SAI RAM
Estaba leyendo el Bhagavatam. Él me dijo que lo leyera. No era que yo tuviera que aprender el Bhagavatam, o que tuviera que predicarlo. Pero esa era la manera de mantener la mente siempre absorta en el pensamiento divino, meditar continuamente en los leelas divinos, en los pensamientos divinos. Esa es la única manera de mantenerse bueno en ese mundo. Es muy fácil mantenerse bueno aquí, en este espacio. Es muy, muy difícil seguir siendo buenos en ese mundo de Bangalore, en la vida de ciudad. A menos que se le dé a uno una responsabilidad. La misión no había comenzado de esta manera. También había otras responsabilidades. Por lo tanto, yo siempre estaba leyendo algún libro bueno u otro.
Ese día, estaba leyendo el Bhagavatam, principalmente con la intención de relatarles las historias a los niños de Gulbarga cuando fuera, para poder contarles algunas historias. De modo que estaba sentado leyendo, cuando vi a Baba llegar y sentarse en el sillón. Y entonces, mientras leía, Él me preguntó: «¿Qué estás leyendo?». Le respondí: «Estoy leyendo el Bhagavatam». Me dijo: «¿Qué sucede cuando lees el Bhagavatam? Bha-ga-va-ta-mu. Esa es la manera. Bha, para bhakti. Ga es jnana. Va es vairagya. Ta… ta… ¿ta?". Y continuó repitiéndolo por un rato. «Y mu, para mukti. Bhagavatam». Le pregunté: «¿Qué hay de "ta"?». Repitió: «Ta…ta…ta». Le dije: «No, no no. Esto no puede ser. Cuando estabas en Puttaparthi, representaste toda esa obra de teatro. Olvidabas los nombres, llamabas a una persona por otro nombre". Solo aquellos muy cercanos sabían a quién se refería Él. Cuando Sreenivas estaba ahí sentado, Él solía llamarlo «Bharat». De hecho, eso significaba «Sreenivas». Solo los muy cercanos a Él conocían el contexto en el que Él estaba hablando, y entendían con rapidez.
Conscientemente, Él olvidaba los nombres. Ese es un atributo divino. No podemos cambiar eso. Los Avatares divinos vienen con cierto jeeva prajna (conciencia individual) y así es como se comportan. No podemos cambiar eso en ellos. Él continuamente olvidaba nombres, lugares. Una y otra vez, Él repetía: «¿Cuál es tu nombre, cuál es tu nombre?». Todo el tiempo, hacía esa pregunta a las personas. Sin embargo, le dije: «En ese tiempo estaba bien. ¿Por qué? Porque estabas en jeeva prajna, estabas en un cuerpo, y el cuerpo tiene su propio modo, y además había llegado la vejez. Pero esto es daiva prajna (conciencia divina). No puedes decirme que no sabes lo que es Ta. Entonces, ¿qué está sucediendo?», le pregunté. Y Él dijo: «No lo entenderás, aunque te lo explique». Le respondí: «No, Tú explícamelo. Trataré de entender lo que estás tratando de decir». Entonces, Él dijo: «Cuando yo decidí venir como Sathya Sai Baba, asumí ciertos atributos, y me comporté en consecuencia, lo que significa, en este contexto, olvidar los nombres de las personas. Incluso ahora, yo vengo a ti como Sathya Sai Baba. Por lo tanto, sigo comportándome como Sathya Sai Baba».
Estaba leyendo el Bhagavatam. Él me dijo que lo leyera. No era que yo tuviera que aprender el Bhagavatam, o que tuviera que predicarlo. Pero esa era la manera de mantener la mente siempre absorta en el pensamiento divino, meditar continuamente en los leelas divinos, en los pensamientos divinos. Esa es la única manera de mantenerse bueno en ese mundo. Es muy fácil mantenerse bueno aquí, en este espacio. Es muy, muy difícil seguir siendo buenos en ese mundo de Bangalore, en la vida de ciudad. A menos que se le dé a uno una responsabilidad. La misión no había comenzado de esta manera. También había otras responsabilidades. Por lo tanto, yo siempre estaba leyendo algún libro bueno u otro.
Ese día, estaba leyendo el Bhagavatam, principalmente con la intención de relatarles las historias a los niños de Gulbarga cuando fuera, para poder contarles algunas historias. De modo que estaba sentado leyendo, cuando vi a Baba llegar y sentarse en el sillón. Y entonces, mientras leía, Él me preguntó: «¿Qué estás leyendo?». Le respondí: «Estoy leyendo el Bhagavatam». Me dijo: «¿Qué sucede cuando lees el Bhagavatam? Bha-ga-va-ta-mu. Esa es la manera. Bha, para bhakti. Ga es jnana. Va es vairagya. Ta… ta… ¿ta?". Y continuó repitiéndolo por un rato. «Y mu, para mukti. Bhagavatam». Le pregunté: «¿Qué hay de "ta"?». Repitió: «Ta…ta…ta». Le dije: «No, no no. Esto no puede ser. Cuando estabas en Puttaparthi, representaste toda esa obra de teatro. Olvidabas los nombres, llamabas a una persona por otro nombre". Solo aquellos muy cercanos sabían a quién se refería Él. Cuando Sreenivas estaba ahí sentado, Él solía llamarlo «Bharat». De hecho, eso significaba «Sreenivas». Solo los muy cercanos a Él conocían el contexto en el que Él estaba hablando, y entendían con rapidez.
Conscientemente, Él olvidaba los nombres. Ese es un atributo divino. No podemos cambiar eso. Los Avatares divinos vienen con cierto jeeva prajna (conciencia individual) y así es como se comportan. No podemos cambiar eso en ellos. Él continuamente olvidaba nombres, lugares. Una y otra vez, Él repetía: «¿Cuál es tu nombre, cuál es tu nombre?». Todo el tiempo, hacía esa pregunta a las personas. Sin embargo, le dije: «En ese tiempo estaba bien. ¿Por qué? Porque estabas en jeeva prajna, estabas en un cuerpo, y el cuerpo tiene su propio modo, y además había llegado la vejez. Pero esto es daiva prajna (conciencia divina). No puedes decirme que no sabes lo que es Ta. Entonces, ¿qué está sucediendo?», le pregunté. Y Él dijo: «No lo entenderás, aunque te lo explique». Le respondí: «No, Tú explícamelo. Trataré de entender lo que estás tratando de decir». Entonces, Él dijo: «Cuando yo decidí venir como Sathya Sai Baba, asumí ciertos atributos, y me comporté en consecuencia, lo que significa, en este contexto, olvidar los nombres de las personas. Incluso ahora, yo vengo a ti como Sathya Sai Baba. Por lo tanto, sigo comportándome como Sathya Sai Baba».
