El Principio del 'Yo Soy'
El Cristo interno
Rev. P. Charles Ogada
Editado por María Jory
Alguien le preguntó a Jesús:
"¿Cuándo vendrá el Reino de Dios?"
y Jesús les dijo:
"El Reino de Dios no vendrá con muestras de aparato.
Ni se dirá, '¡Vele aquí o vele allí!' Antes tened por cierto
que el reino de Dios está dentro de vosotros."
Lucas 17: 20 – 21
El buscar a Dios es como buscar sus propios ojos.
Lo encontrarán cuando dejen de buscar. Ustedes son aquello.
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Traducción de Herta Pfeifer
Santiago, mayo 2011
A los Espiritanos
... Quienes encarnan al Espíritu
INDICE
PRÓLOGO
NOTA DEL EDITOR
AGRADECIMIENTOS
INTRODUCCIÓN
PARTE I: EL CRISTO
1. El Principio del 'YO SOY'
... El 'Cristo' Interno
2. El Conocimiento de Uno Mismo
... es el Reino de Dios
PARTE II: LA LEY
3. Sólo el Uno Mismo Existe
... No Hay Nadie Aparte de Él
4. Allende las Imágenes
... Se Conoce al Uno Mismo
5. Ustedes son el 'Yo Soy'
... El Potencial Infinito
6. La Esencia del Sabbath
... es Silencio
PARTE III: LA NEGACIÓN DE LOS CONTRARIOS
7. Su Verdadero 'Sí Mismo'
... está Más Allá de la Reencarnación
8. Más Allá de Bien y Mal
... Destino y Libre Albedrío
9. La Vida Eterna
... Allende el Sufrimiento y la Muerte
PARTE IV: EL SILENCIO
10. Allende los Sentidos
... al Silencio del 'Yo Soy'
11. Auto – Servicio
... Deber Sin Volición
12. Recordando a Dios
... En Todo Momento
13. Observen Sus Pensamientos
... Sean un Testigo
14. La Senda Desconocida
... Hacia el Conocimiento de Uno Mismo
15. Quédate Quieto y Conoce
... Que 'Yo Soy' Dios
PARTE V: LA CREACIÓN
16. Antes del Principio del Tiempo
... Cosa alguna fue Creada
17. El Universo es Mi Cuerpo
... La Corriente Vital, Mi Sangre
18. Dios de Dios
... Engendrado, no Hecho
PARTE VI: LA CRUZ
19. Hacerse el Muerto
... El Sermón de la Montaña
20. El Camino de la Cruz - Via Crucis
... La Negación del Ego
EPÍLOGO: LA RESURRECCIÓN
21. El Sepulcro Vacío
... De Vuelta a Donde Estábamos
NOTAS
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PRÓLOGO
No cabe duda alguna que este es uno de los más importantes libros jamás escritos sobre el tema de la Fe Cristiana. Por primera vez se proyecta una luz fuerte, clara y poderosa sobre aquello que muchos cristianos y otros ya sabían intuitivamente, pero que les resultaba difícil de probar, ¡que el Señor Jesucristo era en todo respecto un verdadero No-Dualista!
Tradicionalmente las Iglesias Cristianas han visto siempre a Jesús como el Hijo de Dios que viniera a traer su mensaje evangélico, mas nunca convinieron plenamente, ni siguieron estas declaraciones no-dualistas hasta su sentido último, con sus radicales declaraciones como "El Reino del Cielo está dentro de ustedes", "Yo y Mi Padre somos Uno" y "Yo soy el Camino, la Verdad y la Luz" y así sucesivamente. Estos elevados pronunciamientos concuerdan con las enseñanzas místicas no-dualistas de todas las Religiones Superiores, que enseñan que Dios debiera ser conocido y visto como totalmente inmanente en el corazón, más que como una Deidad trascendente allá afuera, por así decirlo; y que no existe división alguna entre él y su Padre, la Divinidad, ¡que son absolutamente Uno! Y que, además, ese mismo Dios le es inmanente a cada alma inmortal y que la Luz, la Verdad y el Camino, son medios para encontrar la salvación del alma de su separación respecto de su propia y Real Naturaleza, lo Divino residente dentro de su corazón mismo.
Podrá argüirse fácilmente que una de las causas principales de la eventual crucifixión del Cristo fue la sospecha por parte de Saduceos y Fariseos, debido a sus declaraciones No-Dualistas, que blasfemaba en contra del trascendentalismo ortodoxo del Judaísmo y, por ello, no interfirieron en el juicio de las autoridades romanas, las que pensaban que él podía constituir una amenaza política para el Estado.
En este maravilloso libro, y no hay palabras adecuadas para elogiar sus virtudes, el Padre Charles Ogada comprueba, con referencias exactas, la indudable certidumbre del absoluto No-Dualismo de Jesucristo, y entrega muchas claves para entender este hecho a través de precisas referencias escriturales y de su propio conocimiento basado en una extensa indagación espiritual.
Gracias a su hondo asentamiento, tanto en el Cristianismo tradicional como en un profundo estudio de las tradiciones místicas del Advaita Vedanta del Hinduismo, del Sufismo del Islam y de la Cábala del Judaismo, es capaz de señalar, con absoluta claridad, el camino hacia el entendimiento práctico y las plenas implicaciones de esta Verdad esencial.
Explica sucintamente todas las implicaciones teológicas y las viabilidades del Gran PRINCIPIO
'YO SOY' que le fuera revelado primero a Moisés, por la Divinidad hablando directamente desde la zarza ardiente, con las inmortales palabras que Su Nombre era "YO SOY EL QUE SOY" y que fuera seguido en la práctica por el Señor Jesucristo.
El PRINCIPIO 'YO SOY' es el núcleo esencial del libro y, por ende, su título. En sus lúcidos capítulos, el autor explica gráficamente su propia búsqueda de la verdad, su dura lucha con la Ortodoxia Cristiana y su llegar a comprender que las Enseñanzas No Dualistas del Cristo concuerdan con las demás tradiciones místicas y los postulados de las Grandes Religiones.
Este maravilloso libro es fácil de leer, porque el Padre Ogada tiene un fácil manejo del inglés. Todas sus declaraciones son plenamente apoyadas por las citas de las escrituras cada vez que es posible.
Estoy absolutamente seguro que este libro constituirá una revelación para todo devoto cristiano que busque el más profundo y más elevado sentido de su credo, ¡y su infalible camino a la Salvación!
Alan Jacobs
Presidente de la Fundación Sri Ramana Maharshi, Reino Unido
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NOTA DEL EDITOR
El trabajar con el Padre Charles Ogada en este libro del "Principio del 'Yo Soy'" ha constituído una experiencia viva del 'Cristo' interno. La miríada de eventos que ocurrieran mientras llegaba a manifestarse este libro, son demasiadas como para mencionarlas. De algo sí estoy cierta, que este 'instrumento' llamado María Jory no tenía control alguno sobre ninguno de los eventos desplegados en la parte que ella desempeñó en hacer que este libro 'se produjera'. Nunca dejaré de sentir asombro al ver como se revelaba 'el plan divino', como se daban las sincronías y como el Divino Titiritero decide en qué forma representemos nuestros variados roles los meros títeres.
Normalmente migro, como los pájaros, desde el invierno inglés, por cinco meses sabáticos, al sol de mi apartamento en Puttaparthi, India, lo que he estado haciendo por dieciocho años. Puttaparthi es una localidad sagrada en donde naciera Sri Sathya Sai Baba y en donde tiene su ashram. Buscadores espirituales de una variedad de naciones de todo el mundo realizan peregrinaciones hasta este santificado poblado, llegando por miles.
El Padre Charles planeaba ofrecer una Misa después de Navidad en Puttaparthi, en diciembre del 2009. Necesitaba un organista para el evento y un mutuo amigo italiano me recomendó para desempeñar el rol. Después de discutir sobre la música para la Misa, el Padre Charles y yo hablamos largo y tendido. Escuchando su historia, hice una indicación casual acerca de que debiera escribir sobre sus experiencias espirituales. Respondió que estaba ya en vías de escribir un libro acerca de las enseñanzas Adváiticas de Jesús.
El tema del Advaita (No-Dualismo) ha estado siempre muy cerca de mi corazón. Yo ya había transcrito, colacionado y editado un libro algunos años antes, sobre las enseñanzas Adváiticas del Sabio Nisargadatta Maharaj, titulado "Más Allá de la Libertad", y cuando oi acerca del tema del libro que el Padre Charles estaba escribiendo, ¡me ví a mi misma ofreciéndome para editarlo!
Estando aún en la India, comencé a trabajar editando este libro y discutí viabilidades en numerosas conversaciones telefónicas entre nosotros, el Padre Charles en Nigeria y yo en la India. Ambos nos dimos cuenta que la distancia que nos separaba no era beneficiosa para trabajar eficazmente, ¡y entonces me encontré ofreciéndome para visitarle en Nigeria!
Regresé a Inglaterra en la primavera del 2010 y de inmediato hice planes para visitar Nigeria. El conseguir una visa Nigeriana fue todo un desafío, con múltiples requerimientos. Las autoridades me informaron que la visa podría tomar hasta diez día laborables para ser entregada. Yo ya había reservado un vuelo antes de saber que requería de una visa y tuve que cambiarlo para el caso que no estuviera lista a tiempo. Entonces se produjo la erupción del volcán en Islandia y fueron suspendidos todos los vuelos de llegada y salida desde el Reino Unido. Cambié nuevamente mis planes.
Finalmente pude partir hacia Nigeria. Llegué a Lagos, volé a Port Harcourt y después de un largo trayecto llegué al área rural y la parroquia de San Juan en Ebe, en donde reside el Padre Charles. Despertaba cada mañana con el canto del gallo residente y con el cántico de los sacerdotes en la parroquia. La paz y la quietud en Ebe eran apropiadas para trabajar en el libro.
Yo provengo de un medio católico y estudié en el internado de un convento. Por el camino fui estudiando muchas religiones e incluso llegué a ser ordenada como Ministro Inter-confesional en 1998. Ha sido sumamente gratificante el trabajar junto al Padre Charles en 'Satsang'. Las profundas enseñanzas de Jesús en este libro compendian las enseñanzas Adváiticas de los diferentes Maestros de las varias tradiciones que había investigado a lo largo de los años y regresé, completando el círculo, a mis raíces católicas.
Ha sido un privilegio el trabajar con el Padre Charles en un libro tan especial y he valorado cada momento del proceso creativo. Mis semanas aquí, enfrascada en la sabiduría de las enseñanzas de Jesús, refinando cada detalle y concepto en preparación de la publicación, han significado una gran ayuda al permitir que la enseñanza echara raíz y fuera integrada. Siento la certeza que este libro habrá de ser de gran ayuda para lectores de todos los credos en cuanto a entender el real significado de las enseñanzas de Jesús acerca del principio del 'Yo soy' y del 'Cristo' interno.
María Jory
Mayo 2010
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AGRADECIMIENTOS
El Conocimiento de Sí Mismo es aquel Manantial Vivo que, cuando beben de él nunca volverán a sentir sed. (1) Muchos han ayudado en el proceso de dirigir y de redirigir estas aguas hacia un depósito de sabiduría que sostienen en su mano. Por ende, me doy cuenta que soy únicamente una gota en el océano de los eventos que se sucedieran a lo largo del proceso del libro. A través del 'Yo soy', agradezco a cada uno de los que el 'Cristo' ha usado como instrumentos para escribir este libro.
A Ted y Jody en los EEUU, que son personificaciones del amor, les debo mi más profunda gratitud por su afectuoso apoyo e inspiración.
A Karl Meissnitzer, Venkatesh Varan y Denise Breit quienes leyeran concienzudamente el manuscrito original, mi afectuoso aprecio.
A todos quienes han estado a mi lado en solidaridad y amor, Hajia Funmi Bodunde, Juez Sra. Chinwe Emembolu, Jefe Okenzie Nwabuko, Sra. Uzoma Udoye, Dr. Jayaram Barathi, Dr. Anupata Roy, Sr. Harish Chulani, Kelechi Emeagi, Nooshin Mehrabani, Bishu Prusty, Mark Aspa, Ebele Ibada, Joy Arazu y Adaeze Iloeje; las Familias de la Prof. Sra. Adiele Nwosu, Prof. I.C. Iloeje, Sra. Mba Angela, Sr. Felix Onwudinjo, Sr. Tony Tabansi, Victor y Genoviva Kanu en Zambia, Denise BNreit y Rich Bombace, Ron y Su Farmer de Australia, Karl y Catherine Meissnitzer en Austria y Raguvir Kaur de Singapur, les estoy eternamente agradecido.
Estoy en deuda con mis padres, Bernard y Bibianna quienes hicieran tanto impacto espiritual en mi vida temprana, a mis hermanos y hermanas, Chinyere, Chika, Ngozi, Ugonna, Udoka, Chidimma, Kelechi y Jane, quienes han sido una gran fuente de amor e inspiración, y a mi abuela Sra. Paulina Agu, quien es siempre cariñosa conmigo.
Mis agradecimientos a María Jory, la 'leona' de la verdad. A través del proceso creativo, de borrar las repeticiones, corregir los tiempos verbales, perfeccionar las frases, aclarar los conceptos, eliminar las ambigüedades, hiciste que el libro brillara como un cristal. Ha sido una alegría el trabajar contigo, ¡en especial cuando hacías de abogado del diablo! Más que simplemente prepararlo para la publicación, tu profundo conocimiento del tema del no-dualismo fue de inestimable valor.
Deseo agradecer el rol de los Espiritanos que han nutrido al Espíritu dentro de mí, mis maestros en el Seminario que me entregaran las herramientas para la indagación crítica, mis compañeros sacerdotes, en especial el Hno. Dom Nnoshiri, por proporcionarme el sagrado espacio en la parroquia que me era muy necesario para completar este libro.
A la Iglesia Católica, la encarnación misma del principio del 'Cristo', este libro no podría haber nacido sin ti.
A los maestros espirituales, Sri Ramana Maharshi, San Juan de la Cruz y Anthony de Mello, quienes fueran 'señalizadores' hacia la senda desconocida del 'Yo soy' 'sin Yo', ¡ofrezco mis humildes salutaciones!
A Bhagavan Sri Sathya Sai Baba, quien me pusiera 'cara a cara' con el 'Cristo' interno, y me hiciera declarar sin más ni más, Yo soy el que soy. (2)
15 de Mayo, 2010
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INTRODUCCIÓN
Desde mi niñez tuve el hábito de retirarme a la espesura de la jungla africana. Los árboles me hablaban. Su lenguaje llenaba mi corazón de una paz y un amor inexplicables. Durante uno de estos momentos de soledad tuve una experiencia inusual. Tenía 17 años por entonces.
Estaba solo con los árboles, lleno con la calma de una presencia desconocida. Repentinamente una extraña fuerza me invadió. Mi corazón comenzó a expandirse mientras mi cuerpo se hacía cada vez más grande. Entonces escuché una voz. Esta voz llenó mi corazón con un amor inmenso. Me disolví en él. El sonido de la voz carecía de dirección. Perdí todo sentido de separación con las cosas que me rodeaban – como si los árboles, la tierra, el cielo formaran parte de mi cuerpo.
La voz me dijo: "¿Qué te gustaría hacer con esta vida?", y respondí, "Que otra cosa Padre que entregarte esta vida a Tí." Uso la palabra 'respondí', porque no hay otra para describir mi experiencia, ya que no sentía diferencia alguna entre la voz y yo mismo. Me daba cuenta que esta voz era el sonido viviente que lo mantenía todo en existencia, sin embargo yo era uno con ella.
La dulzura de esta voz se convirtió en mi alimento, mi dormir, mi soñar, mi pensar, mi aliento y mi todo. Era una conciencia viviente, que me hacía sentir el dolor o la alegría en todo, porque todo lo sentía en mi corazón. Todo era como un continuum de una energía de flujo vital. En un instante supe que no había nada fuera del Espíritu.
El impacto de esta experiencia se mantuvo en mí alrededor de dos semanas. Entonces comencé a pensar acerca de la manera de entregarle esta vida al Padre. (1) Con anterioridad a este encuentro, me estaba preparando para estudiar medicina en la universidad. Había recién terminado la secundaria y estaba esperando los resultados. Entonces cambié de idea, porque sentí que la mejor forma de realizar mi experiencia mística era entrando en una orden religiosa. Entonces busqué la manera de ingresar a la congregación de los Padres y Hermanos del Espíritu Santo, conocida como los Espiritanos. En 1703, el Venerable Padre Caude Pourlat de Place, fundó en Francia esta orden misionera internacional con hombres que entregaban sus vidas al servicio de los pobres.
Ingresé a la orden al año siguiente, 1989, como seminarista que estudiaría para llegar a ser un sacerdote católico. Inicialmente todo fue bello. Dios me llenó con mucho apoyo y dulzura espiritual. No obstante, por el camino la dicha de mi experiencia mística comenzó a abandonarme.
Durante mi noveno año de estudios para el sacerdocio, mi mundo finalmente colapsó. El vacío que me envolvió era más oscuro que la muerte. Ya no podía encontrar al Uno que era la luz de mi ser. La vida se tornó árida y yerta. La débil llamita de resplandor Divino que mantenía viva a mi alma se había finalmente apagado, y todo se me ocultaba. Completamente perdido en el vacío del sin sentido, mi alma vagaba en la oscuridad de la existencia. Había desaparecido la voluntad de vivir. Como un cuerpo separado de su aliento vital, mi alma suspiraba en vano por la fuente eterna de su existencia. Llegué al final de mis fuerzas y decidí dejar el Seminario, ya que no podía seguir resistiendo la prueba. Sabía que esta decisión no iba a resolver mi problema, pero sabía también que no podía seguir soportando el peso de la tiniebla.
Durante estos momentos, mi muy querido Papá enfermó gravemente y me hizo saber que debía volver de inmediato a casa. Volví para verle. Tenía por entonces cincuenta y ocho años y estaba muriendo de cáncer. Los dolores eran insoportables. No podía estar de pie, sentado ni acostado. Cada postura que tomaba le significaba un tormento, y ante sus dolores, yo me olvidé de los míos. Su oscuridad engulló la mía. Me sentía como alguien que olvida una leve cefalea debido a un fuerte dolor de muelas. Mi trayecto con él en su sufrimiento y su muerte se convirtió en un nuevo despertar para mí, un fuerte empujón que me arrastró a buscar las realidades más profundas de la vida. El encuentro con Papá me llevó hasta los límites de la mente humana y descubrí que allende la lógica de la razón, el sufrimiento nos empuja hacia ese vacío de la entrega, en donde el sufrimiento ya no nos toca.
