Una madre toma en brazos al hijo que ha ensuciado su vestidura y le coloca una nueva. La muerte es el quitar la vestidura sucia y el colocar la limpia. Que la Madre haga su voluntad; sean hijos obedientes en Sus manos. Tengan total fe en Su amor y sabiduría. Sean un instrumento; sumerjan su voluntad en la Voluntad del Señor. Esto les salvará de la ansiedad y el dolor. No pierdan la cabeza si ven personas que han perdido el rumbo. Eso sería como ver un charco estancado, y por eso juzgar que el agua de lluvia es sucia. El agua de lluvia es pura; es el suelo lo que le ensucia. También tengan cuidado de no criticar a nadie. Eso equivale a criticar a Dios. Noten al Dios dentro de ustedes mismos, y al Dios en todos los demás. Si lo hacen, no hay nada que se iguale a la alegría y paz con que serán recompensados. Les bendigo para que puedan alcanzar esa bienaventuranza.
- Divine Discourse, Oct 16, 1964. |
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