EL DESPERTAR SAI
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miércoles, 22 de agosto de 2018

RESURRECCIÓN Y REENCARNACIÓN

RESURRECCIÓN Y REENCARNACIÓN

Nacer para no volver a nacer

R.P. Charles Ogada, Orden del Espíritu Santo

        Un día, Jesús llevó a sus discípulos más cercanos Pedro, Santiago y Juan, hasta la cumbre de una montaña. Allí les reveló un atisbo de Su Divino esplendor. Mientras le miraban, Jesús fue transfigurado. Su apariencia cambió, su rostro irradiaba la luz de un millón de soles y sus vestiduras brillaban con un blanco enceguecedor. De pronto aparecieron Moisés y Elías y comenzaron a hablar con Jesús. Pedro exclamó, "¡Señor, esto es maravilloso! Si lo quieres, levantaré tres santuarios, uno para tí, uno para Moisés y uno para Elías"
        Esta Divina experiencia era excesiva para Pedro y quiso hacerla permanente. Mas, incluso mientras hablaba, fueron arrebatados en una nube de bienaventuranza. En este estado supra-consciente escucharon al Sonido Primordial del Silencio diciendo: "Este es Mi Hijo bienamado, y Me siento plenamente complacido con Él. Préstenle oídos." Esta intensa experiencia produjo un impacto espiritual en los discípulos. Cayeron de cara al suelo. Jesús, la Madre compasiva vino y les resucitó. "Levántense – dijo – no teman." Con Su suave toque, los discípulos volvieron a su estado normal de conciencia y, al abrir los ojos, no vieron sino a Jesús con ellos. [Mateo, 17:1-9]
        Jesús les indicó a los discípulos de no hablarle a nadie de su experiencia hasta que Él no hubiese sido resucitado de entre los muertos. Vale decir hasta que no le mostrara al mundo que Él tenía el poder para abandonar Su cuerpo y para levantarlo de nuevo. [Juan 10: 18]
        Esta Divina experiencia implantó en los corazones de los discípulos la verdad de la Divinidad de su Maestro. "Sí, Él es el Mesías prometido, Aquel que había de venir." No obstante, quedaba aún una duda en sus mentes. Los profetas de antaño habían indicado que señales inconfundibles anunciarían la venida del Ungido (significado en griego del término Kjri-stos – N. de la T. ) Una de ellas era que el gran Profeta Elías, quien había vivido 850 años antes, vendría de nuevo para preparar el camino para el Mesías. "¡Miren!, les enviaré a Elías el Profeta antes de la llegada del gran día del Señor." [Malaquías 4: 5] Puesto que esta profecía no se había cumplido, los discípulos se preguntaban para sus adentros, "¿Por qué asevera Jesús ser el Mesías prometido?" Y mientras descendían de la montaña, se armaron de valor para preguntarle, "¿Por qué insisten los maestros de la ley religiosa que Elías habría de retornar antes de la llegada del Mesías?"
        Jesus, el amo del tiempo, les respondió que Elías ya había venido en la persona de Juan el Bautista, mas que las gentes no le habían reconocido y le habían hecho padecer. [Mateo 17:12 y 11:14]
        En el drama de Juan el Bautista – la reencarnación de Elías – y de Jesús la resurrección del Cristo, vemos el doble juego de la reencarnación y la resurrección. La resurrección es la realización de quienes somos. Puesto que nuestra esencia, nuestro Sí Mismo verdadero es la esencia misma de todas las cosas, creadas y no creadas, la resurrección es el conocimiento y la totalidad de todas las cosas. La reencarnación es la ignorancia de quienes somos. Es el engaño que identifica al Espíritu Inmortal infinito con las limitaciones del conjunto cuerpo-mente.
        La resurrección, por lo tanto, es la consumación de la reencarnación. El propósito mismo del nacimiento es el superar al ciclo del renacer. Nacemos para aprender a como no nacer de nuevo. Nuestro Bienamado Swami dijo una vez en uno de Sus Discursos en Brindavan que el mayor regalo que uno le puede hacer a una Madre es el no volver a nacer una vez más en la matriz de una madre.
        En el contexto del proceso de emancipación nos enfrentamos con las complicaciones del destino y el libre albedrío, el interactuar de karma y gracia y los enignas del sufrimiento y la muerte. ¿Cómo podemos superar a la muerte? Cuando Jesús dice "A no ser que mueran, no vivirán" [Juan 19: 3] ¿qué quiso decir exactamente? ¿Qué es la muerte? ¿Qué es lo que debe morir? ¿Qué es lo que reencarna? ¿Qué es lo que resucita? ¿Qué es aquello que no nace y que no muere?
        A lo largo de la historia, la Humanidad ha luchado con estos misterios de era en era. Por mucho que uno intente tratar de resolver estas interrogantes, el elixir final reside en ese dia de la resurrección: temprano esa mañana de domingo, cuando el Resplandeciente Sol del Atma se levanta desde el interior de nuestros corazones. Entonces se disipan todas las dudas mientras desaparece la niebla con la aparición del sol. Porque no hay nada oculto que no sea revelado. [Lucas 12: 2] Esta presentación no apunta a entregar una respuesta fotocopiada a las anteriores interrogantes, sino a desafiarles para que sondeen en esas profundidades de su ser en las que no existen secretos.