Mi padre pasó por este transformador poder del sufrimiento. Inicialmente rechazó la enfermedad preguntando, "¿Por qué yo, Señor?" Luego, gradualmente, este rechazo le abrió paso a la aceptación y la aceptación llevó a la rendición. Una vez me llamó junto a su lecho y dijo que iba camino al Calvario. El Calvario es el símbolo cristiano de la entrega total o la disolución del ego en la cruz. Me pidió solicitar que se rezara una Novena por él (nueve días de oraciones) rogándole a Dios por fortaleza y coraje para llegar al Calvario. Luego me dijo, "Estoy ofreciendo estos sufrimientos para la alegría del mundo, por las almas del Purgatorio y por la felicidad de la familia."
Hacia el final, la actitud de entrega en el sufrimiento de nuestro Papá le puso en contacto con su Sí Mismo interno. En esa unión mística, aunque persistía el dolor, ya no había sufrimiento. Era como si hubiera descubierto el secreto de la muerte. Había luz y alegría en sus ojos y el constante entonar de la dulzura de los nombres de Dios ungía sus labios. Era inusual y muy raro para uno el saber la hora de su muerte, sin embargo, tres días antes de su muerte, nos llamó junto a su lecho (mi madre, el hermano menor que me seguía en edad y yo) y nos dijo que iba a dejar su cuerpo el miércoles siguiente. Esto fue el lunes 25 de agosto de 1997. Nos indicó estar preparados y prontos para lo que habría de suceder ese día. Por supuesto que no le tomamos en serio, porque no queríamos creer que iba a dejarnos. Ese miércoles, alrededor de las 15:45 hrs. nos llamó de nuevo a los tres a su lado, y dijo, "Llegó el momento". Me dió su mano y me indicó que cantara los nombres de Dios. Comenzamos a recitar la letanía de los sagrados "Nombres de Jesús". Fue mientras entonábamos estos santos nombres de Dios que abandonó su cuerpo, como quien se queda dormido.
El sufrimiento y la muerte de Papá fue un duro golpe que me arrastró hacia adentro y reavivó las mortecinas brasas de mi búsqueda espiritual. Las palabras que pronunciara en su lecho de muerte se convirtieron en la sólida base desde la cual mi espíritu se remontó de nuevo hacia los misterios del Silencio. Me dijo que no abandonara el seminario, de modo que regresé obedeciendo a su mandato y para alegría de esta energía reencontrada, que encerraba el prospecto de reconectarme con mis antiguas raíces.
"Y nuestras almas fueron despertadas...
Desde las profundidades del Silencio
Como el aparecer de una estrella
Desde el vacío del espacio,
Su luz ya no podía seguir escondida
En la oscuridad del cielo nocturno.
Una Crisis en el Seminario
El nacimiento de un gran despertar Espiritual"
La Escuela Internacional Espiritana de Teología [SIST en inglés – N. de la T.] fue en donde recibí mi preparación final en el sacerdocio. Estudiantes de diferentes países y antecedentes culturales africanos creaban un ambiente único para la fertilización cruzada de ideas y un profundo respeto y apertura hacia diferentes perspectivas de la Verdad. Era una comunidad de unidad en donde cada miembro era un Espiritano, significando Personificación del Espíritu. Nos empeñábamos en llevar una vida de transformación espiritual interna, según el llamado de nuestra vocación religiosa.
La enseñanza teológica constituía la etapa final en los largos diez a once años de formación, antes que el Seminarista fuera finalmente ordenado sacerdote. A mediados de esta última etapa de formación, que abarcaba un período de cuatro años, se requería de nosotros un compromiso final con los tres votos evangélicos de Pobreza, Castidad y Obediencia. Nuestra vida como hermanos comunitarios giraba en torno a estos votos. Este compromiso final, expresado habitualmente en el octavo año de formación, era el más grande evento en la vida de la comunidad. Representaba un llamado radical a los Espiritanos para actuar y vivir como el Cristo, con absoluto desapego de las cosas materiales y del sentido del 'yo' y lo 'mío' (el voto de Pobreza); una vida de pureza y de unión mística con Dios (el voto de Castidad), y en completa entrega a la Voluntad del Padre (el voto de Obediencia). Era un llamado a una
Vida Divina y la única meta de la formación de un Espiritano, de acuerdo a nuestra Norma de Vida Espiritana, era despertar esta Conciencia Crística en el corazón de los estudiantes. (2)
Uno no podía aspirar a nada más grande en la vida. No obstante, después de hacer mi compromiso final con esta sublime vida de santidad, supe que aún había algo que faltaba dentro de mí. No podía encontrar a Dios. Me sentía desconectado de la voz que me llamaba. Mi corazón estaba seco. Veía la misma aridez espiritual a mi alrededor y solía preguntarme si no era una proyección de mi estado interior. Mi espíritu se preguntaba, ¿era yo el único involucrado en este juego de fingimiento? No quería ser desleal conmigo mismo. No obstante, cuando Papá me había dicho que retornara al Seminario, sabía que algún día encontraría la fuente de mi ser. "¿Como me podía conectar con esa Fuente?" Este dilema entrampaba mi alma. "¿Quién podría mostrarme el camino?" se preguntaba la inexpresable angustia en mi corazón.
Entonces sucedió algo. Fue la raíz de una crisis que envolvió al Seminario. Llegó un decreto del Concejo Directivo de la Escuela Internacional Espiritana de Teología, dirigido a los estudiantes a través de los Directores de formación. La carta y sus mandatos les brindaban a los estudiantes la oportunidad de entregar información sobre los resultados del modo en que estaban siendo formados. Los estudiantes lo vieron como el Momento de la Gracia Divina". (3) Puesto que este mandato provenía de la más alta autoridad del instituto, los estudiantes decidieron vaciar en el regazo de la Madre Suprema la carga de sus corazones, la angustia de sus esperanzas frustradas, la tensión de sus emociones reprimidas y, lo más importante, la aridez de sus aspiraciones espirituales. Los estudiantes abogaron, como un corazón y un alma, por una transformación radical en el proceso de su formación.
No me había dado cuenta hasta entonces que los íntimos anhelos espirituales de mi corazón eran los deseos no expresados de muchos estudiantes. Mis frustraciones eran sus supresiones y mi estancamiento espiritual, su misma experiencia interna aunque en variados grados. Respondieron al desafío del momento con un ímpetu sin par.
Para armonizar sus ideas, establecieron un comité constituido por siete estudiantes y fui elegido para ser uno de los miembros de este cuerpo. Este comité trabajó incansablemente cada día y hasta altas horas de la noche. Había de armonizar las ideas y deliberaciones de los estudiantes en un todo sistemático y coherente. Hubo reuniones generales de toda la comunidad estudiantil, en donde los temas fundamentales atingentes a los aspectos integrales de su formación fueron discutidos y deliberados. Al final de cada asamblea general, el comité especial se retiraba a trabajar, con el objeto de evacuar un resumen simple que entregara una representación precisa de las expresiones de los estudiantes. Por último, este resumen fue presentado, una vez más, al cuerpo estudiantil en pleno para correcciones, enmiendas y aprobación definitiva. Cada aspecto integral de formación pasó a través de este proceso purificador. Al final, los estudiantes presentaron un escrito titulado "El Documento Preparatorio de los Estudiantes para la Revisión Habitual de la Comunidad Espiritana", que llegó a ser conocido como el documento del "Momento de Gracia".
Cuando llegó el momento acordado, el Concejo Directivo del SIST envió a un delegado para representarlo en las deliberaciones que se llevarían a cabo entre los Directores de formación, el Rector del Seminario y los representantes de los estudiantes. Los estudiantes habían elegido dos puestos en este comité y yo era uno de ellos. En el curso de las deliberaciones le presentamos al comité el documento preparatorio de los estudiantes. Le tomó al comité un día entero para digerir los contenidos de dicho documento, el cual en todo sentido era un 'opus magnum'.
La reflexiones de los estudiantes sobre los usos de la comunidad, llamado en adelante el documento "Momento de Gracia", fue influido por cinco principios importantes.
Primero estaba la necesidad de llenar el vacío entre las verdades espirituales codificadas en nuestra Regla de Vida Espiritana y su realización concreta en la Regla interna de la experiencia Espiritana vivida. Según los estudiantes, "Nuestra experiencia como 'Espiritanos' en la formación inicial es la de nostalgia: anhelamos con esperanza insatisfecha el llegar a vivir nuestra vocación religiosa profesada." (4) Por ende, el documento del "Momento de Gracia" desnudaba las cuestiones existenciales enfrentadas por los estudiantes en su esfuerzo por vivir de acuerdo a los tres votos apostólicos de Celibato, Pobreza y Obediencia, que configuraban el núcleo mismo de nuestra vocación religiosa.
¿Cómo podíamos arreglárnoslas con la soledad de la vida célibe sin esa experiencia mística en donde los principios masculino y femenino se hacen uno y lo interno se convierte en lo externo en el éxtasis de la unión Divina?
¿Cómo podíamos manejar el antiguo despertar de la serpiente de capuchón enroscada en la cintura, sin la flauta de música celestial que absorbía su veneno?
¿Cómo podía uno desprenderse del ropaje de pobreza del 'yo' y el 'mío' a falta de ese Divino fuego de sabiduría que consumía la simiente del deseo?
¿Cómo podía uno despojarse del imperativo de la voluntad propia en la cruz de su total abandono ante la Divina Omnivoluntad, sin acceder a esa antigua llave que abría el 'Vacío del Silencio' en donde no existía un segundo?
Aunque el sistema en que nos encontrábamos guardaba en su visión los grandes ideales espirituales de la Vida Divina, no podía ofrecernos los pasos prácticos que pudieran unificar las trascendentales alturas del idealismo con el inmanente mundo del pragmatismo. (3)
El documento del "Momento de Gracia" subrayaba además la necesidad de una relación maestro-discípulo como paradigma de formación; un ejemplo en donde la Formación asumiera el perfil de la transformación encontrado en un taller con herramientas prácticas de 'martillo' y 'clavos', 'cinceles' y 'brochas'; una Formación en donde la relación maestro-aprendiz le adjudicara primacía a la autoridad de la experiencia. (4) Mas, ¿en dónde podíamos encontrar a un tal Maestro, cuyo pensamiento, palabra y acción fueran unificadas y cuya Presencia representara al Silencio que transformaba el Espíritu? Este era el angustiado clamor de los seminaristas a su Madre en la celestial cúpula de Roma.
La Teología complica nuestro entendimiento de Dios. Ella almacena a Dios entre los volúmenes de una biblioteca. Recarga nuestras cabezas con imágenes, cuadros e ideas acerca de Dios y deja nuestros corazones en el secano de los anhelos. Estábamos cansados de ver retratos de Dios. Estábamos hastiados de leer acerca de Dios. Queríamos vivenciar, sentir a Dios.
Debía existir una síntesis entre amor y disciplina. El amor podía ser muerto con la vara de la disciplina. Cierto que el Libro Sagrado dice, "El castigo y la reprensión acarrean sabiduría" (7) mas nunca dijo "Mata al niño con la vara". Un niño sin amor equivale a que esté muerto. Por lo cual el documento expresaba la opinión que la mano que disciplinara había de estar en sintética armonía con el corazón que ama. De lo contrario, la disciplina se convertiría en un ejercicio vacuo y momentáneo. Esta era la situación en el seminario. La mayoría de los estudiantes simplemente obedecía las reglas, pero nunca creía en ellas. Acataban las reglas para escaparle al castigo impuesto ante su quebranto. Adherían a las leyes con la sola meta de convertirse en sacerdotes. Una vez asegurado este objetivo, todas las reglas se lanzaban a los cuatro vientos. El documento del "Momento de Gracia" enfatizaba una formación que hiciera que los estudiantes llegaran a dominar a fondo la ley, en lugar de ser sus esclavos, ansiando siempre escaparle a su yugo a través de la ordenación. Dominar la ley era comprender ese cénit en donde todas las leyes se funden en una – la ley del amor. Esa ley era el inmortal conocimiento del Sí Mismo – aquel conocimiento que constituía la Verdad que liberaba a la gente de la servidumbre misma a la ley. (8)
El documento del "Momento de Gracia" reconocía que la disciplina del amor tomaría tiempo, más allá de la vara de la disciplina que duraba mientras la vara estaba en la mano; la disciplina del amor era eterna, trascendía las barreras del espacio y las limitaciones del tiempo, porque su fuente viene del interior. Y el conectarse a esa fuente requería paciencia; ese poder que nos ayudaba a vivir en el presente; esa energía que actualizaba el potencial pleno del momento llevaba a nuestra energía a converger en un punto – el Ahora – sin las preocupaciones del futuro y sus resultados y sin los remordimientos del pasado y sus cargas. Con paciencia, la disciplina del amor puede transformar a los estudiantes y hacer que sus acciones emanen desde la Verdad de su convicción íntima, ese sagrado sonido de Dios resonando claramente en el sanctum de sus corazones.
Por otra parte, la vara de la disciplina esperaba y conseguía resultados rápidos. Producía seminaristas 'Santos' de la noche a la mañana multiplicando leyes e imponiéndoselas como un yugo de carga. La vara de la disciplina convertía a los estudiantes en hipócritas, actuando y reaccionando siempre gracias a los estímulos externos, mas cuando la vara no estaba a la vista, el 'pecador' en el Seminarista mostraba su peor cara.
Finalmente y lo más importante, el documento del "Momento de Gracia" constituía una oración por la intervención Divina. Rogaba por la Gracia Divina para el predicamento espiritual de los estudiantes, porque reconocía que "la obra de santidad en sí era la acción misma del Espíritu Santo." El documento no le echaba la culpa a los Formadores puesto que también eran productos del mismo sistema. El documento era máa bien una genuina y sincera expresión de la situación existencial en que se encontraban los estudiantes. Conocíamos esta diferencia abismal. La sentíamos en la médula de nuestros huesos. A veces debíamos seguir la marea de lo mundano, y cuando la tensión se hacía muy fuerte, un estudiante solía soltar un chiste para hacer reir a quienes andaban con la cara larga: "¿Eres tú el que matara a Jesús?" ¿Para qué preocuparse acerca de cosas que no puedes cambiar?
Los Seminaristas tenían buenos modales y los Sacerdotes que les formaban eran grandes almas de inmensa valía. Todos los que se habían unido a la sagrada hermandad habían tomado una opción fundamental en la vida: el seguir a Jesús en la totalidad de Su personalidad. Esta opción fundamental les había dotado de una inclinación hacia lo que era bueno, bello y verdadero.
No obstante, en algún punto a lo largo del camino, el sistema había perdido ese 'Árbol de la Vida' que lo conectaba con las antiguas corrientes de santidad. Habíamos perdido la Tradición de Jesús en el cúmulo de la ortodoxia. Habíamos perdido la antigua llave al santuario del 'Uno', el 'Sanctum Sanctorum',
porque no le habíamos prestado atención a las enseñanzas secretas que Jesús le entregara en privado a Sus discípulos. (9) Estábamos centrados en lo objetivo y habíamos perdido lo subjetivo. Sin embargo sabíamos que la Verdad estaba en lo subjetivo. Todas las cosas de las que nos dábamos cuenta no eran sino manifestaciones de una 'Realidad' de la que no teníamos consciencia. Calificábamos esta tradición como oculta y la archivábamos como no-canónica. Y luego retornábamos a levantar estructuras y superestructuras que carecían de una subestructura. Habíamos olvidado que las tradiciones Secretas de Jesús se ocultaban de los eruditos y los sabios, y les eran reveladas únicamente a los simples niños. (10) Los eruditos no eran capaces de entenderlas de libros puesto que se ubicaban allende las descripciones con letras y alfabetos. Trascendían las explicaciones con las palabras y el lenguaje.
El documento "Momentos de Gracia" produjo un impacto en nuestros Formadores. Su poder despertador impuso desafíos de cambio en el nuevo enfoque dinámico de la formación. Recibió el pleno apoyo del Concejo Directivo del SIST, el cual, a su vez, le traspasó este desafío a nuestro equipo de Formación. Sin embargo hubo un asunto fundamental que apareció en forma vaga en la mente de nuestros Formadores. Era algo así como el dilema de una madre que sabe qué medicamento puede curar a su hijo, mas no imagina como puede conseguirlo. Todos conocíamos la verdad encarnada en nuestra Regla de Vida Espiritana, mas el cómo lograríamos presentar la Verdad que liberaba a la gente de la enfermedad, la muerte y la ignorancia, era el problema que eludía nuestro entendimiento.
Esto creó pánico y verdadera angustia en los corazones de los Formadores. Sus interrogantes surgían de una genuina preocupación nacida de la experiencia humana. "¿Cómo podía uno desmantelar el destartalado techo de paja que le daba cobijo a los desamparados en base a una utopía que prometía una ciudad de mansiones?" "¿Cómo podía uno soltar al pájaro que lleva en la mano para ir en busca de un par desconocido en la floresta?" "¿Cómo podía uno dejar a los estudiantes tener la libertad que estaban buscando sin la garantía de esa responsabilidad interna que los hacía libres?"
Tenían razón. Previeron una crisis dentro de los muros del seminario. Sintieron la amenazante revolución que podría producir una total disolución de las labores del pasado, o bien el renacer de una nueva vida. Inicialmente y por cerca de dos semanas, los estudiantes y los Formadores trabajaban bajo el vínculo de la hermandad, con entusiasmo renovado, dia y noche, en conferencias y talleres, en grupos y subgrupos, para llevar a término un patrón común que plasmara las preocupaciones del documento. Todos sentíamos la mano del Espíritu Santo conduciéndonos a las alturas de nuestro sueño.
Entonces algo sucedió. El tiempo se detuvo cuando estábamos en lo mejor. Todo se derrumbó. Una tarde fatal, recibí una carta del Director de Formación. Cuando la abrí, mi corazón se encogió. Leí que yo y otro estudiante que habíamos escrito el documento, no seguiríamos ya en el Seminario, y ello con efecto inmediato. Habíamos de abandonar el recinto dentro de las siguientes tres horas después de recibir las cartas de expulsión, y no podíamos regresar nunca ni ser admitidos en ninguna otra comunidad o grupo. Mi alma se deshizo en lamentaciones:
¡Oh Bienamada Madre!
Por nueve años me nutriste
en la calidez de tu seno
y me alimentaste con la leche de tu pecho.
Por nueve años, me diste cobijo
junto a los pilares de tu altar.
Con la fuerza de un águila poderosa
me protegiste
y con los ropajes de la salvación
me vestiste.
Ahora me lanzas lejos
cuando estaba a punto de nacer.
Condenado a vivir en el exilio
¿quién me me podrá dar ahora el elíxir?
Dejé los confines del Seminario esa tarde, el 3 de marzo de 1998. No sabía a donde ir. No tenía otro hogar que pudiera llamar mío ni lugar alguno en donde poder reclinar mi cabeza. No podía llevarle esta pesada carga a mi madre, puesto que ella se estaba recién recuperando de la pérdida de su amadísimo marido.
Mi mente estaba en blanco,
mis pernas me pesaban,
Sin dirección ni destino
estaba parado en medio de la nada,
sin saber hacia donde ir.
¡Entonces apareció Jesús!
Y Él estaba a mi lado.
