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martes, 4 de diciembre de 2018

Las 15 Pinturas Más Bellas Sobre La Navidad

Las 15 Pinturas Más Bellas Sobre La Navidad

La Navidad y todo lo que la rodeada ha inspirado grandes obras de arte a lo largo de la era cristiana. Esta fiesta religiosa, la más global del mundo, se ha ido entrelazando con el mundo pagano en la sociedad moderna de consumo, pero no hay ninguna duda de que a lo largo de la historia ha ido dejando glorias inigualables en el mundo del arte de todas las épocas, sobre todo en el arte renacentista y barroco. El nacimiento de Cristo ha sido uno de los acontecimientos que más ha sido retratado por los pintores a lo largo de la historia, y en cada obra los diferentes artistas han dejado la impronta de su estilo, dotes artísticas y religiosidad personal. Aquí tienes los 15 cuadros más importantes relacionados con la Navidad:
 

1. «La Anunciación» de Fra Angelico
El italiano Guido di Piero, conocido como Fra Angelico, pintó con témpera y oro sobre tabla esta obra, entre 1420 y 1430. La minuciosidad de los detalles y su búsqueda de profundidad espacial hacen que esta Anunciación está considerada hoy como su primera obra maestra. Las dos escenas que puedes observar una junto a la otra contraponen el pecado original (expulsión de Adán y Eva del Paraiso) con la llegada del Hijo de Dios para redimir a la Humanidad. Se encuentra actualmente en exposición en Madrid, en el Museo del Prado.
2. «El Nacimiento de Jesús» de Giotto Di Bondone
Giotto di Bondone elaboró esta obra entre 1302 y 1305 en los muros de la capilla de los Scrovegni en Padova, Italia. En sus obras el tamaño de la arquitectura era irreal, desproporcionado respecto a las figuras. El espacio cuenta con muy poco detalle, sin embargo consigue en el cuadro una atmósfera sagrada. 
3. «La Natividad» de Fra Angélico
En esta obra el pintor italiano, fraile dominico, volvió a expresar su devoción religiosa y sereno misticismo. Decían de él que ""nunca levantó el pincel sin decir una oración ni pintó el crucifijo sin que las lágrimas resbalaran por sus mejillas". Fra Angelico se diferenció de sus predecesores medievales por la coherencia y la decisión con la que se adhirió a la cultura renacentista. Su modo de disponer las figuras, de organizar las escenas, pertenecía ya a los nuevos tiempos.
4. «Tríptico de Santa Columba. Adoración de los magos» de Rogier Van der Weyden
Rogier Van der Weyden (1400-1464) fue un pintor flamenco que, fiel al estilo de su región, prestó especial atención a los detalles, al vivo colorido y al realismo de las figuras. Sus obras se caracterizan por el dramatismo con que retrata a los personajes, sobre todo sus expresiones. El Tríptico del altar de Santa Columba, que se encuentra en la iglesia del mismo nombre en Colonia, Alemania, incluye en su parte media esta escena maravillosa de la adoración de los magos. 
5. «Natividad mística» de Sandro Botticelli

Sandro Boticelli experimentó una gran conversión llegado a una época de su vida, que le hizo abandonar los ideales mundanos en  favor de un celo místico y un estilo personal alejado de toda representación tradicional de Cristo. Lo expresó a la perfección en pinturas como este óleo sobre tela realizado en 1501 y que puedes contemplar actualmente en la National Gallery de Londres. 