Esto sucedió en 2012. Repito esta frase: «Cuando Yo decidí venir a ti ahora como Sathya Sai Baba, sigo comportándome como Sathya Sai Baba». Entonces, le pregunté: «Estás diciendo que Tú decidiste venir como Sathya Sai Baba en aquel entonces, y Tú has decidido venir como Sathya Sai Baba ahora. ¿Quién eres Tú? Entiendo la parte de Sathya Sai Baba. Pero, ¿quién eres Tú?».
En esos días, la gente solía asustarme diciéndome: «Creo que te has vuelto un poco loco. Estás alucinando». Algunas personas incluso llegaron al extremo de decir: «Creo que un fantasma está apareciendo ante ti como Sathya Sai Baba y te está engañando. Hay algún alma que ha desencarnado de manera repentina y ha encontrado a alguien que está atravesando un duelo y se ha aparecido ante ti y te está haciendo esto». También era un proceso mental. Pero yo le dije: «No, dime quién eres Tú. Por favor, explícame». Recuerdo la escena incluso hoy, mientras estoy frente a ustedes. Yo estaba sentado, Baba estaba sentado erguido. Se inclinó de este modo, me miró directo a los ojos y dijo: «Si quieres conocerme, conviértete en Mí». No se trataba de conocer a Sathya Sai Baba, ya lo conocía. «Si quieres conocer Eso que vino como Sathya Sai Baba en aquel entonces y Eso que ha venido como Sathya Sai Baba ahora,
si quieres conocer Eso, conviértete en Eso». Esto es lo que dijo. Era demasiado temprano
entonces para comprender el peso de esas palabras. Lo seguí mirando y no lo entendí realmente entonces, tal como me dijo que no entendería.
Pero Él tenía esta otra pregunta. ¿Cómo convertirte en Mí? ¿Cómo llegar a ser Eso que vino en esa forma en primer lugar. Él dijo: «¿Qué soy Yo? Soy amor puro y desinteresado. Conviértete en eso». Esa fue su única respuesta, en el típico estilo de Sathya Sai Baba. Se saltó la explicación de lo que era Ta para enseñarme esta gran lección, para crear esa pregunta en mi mente: «¿Por qué estás olvidando las cosas de nuevo? Un sinnúmero de veces olvidaste mi nombre en Puttaparthi». A veces lo recordaba, otras veces recordaba la mitad porque no recordaba el nombre completo. Era algo muy común. Narasimha Murthy y todos los que vivían con Él recuerdan cómo solía ser. Sin embargo, esta vez, a propósito, simplemente decidió olvidar ese Ta para que yo hiciera esa pregunta: «¿Por qué te estás comportando así?». Y Él respondió: «Porque Yo he decidido regresar a ti de nuevo como Sathya Sai Baba y por eso hablo de este modo». «¿Quién eres Tú?» «Yo soy amor puro y desinteresado». Él no dijo «Soy Dios, soy un Avatar, soy la Conciencia Suprema, soy Brahman». Fue muy práctico: «Soy amor puro y desinteresado. Conviértete en eso y sabrás quien soy Yo».
Así pues, todos son devotos de Bhagawan Sri Sathya Sai Baba. Y todos los devotos de todos los Saguna Brahman (el Absoluto con cualidades, gunas): Rama, Krishna, Jesús, Buda. Esta es la respuesta real. Por qué decidió regresar de nuevo como Sathya Sai Baba en Su Sukshma Sharira (cuerpo sutil), solo para que pudiéramos relacionarnos con Él. ¿Por qué no vino a mí como Rama o Krishna o algún otro Avatar divino? Porque yo no habría podido relacionarme con Él y tampoco con ninguno de ustedes. Pero recuerden, tras el Sukshma Sharira del que hablamos hay una realidad más grande.
Así pues, todos son devotos de Bhagawan Sri Sathya Sai Baba. Y todos los devotos de todos los Saguna Brahman (el Absoluto con cualidades, gunas): Rama, Krishna, Jesús, Buda. Esta es la respuesta real. Por qué decidió regresar de nuevo como Sathya Sai Baba en Su Sukshma Sharira (cuerpo sutil), solo para que pudiéramos relacionarnos con Él. ¿Por qué no vino a mí como Rama o Krishna o algún otro Avatar divino? Porque yo no habría podido relacionarme con Él y tampoco con ninguno de ustedes. Pero recuerden, tras el Sukshma Sharira del que hablamos hay una realidad más grande.
Por lo tanto, en 2019, me dijo una vez, en una de esas interacciones: "El tiempo está llegando". Al principio, me había dicho que estaría aquí durante diez años. De modo que pensé que yo también desaparecería después de diez años, porque se había predicho que mi tiempo de vida sería muy corto. Así es que pensé que esa sería mi tarea y después, a quién le importaba qué sucedería. Habría diez años de Sukshma Sharira, diez años de mi trabajo. No obstante, en algún momento, durante 2019, empezó a contarme una historia diferente, a cambiar todo el guión. Él dice las cosas solo cuando estamos listos para aceptar. Si lo dice fuera de tiempo, no estaremos dispuestos a aceptar. En ese momento, dejó de responder cuando yo le preguntaba qué debíamos hacer o dejar de hacer a continuación. Antes, todo era muy preciso, el día, el momento, a quién debía ver, qué debía hacer. Luego comenzó a retirarse, diciendo: "No, tú decide. Tú reza, tú decide». Yo me estaba sintiendo muy acobardado, porque saben, se me estaba diciendo todo y, de repente, no había a quién preguntarle. ¡Pero había mucha gente que había puesto tanta fe y confianza en mí! ¿Cómo decirles esto nuevo que estaba sucediendo?
Simplemente permanecí callado y seguí yendo con la corriente, hasta que, un día, Él llamó a Narasimha Murthy y a Sri Sreenivas y les dijo: «Mañana es Guru Purnima,y este Guru Purnima es un nuevo capítulo. Empezará a haber muchos cambios radicales a partir de ahora». Por supuesto, siempre fuimos conscientes de que esto podía suceder, porque la incertidumbre es su naturaleza. Entonces dijo: «Primero llamé a ciertas personas, las atraje hacia Mí, hablé con ellas e interactúe con ellas. Y ahora, lentamente, estamos llegando a la tercera fase de ascensión. Sankarshana (atraer a las personas), sandarshana (discursos públicos) y Sankramana (transformación). Ahora vas a elevarte». Nadie entendió lo que quiso decir. Y al día siguiente, me dijo: «De acuerdo, ve y siéntate allí. Pon dos sillones, un sillón es para ti y otro para Mí». Imaginen la incomodidad que sentí. No estaba seguro, pero simplemente seguí la corriente. Era todo lo que debía hacer. Si quería hacerlo o no era secundario. Y luego, lentamente, me dijo: «Verás, te dije quién soy Yo, en primer lugar. Te dije que no soy Sathya Sai Baba. Yo soy Yo. Esa es la respuesta. Lo tengo muy claro. No quiero asociarme con ningún nombre, persona, lugar o situación. Yo soy Yo. Tú también eres Eso. Entonces, ¿cuál es el temor? ¿Por qué te preocupas? Si realmente confías en Mí y crees en Mi palabra de que tú y Yo somos Uno, y que "Yo soy Yo" es la verdad, ¿qué lugar hay para todas estas preocupaciones, temores y ansiedades? Confía en eso, cree en eso».