Por encima, por debajo, a mi alrededor y dentro de mí,
"¿Por qué temer –dijo– cuando ahora Yo estoy aquí?"
Con su amor en mi corazón, me adentré en la soledad interior, por horas y horas seguidas, él me sumergió en la bienaventuranza de su amor. Abstraído del mundo a mi alrededor, mi bienamado me llevó hacia el interno mundo del Espíritu. Me alimentó con vigor Divino y mi frágil cuerpo no requirió de alimento físico.
Atrás, en el Seminario, la vida se detuvo. El centro no pudo sustentarse. Como un fantasma del cementerio, el documento "Momento de Gracia" fue sepultado en la tumba del silencio y los estudiantes circulaban hablando en susurros, aturdidos ante el giro de los eventos. Las angustiadas expresiones de sus rostros silenciosos eran demasiado densas para describirlas con palabras: "Si les expulsaron a ellos, habrán de expulsarnos también a nosotros. Porque todos escribimos el documento. Todos lo firmamos con el sello de nuestra sangre y lo escribimos con las gotas de nuestra vida misma."
Una quietud impenetrable descendió sobre el Seminario. Cuando se reunían para la comunión espiritual, reinaba un profundo silencio, interrumpido ocasionalmente por los sollozos de un corazón roto. Cuando se reunían para las comidas, no había apetito por los alimentos, y cuando era el momento para el recreo, deambulaban en silencio como si la vida hubiese perdido sabor.
Entonces sucedió algo. Este fue el último compás que interrumpió la danza de los espíritus. Era evidente que el seminario iba rumbo al colapso si no se producía nada urgente ni drástico para salvar la situación. Surgió una idea en la congregación de los sacerdotes para expulsar a cualquier estudiante que no acatara el orden anterior, comenzando por los diáconos. (Los diáconos eran el grupo más antiguo de los seminaristas y algunos de ellos eran miembros del comité que redactara el documento "Momento de Gracia". Antes de nuestra expulsión éramos 17 diáconos en total).
Cuando se tomó esta decisión, los diáconos restantes fueron citados individualmente ante un panel de los Padres. Parados en el centro y rodeados por la autoridad que sostenía la vocación, se le fue entregando a cada uno el "Anuncio de Expulsión". Tenía un intervalo de cinco minutos para ingerir y digerir cuidadosamente su contenido, después de lo cual se le pedía firmarlo o no, 'ser o no ser'. El firmar dicho anuncio significaba que uno aceptaba disociarse totalmente de cualquier cosa atingente al documento "Momento de Gracia" y, en adelante, acatar totalmente las antiguas reglas del Seminario. El no firmar, significaba la inmediata expulsión de éste.
Uno no podría ni empezar a entender las implicaciones y el peso de la decisión que cada uno de los diáconos había de tomar dentro de un plazo de cinco minutos, si uno tomaba en consideración los impactos religiosos, sociales, económicos y culturales que sufriría el Seminarista. Aquí estaba un diácono que había pasado diecisiete años completos de su vida y juventud (si se incluyeran los seis años de formación en el seminario menor) por una visión que estaba a punto de ser quebrada. ¡Una mera firma disolvería la visión y el sueño de toda una vida! Ocho diáconos firmaron el documento. Siete no lo hicieron. Estos siete tuvieron que abandonar el Seminario ese mismo día. Más adelante, más estudiantes, incluyendo al resto de los siete miembros del comité que produjera el documento "Momento de Gracia", tuvieron que irse. Finalmente hubo cordura en el Seminario.
La "Casa Matriz" en Roma llegó a saber acerca de la crisis que había envuelto al Seminario por causa del documento "Momento de Gracia". Muchos estudiantes habían clamado por su intervención a la Madre en Roma – "¿ No te importa el que perezcamos?" (11) Cuando supe del predicamento de los otros estudiantes, también me sentí impulsado a escribir una epístola de amor a Roma, rogándole que salvara a sus hijos. Esa carta, de cerca de 40 carillas, no fue escrita con algún deseo de ser llamado a regresar al seminario, sino por el bien de los estudiantes que estaban sufriendo debido a su íntima búsqueda de la Verdad.
Después de enviar mi carta a Roma, me retiré a una oración en el desierto para tranquilizarme antes de comenzar un nuevo estilo de vida en el Monasterio Benedictino de Ewu, en el Estado de Edo. Esto quedaba a unos 800 km de distancia del Seminario. Me sentía secretamente feliz por poder buscar ahora la Verdad más allá de los confines de la iglesia. De hecho, mi Espíritu me estaba llamando al Oriente. Había leído tanto acerca de los maestros Orientales y mi corazón se aferraba a la expectativa
de que poseyeran un elixir práctico para la indagación humana.
Una tarde, mientras estaba en el Monasterio, recibí un llamado urgente del Seminario. El mensaje decía que el Superior General (la más alta autoridad en nuestra Orden) había venido desde Roma y quería verme inmediatamente. Mi espíritu estaba dividido, me sentía feliz que nuestra Madre hubiera venido a salvar a sus hijos. También me sentía apenado por si esto pudiera significar una demora para mi viaje a Oriente. Sin embargo, movido por la compasión hacia los seminaristas, dejé el Monasterio a la mañana siguiente y llegué al atardecer al Seminario.
Cuando llegué, el Superior General me llamó para una audiencia privada y nos sentamos, como madre e hijo, hablando por cerca de una hora. Mostró una profunda comprensión por la angustia de los Seminaristas, su anhelo por más intimidad espiritual y la pobreza de la madre para satisfacer esta hambre espiritual. Expresó que la 'Casa Matriz' estaba profundamente preocupada por los asuntos planteados en nuestras cartas individuales a Roma y en el documento "Momento de Gracia".
Gracias a su amorosa persuasión, todos los hermanos a los que se les había pedido dejar el seminario, fueron llamados de regreso. Su amor era abrumador. Inició un proceso de reconciliación y de sanación en el Seminario. Se sentaba por horas seguidas manteniendo audiencias personales con cada sacerdote y cada uno de los Formadores, y con muchos de los estudiantes que requerían del contacto curativo de su presencia. Después de las entrevistas personales, nos llamó y nos habló por grupos y subgrupos, creando y ampliando la solidaridad del compañerismo. Llenó de alegría y esperanza nuestros corazones y reanimó nuestros decaídos espíritus.
Nos habló cada mañana cuando nos reuníamos en torno a la mesa de nuestro Padre Celestial y compartió el sacro Pan de la Vida, la Santa Comunión de la Presencia eterna. Se sentó con nosotros cada noche en torno a la mesa de nuestra madre terrenal mientras compartíamos la abundante esplendidez de sus riquezas, el Árbol de la Vida. Se quedó con nosotros por cerca de dos semanas. Cuando partió, su presencia siguió persistiendo en nuestros corazones.
Él le impartió sus santas instrucciones en cuanto a que todos los diáconos que habían sido expulsados, fueran elevados ese mismo año a la sagrada orden del sacerdocio eterno (seis de los ocho que habían firmado el documento, ya habían sido ordenados como sacerdotes). Mientras estuvimos alejados, se llevaron a cabo los exámenes finales para nuestros Diplomas de Maestría en Teología. Con su tan amplio corazón, también hizo los arreglos para que, a aquellos de nosotros que habíamos perdido este examen, se nos diera la oportunidad de darlo por escrito. Este nuevo examen habría de ser preparado por la Universidad de Duquesne, Pittsburgh, EEUU. Dicha fue la amplitud del amor de la Madre General en Roma que pudimos experimentar.
Fue así que el 4 de diciembre de 1999, uno de los Obispos de la congregación ordenó a los once hermanos sacerdotes en la orden Católica de Melchizedek, y fue así que me convertí en sacerdote.
Además, se había cumplido la profecía de cuando, a los dos años de edad, le dije a mi padre, 'Yo soy tu Padre'. Por añadidura, a partir de entonces me llamaron 'Nna' (12) que significa 'Padre', puesto que el 'Padre' (Yahweh o Yo Soy) está en todos nosotros y somos uno con el 'Padre'.(13)
Después de mi ordenación, despertó el indagador, el buscador en mí. ¿Quién es Jesús? ¿Quién soy yo? Estas eran las interrogantes básicas de mi vida. Mis diez largos años de estudio en el Seminario no las pudieron responder. Aunque hablaba y predicaba sobre Jesús, me dí cuenta que no Le conocía. No había descifrado el misterio del Cristo. Con todo, aún más frustrante resultaba el hecho de que sabía que no me conocía a mí mismo. Mi propia realidad representaba un misterio más decepcionante. Si no me conocía a mí mismo, ¿cómo podía esperar conocer a Dios? Estaba determinado a resolver estos misterios. Parecía como si ello hubiera sido el propósito mismo de mi nacimiento.
Antes de la ordenación, a cada Espiritano se le permitía elegir en donde quería trabajar durante el período de su primera designación. Yo había elegido estudiar Religión Oriental, esperando que ello me diera la oportunidad de conseguir una destinación en aquel país del Este que era legendario en cuanto a revelar los secretos de los Maestros. No obstante, la Divinidad tenía otros planes y recibí, en cambio, un puesto para trabajar en mi país natal como pastor asociado en la Arquidiócesis de Lagos.
Aunque mi cuerpo estaba en casa, mi espíritu estaba en la India. Solicité mis vacaciones anuales ese mismo año y corrí hacia la India, como un ciervo ansioso por llegar a un río. En esa sagrada tierra me encontré con Maestros que habían comprendido la esencia del Espíritu. Bendito era aquel que encontrara a un Maestro Viviente. Un viaje de mil años no me tomó sino algunos días.
Conocí a Sri Sathya Sai Baba, un hombre Santo indio, el 2001. A través Suyo descubrí que el Cristo que buscaba en libros y clases, en iglesias y romerías, por valles y montañas, a través de mares y océanos y en medio de lágrimas y alegrías, estaba en realidad mucho más cerca de mí que mi aliento mismo. A través de 'entrevistas' (dualismo) Baba me condujo a 'intro-vistas' (No-dualismo Calificado), y desde 'intro-vistas' a 'no-vista' (Advaita o no-dualismo) ¡Fue un suspiro de alivio cuando descubrí que el buscador era Aquel Buscado! El adorador mismo era Aquel Adorado. El conocedor era el conocido. El
Cristo no era diferente de lo que era Yo en esencia.
Al año siguiente visité de nuevo la India. Para cuando regresara a la parroquia en la que trabajaba en Nigeria, las cosas habían caído en pedazos. Mi visita a la India fue mirada con grandes recelos por las autoridades eclesiásticas y fui despedido temporalmente de mis deberes sacerdotales. Repentinamente, no tenía empleo, ni hogar, ni tampoco una identidad socialmente definida. Esto era el despliegue del plan divino. Despojado de todas mis identificaciones, ¡estaba libre para ser!
Visité la India, a veces dos veces cada año por diez años y me quedaba por el tiempo que me lo permitiera mi visa. En la morada de Pransanthi Nilayam en Puttaparthi y en la caverna de la sagrada Montaña de Arunachala en Tiruvanamalai, mi espíritu comenzó a develar sus asombrosos misterios. Me dí cuenta que el misterio del Cristo se ocultaba dentro del misterio de Mí Mismo.
Este libro representa la esencia de mis veinte años de búsqueda espiritual hasta donde pueda ser expresada en palabras. Ha sido escrito en un formato de preguntas y respuestas. Las preguntas representan las dudas con las que había batallado por años. Las respuestas llegaron como oleadas de dicha durante los profundos estados de consciencia del Cristo interno. Los nombres comunes en la Biblia, en especial los de los discípulos, se han usado para expresar las preguntas. Cada buscador espiritual es un discípulo. El Sí Mismo, a lo que los cristianos se refieren como 'el Cristo', es el Maestro. Cuando el buscador llega a tomar consciencia del Sí Mismo, todas las dudas desaparecen.
El principio del 'Yo soy' es el verdadero sentido del cristianismo. El el 'Cristo' interno. Es el misterio descifrado del 'Sí Mismo', que significa 'sólo el Sí Mismo existe'. Todo es Espíritu. Ustedes son aquello que están buscando. Ustedes son aquel que se ha multiplicado a sí mismo como los muchos. El libro que están leyendo es sobre las enseñanzas de Jesús acerca del misterio del 'Sí Mismo' y una de las infinitas vías hacia el Uno carente de senda conocida.
El principio del 'Yo soy' también representa la esencia de todas las religiones. El Vedanta está en el corazón del Hinduismo. (14) Las enseñanzas Sufi están en lo nuclear del Islam. (5) La Kabala es la expresión fundamental del Judaismo. El Zen es el significado real del Budismo. Estas esencias representan un punto en donde todas las religiones se hacen una, y en donde todas las distinciones de credos, dogmas y rituales desaparecen. Para quienes hayan llegado a comprender al Uno, no existen diferencias religiosas. El principio del 'Yo soy' le es inherente a todas las tradiciones mencionadas antes y es la esencia de las enseñanzas de Jesús.
Este libro contiene la clave hacia el poder del 'Yo soy' dentro de ustedes. No lean con la cabeza si quieren conectarse con su fuente interna. Permitan más bien que su corazón dance con la música de sus notas. La razón radica en que el Sí Mismo sólo puede experimentarse mas no explicarse. El objetivo de cada palabra y concepto en este libro es el de llevarles hacia una percepción vivencial interna. Tan pronto como tengan la experiencia, sabrán que las palabras no son sino señalizadores hacia el Sí Mismo.
Si este libro cayera en sus manos, ello significa que están preparados para recibirlo. Dejen de lado las cosas que sean incapaces de entender. El Sí Mismo es la Fuente. Mientras más se esfuercen, más se alejarán de su Sí Mismo. El Cristo es su Sí Mismo. Él Cristo está dentro de ustedes. Este libro habrá cumplido su misión si les lleva hasta su Fuente-Crística que es el Uno Mismo.
Al final de su búsqueda espiritual, deberán eliminar este libro y, en verdad, ¡eliminar todos los libros! Esto se debe a que no pueden encontrar al Sí Mismo en libros. Cuando una espina se les clava en el pie, usan otra espina para extraerla y, después de lograrlo, ambas son innecesarias. Las ideas, los conceptos, las imaginaciones y otro material mental constituyen el último obstáculo para la experiencia del Cristo interno. Las ideas en sus cabezas representan la primera espina. Las ideas en este libro son la segunda espina. Cuando la segunda espina elimina la primera, ¡recuerden de botarlas ambas!
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Parte I:
El Cristo
Pedro le dijo a Jesús:
"Tu eres el Cristo"
Mateo 16:16
"El Cristo es el principio del 'Yo soy' "
1
El Principio del 'Yo soy'
... El 'Cristo' Interno
Jesús les dijo:
"El Reino de Dios está dentro de ustedes."
Lucas 17:21
Cuando Jesús llegó a la región de Caesarea Philippi, le planteó esta pregunta a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que soy? (1)
Andrés: Algunos dicen que eras Elías o alguno de los antiguos profetas que ha vuelto a la vida.
Mas ustedes, ¿Quién dicen que 'yo soy'?
Pedro: "Tu eres el Cristo".
¡Eres bendecido Simón hijo de Jonás! Tu declaración es el fundamento de la fe y la llave al Reino de Dios dentro de tí.
No obstante han de guardar este conocimiento para sí mismos, puesto que las gentes aún no están preparadas para él.
Mateo: Bienamado Señor, ¿cuál es la naturaleza del 'Cristo'?
El 'Cristo' es el Principio del 'Yo soy'. Este 'Yo soy' es Dios. 'Yo soy' Dios. También ustedes son Dios. (2) Cada vez que digan 'Yo soy', conozcan al 'Yo soy' como Dios. En las Escrituras, cuando Moisés inquirió sobre la naturaleza de Dios, la comprendió como el 'Yo soy'. (3) 'Yo soy el que soy' resume toda la verdad.
Tomás: Señor, tú eres el 'Cristo' el único hijo engendrado. ¿Podría haber otro 'Cristo' fuera del 'Cristo' único?
El Cristo dentro de todos. El 'Cristo' es tu 'Yo soy' y el 'Yo soy' en todo.
Tomás: ¿Cuál es la diferencia entonces entre tu 'Yo soy' y mi 'Yo soy' puesto que no puedo hacer las cosas que haces?
La diferencia es la Concienciación. Yo se que 'Yo soy el que soy'. Tu careces de esta concienciación. Yo se que 'Yo soy' el Cristo. Tu eres ignorante de tu Realidad. Tan pronto te conozcas, harás las mismas cosas que Yo hago.
Felipe: ¿Mas, qué exactamente es este 'Yo soy'? Nadie puede verlo ni tocar al 'Yo soy'.
El 'Yo soy' es Espíritu. Es por eso que no lo pueden ver ni tocar. Está más allá del alcance de los sentidos. Es la chispa Divina dentro de ustedes y el corazón de todo. Es lo que ustedes llaman el 'Sí Mismo', 'Espíritu', 'Dios', 'Cristo', 'Consciencia' o el nombre que puedan elegir para llamarlo. En esencia, es innominado.
Juan: Señor, ¿cómo puedo conocer a este 'Cristo'?
Están buscando a Cristo en donde no lo pueden encontrar, vale decir fuera de ustedes mismos. El Cristo es el 'Yo soy' en ustedes, mas fracasan en darse cuenta de ello. Ustedes son Dios, mas andan en busca de Dios. Uns pequeña historia les aclarará esto.
Una vez, diez hombres iban de viaje en busca que un tesoro escondido. (5) Por el camino tropezaron con muchas dificultades, mas fueron capaces de superar cada una de ellas porque eran unidos. Finalmente, llegaron a un lugar en el que habían de cruzar un río que estaba de crecida.
Después de cruzarlo a nado y alcanzar la otra orilla, quisieron asegurarse que todos habían cruzado a salvo la riada. Para ello decidieron contarse. Uno de los diez comenzó a contar, mas aunque contó a los demás, se omitió él mismo. "No veo sino a nueve; es seguro que hemos perdido a uno. ¿Quién podrá ser?", dijo. "¿Contaste correctamente?" preguntó otro y contó de nuevo él mismo. Sin embargo, él también contó a nueve. Uno después del otro, cada uno de los diez no contó sino a nueve, olvidándose de sí mismo. "Somos solamente nueve", concordaron, ¿más quién es el que falta?" se preguntaban a sí mismos. Todos los esfuerzos que hicieron por descubrir al individuo 'faltante', fracasaron. "Quienquiera que sea, debe haberse ahogado", dijo el sentimental de entre los diez necios, "lo hemos perdido". Y diciendo esto estalló en llanto, y los demás le acompañaron.
