repetir de viva voz lo que el maestro les dictaba. El conocimiento de la lectura y escritura estuvo tan generalizado en la India, que causó la admiración de los soldados de Alejandro. 
La enseñanza superior se limitaba a los brahmanes, y tenía por objeto los Vedas y las ciencias auxiliares necesarias para su inteligencia; podían llegar a conocer el sistema de las diez ciencias, a las que se agregaba la Música y la Medicina. 
Los indios no consideraban la ciencia como un valor absoluto (a la manera de los griegos o los o humanistas), sino como medio para llegar a la unión con la divinidad Un joven debía aprender la sabiduría, el varón practicarla y el anciano olvidarla, sumergiéndose en la pasiva contemplación que lleva al nirvana. El panteísmo pesimista que formaba el fondo de sus creencias, esterilizó las excelentes cualidades de los indios, en nada inferiores a las de los demás pueblos. Acaso influyó en esto las condiciones del país opulentísimo en que se establecieron y acaso también el contagio de las supersticiones que aprendieron de los antiguos moradores del Indostán. Pero lo que no es dudoso es que su educación intelectual y moral fue causa de que cayeran sucesivamente bajo la opresión de una serie de conquistadores, de los que los últimos, los ingleses, han atendido más a su lucro que a levantar a aquella raza de su postración. 
Aunque no siempre fue así, históricamente en la antigüedad, India era una sociedad con un considerable desarrollo educativo. Sus centros educativos atraían a numerosos estudiantes de otros lugares de Asia, sobre todo chinos, que venían a estudiar las enseñanzas de Buddha en algunas de las primeras escuelas como Nalanda, que se fundó en el siglo VI a. C. La India también extendió su influencia educativa al enviar a sus maestros a enseñar a otros lugares de Asia. 
Sin embargo, desde el siglo XIII en adelante, primero bajo el control musulmán y después bajo el gobierno británico, la contribución original de los indios a la educación se redujo y con ella la aplicación de métodos educativos más novedosos. 


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