Incluso entonces, fue difícil aceptar eso. Le dije: «Con tantos defectos, tantas ideas de la mente, yo no soy aún ese amor desinteresado que Tú esperas, todavía estoy a una gran distancia de eso. Sí, soy mejor de lo que era antes, soy definitivamente más bondadoso, compasivo, amoroso, desinteresado que antes». Él respondió: «Está bien, está bien. No estés nervioso. Está todo bien. Pero recuerda, Yo soy Yo. Tú también eres Eso. No soy ese Sathya Sai Baba que tú piensas que soy». Continuó repitiendo esto muchas veces. Y después de cierto tiempo, me dejó la toma de decisiones a mí, por así decirlo, aunque, por supuesto, todas las decisiones se tomaron solo desde ese «Yo». De modo que tuve que aceptar la forma en que todo estaba llegando. Muchas veces lo invoqué de nuevo. «Por favor, ven. Estoy confundido, no sé qué hacer a continuación». Sin embargo, Él no venía, porque sabía que cada vez que viene, me hace más débil. Antes, cada vez que venía, me hacía más fuerte. Esta vez, cada vez que viene, me hace más débil. Yo no confío en mi intuición, no confío en mi divinidad, trato de encontrar ayuda fuera. Debía olvidar la parte del Gurú, de Dios, del Avatar fuera. Por eso, Él seguía citando: «Confucio decía: "Cuando el discípulo está listo, el Gurú aparece. Cuando el discípulo está realmente listo, el Gurú desaparece"».
Por lo tanto, Él no venía, e incluso si venía, teníamos discusiones acerca de esta nueva situación. Olvídense de ser obediente. Le discutía así: «No, esto no es aceptable. Este no es el trato que firmamos. No quiero hacer lo que dices. No me hagas hacer esto. Estoy listo para caminar detrás de Ti y hacer lo que haga falta. Eso en sí mismo es demasiado. Esta es otra fase. No puedo entrar en esto». Así es como le discutía; pero Él no cedía, porque sabía. Entonces, la técnica que adoptó fue desaparecer, volverse inaccesible para mí. ¿Qué haría entonces? Tenía que confiar en mi intuición, porque miles dependían ahora de mí. De repente, me encontraba en una situación difícil. Miles haciendo preguntas que debían ser respondidas, miles de personas que dependían de estas instituciones. Miles que vienen, miles que se reúnen, nuevos y viejos. Decidí mantenerme alejado de todo este asunto. Sin embargo, Su convicción era inquebrantable, como el ave que empuja a su cría fuera del nido. Uno debe volar, ya no puede permanecer sentado ahí. Eso fue lo que escribí en «La historia divina – Parte 2». La introducción trata sobre este aguilucho al que su madre empuja fuera del nido hacia un abismo, por así decir, hasta que aprende a volar. No se puede ver a la madre por ningún lado, pero el ave tiene que abrir sus alas y volar. Eso sucedió.
Así pues, les digo en este momento que si están muy apegados a un nombre y una forma no hallarán su camino. Solo cuando se eleven y se den cuenta de que más allá de la forma humana se halla la verdad real, la parte del «Yo», entonces es cuando empezarán a volverse más fuertes. Entonces es cuando se sentirán liberados. Dejen que les diga que incluso la devoción es una jaula, una jaula dorada. La devoción es una atadura. Los ata, quizás con hilos de oro, pero más allá de la devoción está la realización. Por supuesto, para alcanzar la realización hay que transitar la senda de la devoción. Pero en última instancia ese no es el final. Solo la realización lo es. De hecho, es el principio, el medio y el final de todo. Y la tarea del Gurú es asegurarse de que el discípulo avance, sin importar cuán reacio, cuán nervioso y asustado esté. En ese momento, el Gurú no debe mostrar compasión. En toda situación, puede mostrar compasión. En ese momento, el Gurú debe ser muy muy duro. Ninguna elección, no dará ninguna elección. Ninguna excusa aquí. Debe hacerlo, no hay elección.
Por lo tanto, un día le escribí a Narasimha Murthy un mensaje de WhatsApp, después de una larga deliberación en mi mente: «Narasimha Murthy, creo que ha llegado el momento. Esto debe decirse, porque no puedo vivir una mentira. Debo decir esta verdad». Él me respondió: «No lo sé, lo que tú decidas, pero no sé si el público está listo». Esa era su preocupación. Yo dije: «Al final de cuentas, si la escena ya se ha escrito, ahora tiene que actuarse en el escenario. ¿Qué podemos hacer, ya sea que el público esté listo o no. El director sabe lo que es mejor».
Entonces dejé que todo fluyera y el primero de enero de este año, empecé con una nueva narrativa, por así decir. Que esto es lo que es. Llámenme por cualquier nombre que deseen, esa es su asociación. Llámenme madre, padre, hermano, gurú, Sathya Sai Baba, Shirdi Baba, o cualquier otro Baba. Esa es la relación diferente que ustedes tienen. Verán, muchas personas vienen a mí y me dicen «Tú eres mi Rama», porque son devotas de Rama. Pero yo no soy Rama, ni siquiera soy el Rama del que ellos hablan. Sí, como Nirguna Rama, sí, lo acepto. Como Saguna Rama, no. Pero la devoción de ese devoto se fortalece cuando encuentra todo lo que él o ella esperaban de ese Rama a quien nunca conoció. Sin embargo, encuentra que yo le doy eso. De hecho, sienten: «Le pedí todo esto a Rama y tú me lo estás dando, de modo que debes ser Rama». Y con Ninguna Rama están a salvo. Por eso, es la misma respuesta.
Por lo tanto, un día le escribí a Narasimha Murthy un mensaje de WhatsApp, después de una larga deliberación en mi mente: «Narasimha Murthy, creo que ha llegado el momento. Esto debe decirse, porque no puedo vivir una mentira. Debo decir esta verdad». Él me respondió: «No lo sé, lo que tú decidas, pero no sé si el público está listo». Esa era su preocupación. Yo dije: «Al final de cuentas, si la escena ya se ha escrito, ahora tiene que actuarse en el escenario. ¿Qué podemos hacer, ya sea que el público esté listo o no. El director sabe lo que es mejor».