Un caminante empático les vio llorar a orillas del río y les preguntó por la causa de su pesar. Le relataron lo sucedido y le indicaron que aunque se habían contado varias veces, no podían sino encontrar a nueve. Al escuchar la historia, mas viendo que tenía a diez frente a él, el caminante supuso lo que había sucedido. Con el objeto de hacerles ver por sí mismos que eran en realidad diez, y que todos habían llegado a salvo del cruce, les dijo, "Dejen que cada uno cuente por sí mismo, uno después del otro. Entonces le daré un golpe a cada uno para que puedan estar seguros de haber sino incluidos en el conteo e incluidos una sola vez. Así se encontrará al 'décimo' hombre que falta." Oyéndole, se regocijaron ante la idea de encontrar a su camarada 'perdido' y aceptaron el método sugerido por el caminante. Mientras el bondadoso caminante les iba dando un golpe por turno a cada uno de los diez. El que recibía el golpe cantaba su número en voz alta. 'Diez' dijo el último hombre al recibir el último golpe cuando le tocó el turno. Asombrados se miraron unos a otros, "Somos diez" dijeron al unísono y le agradecieron al caminante por haberles quitado su pesar.
Esta es una parábola sobre como miran por si mismos fuera de sí mismos. Es la raíz de todo su sufrimiento. Piensan que Dios falta, porque han fracasado en verlo como su Si Mismo. Además, mientras más miran por sí mismos, más se separan a sí mismos de sí mismos, ignorándose a sí mismos. Cuenten a su 'Sí Mismo' primero Vale decir, busquen primero el Reino de Dios. (6) Está dentro de ustedes. Es ustedes. Lo es todo.
Pedro: ¿Cómo me puedo conocer a mi mismo si yo soy al que estoy buscando?
Deja de buscar. Quédate quieto. Tan pronto como dejes de buscar descubrirás que tu eres aquel que se ha reflejado él mismo como los muchos. Lo que ves no es sino un reflejo de lo que eres. Todo es un reflejo del Sí Mismo. Al igual que un perro confundido por su propia imagen en un espejo, eres engañado por la creación que no es otra cosa que el reflejo del 'Yo soy'. (7) El perro toma su propia imagen como otro perro y comienza a ladrarle. Mientras el perro no pueda entender que no hay un 'segundo' aparte de él (lo que ve no es más que su propio reflejo) continuará sintiendo temor de su propia sombra.
Dios es tu Sí Mismo. Dios es tu 'Yo soy'. Cuando buscas a Dios, estás condenado a ver sombras. Por ende, todo lo que requiere para encontrar a Dios es quedarse quieto. El versículo, "Quédate quieto y sabe que Yo soy Dios" (8) es la esencia de todas las escrituras reunidas. Es la via negativa. Encuentras a Dios únicamente cuando dejas de buscar. Conoces a Dios sólo cuando vas más allá del conocimiento. Eres Dios sólo cuando mueres para esta falsa idea de que no eres Dios. (9)
Mateo: Señor, la escrituras nos dicen que nuestros primeros padres, Adán y Eva tuvieron que abandonar el Jardín del Edén, porque querían ser como Dios. (10) ¿Por qué tuvieron que irse si eran Dios en verdad?
Adán y Eva querían ser como Dios. ¿Dónde está la necesidad de querer ser aquello que ya eres? Este 'querer' es el problema. Es el origen del 'deseo'. (11) El deseo es el engaño que les hace pensar que son algo separado del objeto de su deseo. Sin embargo, puesto que son todo lo que desean, vale decir el Si Mismo, el deseo les lleva a buscar aquello que está siempre con ustedes. Creen que Dios está en todas partes, dentro de ustedes, por sobre ustedes, por debajo de ustedes y en torno a ustedes; no obstante, siguen buscándole. Si Dios es omnipresente, ¿cómo podría existir una presencia fuera de Dios? Y si cada presencia es la presencia de Dios, ¿cómo podrían estar separados de Dios? Adán y Eva nunca estuvieron separados del jardín de la consciencia del 'Yo soy'. (12) El deseo les hizo pensar eso.
El principio de Adán y Eva está en cada cual. Adán y Eva, la serpiente y el fruto prohibido, son alegorías que se refieren a la persona humana. Adán representa al ego. Eva es la mente. La serpiente simboliza a los sentidos. El fruto representa al mundo o al objeto de la percepción sensorial. Sin el ego (Adán) no hay mente (Eva) (13) y sin la mente (Eva) no se da una objetivización (deseo por el fruto prohibido).
Cuando la mente (Eva) se torna hacia adentro, el ego (Adán) encuentra descanso en el 'Sí Mismo' que es Dios. Cuando, por otra parte, la mente (Eva) se torna hacia afuera, hacia los objetos de la percepción sensorial, el ego (Adán) se siente 'separado' del Jardín del Sí Mismo. De ahí que la mente (Eva) sea la causa de la servidumbre o la liberación de Adán.
Santiago: ¿Cómo vive uno sin deseos?
Sabe que nunca hubo un tiempo en que no fueras aquello que quieras ser. El deseo es como el espejismo en el desierto que un hombre toma por ser agua, hasta que llega allá y se da cuenta que no existe. De ahí que el trascender al deseo se logra no con su satisfacción, sino entendiendo su naturaleza.
Santiago: Entonces ¿es el deseo lo que nos separa de Dios?
La idea de la separación no es real sino un engaño mental, porque no podrían estar separados aunque puedan pensar que lo están. La Divinidad es vuestra identidad y nada puede cambiar esto.
Andrés: Señor, mi problema es el como encontrar a Dios. ¡Mi alma Le anhela igual que un pez fuera del agua!
Había una vez una pececita que vivía en el poderoso océano. Se sentía perturbada. Toda su vida había intentado ver el océano. Viajaba por todas partes en esta búsqueda. Había leído volúmenes y más volúmenes sobre esta cosa llamada 'Océano'. Había consultado también a muchos sabios expertos en el tema, pero nadie podía resolver su dilema. Finalmente, se acercó un día a la ballena y le planteó esta pregunta. Dijo, "Por favor, hermano ballena responde a los ruegos de mi corazón. Mi alma suspira por el Océano. Toda mi vida he oído acerca de este misterio llamado 'Océano'. Tanta gente ha disertado y escrito sobre él. Sin embargo quisiera verlo, tocarlo y sentirlo por mí misma. Por favor, ¿podrías mostrarme en donde puedo encontrar a este 'Océano?"
La gran ballena se rió para sí misma y le dijo a la pececita, "¡Hermana, mira! La realidad que estás tocando, en la que nadas, en la que vives "es" el Océano. Está por encima tuyo, por debajo, a tu alrededor, dentro de tí, por todos lados. De hecho, no podrías vivir ni un minuto sin él. Es tu verdadero principio vital." La pescadita no le podía creer a la ballena. Dijo, "Lo que me está tocando es agua, agua común. Yo quiero ver al océano." Y se alejó apenada.
Tu eres como esta pececita en el Océano buscando al Océano. Estás en Dios, encima de Dios, debajo de Dios, en torno a Dios, dentro de Dios, como tu verdadera existencia. Todo el tiempo estás buscando a Dios. Un hombre que busca a Dios es como alguien que anduviera buscándose a sí mismo, buscando sus ojos. No sólo están siempre con él, sino que sin ellos no podría ver qué es lo que anda buscando. Además, puesto que los ojos no se pueden ver a sí mismos, salvo en un espejo, el hombre que los vea allí en su propio reflejo, tal vez crea que los ha encontrado. Sin embargo, no ha encontrado sus ojos. Los traía consigo. Tan pronto como sepas esta Verdad, que tu eres aquello que estás buscando, te quedarás tranquilo.
Tomás: Señor, nos dijiste que pidamos y nos será concedido, que busquemos y encontraremos, que golpeemos a la puerta y nos será abierta. (15) ¿Cómo es que podemos buscar si nosotros somos aquello que buscamos?
Busquen al Buscador. Descubran quien es el que busca. Golpéen a la puerta del Sí Mismo. Cuando descubran la realidad del cuestionador, vale decir el 'Yo soy', se darán cuenta que el conocimiento del 'Yo soy' es la solución para toda interrogante que jamás haya sido planteada o que alguna vez se plantée. La respuesta para toda indagación humana el es conocimiento de Uno Mismo.
El día que comprendan que Dios no está separado de ustedes, en ese momento conocerán la esencia de todo, porque el 'Yo soy' es el corazón de todo lo que existe. Sin este conocimiento fundamental no es más que una pérdida de tiempo el intentar de captar la realidad de Dios. Cuando entiendan que son uno con Dios, se hace muy fácil entender todo lo demás. Cuando se les escapa este punto, ninguna otra cosa puede tener sentido. En verdad será un ejercicio fútil el que intentan conocer a Dios como una realidad externa a si mismos. Podrán conocer a Dios únicamente el día que se conozcan a Sí Mismos y podrán conocerse a Sí Mismos únicamente en el momento en que se mantengan quietos.
El Conocimiento de Uno Mismo es la Fuente Viviente de la que, una vez que beben de ella, nunca más volverán a sentir sed. (16)
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El Conocimiento de Uno Mismo
. . . es el Reino de Dios
Dios le dijo a Moisés:
"Yo soy el que soy"...
"Este será mi nombre eternamente;
siempre lo ha sido y con él se hará
memoria de mí en toda la serie de generaciones."
Exodo 3:14 – 15
Jesús les dijo a sus discípulos, 'Yo soy' el Camino, 'Yo soy' la Verdad y la Vida. Nadie puede conocer al Padre salvo a través del 'Yo soy'. (1)
Felipe: Muéstranos al Padre y nos sentiremos satisfechos.
He estado todo este tiempo con ustedes, Felipe, y no me conoces. Yo soy el Padre. El Padre es el 'Yo soy' en todos.
Felipe: Señor, ¿parece que fuera diferente de quien pienso que soy?
¿Quién piensas que eres?
Felipe: Soy Felipe.
Eso no es más que un nombre. Es como una etiqueta. ¿Llegaste a este mundo con algún nombre?
Felipe: Mis padres me dieron mi nombre.
Sí, todos los nombres que llevan ahora les han sido dados después de su nacimiento. La gente te identifica por tu nombre. Sin embargo, tú no te identificas por tu nombre. Puede que estés descansando y un visitante pregunte, "¿Qué estás haciendo, Felipe?" No vas a decirle, "Felipe está descansando". Mas bien responderías, "Yo estoy descansando". La razón radica en que tu verdadero nombre es 'Yo soy'. Intenta inquirir en la naturaleza de este 'Yo soy'.
Cuando dices, "Mi Nombre" o "Mi pañuelo", significa que eres diferente del nombre o del pañuelo. Asimismo, cuando dices, "mi cuerpo" significa que eres distinto del cuerpo. (2) El 'Yo soy' está allende del nombre aunque se le llame por tantos nombres.
Así también, el 'Yo soy' vive en el cuerpo, mas lo trasciende. Incluso cuando es amputada una parte del cuerpo, el 'Yo soy' sigue manteniendo su identidad como 'Yo soy'. ¿Quién este 'Yo soy' que está más allá de nombre y forma?
Felipe: Señor, resulta difícil definirlo.
Cierto, no puedes definir ni confinar al 'Yo soy', porque no es finito y está allende tiempo y espacio. No puedes usar lo que es finito, o sea la mente humana, para comprender lo que es infinito, vale decir el Espíritu humano. La pregunta "¿quién soy yo?" es una búsqueda dentro de la realidad del interrogador. Es el final de todas las preguntas. No puedes responder esta pregunta, ya que cualquier respuesta que puedas darle será errónea. Por lo tanto, el 'Yo soy' es aquel que provee las respuestas para cada interrogante. Otro fuera de él no puede resolver este misterio. Él es su propia solución. El 'Yo soy' entrega definiciones para todo, mas otro, fuera de él mismo, no puede definir su realidad. Él es su propia definición. Por ello, el Conocimiento de Uno Mismo se da no por el 'conocer', sino por el ser consciente; no por el 'interrogar' sino por el silencio.
Tadeo: Señor, mientras le estabas enseñando a la multitud, dijiste que la entrada al Reino de Dios es angosta y que sólo unos pocos pueden pasar por ella. ¿Qué es esta puerta angosta? (3)
El Reino de Dios se llega a comprender por la senda del medio, que es estrecha. Cuando llegas a la concienciación en el intervalo entre el estado de vigilia y el del dormir, entre dos ondas de pensamiento consecutivas, entre la inhalación y la exhalación del aliento, entre dos latidos sucesivos del corazón y entre dos 'tics' de tiempo consecutivos, conocerás la Verdad del Reino de Dios. Te conocerás a Tí Mismo como aquello que está allende la vida y la muerte, allende hombre y mujer, allende luz y oscuridad, tiempo y espacio, conocimiento e ignorancia y todos los pares de la dualidad. Te conocerás a Tí Mismo como aquello que carece de opuestos. Como lo diría Buda, "El Conocimiento se ubica en el
medio". (4)
Magdalena: Maestro, ¿cómo puede uno entrar a este reino?
El Reino de Dios no es un lugar al que puedas entrar. No puede ser observado puesto que no existe un segundo fuera de él para decir, "¡Mira, aquí está!" (5) El Sí Mismo que es el Reino es todo lo que existe. Siendo que no existe algo fuera del Sí Mismo, ¿dónde estaría el otro para encontrarlo? Y puesto que no existe otro lugar fuera del Sí Mismo, ¿para qué ir de sitio en sitio en su busca? Quédate quieta y conócete a Tí Misma. Esto es todo lo que se requiere para vivenciar el Reino de Dios. El silencio se produce tan pronto como el 'Yo soy' se mantiene únicamente como el 'Yo soy'.
Tomás: ¿Cuál es la diferencia entre Espíritu y Materia?
Cundo conoces al Sí Mismo, te darás cuenta que no hay una real diferencia entre Espíritu y materia. Cuando el 'Yo soy' permanece solo como el 'Yo soy', se le llama Espíritu. Esta es la quietud del silencio. Cuando el 'Yo soy' se proyecta como 'Yo soy esto o aquello', se le llama materia. El Espíritu es silencio. La Materia es sonido. Del mismo modo en que el sonido nace de la matriz del silencio y muere en la tumba del silencio, la materia nace, se sustenta y se disuelve de vuelta en el silencio. Al igual que el océano y sus olas, el silencio y el sonido no son diferentes. Ustedes son el profundo océano azul que no está separado de sus olas. Ustedes son el silencio que es la fuente de todo sonido. (6)
Tomás: ¿Cómo se produjo la creación?
La creación se produce a través de la Auto-proyección (u objetivación, exteriorización). La mente es el poder con el cual el Sí Mismo se objectiviza como materia. La mente está constantemente ocupada creando al Sí Mismo como imágenes del Sí Mismo. No existe creación sin la mente. Lo que experimentan como creación no es otra cosa que el reflejo, la resonancia y la reacción del Sí Mismo. Sea lo que fuere que vean como un objeto es un reflejo del Sí Mismo. Sea lo que fuere que escuchen como sonido es una resonancia del Sí Mismo y todo lo que experimenten como acción es la reacción del Sí Mismo.
Simón: Maestro, ¿cómo puede el conocimiento de Dios hacer que uno se convierta en Dios?
No te conviertes en Dios. Ya lo eres ahora. Nunca hubo un momento en que no fueras Dios. El conocimiento divino te lleva a darte cuenta de lo que siempre has sido. El 'Yo soy' no es algo que se logre en el futuro. No es algo que llegue a comprenderse gracias a acciones e inacciones prescritas. Eres eso ya, sin necesidad alguna de hacer nada. Sólo has olvidado tu Divinidad cuando proyectaras tu Sí Mismo como imágenes de tu Si Mismo. En el instante en que abandones este impulso por 'llegar a ser', por 'proyectar', sabrás que nunca ha existido diferencia alguna entre el conocedor y lo conocido. El conocimiento Divino es la consciencia de que únicamente el 'Sí Mismo' existe.
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Parte II
La Ley
Imprimiré mi ley en sus entrañas y la grabaré
en sus corazones. . . Y no tendrá ya
nadie que hacer de maestro de su prójimo,
diciendo: 'Conoce al Señor'. Pues todos
me conocerán, desde el más pequeño al más grande.
Jeremías
31: 33 - 34
El Sí Mismo es la ley, el legislador y el guardián de la ley,
y no existe un segundo para quebrantar la ley.
3
Sólo el Sí Mismo existe
. . . No hay Nadie Aparte de Él
Jesús les dijo:
Escucha 'oh Israel!, el Señor Dios tuyo
es el solo Dios.
Marcos 12: 29
Uno de los maestros de la ley se puso de pie y le hizo esta pregunta a Jesús, "Maestro, ¿cuál es el primero de todos los Mandamientos?" Jesús le dijo, "Este es el primero: '¡Escucha Israel! Dios es uno, el único y deben amar al Señor su Dios con todo su corazón, con toda su alma, con toda su mente y con todas sus fuerzas. El segundo es como el primero, debes amar a tu prójimo como a ti mismo. No hay Mandamientos superiores a estos. (1)
El escriba le dijo a Jesús, "Bien dicho, Maestro, has hablado con la verdad, porque no hay sino un Dios y no hay otro sino él. Y el amarle con todo el corazón y con todo el entendimiento, con toda el alma y con toda la fuerza, y el amar al prójimo como a uno mismo, vale mucho más que todas las ofrendas y los sacrificios quemados."
Viendo lo sabiamente que había respondido, Jesús le dijo, "Estás tan lejos del Reino como lo estás de tí mismo." (2) Después de ésto nadie más osó hacerle más preguntas.
Después, cuando estuvo solo con sus discípulos, les enseñó en detalle el verdadero sentido de la ley. (3)
Pedro: Señor, los escribas han hecho un yugo con la ley. Han retirado la llave hacia el Conocimiento de Uno Mismo, para no entrar ellos ni permitir que otros entren. (4)
Yo he venido a restaurar la esencia de la ley. (5)
Andrés: Señor, enséñanos el verdadero sentido de los Diez Mandamientos como le fueran entregados a Moisés en la montaña.
¿Cuál es el primer Mandamiento?
Andrés: "Escucha, Israel, Yahweh nuestro Dios es Uno, el único. No adorarás a ningún otro Dios fuera de Yahweh." (6)
La palabra 'Yahweh' significa 'Yo soy'. (7) Cada vez que dicen 'Yo soy', están invocando el nombre de Yahweh. Yahweh, Dios o 'Yo soy' es Existencia Pura. Si repiten el primer Mandamiento de otro modo, reemplazando Yahweh y Dios por el 'Yo soy', se vería así: Escucha oh Israel, 'Yo soy' su 'Yo soy' que es Uno y único. No adorarán a ningún otro 'Yo soy' aparte del 'Yo soy' " Esto significa que únicamente Dios es. (8) No hay nada aparte del 'Yo soy'. Tu 'Yo soy' es el 'Yo soy' en todos. El adorador es el adorado. Esta es la ley básica de Moisés.
Cuando piensan que Dios está separado de ustedes, crean falsos dioses. Esos dioses son falsos porque son imaginarios y la mente es responsable de la imaginación. Esta es la razón por la cual el segundo Mandamiento les advierte que no harán imágenes del Sí Mismo. (9)
La mente crea imágenes del Si Mismo y les lleva a pensar que la imagen es la realidad. Por lo tanto, no pueden lograr una adoración verdadera con la mente, porque "Dios es Espíritu y aquellos que adoran a Dios deben adorar en Espíritu y en Verdad." (10)
Felipe: ¿Es falsa la idea de cielo e infierno?