6. «La Adoración de los magos»  de Leonardo Da Vinci

Leonardo da Vinci (1452-1519) es una de las mayores personalidades de la historia, debido a sus logros en áreas tan diversas como la pintura, la escritura, la escultura, la arquitectura y la ciencia, pues también fue un gran inventor. A pesar de que era un pintor lento y laborioso, parte de sus obras las dejó sin acabar, confirmando esa actitud experimental que le caracterizaba. Probablemente, una vez resueltos los problemas formales y proyectada toda la obra, sintiese menor interés en continuar, una vez que dejaba de ser un reto que resolver. Este es el caso de «La adoración de los magos» de 1481, un esbozo monocromático de una extrema complejidad compositiva, que incluye a numerosos personajes pero al que faltó agregar los colores. En el cuadro dejó patentes las características fundamentales de su estilo propio: el uso de sombras que gradúan sutilmente las luces y un modo de obtener el relieve a través de suaves claroscuros. 
7. «Adoración de los Pastores» de Giorgione
Giorgione (1479-1510) fue un artista cuya vida y obra son misteriosas, se sabe poco de ellas. En sus pinturas no da prioridad al dibujo y la forma, si no que utiliza su forma magistral de aplicar los colores para lograr la perspectiva. En esta obra elaborada antes de 1506 destaca especialmente el paisaje, trabajado meticulosamente para insertar a la Virgen María, San José y a dos pastores en un ambiente propicio en el que todos observan al Niño con reverencia. 
8. «Adoración de los magos» de Alberto Durero
Alberto Durero (1471-1528), fue uno de los principales pintores del Renacimiento alemán. Hombre casi tan polifacético como Leonardo, fue pintor, filósofo, escritor y dibujó sobre botánica y anatomía. En «La adoración de los magos», de 1504, Durero firmó una obra maestra en cuanto a la prolífica aplicación de los colores y a la relación de la arquitectura con la figura humana. En ella dejó huella de la obsesión por la perspectiva y la proporción que marcó toda su pintura. Conserva componentes medievales pero organiza el espacio de forma racional, y los detalles arquitectónicos adquieren un estilo clasicista. 
9. «La Adoración de los Reyes Magos» de Rubens
Pieter Paul Rubens (1577-1640) fue un maestro barroco de la escuela flamenca con un gran instinto pictórico y capacidad para dotar a sus pinturas de un exuberante movimiento y expresividad. Además de un excelso pintor destacó en otras áreas como la diplomacia y en los idomas; conocía el latín y algunas lenguas modernas. 
El cuadro «La adoración de los Reyes Magos» representa un arquetipo de barroquismo con su clásico juego de luces focales y sombras, la riqueza de colores y las expresiones corporales tan enfáticas de las figuras. Fue elaborado en dos fases diferentes, 1609 y 1628. La luz que ilumina la escena proviene del Niño Jesús y se proyecta sobre los rostros de la Virgen María y los Reyes Magos. Esta parte izquierda, que fue la primera que pintó, se caracteriza por la serenidad que transmite la contemplación, y se contrapone al ambiente creado en la parte derecha y superior, realizadas en la segunda fase y en las que los cuerpos de los porteadores, los caballos y los jinetes transmiten gran dinamismo y tensión. Los personajes se apelotonan unos sobre otros dándole muy poco protagonismo al paisaje, que apenas se descubre en el fondo.
10. «Adoración de los pastores» de Francisco de Zurbarán
Francisco de Zurbarán (1598-1664) fue un ilustre pintor del barroco español. Se resistió a incorporar el nuevo tratamiento de la perspectiva y la coherencia espacial surgidas en el Renacimiento, y prefirió un realismo más arcaico con el que algunos pintores decidieron seguir solventando las obras complejas. Destaca la forma expresiva con la que caracterizaba los rostros de sus personajes y su intuición para utilizar colores que se consideraban contrarios, pero que él lograba armonizar. Todas estas cualidades se traslucen en su «Adoración de los pastores» donde logró confeccionar un ambiente oscuro y misterioso. La luz parte del Niño Jesús y alumbra la escena mientras la Virgen María descubre suavemente el paño para que los pastores y ángeles lo adoren. Todos los personajes visten ropajes humildes mientras los objetos cotidianos como jarros y canastas otorgan aún mayor realismo al acontecimiento.