Entonces dejé que todo fluyera y el primero de enero de este año, empecé con una nueva narrativa, por así decir. Que esto es lo que es. Llámenme por cualquier nombre que deseen, esa es su asociación. Llámenme madre, padre, hermano, gurú, Sathya Sai Baba, Shirdi Baba, o cualquier otro Baba. Esa es la relación diferente que ustedes tienen. Verán, muchas personas vienen a mí y me dicen «Tú eres mi Rama», porque son devotas de Rama. Pero yo no soy Rama, ni siquiera soy el Rama del que ellos hablan. Sí, como Nirguna Rama, sí, lo acepto. Como Saguna Rama, no. Pero la devoción de ese devoto se fortalece cuando encuentra todo lo que él o ella esperaban de ese Rama a quien nunca conoció. Sin embargo, encuentra que yo le doy eso. De hecho, sienten: «Le pedí todo esto a Rama y tú me lo estás dando, de modo que debes ser Rama». Y con Ninguna Rama están a salvo. Por eso, es la misma respuesta.
Cuando una dama en Fiji le rezó a Jesucristo, y recibió una llamada diciendo que su bebé había sido seleccionado para una cirugía, se llenó de alegría y dijo que Jesús había respondido. Pero la verdad es que nuestro hospital respondió, el médico respondió, porque establecimos la misión médica allí. Un devoto de Sai Baba dirá que fue Sai Baba quien respondió. Un devoto de Sadgurú dirá que Sadgurú respondió. Quien no sabe nada de eso, dirá que el Hospital Sathya Sai Sanjeevani respondió al llamado de esa madre. Pero para esa madre, fue Jesús quien respondió. De acuerdo, mientras eso fortalezca vuestra fe y devoción, los ayude a crecer espiritualmente, todo está bien.
Esto es lo que he aprendido. Entonces, esto es lo que hago. Esto es «La Historia Divina – Parte 3». Se vuelve más intrigante, a medida que transcurre. Cada día, se vuelve más intrigante, pero esto es lo último. Por eso comencé con Parampara Guru–Guru y no con Gurú–Shishya. Este es nuestro Parampara (tradición). Nadie se salva, dando excusas tontas como «no soy suficiente para Ti, no puedo serlo», porque a mí no se me permitió una elección o una excusa. No se me permitió dar una excusa. Tienen que saltar. Crean que sus alas se abrirán y empezarán a volar.
En algún lugar del libro de Khalil Gibran, «Jesús el Hijo del Hombre», leí que dos discípulos le decían a Jesús: «Caminaremos detrás de ti para llevar tu carga. Y trataremos de seguirte hasta donde llegues. Pero, suponiendo que morimos en el camino, debido a la carga, aun así moriremos dichosos por haber llevado al menos la carga de nuestro Maestro». Aunque no lleguen a convertirse en su Maestro, aunque no hayan alcanzado su destino, aunque mueran a mitad de camino, aun así mueren dichosos de haber llevado la carga de su Cristo. Eso es lo que dicen los discípulos.
Así es que ese es el Parampara del que estoy hablando. No se trata de la llegada del Avatar, del descenso de Dios y el ascenso del hombre. Se expresó de ese modo porque era el único modo en que entenderían. Sin embargo, es un Gurú creando otro Gurú y creando muchos otros Maestros similares. Ese es el Parmpara, que es muy diferente de la Misión Ramakrishna, muy diferente de la orden de San Francisco de Asís, de cualquier otra orden del mundo. Esto no ha sucedido. Está sucediendo solo aquí, por eso es tan especial, tan único. Es la llave a la redención de este mundo, en particular, para salir de este caos actual.
Esto es lo que he aprendido. Entonces, esto es lo que hago. Esto es «La Historia Divina – Parte 3». Se vuelve más intrigante, a medida que transcurre. Cada día, se vuelve más intrigante, pero esto es lo último. Por eso comencé con Parampara Guru–Guru y no con Gurú–Shishya. Este es nuestro Parampara (tradición). Nadie se salva, dando excusas tontas como «no soy suficiente para Ti, no puedo serlo», porque a mí no se me permitió una elección o una excusa. No se me permitió dar una excusa. Tienen que saltar. Crean que sus alas se abrirán y empezarán a volar.
En algún lugar del libro de Khalil Gibran, «Jesús el Hijo del Hombre», leí que dos discípulos le decían a Jesús: «Caminaremos detrás de ti para llevar tu carga. Y trataremos de seguirte hasta donde llegues. Pero, suponiendo que morimos en el camino, debido a la carga, aun así moriremos dichosos por haber llevado al menos la carga de nuestro Maestro». Aunque no lleguen a convertirse en su Maestro, aunque no hayan alcanzado su destino, aunque mueran a mitad de camino, aun así mueren dichosos de haber llevado la carga de su Cristo. Eso es lo que dicen los discípulos.
Así es que ese es el Parampara del que estoy hablando. No se trata de la llegada del Avatar, del descenso de Dios y el ascenso del hombre. Se expresó de ese modo porque era el único modo en que entenderían. Sin embargo, es un Gurú creando otro Gurú y creando muchos otros Maestros similares. Ese es el Parmpara, que es muy diferente de la Misión Ramakrishna, muy diferente de la orden de San Francisco de Asís, de cualquier otra orden del mundo. Esto no ha sucedido. Está sucediendo solo aquí, por eso es tan especial, tan único. Es la llave a la redención de este mundo, en particular, para salir de este caos actual.
¿Por qué les estoy diciendo esto? Porque en 2014 comenzó un experimento: el Centro Sri Sathya Sai para la Excelencia Humana. Fue un experimento para crear el mismo tipo de personas, para reproducir al Maestro, de hecho, para producir los clones espirituales del Maestro, si se puede decir. Ese fue el método. Incluso un pequeño experimento se enfrentó con desafíos, resistencias, aprensiones, dudas; y unos pocos jóvenes aquí y allá se reunieron, sin saber en qué se estaban metiendo. En ese momento, estos pocos jóvenes, la mayoría de los cuales están sentados hoy aquí, se unieron al Centro para la Excelencia Humana. Por supuesto, sentían devoción por Bhagawan Sri Sathya Sai Baba, por los gurús thyagajeevis, amor por Muddenahalli. Muchos factores se unieron, por supuesto, su idealismo, el idealismo de Narayan Bhat, todo eso estaba presente. Muchas cosas los atrajeron al Centro Sathya Sai para la Excelencia Humana. Comenzamos bajo la Universidad de Mysore, como un programa para graduados. Con el tiempo, varios grupos pasaron por este proceso, y hoy se han graduado, han terminado su pasantía, y ahora están por terminar su posgrado. Y todos ellos se van a convertir en la primera generación de Gurús. (Aplausos) Son la primera generación de Maestros. Los he visto evolucionar. Los he visto crecer desde muchachos hasta hombres. Un carácter tan excelente, tanto compromiso, tanta claridad, tanta convicción. Imposibles de encontrar en el mundo actual. No es posible.