El cielo es en donde está Dios y Dios está en todas partes. Lo opuesto es el infierno. La diferencia radica en la Concienciación y no en la localización.. Cuando tienen consciencia que sólo Dios existe, eso es cielo. Cuando carecen de esta consciencia, eso es infierno.
Pedro: ¡Yo solía pensar que Dios es una entidad que habita en alguna parte en los firmamentos!
Hay tres posible malentendidos para la Verdad fundamental expresada tan poderosamente en el primero y más importante de los Mandamientos de la Biblia: "Escucha oh Israel, Dios es Uno y único. No habrás de adorar a ningún otro Dios aparte de 'Yo soy'. "(11)
El primer malentendido es pensar que el propio Dios de uno es el Dios verdadero, el Uno y único, y que los 'dioses' de otras gentes son falsos. No existen muchos dioses, ¡uno para cada religión de los pueblos! Dios es uno. Es Omnipresente. El Amor es uno; trasciende casta, color y credo. La Verdad es una; no puede haber dos, porque dos no pueden ser sino una, ocurriendo dos veces. La meta es una, porque todos los caminos deben conducir al Dios Uno. 'Yo soy' es Uno.
Cuando cualquiera dice, "Tu Dios es diferente de mi Dios" o "tu religión es diferente de mi religión", esa persona no habrá entendido la Verdad fundamental del 'Yo soy'.
El segundo malentendido es el ver a Dios como algo diferente de sus manifestaciones. Este malentendido nace de la ilusión que busca separar aquello que es inseparable. Como el sol y sus rayos, el océano y sus aguas, el árbol y sus ramas. Dios no es diferente de su creación, aunque Dios exise más allá de sus manifestaciones. Dios es la existencia desde la cual todas las cosas derivan la suya. Todo lo que es, está en Dios porque únicamente Dios es.
'Yo soy' es lo primero y lo último, lo externo y lo interno. En el 'Yo soy' vive, se mueve y existe en todo. (12). Todo es Dios, no obstante Dios está más allá de la totalidad de todo.
Tomás: Esto resulta difícil de creer, Señor. ¿Significa esto que la silla en que estoy sentado es Dios?
La silla es Dios; sin embargo Dios está allende la silla. Lo que ves como 'silla', en realidad no es sino energía en vibración que emana de la matriz del 'Yo soy'. Es como una olita desde el corazón del Silencio. Emerge y se sumerge de vuelta como una onda de energía en el océano de la existencia. La ola es parte del océano, mas el océano es más grande que la ola. Sin embargo ambos son inseparables. Asimismo, la silla es una chispa del 'Yo soy' más el 'Yo soy' está allende la silla, aunque ambos son inseparables. Hasta donde existe la silla, ella existe en Dios y hasta donde exista en Dios, es Dios.
La unidad del 'Yo soy' y la creación es como la unidad que existe entre el árbol y sus partes. 'Yo soy' es la parra y la creación es sus ramas, (13) hojas, raíces y frutos. Este gran árbol que tiene tantos componentes y tantas partes diferentes, es realmente uno en el sentido que la simiente es sólo una. (14) Así como no existe sino una simiente para el árbol entero, no existe sino un 'Yo soy' divino y todas las demás partes se relacionan esencialmente con esta fuente única.
'Yo soy es el uno supremo, que lo contiene todo en el universo. 'Yo soy' es la simiente de todos los seres. Del mismo modo en que observan todas las diferentes formas y partes del árbol, aunque han surgido de la misma simiente, así también están vivenciando diferentes aspectos del Dios único. Dios es sólo uno; no existe nada fuera de él.
El tercer malentendido del primer Mandamiento es el ver a Dios como diferente de uno mismo. Si Yahweh es el 'Yo soy', ¿cómo puede uno decir 'Yo soy' diferente de lo que 'Yo soy'? Además, es este sentir de la diferencia lo que crea lo que las escrituras llaman los 'falsos dioses'. (15) Cuando piensas, 'Yo soy' separado de 'Yo soy' creas una ilusión, que busca separar aquello que es inseparable y unir aquello que nunca fuera algo aparte.(16)
Magdalena: ¿Estás diciendo, Señor, que no somos diferentes de Dios?
Tan pronto como te das cuenta del 'Yo soy' dentro de tí, en ese instante sabrás que en verdad no existe nadie fuera del 'Yo soy'. Trata a todos como al tabernáculo del Cristo viviente. Mírate a tí misma en todos, porque tu eres el 'Yo' en todos. Esta óptica cambiará tu actitud hacia todos. Convertirá todo tu trabajo en adoración. Todo lo que hagas será hecho en el Cristo, a través del Cristo y para el Cristo. Esta es la adoración del Dios verdadero.
Cuando adoras los objetos de tus creaciones mentales, como la fama, el dinero, el sexo, el alimento, el alcohol, las adicciones, la lista es interminable, estas creaciones se convierten en "falsos dioses" y te impiden conocer a tu verdadero 'Tu mismo'.
Martha: ¿Cómo puede uno pasar más allá de este sentido de separación?
Ve más allá de la imagen. Este es el significado de la segunda parte del primer mandamiento.
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4
Más allá de las Imágenes
. . . Se llega a Conocer al Sí Mismo
Jesús le dijo a la Samaritana:
"Dios es Espíritu, y aquellos que le adoran deben adorarle
en Espíritu y Verdad "
Juan 4:24
Jesús estaba sentado solo junto al pozo de Jacob, ya que sus discípulos habían bajado al pueblo a comprar alimentos, cuando acertó a llegar una mujer samaritana a sacar agua. Jesús le dijo, "Dame algo de agua". La mujer vaciló, porque a los judíos no se les permitía el contacto con los samaritanos. (1) Jesús le dijo, "Si sólo supieras el don que Dios te está ofreciendo y quien es el que te está diciendo 'Dame algo de beber', tu habrías sido la que pidiera y él te habría dado esa agua de vida que, si la bebes nunca más tendrías sed." La mujer replicó, "Veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraban en esta montaña, aunque ustedes dicen que Jerusalén es el lugar en donde uno debiera hacerlo." Jesús le dijo, "Ha llegado el tiempo en que no adorarás al Padre en esta montaña ni en Jerusalén. Dios es Espíritu, y aquellos que adoran deben adorar en Espíritu y Verdad." (2)
A estas alturas sus discípulos habrían retornado y se sorprendieron al verle hablar con una samaritana.
Tadeo: ¿Cómo puede adorar uno a Dios sólo en espíritu?
Ve más allá de la imagen. Este es el significado de la segunda parte de la primera ley de Moisés que dice: "No harás imágenes de Yahweh (el 'Yo soy') (3) La ley declara además que: "No harán imagen alguna o representación de nada del cielo encima ni de la tierra abajo o de las aguas bajo la tierra." (4) Vale decir, que no deben hacer una imagen del 'Yo soy' en ninguno de los estados de la mente – vigilia, durmiendo o soñando. Para comprender la primera ley, deben ir más allá de la mente. No es posible cumplir la primera (es decir, la genuina adoración de Yahweh o el entendimiento que sólo Dios existe) sin la segunda (pasar más allá de las imágenes / mente)
Tomás: ¿Por qué está prohibido hacer imágenes del 'Yo soy'? ¿No es acaso la creación misma la imagen de Dios?
La creación es la imagen de Dios, sin embargo para conocer a Dios deben ir más allá de esta imagen. Por ejemplo, el bello retrato de su madre les hace recordarla cada vez que lo miran. Esta imagen también evoca sentimientos de amor y de nostalgia en su corazón por estar con su madre real. No obstante, sin que importe cuanto atesoren y amen ese retrato, él nunca les podrá dar la experiencia de su madre viviente. Confundir la realidad de su madre con su imagen, es idolatría, lo cual es lo que este mandamiento busca eliminar. La idolatría se produce cuando lo real les parece como irreal y cuando confunden lo irreal con lo real. De igual manera, lo que ven en los mundos denso y mental no son sino imágenes del 'Yo soy'. Para experimentar la verdad de sí mismos deben ir allende las imágenes físicas y mentales. Lo físico es un reflejo de lo mental y lo mental es un reflejo de lo espiritual. El Espíritu es la fuente.
Bartolomé: Señor, ¿significa esto que debiéramos eliminar todos los ídolos y el uso de otros objetos rituales en nuestras oraciones?
Resulta muy fácil prescindir de las imágenes físicas; empero, el real obstáculo en el conocimiento del Espíritu está en eliminar las imágenes de la mente. Sin eliminar las imágenes mentales, persistirán siempre las físicas. Esto se debe a que lo físico es un reflejo de lo mental.. Por mientras esté allí el espejo de la mente, serán inevitables las imágenes. Cuando la mente desaparece, lo que queda es el 'Yo soy', la realidad.
Tomás: ¿Cómo es posible eliminar las imágenes de la mente?
Un hombre que esté tratando de eliminar las imágenes de la mente es como un hombre luchando con sus propias sombras. Es un esfuerzo futil. Mientras más intenten 'eliminarlas', más las harán parecer reales. Por ende, todo lo que se requiere es conocer la verdadera naturaleza de la mente. Con esta consciencia, no hay nada que mover o remover. Más allá del esfuerzo o la ausencia de éste, se mantendrán en el estado de la quietud no comprometida. En el silencio, comprenderán la esencia del primer Mandamiento y la quintaesencia de los restantes nueve.
Andrés: Maestro, ¿cómo es posible adorar a Dios sin imágenes? La religión misma es sinónimo
con imágenes, ya sea físicas o mentales. El lenguaje o las palabras forman parte de la imaginación. ¿Cómo podemos comunicarnos con lo Divino sin estas ayudas esenciales?
El segundo Mandamiento prohibe las imágenes del 'Yo soy', porque no es posible comprenderlo a nivel de ellas. La mente es pura 'imagi-na-ción'. Para comprender a Dios deben pasar más allá de las imágenes bajo la forma de pensamientos, conceptos, ideas, memoria, lenguaje, inteligencia y voluntad. Para conocer a su Sí Mismo, deben entrar al Silencio absoluto.
Sin embargo en las primeras etapas del crecimiento espiritual, es posible que las imágenes puedan ser indispensables. Supongan que quieren enseñarle la palabra 'mesa' a un niño pequeño. Si la pronunciaran simplemente a él no le quedaría en claro lo que es esta imagen. Le pueden mostrar una mesa y pedirle que la mire bien. Mientras lo está haciendo, ustedes repiten la palabra 'mesa'. La imagen de la mesa en particular que usaran para enseñarle el significado de la palabra podrá ser impermanente (esa mesa podría cambiar); mas la palabra 'mesa' y el objeto que representa permanecerán. Uno puede entender el elemento permanente a través del impermanente. Por eso, aunque la Divinidad carezca de imagen, en las primeras etapas de la religión habrán de asociarla con una imagen en particular para entenderla.
Mateo: De modo que no es un pecado el usar imágenes.
Los niños pequeños necesitan aprender mediante la ayuda de grandes letras garrapateadas sobre láminas o pizarras. Los templos, las iglesias, los dogmas, los credos, los ídolos, los rosarios, las estatuas, las flores, el incienso, los óleos, los cirios, los sacramentos y otros objetos rituales representan las pizarras y láminas para niños en el progreso espiritual. La palabra 'Espiritualidad' deriva de dos palabras, 'espíritu' y 'ritual'. Cuando remueven el ritual, lo que queda es el Espíritu puro. No obstante, no pueden llegar hasta el Espíritu puro sin pasar por los rituales.
Las gentes pasan por la servidumbre, la filial y la de Deidad (5) para la suprema concienciación de la unicidad del Sí Mismo. La servidumbre es la etapa espiritual en donde uno ve a Dios como una realidad separada y aparte de uno mismo. Aquí, la actitud es la de 'Escucha Señor, tu servidor está hablando'. Debido a que el adorador es visto como siendo diferente del adorado, el uso de imágenes y rituales es predominante en esta etapa.
La perfección de esta etapa llega cuando el adorador ve al adorado no sólo en las imágenes y el simbolismo particulares de su propia religión, sino también en toda otra forma en el universo. Cuando ve a Dios en las gentes, los animales, los árboles, el sol, la tierra, la lluvia, el río y en todo. Adora, ama y sirve a Dios en la creación. Esta adoración universal lo lleva a la segunda etapa, en donde comienza a ver a Dios dentro de sí mismo. Y comienza a verse a sí mismo también como una imagen de Dios.
La segunda etapa es la 'filial'. Aquí el adorado está dentro del adorador. La relación es la de padre e hijo o la de madre e hija. Surge un fuerte sentido de intimidad, un vínculo inseparable en el corazón del adorador, que le hace darse cuenta que Dios está más cerca de él que su propio aliento. Siente fuertemente que "El Padre está en mí y 'Yo soy' en el Padre." Se dirige a Dios como "Abba – Padre" (6) Se ve a sí mismo como "Hijo de Dios" o "Criatura de Dios".
En esta etapa se da un intenso anhelo por la unión mística. El único pensamiento en el corazón de adorador se centra en el bienamado. Todos sus deseos habrán sido sublimados en el deseo único por el Señor. Como la persona que se está ahogando y que lucha por respirar por última vez, su alma languidece en el dolor de la separación de su bienamado, por que no le satisfacen ya las palabras ni las imágenes. (7) La soledad se transforma en su único compañero y único refugio. No puede ya vivir un momento sin el pensamiento en el Señor. Esta listo para el nacimiento final.
La última etapa es aquella en que el adorador se considera a sí mismo como el adorado. "El Padre y Yo somos Uno" (8) es el entendimiento final del 'Yo soy'. Este conocimiento llega en el absoluto silencio, allende las imágenes físicas y mentales, y entonces perciben el infinito potencial del principio del 'Yo soy'.
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5
Tu eres el 'Yo soy'
... El Potencial Infinito
Jesús les dijo:
"Todo lo que le hagan a alguien, me lo hacen a Mí."
Mateo 25: 40
Los escribas y los fariseos trajeron a una mujer que había sido descubierta en el acto de cometer adulterio. La hicieron pararse en medio de todos y le dijeron a Jesús, "Maestro, esta mujer fue descubierta en el acto mismo de cometer adulterio, y la ley de Moisés ordena lapidar a una mujer así. ¿Qué nos dices tú?" Jesús que estaba escribiendo en la tierra con un dedo, se irguió y dijo, "Dejen que aquel de entre ustedes que esté libre de toda culpa, le lance la primera piedra." Luego se inclinó y siguió escribiendo en la tierra. Al oír esto, se fueron yendo uno tras otro, hasta que Jesús quedó solo con la mujer. Jesús se irguió nuevamente y dijo, "Mujer, ¿dónde están todos? No te ha condenado ninguno?" "Nadie, señor", replicó ella. "Tampoco yo te condeno", le dijo Jesús. (2)
Cuando la mujer se hubo ido, los discípulos comenzaron a hacer preguntas concernientes a lo sucedido.
Santiago: Señor, ¿por qué no condenaste a la mujer?
Me veo a Mí Mismo en ella. Cuando condenas a 'otro', te condenas a tí mismo puesto que eres un Sí Mismo igual al del 'otro'.
Judas: ¿Por qué comete pecados la gente?
Porque ellas piensan que son pecadoras. Ustedes son todo lo que le atribuyen al 'Yo soy'. Esto es la esencia del segundo Mandamiento, que reza, "¡No usarás en vano el Nombre de Yahweh tu Dios!"(3)
Emplean mal el Nombre de Yahweh, el 'Yo soy', cada vez que le atribuyen alguna infamia al 'Yo soy'. Por ejemplo, cada vez que dicen, "Soy débil", "soy estúpido", "estoy enfermo", "soy pecador", "estoy maldito" y cosas por el estilo, hacen un mal uso del Nombre de Yahweh. La escritura dice, "Yahweh ('Yo soy)' no considerará inocente a quien tome Su Nombre en vano". (4) Esto se debe porque al decir 'soy débil', se hacen débiles. La pobreza se torna en su propiedad cuando dicen 'soy pobre'. Nunca estarán libres de pecado si sintieran, 'soy un pecador'.
El 'Yo soy' es el potencial infinito de todas las posibilidades y materializará lo que sea que le atribuyan. El 'Yo soy' no es positivo ni negativo, no es bueno ni malo. En cambio, el 'Yo soy' asume sus afirmaciones positivas o negativas. Si le atribuyen bondad, será la bondad suprema. Si le atribuyeran maldad, será el gran destructor. Elijan el bien y serán Dios o elijan el mal y serán el 'demonio'. Tanto Dios como el demonio residen dentro del 'Yo soy'. Lo que denominan 'demonio' o 'Satanás' se refiere a uno de los 'Hijos de Yahweh' (5) De modo que todos los poderes y fuerzas derivan del 'Yo soy' y ninguno puede operar por sobre o más allá del 'Yo soy'.
Por ejemplo, el elemento fuego contiene en sí el poder tanto de la vida como de la muerte. No pueden decir que es un producto de Satán, porque puede destruir ciudades enteras y convertirlas en cenizas, debido a la mala voluntad del hombre. Esto vale para todos los elementos. Todo lleva dentro de sí la plenitud de la bendición y, al mismo tiempo, la plenitud de la maldición, dependiendo de su buen o mal uso.
Queridos Hijos de la Inmortalidad, despierten los divinos poderes del 'Yo soy' dentro de ustedes. Afirmen, "el esplendor, la gloria, la majestad, el honor y la belleza del 'Yo soy' "y eso serán. Entiendan al 'Yo soy' como no diferente de Dios. '¡Yo soy Espíritu. Yo soy Verdad. Yo soy Amor. Yo soy Paz. Yo soy infinita abundancia. Yo soy justicia eterna. Yo soy libre. Yo soy intrépido. Yo soy existencia, conocimiento y bienaventuranza. Yo soy el potencial infinito de todas las posibilidades. Yo soy omnipotente, omnisciente y omnipresente. Yo estoy en todo. Todo está en mí. Yo saturo este universo. Yo soy el Cristo. Yo soy Krishna. Yo soy Buda. Yo soy Divino!'
Nicodemo: ¿Qué quiere significar la escritura cuando dice, "No le hagas a nadie lo que no quisieras que te hagan a tí?"
Significa "Todos son Uno. Sé igual a todos". Puesto que no existe 'otro' fuera de tu 'Sí mismo', todo lo que hagas hazlo sólo para tí mismo. Cuando le dices a alguien, 'eres un necio', te lo estás diciendo simplemente a tí mismo, 'yo soy un necio'. (6) Cuando bendices a alguien, te bendecirás a tí
mismo. Cuando hagas algo, no sientas que lo están haciendo para alguien más, siente que lo haces para tí mismo. De este modo el sentir de la unicidad se hará espontáneo. Tratarás y amarás naturalmente a tu prójimo como a Tí Mismo, sólo cuando te veas en tu prójimo. (8) El amor al 'Sí Mismo' constituye la esencia de todos los mandamientos. Cuando comprendan esta esencia, conocerán el significado del Sabbath.