11. «La adoración de los pastores» de Rembrandt
Rembrandt van Rijn (1606-1669) fue un genio de la pintura barroca holandesa. Se destacó frente a la mayor parte de artistas holandeses que se especializaban en una temática particular, como retratos, paisajes, etc. por practicar todas las modalidades, incluidos los temas religiosos, que ya comenzaban a no ser los predominantes. Dentro de este último género se inclinó por las escenas bíblicas, que le permitían expresar a la perfección la complejidad del alma humana.
En su pintura destaca una enorme sensibilidad, que refuerza en escenas nocturnas como esta, en las que da protagonismo a los efectos de luz y sombras en los que prácticamente se pierden los contornos de las formas. Esta cualidad se manifiesta en su «Adoración de los pastores» de 1646, en la que apenas se logran distinguir las figuras que componen la escena. La escasa luz que alumbra el establo está enfocada sobre el Niño Jesús y contribuye a subrayar la atmósfera de intimidad. En torno a él, la Virgen María, san José y los pastores observan con devoción al pequeño.
12. «Adoración de los pastores» de Hugo van der Goes
Esta obra es la tabla central del extraordinario Tríptico Portinari, la obra más famosa del autor, pintada en Brujas (Bélgica) en 1476. Como fue enviada a Florencia, tuvo una gran influencia en los pintores italianos de la época. Presenta como figura central a una dulce Virgen María, ataviada de manera más sencilla que los ángeles arrodillados ante el Niño, cubiertos por capas llenas de brocados e idealizados al modo flamenco, mientras que a los pastores y a San José los presenta con rostros más realistas.
13. «La Natividad» de Caravaggio
Esta obra se encontraba expuesta en el Oratorio de San Lorenzo de la siciliana ciudad de Palermo hasta que fue robada por la mafia italiana, por miembros de la Cosa Nostra en 1969. Incluido entre los diez robos de arte más importantes de la historia, situándose en el puesto tercero, sigue en paradero desconocido, siendo una de las piezas más buscadas por los estamentos policiales a nivel internacional.  Desde la Navidad del 2015 una reproducción digital ocupa el lugar del original. La copia digital es obra del laboratorio madrileño Factum Arte, a partir de unas fotografías de la última restauración realizada en 1951.
En la escena, inundada de un halo de silencio melancólico, San Lorenzo y San Francisco están presentes de manera simbólica junto a los pastores y a la Virgen, que con expresión de tristeza mira a un Niño rollizo y sonriente. El único elemento de celebración es el ángel que desciende creando un movimiento en diagonal con el joven pastor que nos da la espalda. Para ambos, seguramente fueron modelos chiquillos de la calle, costumbre tan habitual del maestro barroco. Este ángel tan realista lleva en una mano una filacteria que anuncia en alabanza la "Gloria en los altos cielos a Dios", mientras que con la otra mano señala al cielo, indicando el origen divino del niño.
14. «Adoración de los magos» de El Bosco
Esta Adoración de los Magos realizada en torno a 1510, también llamada Tríptico de la Epifanía, se encuentra actualmente en el Museo del Prado y ha recibido recientemente una minuciosa restauración. Conserva sus bisagras originales, unas bisagras con más de 500 años de antigüedad. Como en toda la obra del pintor neerlandés, lo grotesco, lo monstruoso e iquietante tienen su lugar, materializado en esta pieza de diferentes maneras, por ejemplo en las figuras de los pastores, que curiosamente observan la escena desde el tejado, o desde una ventana abierta, o en los jinetes que cabalgan ajenos a lo que ocurre en la vieja cabaña.  
15. «Adoración de los pastores» de El Greco
Para finalizar, puedes observar esta obra de estilo manierista ejecutada por el Greco en torno a 1612, probablemente en su último año de vida. Es más, su voluntad inicial era que esta Adoración de los Pastores presidiera su propia tumba. Sin embargo fue transferida a un monasterio hasta que en 1954 fue adquirida por el Museo del Prado.
La composición en espiral, creando un movimiento en ascensión, el alargamiento y distorsión de las figuras, las poses extrañas y dinámicas que crean una sensación de maravilla y éxtasis, los fuertes contrastes entre la luz y las zonas oscuras, que realzan el sentido dramático,  y los colores brillantes típicos de las pinturas de el Greco la convierten en una de las obras más reconocidas del pintor griego afincado en España, identificado como uno de los precursores del arte moderno. 
Fuentes de contenido e imagen 1, 2

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