Es por eso que este viaje a Kodaikanal es especial. Fui personalmente a invitar a devotos de muchos lugares, los de Singapur en especial, porque ellos fueron los que compraron este bungalow. Les pregunté si podían ayudarme a comprar este bungalow, para poder tener las sesiones de Kodaikanal cada año y que ellos también pudieran venir cada año. Lo compraron con júbilo. Hicieron un gran esfuerzo. Este bungalow no era nuestro, pertenecía a un industrial. Esa es la historia de la que se hablaba. Pertenecía a Baba. Era de un industrial, le llegó a Baba como donación. Baba la vendió para llevar a cabo un proyecto de servicio durante las inundaciones de Orissa, a fin de construir casas para las víctimas. Y luego estos devotos se la compraron al industrial y la ofrecieron de vuelta, para que estas sesiones se pudieran celebrar. Por eso, Kodaikanal es muy especial, porque este bungalow es testigo de muchas cosas, comenzando desde los tiempos de Ida Scudder, una misionera cristiana que inició la Escuela de Medicina de Vellore. Definitivamente fue Jesus quien se apareció ante ella para que comenzara la misión. Si hubiera sido Shirdi Baba, ella habría dicho «quién es ese faquir» al que ella no conocía, pero ella sintió que Jesús se le aparecía y así comenzó esa misión. Para nosotros, tiene que ser Sathya Sai Baba quien inicia la misión. Y hoy estos muchachos se están graduando, terminando su posgrado y recibiendo los premios durante la convocatoria de este año. Será la primera convocatoria de esta Universidad, del Centro Sathya Sai para la Excelencia Humana, de una universidad autónoma. Será el primer grupo de postgraduados.
Así pues, es un viaje a Kodaikanal especial, porque todos ellos vinieron como el primer grupo que viajó a Kodai. Entonces, comenzó este Guru-Guru Parampara. Y hoy todos están terminando su posgrado y, una vez más, se están ofreciendo de vuelta a la misión. Esa es la trascendencia de este lugar, de este bungalow de Kodai. De modo que es muy especial. Muchos devotos sostuvieron toda esta misión. Ellos también tuvieron sus noches oscuras del alma, pero todos las superaron tarde o temprano y aceptaron que un Gurú es creado a partir de otro Gurú. Esa aceptación llegó. Mientras mantuvieron a Dios como alejado de ellos, fue muy difícil de entender. En el momento en que entendieron que era el Gurú tratando de crear más Gurús o Maestros, que ese era el modo de redimir al mundo, todo se volvió claro en ese único concepto.
Por lo tanto, hay más de ellos. Estoy muy feliz. Son todos réplicas, clones. Hasta quizás se podría decir que son mejores versiones del mismo «Yo». Ni siquiera podemos imaginar lo que se logrará a través de ellos, qué tendrá lugar en el escenario mundial. Es imposible de imaginar el bien que se generará, no solo en el campo del servicio social, porque hay dos caras en esta misión: el servicio y la espiritualidad, como siempre digo. Antes, era «amar a todos y servir a todos», que significaba lo mismo. Pero, verán, es el mismo jugo en una botella nueva para los nuevos tiempos: servicio y espiritualidad. La espiritualidad es amar a todos, el servicio es servir a todos, pero ahora se llama servicio y espiritualidad. Lo convertí en servir a todos, luego amar a todos. Vi que nadie estaba amando a todos; por lo tanto, nadie estaba sirviendo a todos. Comencemos por servir a todos y luego progresará hasta amar a todos. Lo di vuelta. Por eso digo, hagan el bien, no comiencen por ser buenos. Hagan el bien, comiencen ahí. Primero hagan servicio y a través de eso aprendan espiritualidad. Por lo tanto, a través de estas personas, la cantidad de servicio que se hará no puede medirse, evaluarse o estimarse en este momento.
Sin duda, es imposible medir la cantidad de bien que saldrá de esto, porque el bien es infinito, el bien es Dios, es infinito. Les digo que se pueden medir los indicadores, los parámetros socio-económicos. A través de esta educación gratuita, este muchacho se convirtió en esto o aquello, contribuyó con esto. Podemos medir eso por el bien de estas organizaciones mundiales, para contar una historia; pero ¿puedo decirles cuánto bien surge de la transformación que tiene lugar a través de ellos? Eso es imposible de medir. Por eso digo que no se puede calcular el bien que puede surgir de todo esto. Al menos, no a través de estos parámetros o indicadores socio-económicos limitados. Es imposible medir eso. La espiritualidad no tiene factores que puedan medirse. Es simplemente infinita.
Por lo tanto, hay más de ellos. Estoy muy feliz. Son todos réplicas, clones. Hasta quizás se podría decir que son mejores versiones del mismo «Yo». Ni siquiera podemos imaginar lo que se logrará a través de ellos, qué tendrá lugar en el escenario mundial. Es imposible de imaginar el bien que se generará, no solo en el campo del servicio social, porque hay dos caras en esta misión: el servicio y la espiritualidad, como siempre digo. Antes, era «amar a todos y servir a todos», que significaba lo mismo. Pero, verán, es el mismo jugo en una botella nueva para los nuevos tiempos: servicio y espiritualidad. La espiritualidad es amar a todos, el servicio es servir a todos, pero ahora se llama servicio y espiritualidad. Lo convertí en servir a todos, luego amar a todos. Vi que nadie estaba amando a todos; por lo tanto, nadie estaba sirviendo a todos. Comencemos por servir a todos y luego progresará hasta amar a todos. Lo di vuelta. Por eso digo, hagan el bien, no comiencen por ser buenos. Hagan el bien, comiencen ahí. Primero hagan servicio y a través de eso aprendan espiritualidad. Por lo tanto, a través de estas personas, la cantidad de servicio que se hará no puede medirse, evaluarse o estimarse en este momento.
Sin duda, es imposible medir la cantidad de bien que saldrá de esto, porque el bien es infinito, el bien es Dios, es infinito. Les digo que se pueden medir los indicadores, los parámetros socio-económicos. A través de esta educación gratuita, este muchacho se convirtió en esto o aquello, contribuyó con esto. Podemos medir eso por el bien de estas organizaciones mundiales, para contar una historia; pero ¿puedo decirles cuánto bien surge de la transformación que tiene lugar a través de ellos? Eso es imposible de medir. Por eso digo que no se puede calcular el bien que puede surgir de todo esto. Al menos, no a través de estos parámetros o indicadores socio-económicos limitados. Es imposible medir eso. La espiritualidad no tiene factores que puedan medirse. Es simplemente infinita.