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6
La Esencia del Sabbath
... es el Silencio
Y Jesús les dijo:
"El Sabbath fue hecho para el hombre, no el hombre para el Sabbath.
De modo que el Hijo de Dios es el dueño también del Sabbath [sábado]."
Marcos 2: 27 - 28
Mientras Jesús estaba enseñando en la sinagoga, había allí un hombre que tenía seca la mano derecha. Los escribas y fariseos le observaban para ver si curaría a alguien en sábado. Sabiendo de sus pensamientos, Jesús le dijo al hombre, "¡Levántate y párate al medio!" Y volviéndose hacia ellos, "Les preguntó, ¿está permitido el hacer el bien o el mal en sábado; salvar una vida o destruirla?" Luego, dirigiéndose al hombre, le dijo, ""Extiende tu mano". Él lo hizo y su mano quedó sana. (1)
Y cuando estuvo solo con sus discípulos, le hicieron preguntas concernientes al tercer mandamiento de Moisés.
Andrés: Señor, parece como si los maestros de la ley no entendieran el verdadero significado del Sábado.
¿Qué es lo que dice la ley acerca del Sábado?
Santiago: "Mantengan Sagrado al día Sábado. Porque el Señor hizo los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos. Mas al séptimo día descansó, bendijo al Sábado y lo santificó." (2)
El sábado es el estado de descanso. Los maestros de la ley pensaron que el acatar el sábado significaba abstenerse de la actividad (trabajo). Sin embargo, es imposible desistir de la acción, porque el complejo cuerpo–mente es un atado de actividades. Ya sea que uno esté en los estados de vigilia, de dormir o de soñar, uno está sumido en actividades: respirar, caminar, comer, pensar, soñar y así sucesivamente. El descansar de la actividad (vale decir, mantener la santidad de sábado) no significa abstenerse del trabajo, sino experimentar aquel 'silencio' que es la fuente de cada actividad, esa 'quietud' que es la causa de todo movimiento y esa 'nada' que es la simiente de todo. Ese 'descanso' es la paz del alma y el alma es inquieta hasta que comprende al Sábado.
Aunque el Sábado es la fuente y sustento de cada actividad, es eternamente silente. Aunque está trabajando perpetuamente, está por siempre en descanso. Aunque es elocuencia perenne, es el testigo desde el trasfondo. Como la pantalla de la creación, el Sábado no es afectado por las actividades proyectadas sobre ella. No obstante, sin él, el total de la creación colapsaría. El Sábado significa Concienciación y está allende el complejo cuerpo–mente, tiempo y causalidad, ser y llegar a ser, esfuerzo y ausencia de esfuerzo. Aquel que está consciente del Sí Mismo es el dueño de Sábado.
Cuando las escrituras afirman que Dios hizo el cosmos en seis días y descansó el séptimo, se están refiriendo a las seis modificaciones del Uno o a como el Uno se hizo seis y como los seis llevaron al Uno. En la sagrada Cábala, el Sábado es la séptima iglesia, el santuario del silencio, el sanctum sanctorum o santo de los santos en donde Dios reside en la oquedad del corazón. Sólamente en la Séptima es que uno puede comprender al Sí Mismo. A través de estas seis modificaciones uno es conducido desde la creación al creador, desde el tiempo a la eternidad, desde el trabajo al descanso,
desde el sonido al silencio y desde los muchos al Uno.
En la religión hindú, el Sábado se relaciona con la clasificación Védica de los siete chakras o centros de energía, que tienen sus puntos de correspondencia a lo largo del sistema cerebro-espinal. (4) El primer chakra tiene su centro en la base de la columna vertebral. Es el asiento de Eva, o la energía cósmica latente, enrollada como la ancestral serpiente en el coccix, esperando ascender por la 'vara' de Moisés. (4)
El segundo chakra tiene su puerta en el sacro, frente a los órganos reproductores. Es el arca del tesoro de la mente subconsciente.
El tercero tiene su portal en la zona lumbar, en la región del ombligo. Es el asiento del principio vital dentro del cuerpo humano.
El cuarto tiene su portal en el plexo solar frente al corazón. Es el asiento del aliento vital.
El quinto tiene su centro situado en la región de la garganta. Es el asiento del Espíritu Santo o de la Palabra de Dios (el Verbo Creador).
El sexto tiene su portal ubicado en el entrecejo, al centro de la frente. El asiento de la Consciencia Crística.
Finalmente, el séptimo, que es el Sabbath, tiene su asiento a la distancia del ancho de un dedo por encima de la coronilla de la cabeza. Es el asiento del 'Yo soy el que soy' o la consciencia de Dios. Cuando se rompe el sello del séptimo portal, uno experimentará el Silencio. (5) El reino del mundo se convertirá en el Reino de Dios. (6)
Originalmente, a Moisés no se le entregó sino una ley – la ley del amor que declara que sólo existe el Sí Mismo. Esta ley fue grabada en las tablas del corazón humano. Es por ello que todos señalan hacia el corazón (el principio del amor) cuando se refieren a Sí Mismos.
Cuando las gentes no pudieron acatar la ley original, Moisés la 'rompió' al pìe de la montaña. (6) El pueblo no podía entender la ley de la unicidad, porque aún vivía en el dualismo. Moisés regresó a la montaña y rogó por una modificación de la ley original. (8) Por ello, la Única fue cambiada por diez. En verdad, los Diez Mandamientos son comentarios sobre la ley del amor. Con el paso del tiempo, incluso estos diez fueron multiplicados en muchas leyes, cuando los escribas fueron amontonando comentarios sobre comentarios hasta que la ley se convirtió en un pesado fardo, que, en lugar de ayudar al conocimiento de Sí Mismo, lo impidió.
El Cristo asumió esta forma para restaurar la ley original (9) que es simple y única. El nuevo Mandamiento que les doy – Ámense el uno al otro como yo les he amado (10) – en realidad no es nuevo.
Es antiguo y eterno. Representa el cimiento de la creación. El amor no sabe de nacimiento ni de muerte. Nada sabe de razones ni obedece a las estaciones. Si siguen la ley del amor (que sólo el Sí Mismo existe), no requieren de ninguna otra ley. Ustedes son la ley misma, puesto que son el Sí Mismo. Ha llegado el tiempo cuando "la tierra estará llena del Conocimiento del Señor (es decir el Conocimiento de Uno Mismo), así como el agua llena el mar." (11) Esta será la era de la consciencia del 'Yo soy' en la cual las gentes vivirán en la unidad de la Divinidad. No habrá nadie que quebrante la ley, porque no habrá nadie que no sea consciente del Sí Mismo.
Tomás: Señor, ¿cómo es que los Diez Mandamientos son modificaciones de la primera ley?
La ley es una: sólo el Sí Mismo existe. (12) los otros nueve, no harás imágenes del Sí Mismo, mantén santo al Sábado, honrarás a tu padre y a tu madre, no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, no codiciarás los bienes de tu prójimo, y no desearás a la mujer de tu prójimo, son derivados de la ley básica. (13)
Por ejemplo, cuando comprenden la primera ley, que declara que sólo Dios existe, considerarán a padre y madre como Dios. El respeto de uno mismo es cuando honran a todos como al Sí Mismo. Además, la quinta ley les prohíbe herir a nadie en pensamiento, palabra o acto. Siendo que no existe sino uno, ¿quién está matando a quién? No hay un 'segundo' para herir a otro. Cuando se ven a sí mismos en todos, ¿cómo le podrían causar daño a alguien? Tan pronto como se den cuenta que están en todos y que todos están en ustedes como un solo Sí Mismo, amarán espontáneamente a todos como a sí mismos.
El sexto mandamiento también deriva del primero. Uno que ha tomado consciencia de la unicidad del Sí Mismo, estará siempre establecido en la bienaventuranza de Sí Mismo. Estará casado con Él en una unión divina. Puede que él o ella no lleguen a las relaciones sexuales. Sin embargo, cuando lo hacen, se convierten en vivos ejemplos del poder de la castidad en la vida marital.
El resto de las leyes también derivan de la primera. Uno sólo puede robar o codiciar cuando vive en el dualismo. Tan pronto como se dan cuenta que son el Uno, ¿quién le está robando a quién? La idea de robo, codicia, o falso testimonio sólo es posible cuando hay dos. No obstante, la ley básica dice que existe sólo Uno.
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Parte III
La Negación de los
Opuestos
Jesús les dijo:
Desde el principio Dios hizo uno de dos. Ya no son dos
sino uno. Lo que Dios, pues, ha unido,
no lo desuna el hombre.
Mateo 19: 3 - 6
Mientras uno sienta que existe 'otro' aparte del 'Yo soy',
uno no le podrá escapar a la inmutable ley de la dualidad.
7
Vuestro Verdadero Sí Mismo
... está Más Allá de la Reencarnación
Jesús le dijo a Pedro:
"Vuelve tu espada a la vaina; porque todo los que se sirvieren
de la espada, a espada morirán."
Mateo 26: 52
Un día, ascendió con sus discípulos más cercanos, Pedro, Santiago y Juan a una elevada montaña. Allí les reveló un atisbo de Su Divino resplandor. Mientras los hombres observaban, Jesús se transfiguró. Su apariencia cambió y Su rostro resplandecía con el brillo de mil soles, y Sus ropas resplandecían con una blancura sin igual. De pronto aparecieron Moisés y Elías y comenzaron a hablar con Jesús. Pedro exclamó, "Señor, ¡esto es maravilloso! Si lo quieres, haré tres santuarios, uno para tí, uno para Moisés y uno para Elías." Esta Divina experiencia fue demasiado para Pedro y quiso que fuera permanente. Mas, incluso mientras lo decía, fueron arrebatados en una nube de bienaventuranza. En este estado de supra-consciencia escucharon el Sonido Primordial del Silencio diciendo: "Este es Mi Hijo bienamado y el Él tengo Mi complacencia. Escúchenle." Esta sublime experiencia les produjo un shock espiritual a los discípulos. Cayeron de cara al suelo. Jesús, la todo compasiva Madre vino y les resucitó. "Levántense", les dijo, "No teman." Con Su gentil toque, los discípulos volvieron a su consciencia normal y cuando abrieron los ojos, vieron solamente a Jesús con ellos. (2)
Jesús les dijo, "No le cuentan a nadie acerca de su experiencia hasta la resurrección, cuando el mundo sepa que tengo el poder para abandonar este cuerpo y para levantarlo de nuevo." (3)
Esta Divina experiencia infundió en el corazón de los discípulos la verdad de la Divinidad de su Maestro. "Sí, él es el Mesías prometido, Aquel que había de venir." No obstante, una duda más persistía en sus mentes. Los profetas de antaño habían hablado de señales inconfundibles que anunciarían la llegada del Ungido. Una de ellas era que el gran profeta Elías, quien viviera 850 años antes, vendría de nuevo para preparar el camino para el Mesías. "Observen, yo les enviaré a Elías el Profeta antes de la llegada del gran día del Señor." (4) "Puesto que esta profecía no se ha cumplido", se preguntaban los discípulos en sus mentes, "¿por qué asevera Jesús ser el Mesías Prometido?" Y mientras descendían de la montaña, fueron acopiando valor para preguntárselo.
Santiago: ¿Por qué insisten los maestros de la ley religiosa en que Elías debe regresar antes de que llegue el Mesías? (5)
Elías vino en la persona de Juan el Bautista, mas las gentes no le reconocieron. (6)
Tomás: ¿Por qué negó Juan el Bautista que él fuera Elías?
La proyección del Sí Mismo como 'yo soy esto o aquello' (o su identificación con objetos) es la causa de la ignorancia. En tanto uno se identifique como el cuerpo, nunca le podrá escapar al ciclo del nacer y renacer. La reencarnación es una ilusión creada por la identificación corporal. Tu verdadero Sí Mismo está allende la reencarnación. El 'Yo soy' no va y viene, porque es omnipresente. Puesto que el 'Yo soy' nunca ha nacido, ¿cómo podría morir? Y si no puede morir, ¿como podría renacer?
Felipe: Si el Sí Mismo no aparece ni desaparece, ¿qué es lo que reencarna – el cuerpo o el alma? Si fuera el cuerpo, ¿porqué es diferente el cuerpo de Juan del de Elías? Si fuera el alma, ¿cuál es la diferencia entre el Sí Mismo y ella?
Los cuerpos están cambiando siempre. El cuerpo que llevas ahora no es el mismo que tenías cuando niño. Por ende, hasta en la vida presente tu cuerpo pasa por muchos nacimientos, vale decir que el cuerpo cambia. La reencarnación se refiere a los cambios del cuerpo. El alma es el Sí Mismo individualizado. No existe una diferencia esencial entre el aire dentro de un globo y el aire fuera de él. El Sí Mismo es como el viento universal. El alma es como el viento atrapado dentro de un globo. El complejo cuerpo–mente es el globo. Cuando el globo estalla, el viento de adentro se funde con el de afuera y desaparece todo sentido de separación. La reencarnación de produce cuando el Sí Mismo se identifica con el complejo cuerpo–mente. Mientras pienses que eres el cuerpo, el ciclo de nacimiento y renacimiento será inevitable. No obstante, tu no eres el cuerpo y, por lo tanto no hay reencarnación. El propósito del alma es el llegar a conocerse a sí misma como aquello que nunca naciera y que nunca morirá. Esta comprensión es llamada Conocimiento de Uno Mismo.
Juana: Señor, ¿son obstáculos las consecuencias de las acciones pasadas para llegar a comprender al Sí Mismo?
No te preocupes por las vidas pasadas. La presente es todo lo que necesitas porque el Sí Mismo se llega a comprender en el presente. La mente te aparta de este presente. Olvida el pasado. Es una ilusión nacida del engaño de la propia ignorancia. No te preocupes por el futuro, porque no existe. Vive en el ahora. La mente que es responsable por la reencarnación no puede resistir en el ahora. La mente vive en el pasado y en el futuro. El Sí Mismo vive en el ahora. Una vez que vivas en el presente, serás inmune al pasado. En el silencio, destruyes todas las consecuencias de las acciones pasadas.
Joaquín: ¿Cómo puedes comprobarnos que Juan era verdaderamente Elías regresado a la vida? Esto podría ayudarnos a apreciar la enseñanza en cuanto a que la razón para el nacer es el llegar más allá del ciclo de nacimiento y renacimiento.
¿Por qué quieres enredarte en las complicaciones de destino y libre albedrío, acción y reacción, sufrimiento y muerte? No busques nacer de nuevo. Más bien, conócete a tí mismo como aquello que está allende nacimiento y muerte. "Busca primero el reino de Dios y todo lo demás te será dado por añadidura". (8) Todo lo que necesitas es conocer al Sí Mismo. Este es el propósito del nacimiento humano. Hasta que no sea comprendida esta finalidad, es seguro el renacimiento. Por esta razón, Elías el Tisbita nació de nuevo como Juan el Bautista.
Si miran las vidas de Juan y de Elías desde la perspectiva de la dualidad (causa y efecto) verán con claridad como ambas vidas no fueron más que un mismo guión actuado en diferentes escenas. La concepción y el nacimiento de Juan fue un milagro. Su padre Zacarías, miembro de la orden sacerdotal de Abijah, era el Sumo Sacerdote del Templo cuando Herodes era rey de Judea. (9) Su Madre, Isabel, también pertenecía al linaje sacerdotal de Aaron. Ambos eran dignos a la vista de Dios. Sin embargo no tenían hijos, porque Isabel era estéril; y ambos tenían ya una edad avanzada.
Un día en que Zacarías estaba dedicado a sus deberes sacerdotales en el templo, tuvo una experiencia inusual. El ángel Gabriel se le apareció con el siguiente mensaje: "Tu mujer Isabel te dará un hijo y habrás de darle el nombre de Juan. Él irá delante del Señor, en el espíritu y el poder de Elías, para hacer que los corazones de los padres se vuelvan hacia sus hijos y que los desobedientes se vuelvan hacia la sabiduría de los justos – para conformar un pueblo preparado para el Señor." (10)
Fue así que fuera concebido Juan. El fue mi primer primo y pasó su vida en el desierto enseñándole a la gente acerca del 'Cristo' y su misión. (11) Las gentes llegaban hasta él en gran número y él les bautizaba en el río Jordán. Les hablaba acerca de otro bautismo, el bautismo del 'Cristo' que le dota a uno con el conocimiento del Sí Mismo. Juan bautizaba con agua, mas el 'Cristo' bautizaría con fuego y con el Espíritu Santo. El agua no podía sino purificar el exterior, en tanto que el agente espiritual del fuego, que representaba el bautismo del Cristo, aunaba lo interno con lo externo. Cuando todo es lanzado a las llamas del Espíritu Santo, la indestructible esencia que queda es el principio del 'Yo soy'.
Cuando apareció finalmente en escena el 'Cristo', Juan le dijo a las gentes, "He aquí el Cordero de Dios". (12) Juan se sorprendió cuando llegué hasta él para ser bautizado en el río Jordán. Sabía que yo era puro interna y externamente y no tenía necesidad del bautismo. No obstante, para enseñarle a la humanidad la necesidad de la iniciación espiritual en la senda de la liberación, le obligué a bautizarme.
Después de mi bautismo, Juan consideró finalizada su labor. Persuadió a algunos de sus discípulos para seguirme a mí. De ahí en adelante, él se retiró de la escena. (13) Fue en esos momentos en que el rey Herodes le capturó y le envió a prisión. Herodes (14) odiaba a Juan con tanto veneno como el de una víbora, porque Juan le había dicho, "No es lícito tener la mujer de tu hermano" (15) Herodes había raptado a Herodías, la mujer de su hermano Felipe, mientras este vivía aún y con ello había violado la ley judía que prohibía el matrimonio de un hombre con la mujer de su hermano. (16) Juan denunció públicamente este matrimonio. Como resultado, Herodías albergó encono en contra de él y persuadió a Herodes de matarle. No obstante, Herodes vacilaba en matar a Juan, porque todo el pueblo creía que era un profeta. Y, a guisa de compromiso con su mujer, le hizo poner en prisión. (17)
Mientras estaba en prisión, Juan se sentía sorprendido que el 'Cristo' se mantuviera callado ante su predicamento. Comenzó a sentir dudas y envió a quienes venían a visitarle en la prisión a preguntar si yo era el 'Cristo' o si tenían que seguir buscando por otro. (18) Fue así que el mismo Juan que le había dicho a las gentes "He aquí el 'Cristo'", dio un giro como para preguntarle a las gentes, "¿Es él realmente Aquel?"
Un momento oportuno se le presentó a Herodías para cuando fuera el cumpleaños del Rey. Herodes había invitado a los oficiales superiores, los comandantes militares y a los hombres notables de Galilea a un banquete y Herodías había planeado hacer que su hija Salomé bailara frente a Herodes y sus invitados. La danza de Salomé complugo a Herodes y a sus huéspedes, y en un arrebato impulsivo le prometió bajo juramento concederle cualquier cosa que pidiera, hasta la mitad de su reino. La muchacha consultó a su madre, "¿Qué es lo que pediré?" La madre replicó, "La cabeza de Juan el
Bautista". (19) Salomé fue de inmediato donde el rey con la petición, "Quiero que me des ahora mismo la cabeza de Juan el Bautista sobre una bandeja". Herodes lamentó entonces su impensada promesa, mas debido a su juramento y porque no quería desdecirse frente a sus invitados, despachó las órdenes necesarias. Los soldados entraron intempestivamente a la prisión y decapitaron a Juan. Pusieron su cabeza sobre una bandeja y se la entregaron a la muchacha, la que se la llevó a su madre. Más tarde, los discípulos de Juan vinieron por su cuerpo decapitado y lo sepultaron.
Así termina la vida de Juan como el Bautista. Hasta donde lo puede percibir la mente fragmentada, es una muy triste historia. Sin embargo, nada sucede en el presente sin una causa en el pasado. Cogidos en las redes de la dualidad, nadie le puede escapar a las reacciones del pasado. Veamos ahora la historia de Elías y se nos aclarará como es que fue Juan el Bautista vuelto a la vida.
Elías el Tisbita fue uno de los más grandes profetas que Israel jamás tuviera y vivió durante el reinado del Rey Acab. Una de las mayores confrontaciones que sufriera durante su ministerio fue la batalla por la libertad religiosa de Israel. Israel adoraba a Yahweh, el Dios de sus ancestros y observaba sus leyes que incluían los Diez Mandamientos, y una lista más extensa de leyes que fueran escritas en el "Libro de la Alianza".
El Rey Acab contravino la ley (21) y desposó a una extranjera, Jezabel, la hija de Etbaal, el Rey de Sidón. Cuando Jezabel se mudó a Israel, trajo consigo a Baal (22), el Dios de su pueblo, a quien ella adoraba. Con el paso del tiempo, forzó a su marido a convertir a Baal en la religión del estado. Pronto casi todo Israel estaba adorando a Baal y ello violaba la libertad religiosa de Israel. La misión de Elías fue la de liberar a Israel del culto a Baal y la Reina Jezabel emprendió una guerra en contra de esta misión.
Debido a que el culto religioso a Baal gozaba del apoyo del estado, floreció hasta que sus profetas alcanzaron el número de 450. Elías fue el único profeta de Yahweh que quedó. Finalmente, logró convencer al Rey de celebrar un duelo religioso entre los profetas de Baal y él mismo. Este había de llevarse a cabo en el Monte Carmelo.
El Rey Acab reunió al pueblo y a los profetas de Baal en el Monte. Elías les dijo a los profetas de Baal frente a todo el pueblo, "Ustedes invocan el nombre de su Baal y yo invocaré el Nombre de Yahweh; y aquel que responda enviando fuego, dejen que Él sea el Dios para el pueblo de Isarel." (23) Los profetas de Baal accedieron a este arreglo y todo el pueblo dijo, "muy buena proposición".
Después que hubieron preparado su sacrificio a Baal, comenzaron a orar e invocar a Baal para que viniera y consumiera la ofrenda con fuego desde el cielo. Oraron desde la mañana hasta mediodía, danzando en torno al altar que habían montado, hasta quedar exhaustos. Elías se burló de ellos diciendo, "¡Griten más fuerte! Tal vez Baal esté sumido en sus pensamientos, o esté aseándose. O tal vez esté de viaje o durmiendo, y necesita ser despertado." (24) De manera que gritaron más fuerte y, como era su costumbre, se infirieron cortes con cuchillos para persuadir a Baal a responder a sus ruegos. Así pasó toda la tarde hasta la noche, mas sin recibir respuesta.
Cuando fue el turno de Elías, éste levantó su altar de acuerdo a la tradición judía y puso el sacrificio sobre él. Instruyó a las gentes para cavar una zanja en torno a él y, una vez que lo hubieron hecho, les mandó verter galones de agua sobre el sacrificio hasta que el altar quedó empapado y el agua rebasó la zanja. Luego se acercó al altar y oró, "Oh Adonai, Dios de Abraham, Isaac y Jacob, prueba hoy que tu eres Dios en Israel y que yo soy tu servidor. Prueba que he hecho todo esto por mandato tuyo." ¡De inmediato cayó del cielo el fuego del Señor, calcinó el sacrificio, la madera, las piedras y el polvo, y secó toda el agua de la zanja! Cuando las gentes vieron esto, cayeron de cara al suelo y clamaron, "¡Yahweh es Dios! ¡Yaweh (Yo soy) es Dios!" (25)
Elías, sin embargo, traspasó los límites y le dijo a la gente, "Prendan a todos los profetas de Baal. ¡No dejen que ninguno se escape!" La gente les apresó a todos, y Elías les hizo bajar al valle de Cisón y allí les degolló. (26) Este acto constituyó un rompimiento del acuerdo al que había llegado con los profetas de Baal. (27) Esto no respondía tampoco a la voluntad de Yahweh. Elías había sucumbido a las tentaciones del fanatismo religioso al recurrir a la violencia.
Cuando la Reina Jezabel oyó acerca de lo que Elías había hecho a los profetas de Baal, juró ponerle fin a su vida. Jezabel envió un mensajero a Elías diciendo, "Trátenme los dioses con todo su rigor, si mañana a estas horas no te hiciese pagar con tu vida la que quitaste a cada uno de aquellos profetas." (28) Jezabel tenía este deseo grabado en su mente. De ahí en adelante persiguió a Elías para terminar con su vida. Elías le oró a Dios mientras huía de las manos de Jezabel. Huyó durante cuarenta días y cuarenta noches hacia el Monte Sinaí, la montaña de Dios, y allí tuvo una experiencia de la presencia de Dios. No había de morir a manos de la Reina Jezabel durante ese período de vida.
Existen tres razones, que son responsables por el renacer. Una es la de los pecados de uno, la segunda es la de los deseos insatisfechos y la tercera es la de la ignorancia del Sí Mismo. La Reina Jezabel no pudo cumplir su deseo de matar a Elías en esa vida. Había de nacer de nuevo como Herodías para llevar a cabo su deseo. Por lo tanto, el odio que sentía Herodías por Juan el Bautista provenía de su pasado deseo de matarle. Los resíduos de los deseos acumulados de las vidas pasadas producen un impacto en el carácter y la personalidad de uno. El Rey Acab también retornó como Herodes y tal como contraviniera la ley para desposar a Jezabel, una extranjera, fue en contra de la ley al casarse con Herodías, la mujer de su hermano Felipe.
Mientras se sienta que existe 'otro' aparte del 'Yo soy', uno no le podrá escapar a la inmutable ley de la dualidad (acción y reacción). Esto es lo que quiere decir la Escritura cuando dice, "todo el que se sirve de la espada, por la espada morirá". (29) "Derramada será la sangre de cualquiera que derrame sangre humana" (30) "Cosecharán aquello que hayan sembrado" (31) Puede que los efectos de ciertas acciones tomen muchos períodos de vida en manifestarse. Sin embargo, uno habrá de pasar por su tunel purificador para aprender la lección de que no hay nadie fuera del Sí Mismo.
Por mientras persista la ilusión de la identificación con el cuerpo, pensarán que hay 'otro' a quien matar. Al igual que el perro que le ladra a su propio reflejo en un espejo, se 'matan' a sí mismos pensando que están 'matando' a otro. ¿Desaparecerá la imagen del otro perro aunque este le ladre por cien años? Por otro lado, el perro dejará de ladrar en el momento en que se de cuenta que lo que está viendo no es más que su propio reflejo. Asimismo, ustedes irán más allá de la reacción en el momento que comprendan que no existe sino el Sí Mismo. Entonces sabrán que no hay nadie más que ustedes mismos para "matar" o para "ser muertos". Más allá del bien y el mal, del destino y el libre albedrío, la acción y la reacción, del nacer y renacer, el Sí Mismo permanecerá en sí mismo como el Uno sin un segundo.
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8
Allende el Bien y el Mal
. . . Destino y Libre Albedrío
Jesús les dijo:
"Sed, pues, perfectos, como vuestro Padre celestial
es perfecto."
Mateo 5: 48
Cuando iban por el camino, Jesús encontró a un hombre que era ciego de nacimiento. Escupió en el suelo e hizo una pasta con su saliva. La colocó entonces sobre los ojos del ciego y le indicó que fuera a lavarse en la piscina de Siloé. Cuando el hombre lo hizo, volvió a poder ver. (1)
Tomás: Señor, ¿quién pecó, este hombre o sus padres, como para que naciera ciego?
Ni él ni sus padres pecaron. Nació ciego como para que la Gloria de Dios le pudiera ser revelada. (2) Si hubiera sido por sus pecados, no se habria curado.
Judas: ¿Son inevitables las consecuencias del pecado?
La gracia de Dios puede neutralizar el efecto del pecado, mas esto puede suceder únicamente cuando el devoto se ha entregado por completo al Señor. Cuando esto sucede, el Señor asume su carga. Yo les otorgo descanso a aquellos que buscan refugio en mi. (3)
María: ¿Cómo puede uno ir más allá del renacimiento?
El árbol de la actividad es propagado por la semilla del deseo. El cuerpo nace del deseo. Sin deseo, no hay mente, sin la mente, no hay individuación y sin individuación, no hay nacimiento. Sin nacimiento, no hay muerte y sin muerte no hay renacer. Por ende, el deseo es la causa tanto del nacer
como del renacer.
Una vez nacido, la acción es inevitable. Cada acción tiene una reacción y cada reacción es impulsada por el deseo que es la raíz del renacimiento. Aunque la acción es ineludible, el deseo puede ser evitado. Por ende, la acción sin deseo es el secreto que destruye la cadena de acción y reacción, nacimiento y muerte. Tu acción será carente de deseo cuando renuncias a las siete circunstancias de la acción. Ellas son el 'quien', 'como', 'por qué', 'que', 'cuando', 'donde' y 'a quien' de la acción. Estas circunstancias representan las cuerdas del deseo que hacen que una acción sea buena o mala.
Una acción en si misma está allende lo bueno y lo malo. La mente (las siete circunstancias) la determinan. Ellas son responsables por la 'moralidad' de cualquier acción. Por ejemplo, el acto de orinar no es, en sí mismo, ni bueno ni malo. Sin embargo, si uno orinara dentro del templo, todos gritarían ¡sacrilegio! En este caso no es el acto de orinar lo que constituye el problema, sino el 'dónde' se hace. Si fuera un bebé de un mes de vida el que hubiera llevado a cabo el acto, nadie frunciría el ceño ya que el 'quien' ha cambiado.
Las 'buenas' acciones producirán buenos resultados y las 'malas' acciones producirán malos resultados. Puesto que la acción en sí misma no es ni 'buena' ni 'mala', salvo cuando va asociada a las siete circunstancias, cuando ellas (las circunstancias) se eliminan, la acción perderá su poder moral. Por ende, sin las siete circuntancias, estarán allede el alcance del destino y del libre albedrío, del bien y el mal, el nacimiento y la muerte y las dualidades de los opuestos.
Judas: Señor, ¿cómo puede uno eliminar las siete circunstancias de la acción?
Entréguenmelas. Habrán entregado el 'quien' cuando desechan el concepto del 'yo' (sentido de hacedor). Ya no sienten que son 'aquel' que hace que sucedan las cosas, sino el 'Yo soy' universal. Cuando el ego no está presente, ya no se aferran a los resultados de la acción. La idea de 'yo he entregado' también desaparece, puesto que no existe un 'yo' que entregue y tampoco un 'otro' al que podría hacer entrega. Esto constituye el experimentar al 'Cristo libre de Yo' – "Vivo, pero no yo, es Cristo quien vive en mí" (4) En este estado, las acciones se vuelven espontáneas;
Surgiendo del Sí Mismo
en bien del Sí Mismo
Sin compulsión por hacer
ni avesión para no hacer,
Sin una mirada sobre sus frutos
y sin sentido de 'yo' o mío'
Sin consciencia de un hacedor separado
y sin recuerdo de lo obrado
Así es la accion sin reacción
Habrán entregado el 'como' cuando se dan cuenta que Dios es el medio a través del cual cada acción se lleva a cabo. ¡Dios es el gran proveedor! Con Dios, todas las cosas son posibles. Cuando dejen de pensar o de preocuparse sobre si una situación haya tenido o no el resultado deseado, habrán renunciado al 'como' de cada acción.
Habrán entregado el 'por qué', cuando se dan cuenta que Dios es la razón tras de cada acción y que su razón es aquel amor que trasciende todo límite ¡Cualquier cosa que suceda, sucede! Acéptenlo como un don Divino de puro amor. Demuestran que no han renunciado al 'por qué' cada vez que sienten, "Por qué me está Dios haciendo esto a mí", "Esto es injusto" o "¿Por qué yo?"
Habrán entregado el 'cuando', tan pronto se den cuenta que el momento de Dios es el mejor para cualquier acción, y que el tiempo de Dios es el ahora. Vivan en el ahora – sin las preocupaciones del pasado ni las angustias del futuro. Se habrán alejado del presente cuando se preguntan, "¿Cuándo sucederá ésto?", "¿Por qué no ha sucedido ya?"
Habrán entregado el 'qué' cuando se dan cuenta que Dios no es únicamente la causa eficiente de cada acción, sino también la causa material de ella. Dios es el Orfebre y el Oro, la sustancia y la esencia, la suma y el substrato. Dios es la totalidad y ustedes, en cuanto 'Yo soy', son esa plenitud que siempre ha sido perfecta. El ser se pierde en el llegar a ser. Sean como son – la perfección.
Habrán entregado el 'donde' cuando se den cuenta que Dios es la Presencia en el trasfondo de cada acción. ¡Dondequiera está en Dios! Porque dentro de él vivimos, nos movemos y existimos. (5)
Habrán entregado el 'a quien' cuando se den cuenta que Dios es el receptor de cada acto. Lo que sea que le hagan a cualquiera, se lo hacen al 'Yo soy'. (6) El 'Yo soy' es el Uno y único. Sean iguales a todos.
Las siete circunstancias son el hilo con el cual uno teje la tela del deseo (la mente). Cuando estos hilos desaparecen, uno queda en el estado de ausencia de deseos (no mente). La Reencarnación
y el Karma existen tan sólo en tanto persista la mente. Son sueños mentales. El sueño se desarrolla mientras esté allí la mente. La verdad empero es que ustedes no son la mente. Por ende, realmente no existe una reencarnación (7), porque vuestra esencia, que es el 'Yo soy' nunca ha nacido y nunca morirá. El 'Yo soy' es vida eterna.
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La Vida Eterna
... Allende el Sufrimiento y la Muerte
Jesús les dijo:
"Tengo el poder para darla (la vida) por mi propia voluntad, y soy dueño
de darla y de recobrarla."
Juan 10: 18
Mientras Jesús y sus discípulos venían bajando la montaña, Jesús comenzó a decirles claramente lo que le iba a suceder en Jerusalén. Les dijo, "Este cuerpo habrá de sufrir a manos de los ancianos, los príncipes de los sacerdotes y los maestros de la ley religiosa. Será muerto por crucifixión pero lo levantaré de nuevo después de tres días." (1)
Cuando Pedro oyó esto, sintió una profunda tristeza. ¿Cómo podría el Señor sufrir una muerte tan vergonzosa? Su mente no lo aceptaba. Su cuerpo comenzó a temblar y se le secó la boca. Sentía que se le erizaba el pelo. Con un corazón desfalleciente, Pedro le rogó a Jesús, "¡De ningún modo, Señor, esto no habrá de verificarse en tí!" (2)
Jesús se volvió hacia Pedro y dijo, "¡Quítate de delante, Satanás! Porque no tienes gusto por las cosas que son de Dios, sino por las de los hombres." Es mi voluntad el pasar por la crucifixión para enseñarles como no sufrir en el sufrimiento y como no morir en la muerte.
Pedro: Señor, ¡No me puedo imaginar la vida sin tenerte a mi lado! Mi mente está confusa. Mi fervor ha desaparecido. ¿Cómo podrías permitirte pasar por una muerte tan terrible!
No te descorazones, yo no puedo morir, esa es la verdad. Nadie muere. Nunca hubo un tiempo en que yo no existiera. Nunca habrá un tiempo en que cese de existir. 'Yo soy' eterno, la muerte se relaciona con mi cuerpo físico. Cambios como el nacimiento, el crecer, la madurez y la muerte le pertenecen al cuerpo y no al Espíritu. El engaño de la identificación con el cuerpo es la definición misma de Satán. Este engaño les hace confundir aquello que no es real con lo que sí lo es. Aquello que es real es eterno, invariable e indestructible.
El cuerpo sufre incontables transformaciones (3), desde el pequeño feto en la matriz a un bebé en la cuna, desde el pequeñuelo que aprende a caminar al niño que juega con sus juguetes. Desde el niño o la niña que van a la escuela, al joven en la belleza de la adolscencia, del adulto maduro en la plenitud de la vida, al padre centrado en formar una familia; ¡desde el abuelo con las arrugas de la vejez al bisabuelo encorvado ante el llamado del sepulcro! Finalmente, el cuerpo se deshace. Entretanto, mientras el cuerpo sufre estos seis cambios del nacer, crecer, madurar, decaer, morir y descomponerse – las células que componen el cuerpo están muriendo constantemente y siendo reemplazadas por otras nuevas, como para que después de aproximadamente siete años, todo el cuerpo ha renovado sus células. Sin embargo, en medio de todos estos cambios, el Sí Mismo que es el 'Yo soy' dentro de ustedes, sigue siendo igual. Nada que sea impermanente tiene una verdadera realidad. Confundir el cuerpo que es impermanente con su verdadero Sí Mismo, que es Espíritu, es el engaño de ignorar lo que
uno es. Es así que la ignorancia viene a ser la causa de su desánimo.
Satán no es una figura histórica que viva en el submundo. Satán es la ilusión, que engaña a vuestra facultad del discernimiento. Les hace pensar que son mortales, siendo que quien son realmente es inmortal. Les hace identificarse con un cuerpo en particular, siendo que son el Espíritu absoluto. Es la causa de todos sus sufrimientos y miserias. Una vez que sean capaces de conquistar esta ilusión (Satán (4)) y de llegar al conocimiento de su verdadero Sí Mismo, se sentirán felices en cualquier circunstancia.
Pedro: ¡Estoy apegado a tu presencia física y me resulta impensable estar un momento siquiera sin tí!
'Yo no soy' este cuerpo. El cuerpo no es sino una burbuja de agua que surge del océano de la existencia y desaparece en menos de un parpadear del tiempo. 'Yo soy' es Espíritu eterno que reside en el cuerpo de cada uno. 'Y no soy' afectado por ninguno de todos los cambios mundanos y no puedo ser herido por arma alguna. 'Yo soy' omnipresente, y estoy allende las dimensiones de tiempo y espacio.