De modo que ese es el tipo de Gurús en el aspecto social. En el aspecto espiritual, alguien me escribió diciendo «quiero ser el Maestro de Vendanta del que hablas. Y yo soy un Maestro de Vendanta, se los puedo decir con valentía. Traten de sacudir mi convicción acerca de esta idea del Ser. Imposible. ¿Puedo convencerlos de que no son hombres? No puedo, porque saben que lo son. ¿Puedo convencerlos de que no están vivos? No puedo, porque saben que están vivos por estar vivos, por ser ese Ser. Conocen ese Ser, y por lo tanto nadie puede convencerlos de que son otra cosa. Puede que trabajen de acuerdo a los requerimientos del mundo, pero tienen su manera de expresar que un jnani es aquel que se halla en conciencia integrada constante. No conciencia el lunes y el martes de regreso a la normalidad. Todo el tiempo. Por consiguiente, ese es el tipo de jnanis que estas personas están llegando a ser en el proceso, en ciernes. Todos tienen conciencia integrada, pero no constante aún. Llegará el día en que tendrán conciencia integrada constante. Ese día, ellos también serán Maestros y los enviaré por todo el mundo, porque no estamos aquí para redimir a Muddenahalli o a Karnataka. Estamos aquí para todo el mundo, Vasudhaiva Kutumbakam. Ese será su papel. Se están establenciendo muchos ashrams. Todos ellos irán, se harán cargo de las cosas y enseñarán este vidya, continuarán este parampara también en esos países remotos.
Ese es el futuro del mundo. Eso es todo lo que puedo decir en este punto del tiempo, pero estoy tratando de explicar lo glorioso que es, a través de las palabras con que lo expreso. Es un hermoso parampara, es un nuevo parampara, es un parampara Gurú-Gurú. No es un parampara Gurú-Devoto. Dios y devoto, o gurú y discípulo. No, es de Gurú a Gurú, de Maestro a Maestro. Ese es el parmpara que se está creando. No ha ocurrido antes y puede que nunca más vuelva a suceder, porque puede que este sea el primero y el último suceso de su tipo, que permanecerá eternamente. Por lo tanto, esa es la responsabilidad que recae sobre sus hombros. Ellos ahora deben estar pensando: «Él está esperando esto de nosotros, no lo sabíamos. Pensábamos que nos habían llamado para servir comida a todos. No, no, Señor, eso no». Esta vez, no llamé a los seva dal, ahora tenemos a nuestros propios seva dal. No tenemos que llamar a nadie fuera de nuestra casa. No tenemos que llamar a los vecinos, tenemos a nuestra propia gente ocupándose de todo. Por supuesto, tienen que servir comida y todo eso, es parte de su deber aquí; pero, principalmente, he llegado hasta aquí para decirles lo que viene a continuación, cuál es su papel.
Por favor, no se engañen pensando que tendrán que manejar un campus, entrenar a algunos estudiantes o llevar a cabo alguna investigación. No, no hagan eso. Esa es solo una parte, es la parte de servicio en sus vidas. La parte espiritual es que todos son Maestros en ciernes. Y trabajaran como Maestros de Vedanta. La gente lo observará. No puedo darles la oportunidad de darme excusas tontas. No es posible. De manera similar, las personas a su alrededor no tendrán la oportunidad de poner excusas. He aquí un joven nacido en un pueblo pequeño y ahora es un Maestro con su propio poder. ¿Cuál será la excusa de ustedes entonces? Ninguna excusa. Esa es la creación de un nuevo mundo, de la Edad de Oro. Esto es lo que está sucediendo aquí. Será difícil de creer en el futuro, que todo empezó en un bungalow de cien años de antigüedad, en la cima de una colina en un pueblo del sur de la India. Una historia muy difícil de creer, pero esta es la historia. Ellos se están convirtiendo en Maestros. Ellos crearán más y más y más Maestros. Ninguno tendrá que rasurarse la cabeza y vestir túnica ocre. Ni siquiera deberán usar esta vestimenta de seda tan incómoda.
Ayer, como saben, veníamos en auto. Algunos de los devotos que iban delante se bajaron a tomar fotografías y comer esa maravillosa comida chatarra que se consigue en el camino, que uno tiene que probar alguna vez. Yo los miraba y pensaba: «Qué afortunados son, yo no puedo bajar y comer todo eso. Tengo que permanecer en el auto con aire acondicionado, y cuando la gente se acerca, subir las ventanillas y luego llegar a Kodaikanal, ir a mi habitación y no recibir allí ninguna comida chatarra».
Ayer, como saben, veníamos en auto. Algunos de los devotos que iban delante se bajaron a tomar fotografías y comer esa maravillosa comida chatarra que se consigue en el camino, que uno tiene que probar alguna vez. Yo los miraba y pensaba: «Qué afortunados son, yo no puedo bajar y comer todo eso. Tengo que permanecer en el auto con aire acondicionado, y cuando la gente se acerca, subir las ventanillas y luego llegar a Kodaikanal, ir a mi habitación y no recibir allí ninguna comida chatarra».
Por supuesto, hay una gran devoción, y todo eso. Bombay y Darshana estaban en su hogar en 2012 o 2013, y mandaban a coser mi ropa. En ese momento, ellos mandaban a confeccionar ropa para mí. Debí cambiarme de pantalón y camisa a kurta pajama. Eso sucedió paso a paso. Y cuando iban a comprar la tela, Baba me dijo: «Por qué no compran un kurta pajama naranja?». ¡Me horroricé! Y ¿saben qué? Eso fue algo que en ese momento no comuniqué. Nunca les dije que compraran una tela naranja. Simplemente me quedé callado y dejé que compraran la tela blanca. Eso estaba llevándome a otro lugar. Ellos no lo supieron y compraron tela blanca. Un día de Guru Purnima, Él me dijo: «Mmm, es suficiente. Compra un kurta pajama amarillo». Así fue como empezó a existir la ropa amarilla, la cual vestí con tanta incomodidad que pensé en irme y desaparecer. ¡Fue tan difícil! Luego llegó un día en que estaba por partir hacia Gulbarga, creo que alrededor de 2018, y de repente Él dijo: «Toma algunos de esos dhotis de mi ropero». Yo pensé: «Oh, son para Él». Por supuesto, Él no usa dhoti, no necesita hacerlo, pero esa es la tradición que hemos desarrollado, creer que Él vive como un ser humano entre nosotros y por eso se le sirve comida, se le prepara ropa. Entonces, tenía que llevarle un dhoti. En Gulbarga, me dijo: «Tú tienes que usar el dhoti, no Yo». Nunca había usado un dhoti en mi vida. Tampoco me siento cómodo usándolo. Él dijo: «No, no, no, debes probártelo, debes usarlo». Creó otra dificultad con ese dhoti. Solo yo sé lo que estaba pasando. De todos modos, eso ocurrió.