Tu actual pesadumbre cesará tan pronto como te des cuenta que el Cristo no puede sufrir. El Cristo no puede morir. El Cristo está siempre contigo, en tí, en torno a tí, por sobre y por debajo de tí. Tu eres el Cristo.
Santiago: Señor, si no podemos morir, ¿por qué le tenemos naturalmente miedo a la muerte?
Porque identifican a su Sí Mismo con el cuerpo, cuya naturaleza es muerte. Este temor desaparecerá tan pronto como se den cuenta de su verdadero Sí Mismo. El Sí Mismo no puede morir, porque nunca ha nacido. Aquello que no puede morir no le teme a la muerte. Cualquiera que haya trascendido al cuerpo estará libre de temor. También estará más allá del sufrimiento y la muerte. No podrá sufrir aunque tenga que pasar por el 'sufrimiento'. Ni siquiera muere aunque pueda pasar por la 'muerte'.
Pedro: Señor, por favor ayúdame. ¿Quieres decir que no puedes sentir ningún dolor físico?
'Yo soy' consciente del dolor, no solamente en este cuerpo que ustedes llaman 'Jesús', sino también en todos. 'Yo soy' la Concienciación en cada ser. Aunque me doy cuenta del dolor, no lo sufro. Si tuviera que sufrir, mi alegría sería incompleta. Sin embargo, 'Yo soy' alegría total y no conozco lo que ustedes llaman pesar.
Pedro: ¿Cuál es la diferencia entre dolor y sufrimiento?
El sufrimiento se debe a la identificación con el cuerpo. Aunque 'Yo soy' en todos, no siento, sin embargo, apego por nadie. Porque 'Yo soy' en todos, conozco el dolor. Porque 'Yo soy' desapegado de todos, no sufro el dolor.
En sueños, pueden soñar que su hijo hubiera estado enfermo y muriera. En el sueño se sienten abrumados por el pesar. Luego despiertan y descubren que no se trataba sino de un sueño y, repentínamente, sienten alivio y alegría. ¿Cuál fue la causa de su pesar en el estado del soñar y de su alegría en el de vigilia? El apego que sienten por su hijo. Después de todo, gente muere a diario. Sin embargo eso no les afecta, porque no tienen el sentir del 'yo' o el 'mio' hacia ellos. El sufrimiento desaparece tan pronto como pasan más allá de 'mi cuerpo', 'mi auto' o 'mi hijo' y así sucesivamente. Por ejemplo, en el sueño profundo, vale decir el dormir sin soñar, no experimentan placer ni dolor alguno. Aunque se hayan acostado con un fuerte dolor, una vez que caen en el sueño profundo el dolor desaparece. En el sueño profundo, un padre se olvida que es padre. El rey también se olvida que es rey, y el mísero se olvida que es un pobre. Todas las distinciones de clase, casta, credo y país y todas las identificaciones con nombre y forma desaparecen. Se debe a que en el sueño profundo no hay un sentir de 'yo', ya que la simiente del ego se retira temporalmente. Dado que no está el ego, no habrá apego y, debido a que no hay apego, no hay sufrimiento. No obstante, tan pronto como el ego despierta del estado del sueño profundo, retorna el sentido de identificación con un cuerpo en particular.
Santiago: Señor, ¿cómo es que llega a producirse este ego?
El ego es el reflejo, la resonancia y la reacción del Sí Mismo. El Sí Mismo es el 'Yo soy'. El ego es 'Yo soy esto o aquello'. En la declaración 'Yo soy Santiago', Santiago es el ego. Cuando quitas el ego, vale decir Santiago, lo que queda es 'Yo soy', vale decir, Dios. Nunca podrás experimentar sufrimiento si permaneces en el estado de 'Yo soy', puesto que es tu verdadero Si Mismo. Intenta distinguir entre 'lo que eres' y 'lo que tienes'. 'Lo que tienes' (Yo soy esto o aquello') es el ego. 'Lo que eres' (Yo soy el que soy) es el Sí Mismo. El ego confunde aquello que eres que es eterno, con lo que tienes, lo que está cambiando constantemente.
Tan pronto como deseches el sentido de 'yo' y de 'mio', serás en verdad libre, allende el 'poseedor' y lo 'poseido'. 'Yo soy esto o aquello' son proyecciones del Sí Mismo como radiación, vibración y materialización. (5) La identificación del Sí Mismo con sus proyecciones constityuye la raíz del sufrimiento. Cuando identificas al 'Yo soy' con un nombre, el pesar te abruma si tu nombre es difamado. Cuando identificas al 'Yo soy' con propiedades, caes en el dolor cuando éstas son robadas, incendiadas o confiscadas. Cuando identificas al 'Yo soy' con relaciones, sientes la angustia de la
separación. Cuando identificas al 'Yo soy' con el cuerpo, la muerte será un tormento. Los verdaderamente
sabios, no sufren por los vivos ni por los muertos, porque han pasado más allá de las barreras del 'yo' y el 'mío'.
La auto-emancipación es un desplazamiento de consciencia, un cambio de actitud desde 'Yo soy esto o aquello' a 'Yo soy el que soy', desde lo externo a lo interno, desde el sonido al silencio, desde la actividad a la quietud y desde lo que tienen a lo que son.
Juan: Señor, ¿es inevitable el sufrimiento en nuestro viaje hacia Dios?
Puedes decidir ahora mismo no sufrir, eliminando el sentido del 'yo' y 'mio'. Entonces, el nacimiento del Sí Mismo no sabrá de dolores de parto. Cada vez que sufres se debe a que estás aferrado a algo en ese momento. El dolor que sientes es un llamado a soltarte. Es la advertencia del Sí Mismo, quien es el testigo eterno del juego de la vida. Cuando sientes, 'Sólo voy a ser feliz cuando consiga 'esto' o 'aquello' o cuando 'esto' o 'aquello' se me quite de encima', le das poder a esa condición para dominar tu vida y tu te conviertes en esclavo de eso. Él Si Mismo nunca podrá estar enfermo, triste o necesitado de algo. El Sí Mismo es alegría completa. Tan pronto como te identifiques con tu Sí Mismo, todas las condiciones limitantes como enfermedades, pobreza o pesar desaparecerán. Ten fe en tu Sí Mismo y desarrolla confianza en tí. Cree en él. Mantente en tu Si Mismo, compréndelo y disfrútalo.
Puede que experimentes algo de alegría cuando adquieres el objeto que deseas. Sn embargo, esta alegría será refleja puesto que su fuente real es el Sí Mismo. El es el generador de alegría y esa alegría pasa por un transformador mental, el cual la refleja y transmite a través de los objetos del mundo. Por ende, las alegrías que experimentas cuando te pones en contacto con objetos, no proviene de los objetos como tales, sino son olitas del Sí Mismo. Tan pronto como experimentes la alegría del Sí Mismo, tu alegría será completa.(6) La alegría del Sí Mismo es una alegría sin objetos.
Juan: Señor, enséñanos la manera más fácil de lograr la alegría del Sí Mismo.
No hay nada que lograr. Vive en esta consciencia. Tu eres 'la alegría del Sí Mismo'. Esta es tu verdadera naturaleza. Siente que eres el Cristo porque eso es lo que eres. El alborear de la Concienciación Crística se produce espontáneamente y reconoces tu unicidad con lo eterno.
Magdalena: ¿Cuál es el origen del deseo?
Primero, registras un objeto en tu mente a través de los sentidos. Segundo, tu mente toma la forma del objeto como una impresión de pensamiento. Tercero, esta impresión se fortalece por un constante revolver de la misma forma pensada. Cuarto, el campo de energía del pensamiento se crea a sí mismo. Quinto, desarrollas 'agrados' y 'desagrados' como resultado de este campo de energía pensante. Un campo energético puede intensificarse y expandirse cuando la misma forma pensada se repite a sí misma.
Cada campo energético de pensamiento tiene un efecto magnético. Esto es el poder de atracción o de repulsión. Cada campo energético de pensamiento que crees lleva en sí la simiente de la dualidad produciendo los polos negativo y positivo del campo. El poder de la polaridad depende de la intensidad de tu campo energético de pensamiento. Tu campo intensificado ya sea te atraerá o te repelerá del objeto de tu percepción sensorial.
Este poder de atracción (agrados) o de repulsión (desagrados) (7) es el deseo. El deseo te vuelve inquieta al proyectar tu mente fuera del Sí Mismo. El deseo es el impulso que crea el engaño de que tu felicidad o pesar derivan de no-Sí Mismo. No obstante, más allá de la objetivización de los sentidos, tu verdadera felicidad radica en el silencio del 'Yo soy'.
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Parte IV
El Silencio
"Estad quietos en silencio y Sabed que Yo soy Dios."
Salmo 46: 10
El Silencio es aquella consciencia en que no existe el concepto del 'Yo'.
10
Allende los Sentidos
... hacia el Silencio del 'Yo soy'.
Jesús les dijo:
"Amarás al Señor tu Dios con todas tus fuerzas."
Marcos 12: 30
Mientras estaban sentados a la mesa, Jesús se levantó, se quitó la túnica, enrolló una toalla en torno a su cintura y vertió agua en una palangana. Luego comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secarlos con la toalla que le envolvía. (1)
Cuando llegó donde Simón Pedro, éste le preguntó, "Señor, ¿vas a lavar mis pies?" Jesús replicó, "No entiendes ahora por qué lo estoy haciendo; algún día lo entenderás.?
"No", protestó Pedro, "¡No lavarás mis pies!" Jesús replicó, "Pero si no te lavo, no tendrás nada en común conmigo." Simón Pedro exlamó, "¡Entonces lava también mis manos y mi cabeza, Señor, no solamente mis pies!" Jesús replicó, "Los Pies son el cimiento. Una vez que esté firme el pilar, todo el edificio será sólido." Después de lavar sus pies, volvió a ponerse su túnica, se sentó y preguntó, "Entendieron lo que estaba haciendo? Todos los pies son míos. Laven los pies de uno y no de otros. (2) Cualquier cosa que le hagan a cualquiera de estos, me lo hacen a mí. (3) puesto que el servicio al hombre es servicio a Dios. El Auto-servicio es la manera más fácil de darse cuenta de la Divinidad en la humanidad. El "Auto-servicio" es aquel servicio que se presta con la consciencia de que no existe nadie aparte del Sí Mismo (Dios).
Bartolomé: Señor, ¿cómo puede uno amar a Dios con todas sus fuerzas?
Amar a Dios con todas tus fuerzas significa dedicar todas las actividades del cuerpo al santo servicio del Señor. Significa unión con Dios a través de tus acciones. En la religión hindú, esta senda es llamada 'Karma Yoga' (4) es decir, unión con Dios por la senda del auto-servicio.
Tomás: ¿Cómo es posible dedicarle todas las acciones del cuerpo al Señor?
El cuerpo es un campo de acción. Fuerzas externas actúan sobre él por un lado y, por el otro, él entrega su propia potencia de entrada al medioambiente. La primera es acción pasiva y la otra, acción activa. El cuerpo recibe estímulos externos a través de los cinco sentidos (oído, piel, ojos, lengua y nariz) y responde a ellos a través de los cinco órganos de acción (la lengua, las manos, los pies, los órganos reproductores y generadores y el órgano de eliminación). De modo que, amar a Dios con todas tus fuerzas significa consciencia de Sí Mismo a través de los cinco sentidos y los cinco órganos de acción.
La esencia de los sentidos es el ir allende los sentidos, puesto que el Conocimiento de uno Mismo se ubica más allá de la percepción sensorial. Pasan allende los sentidos cuando cada sonido, vista, toque, olor y sabor les arrastra hacia adentro, al silencio del 'Yo soy'. De esta manera, los sentidos les llevan allende los sentidos, vale decir, hacia la presencia 'Yo soy' que es la Omnipresencia. Esto sucede cuando cualquier cosa que vean les mueve más allá de lo visto y les conecta con El Que Ve, cuando cualquier cosa que oyen les arrastra al Silencio y cuando cualquier cosa que toquen les transporta al éxtasis del Espíritu infinito.
Andrés: ¿Cómo es que nos lleva más allá del sonido el sentido de la audición?
El Silencio es la fuente de cada sonido. El sentido de la audición les lleva más allá del sonido cuando son conscientes de la quietud de fondo tras de cada sonido. Escuchar el llamado del Sí Mismo en el canto de los pájaros, el silbido del viento, el rugir del océano, el llanto del bebé y así sucesivamente. Están conectados con el Silencio a través del sonido, con lo desconocido a través de lo conocido, con lo inexplicable a través de las palabras. Ya no juzgan si este sonido es bueno o malo; en cambio, perciben cada sonido con la resonancia del Silencio. Ya no reaccionan a las palabras. Más bien cada palabra hablada les lleva hasta aquella Fuente de donde emergiera en primer lugar.
Pedro: ¿Cómo puede ir uno más allá del sentido del tacto?
Trasciendes el sentido del tacto, cuando cada toque te lleva hacia la consciencia de la presencia viva de Dios. Sientes al 'Yo soy' en la caricia de la suave brisa fresca y en la tibieza del sol naciente. Sabes que el 'Yo soy' está allí contigo en el contacto de tus seres queridos, y cuando las gotas de la lluvia mañanera caen sobre tu rostro al caminar por la calle, sabes que 'Yo soy' quien te corteja. Cuando
sientes al 'Yo soy' en todo lo que tocas y en todo lo que te toca, entonces serás el dueño del sentido del
tacto.
El tercer sentido es el de la vista. Te elevas por sobre este sentido cuando cada cosa que ves te recuerda a Aquel que Ve. Te ves a tí mismo en cada forma, en cada rostro, en cada bestia y ave, en el sol, la luna y las estrellas, en los árboles, las flores y el césped. Dejas de condenar una vista como fea y alabar la otra como bella, sino que consideras cada escena como una manifestación del Sí Mismo.
El sentido de la vista se relaciona con el principio de la luz. Si no hubiera luz en tí, ¿cómo podría haberla en el exterior? Aquellos que han dominado el sentido de la vista pueden controlar al principio del fuego. Pueden ver más allá de los ojos, porque ven con el ojo del 'Yo soy'. Al igual que Elías, el Profeta, pueden disponer de fuego desde dentro de sí y transfigurar la materia en energía pura y la energía de nuevo en materia. (5)
El cuarto sentido es el del gusto. Su control significa que comen los alimentos adecuados y en su justa proporción. Sólo entonces estará saludable el cuerpo para servir al Espíritu interno. El alimento es Dios. El 'Yo soy' es el principio vital en todo lo que comen. 'Yo soy' es el pan de la vida. (6) 'Yo soy' el alimento viviente que les calma el hambre. 'Yo soy' el líquido viviente que elimina su sed. (7)
Cada comida que se sirven es una 'santa comunión' de la presencia Divina, porque el Poder de Dios, la fuerza vital ingresa a su cuerpo por la comida. Cada vez que se sienten a la mesa del Señor, den las gracias y, lentamente, como una plegaria, mastiquen la comida en sus bocas. Esto es su santa ofrenda en el sacro templo que es su cuerpo. (8) Esta ofrenda es Dios, el acto de ofrendar es Dios ofrecido por Dios en el sacro fuego que es Dios. Únicamente aquel es Dios quien, en todas sus acciones, está totalmente absorto en Dios. (9)
El alimento es la base de la vida espiritual. Los pensamientos son la energía que equivale al alimento que consuman. Esto significa que la parte sutil del alimento que ingieren es transformada en pensamientos. De modo que el tipo de pensamientos que alberguen es determinado en gran parte por el tipo de alimento que coman, y estos pensamientos desempeñan un rol indispensable en su percepción espiritual. El alimento consumido pasa por un largo proceso de digestión, asimilación y conversión en energía. Las partes densas del alimento son eliminadas y las menos densas fortalecen sus músculos y huesos. Las partes sutiles fortalecen los nervios y el cerebro, los que son responsables por sus estados de ánimo y sus pensamientos. De modo que son capaces de pensar basados en el equivalente energético del alimento que consumen.
Los tipos de alimento consumidos determinan su pureza mental, el grado de concentración y el nivel de su auto-control. Según sea el alimento, será la cabeza (partículas del cerebro). Según sea la cabeza, será el pensamiento. Su pensamiento influye en sus estados de ánimo y éstos controlan los impulsos por actuar de cierta manera. (10) Su destino será afectado en gran medida por el tipo de alimento que consuman.
Existen tres tipos de alimento: los que crean pensamientos embotados, los que crean pensamientos pasionales y los que crean pensamientos serenos. (11). Estos tres tipos de alimento se relacionan con los tres estados de ánimo o temperamentos mentales: inercia, agresión y tranquilidad. Quienes vayan por la senda de la espiritualidad debieran consumir los alimentos que creen pensamientos serenos y calmos.
Los alimentos embotadores son los que les vuelven inertes, adormilados e inactivos. Son los que contienen mucha grasa y almidón. Estos contribuyen a generar predisposiciones mentales que aprecian sabores fríos, rancios y acres.
Los alimentos que inflaman las pasiones son los que sean ácidos, salados o picantes. Son los que se basan en carnes, pescados y todos los intoxicantes como tabaco, alcohol, drogas y así sucesivamente. Debido a estos alimentos uno puede perder el control sobre sus emociones y pasiones, impulsos e instintos y el lenguaje y los movimientos. Al consumir carnes, uno podría desarrollar tendencias violentas y enfermedades animales.
Los alimentos serenos son aquellos que apoyan una vida recta y les hacen sentir livianos aún después de comer. Estos son los vegetales, las frutas, los cereales, las hojas, las nueces y los que se encuentran en su estado natural. Cuando exageran la cocción del alimento, destruyen la mayor parte del valor alimenticio que tenga. Por ejemplo, cuando las semillas se fríen, no germinan. Esta es una prueba clara que ya no existe en ellas la 'fuerza vital'. El hombre es el único ser viviente al que le disgusta la comida cruda, encontrada en su estado natural.
El quinto sentido es el del olfato. Estarán en control de este sentido cuando sean capaces de controlar la fuerza vital en el aliento de vida. Esta consiste de los cinco alientos vitales que activan su cuerpo, es decir los aires responsables por los sistemas respiratorio, circulatorio, digestivo y nervioso y el aire que desciende bajando por el canal de su ano.
La quietud es el poder a través del cual se conectan con la fuente de la fuerza vital. El Silencio
es el aliento absoluto. En el silencio pasan allende los cinco aires vitales y los cinco sentidos. Los
sentidos son señalizadores que dirigen su focalización hacia el principio del 'Yo soy'. Cualqier cosa que vean, focalícense en el que ve, en lugar de lo visto. Cuando escuchen un sonido, indaguen en aquello que oye. Sea lo que fuere que suceda, les dirigirá entonces hacia la fuente, el silencio del 'Yo soy'.
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