Luego, las cosas comenzaron a suceder, una por una. Él estaba creando una pieza a partir de mí, una pieza digna de presentar. (Alguien agrega «una obra maestra» y todos se ríen y aplauden) Como un artista que empieza a pintar el fondo, luego pinta la figura principal y de a poco va llenando el lienzo con otros colores y le da los trazos finales a la obra. Paso a paso, Él fue cambiándolo todo. La única ventaja que yo tenía era que Él siempre me daba tiempo, poco tiempo, para digerir y tragar todo. No sé si yo puedo darles todo ese tiempo a ustedes. ¡Tengo gran apuro!
(Alguien hace una pregunta) Dasara. Esa fue la vestimenta de Dasara. Algo más festiva. Eso no me lo dijo Él, porque para entonces la comunicación casi se había interrumpido. Fue más por mi propia intuición. Dije que necesitaba un chal. Entre lo que había disponible, había chales pero creo que fue Darshana quien trajo un hermoso dhoti haciendo juego con el chal. Entonces, todos dijeron que se veía bien, porque la gente no me tomaba en serio. No lo van a creer, pero estábamos en Bombay y me iba a ir a ver una gran VIP. Se le dijo que iba a encontrarse con un cierto Baba. No se le mencionó ningún detalle sobre la forma sutil, el sillón y demás, de modo que ella simplemente se presentó y durante treinta minutos estuvimos sentados allí hablando. Después de eso, ella dijo: «¿Cuándo vamos a encontrarnos con Baba?». Le respondí: «¡Yo soy ese Baba, soy el que has venido a conocer!». (Risas) Después de media hora, ella no se había dado cuenta de que yo era el Maestro espiritual que había ido a conocer, porque no podía saberlo. Yo me veía tan joven que ella no podía creer que yo supiera algo. Es muy difícil. Soy demasiado joven para ser un Baba. Ese es el problema. Por lo tanto, hubo que hacer algunos cambios externos, para asegurar que se adaptaran a la narrativa y fuera aceptable para la gente. Paso, a paso a paso. Esta es la evolución.
Diez años atrás, Él me dijo: «Cree en tu intuición». No creí, me asusté. Me dije: «No, no, quizás me equivoque». Pero aprendí. Esa intuición es la voz de Dios. Está más allá de la inteligencia.
Luego, las cosas comenzaron a suceder, una por una. Él estaba creando una pieza a partir de mí, una pieza digna de presentar. (Alguien agrega «una obra maestra» y todos se ríen y aplauden) Como un artista que empieza a pintar el fondo, luego pinta la figura principal y de a poco va llenando el lienzo con otros colores y le da los trazos finales a la obra. Paso a paso, Él fue cambiándolo todo. La única ventaja que yo tenía era que Él siempre me daba tiempo, poco tiempo, para digerir y tragar todo. No sé si yo puedo darles todo ese tiempo a ustedes. ¡Tengo gran apuro!
(Alguien hace una pregunta) Dasara. Esa fue la vestimenta de Dasara. Algo más festiva. Eso no me lo dijo Él, porque para entonces la comunicación casi se había interrumpido. Fue más por mi propia intuición. Dije que necesitaba un chal. Entre lo que había disponible, había chales pero creo que fue Darshana quien trajo un hermoso dhoti haciendo juego con el chal. Entonces, todos dijeron que se veía bien, porque la gente no me tomaba en serio. No lo van a creer, pero estábamos en Bombay y me iba a ir a ver una gran VIP. Se le dijo que iba a encontrarse con un cierto Baba. No se le mencionó ningún detalle sobre la forma sutil, el sillón y demás, de modo que ella simplemente se presentó y durante treinta minutos estuvimos sentados allí hablando. Después de eso, ella dijo: «¿Cuándo vamos a encontrarnos con Baba?». Le respondí: «¡Yo soy ese Baba, soy el que has venido a conocer!». (Risas) Después de media hora, ella no se había dado cuenta de que yo era el Maestro espiritual que había ido a conocer, porque no podía saberlo. Yo me veía tan joven que ella no podía creer que yo supiera algo. Es muy difícil. Soy demasiado joven para ser un Baba. Ese es el problema. Por lo tanto, hubo que hacer algunos cambios externos, para asegurar que se adaptaran a la narrativa y fuera aceptable para la gente. Paso, a paso a paso. Esta es la evolución.
Diez años atrás, Él me dijo: «Cree en tu intuición». No creí, me asusté. Me dije: «No, no, quizás me equivoque». Pero aprendí. Esa intuición es la voz de Dios. Está más allá de la inteligencia.
La inteligencia calcula, sopesa los pros y las contras, esto y aquello. La intuición simplemente sabe. Va como una flecha, directo al blanco. No le erra al blanco. Va directo, como una bala, como una flecha. Un atajo, eso es la intuición. Así pues, Él siempre me dijo: «Cree en la intuición, la intuición es Dios, la intuición es Dios». Por eso, después de todo esto, si alguien me pregunta, como cuando estaba en Fiji, alguien que conocía parte de esta historia de evolución me preguntó: «Entonces crees que Sathya Sai Baba es un Avatar, un Gurú, o Dios? ¿Qué es ahora, cómo lo ves? '', yo le respondo: «Lo veo como un Gurú». Él es muchas cosas para muchas personas, pero hoy, para mí, Él es un Gurú. Un Gurú que es capaz de crear otro Gurú. No cualquier gurú es capaz de hacer eso. Ustedes me llaman Dios, no me llaman Dios, me llaman de cualquier manera, no me molesta. Pero debo decirles a todos con gran claridad que Él ha desempeñado el papel de Gurú y Él está creando más seres como Él. Él dijo que no habrá uno sino cientos de Sathya Sai Babas en el mundo.
Todos pensamos que habría otro milagro, porque somos todos traficantes de milagros, queremos creer en Dios solo si ocurren milagros. De hecho, una persona mayor vino y me dijo: «Swami están teniendo lugar muchas conversiones en la zona costera de Tamil Nadu. Por favor, haz algo». Le pregunté: «¿Qué quieres que haga?». Él respondió: «He construido pequeños templos y he asignado sacerdotes y los estoy entrenando para que se ocupen de esos templos a fin de que los devotos vengan y el hinduismo sobreviva. Entonces, le pregunté: «¿Qué quieres de mí?». Él respondió: «Swami ¿puedes asegurarte de que ocurran milagros en cada uno de esos templos?». Le dije: «¿Por qué dices eso?». Él respondió: «Porque esa es la manera en que la gente se siente atraída hacia los templos. Ellos van a los lugares donde ocurren milagros». Por lo tanto, los humanos piensan que Dios significa súper poderes, poderes sobrenaturales, que se manifiestan principalmente como milagros.
Sin embargo, de repente, todo esto ha cambiado. Dios significa Nirguna Brahman, Dios significa amor puro y desinteresado. Dios significa conciencia integrada constante. Toda la definición ha cambiado. Ha evolucionado. Esa es la definición de Dios para la que estamos aquí. Y eso es lo que tiene que aprender la generación siguiente. Las cosas sucederán. La gente ha tenido muchas otras experiencias en esta forma, muchas experiencias más allá. Es parte de ese gran plan divino que está teniendo lugar. Sólo la Divinidad sabe quién necesita qué. Más allá de todo esto, está esta idea de ser un Gurú y que ese Gurú cree más Gurús como él. No solo los muchachos, las chicas también. En un año, también habrá chicas egresando de la universidad. Y en su propio poder, ellas serán las Maitreyis y Gargis del pasado. Tan claras en su comprensión de las cosas.
Todos pensamos que habría otro milagro, porque somos todos traficantes de milagros, queremos creer en Dios solo si ocurren milagros. De hecho, una persona mayor vino y me dijo: «Swami están teniendo lugar muchas conversiones en la zona costera de Tamil Nadu. Por favor, haz algo». Le pregunté: «¿Qué quieres que haga?». Él respondió: «He construido pequeños templos y he asignado sacerdotes y los estoy entrenando para que se ocupen de esos templos a fin de que los devotos vengan y el hinduismo sobreviva. Entonces, le pregunté: «¿Qué quieres de mí?». Él respondió: «Swami ¿puedes asegurarte de que ocurran milagros en cada uno de esos templos?». Le dije: «¿Por qué dices eso?». Él respondió: «Porque esa es la manera en que la gente se siente atraída hacia los templos. Ellos van a los lugares donde ocurren milagros». Por lo tanto, los humanos piensan que Dios significa súper poderes, poderes sobrenaturales, que se manifiestan principalmente como milagros.
Sin embargo, de repente, todo esto ha cambiado. Dios significa Nirguna Brahman, Dios significa amor puro y desinteresado. Dios significa conciencia integrada constante. Toda la definición ha cambiado. Ha evolucionado. Esa es la definición de Dios para la que estamos aquí. Y eso es lo que tiene que aprender la generación siguiente. Las cosas sucederán. La gente ha tenido muchas otras experiencias en esta forma, muchas experiencias más allá. Es parte de ese gran plan divino que está teniendo lugar. Sólo la Divinidad sabe quién necesita qué. Más allá de todo esto, está esta idea de ser un Gurú y que ese Gurú cree más Gurús como él. No solo los muchachos, las chicas también. En un año, también habrá chicas egresando de la universidad. Y en su propio poder, ellas serán las Maitreyis y Gargis del pasado. Tan claras en su comprensión de las cosas.
Por lo tanto, esta universidad no es solo una universidad más para distribuir títulos de manera gratuita, no. Es mucho más que eso. Así es que tienen que entender esta parte de la misión y no ser solo espectadores. Deben zambullirse en ella, a fin de experimentarla desde dentro. Esa es la idea. Y si ustedes me dan sus deseos, yo les daré desapego. Si me dan su identidad del cuerpo, yo les daré esta identidad del Ser. Ese es el acuerdo, esa es la parte para la que están aquí. Deben dejar ir su ego, para encontrar el Ser. Nada menos que eso funcionará. Como dice Ramakrishna Paramahamsa, así como hay moscas alrededor de un vaso de jugo, que nunca tienen el valor de zambullirse en él, pero aun así quieren probar el jugo. Eso es imposible. Continúan dando vueltas, vida tras vida, alrededor de ese vaso de jugo sin siquiera probar un poco.
Se convierten en eso solo cuando deciden zambullirse. Eso significa que no debe quedar en nosotros nada de «yo y lo mío». Incluso un poco de «yo y lo mío» corromperá y arruinará todo. Así es que esa es la misión por delante. Se va a volver más empinada. Ustedes vinieron a las colinas de Kodaikanal; era más fácil abajo, en la ruta. Tuvieron que transitar un camino sinuoso colina arriba. Además, en la cima de la colina, hay menos oxígeno, hace más frío, pero hay una hermosa vista desde aquí. Por lo tanto, esperen menos oxígeno ahora, más caminos empinados y sinuosos, muchas curvas y bordes peligrosos, mucho frío y lluvias; pero deben continuar el viaje hasta llegar a la cima y disfrutar desde allí la vista real, la visión de la Unidad. Este es el viaje a Kodaikanal. Es diferente de todos los otros viajes a Kodaikanal. No es solo diversión y jolgorio. Hay algo de eso, pero hay más.
Se convierten en eso solo cuando deciden zambullirse. Eso significa que no debe quedar en nosotros nada de «yo y lo mío». Incluso un poco de «yo y lo mío» corromperá y arruinará todo. Así es que esa es la misión por delante. Se va a volver más empinada. Ustedes vinieron a las colinas de Kodaikanal; era más fácil abajo, en la ruta. Tuvieron que transitar un camino sinuoso colina arriba. Además, en la cima de la colina, hay menos oxígeno, hace más frío, pero hay una hermosa vista desde aquí. Por lo tanto, esperen menos oxígeno ahora, más caminos empinados y sinuosos, muchas curvas y bordes peligrosos, mucho frío y lluvias; pero deben continuar el viaje hasta llegar a la cima y disfrutar desde allí la vista real, la visión de la Unidad. Este es el viaje a Kodaikanal. Es diferente de todos los otros viajes a Kodaikanal. No es solo diversión y jolgorio. Hay algo de eso, pero hay más.
¿Lo repito de nuevo? El favor más grande que pueden hacerle al Gurú es no hacerlo repetir sus palabras. Manana, nididyasana. Seguir eso y no hacerlo repetir. Es la primera deuda hacia el Gurú. Por suerte, todo esto se está grabando. Se le ahorran al Gurú las repeticiones. Pero esta tarde quiero que los muchachos escuchen esta charla. Cómo fue que llegaron hasta aquí, cómo se emprendió este viaje. Y ahora han evolucionado hasta convertirse en mejores seres humanos. En Kodaikanal, la comida se digiere con mucha lentitud, por lo que primero tienen que comer despacio. En segundo lugar, deben comer tanto como puedan digerir. De otro modo, en tres días tendrán problemas estomacales. Entonces, no disfrutarán de este lugar, porque la conciencia corporal de la que quiero que se deshagan aumentará. Así que coman poco. ¿De acuerdo?
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