La Historia de Juan el Bautista quien era Elías
         Tanto la concepción como el nacimiento de Juan el Bautista fue un Milagro Divino. Todo comenzó con un sacerdote judío, Zacarías, quien vivía cuando Herodes era el rey de Judea (37 – 4 A.C.) Zacarías era miembro de la orden sacerdotal de Abijah. Su mujer, Isabel, también pertenecía al linaje sacerdotal de Aarón. Ambos eran virtuosos a los ojos de Dios, observando invariablemente los mandamientos y normas del Señor. Mas no tenían hijos, porque Isabel era estéril y ambos ya tenían una edad avanzada.
        Un día, mientras Zacarías estaba dedicado a sus deberes sacerdotales en el templo, tuvo una experiencia inusual. Un Angel del Señor apareció ante él con el mensaje: "Tu mujer te dará un hijo, y habrás de ponerle el nombre de Juan. Él será alegría y dicha para ustedes y serán muchos los que se regocijarán por su nacimiento, porque él será grande a los ojos del Señor, y no beberá vino ni cosa que pueda embriagar y estará lleno del Espíritu
Santo, ya desde el seno materno. Y convertirá muchos de los hijos de Israel al Señor Dios suyo. Delante del cual
andará con el espíritu y el poder de Elías, para volver hacia los hijos los corazones de los padres y a los incrédulos
hacia la sabiduría de los justos – para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto." [Lucas 1: 5 –13]
        Zacarías puso en duda el mensaje del ángel Gabriel, porque no podía entender como su mujer, que ya había pasado con mucho la edad fértil, podría dar a luz a un hijo. Debido a esta incredulidad, Zacarías fue dejado mudo por el ángel y no pudo volver a pronunciar palabra hasta que el santo niño Juan naciera. Fue durante el octavo día, durante la ceremonia del bautizo, que Zacarías habló de nuevo para alegría de todos, para anunciar el nombre que el Angel le había dado al niño: "Habrá de ser llamado Juan". Se nos ha relatado que el niño creció en el Espíritu y Virtud de Dios y permaneció solo en el desierto llevando una vida muy austera y simple. Jesús dijo que Juan no comía ni bebía nada. [Mateo 11: 18]

Jesús en la Matriz de María visita a Juan en la Matriz de Isabel
         Después de los seis meses del embarazo de Isabel, fue enviado nuevamente el ángel Gabriel donde una virgen llamada María para anunciarle la buena nueva que habría de ser la Madre elegida de Dios – habría de dar a luz al Divino Niño Jesús. Luego del mensaje, el Angel le dijo a María que su pariente (prima o tía) Isabel, de quien se decía que era estéril, iba a dar a luz a su avanzada edad a un niño y que se encontraba ahora en su sexto mes de embarazo. ¡Porque nada es imposible para Dios!
        María encinta ahora con el Divino Niño Jesús, se apresuró a ir al montañoso paraje de Judea a visitar a Isabel. Cuando María la saludó, se nos dice que el niño en su vientre saltó de alegría. Incluso como feto en el vientre de su madre, Juan reconoció la presencia de Jesús en el de María. María se quedó con Isabel durante tres meses. En otras palabras, María debe haberse quedado para ayudarle a Isabel hasta que diera a luz a Juan. [Lucas 1: 56]
       
Juan fue Quien Anunciara la Divinidad de Jesús
         Antes que Jesús iniciara Su ministerio público en Israel, como a la edad de 29 años, las gentes acudían en multitudes donde Juan, en el desierto, en donde predicaba y bautizaba junto al río Jordán. La gente sentía curiosidad por conocer la identidad de Juan. Se preguntaban en sus corazones si Juan podía ser el Cristo, el Mesías prometido. Juan lo negaba categóricamente . "No soy el Mesías", decía.
        "Yo les bautizo con agua, mas hay alguien entre ustedes que es más poderoso que yo. Uno del que no soy digno de calzar sus sandalias. Él les bautizará en el Espíritu Santo y el fuego." Entonces le preguntaron si era Elías o alguno de los profetas. Juan dijo, "No, no lo soy." [Juan 1: 21] Es interesante notar que Juan no sabía que él era Elías. En tanto que Jesús, quien estaba unido con el principio del tiempo, sabía quien era. El estado de Juan representa la experiencia común de muchos que no han alcanzado el estado supraconsciente del ser, en el cual uno es capaz de verlo todo – pasado, presente y futuro.
        Cuando Jesús apareció finalmente en escena, fue Juan el Butista quien le anunciara Su identidad al mundo:
"¡Miren! ¿Aquí está el Cordero de Dios que elimina el pecado del mundo! Él es aquel de quien yo hablaba cuando dije, 'Pronto vendrá un hombre que es superior a mí.' En adelante Él ha de crecer y yo deberé disminuir." [Juan 1: 29]

Jesús fue Bautizado por Juan
        Jesús fue donde Juan para ser bautizado. El Bautismo es un ritual judeo-cristiano que simboliza un nuevo nacimiento en el Espíritu. Es una señal exterior que inicia al aspìrante espiritual en la senda interna que conduce a la resurrección del Eterno Espíritu Inmortal. Jesús dijo una vez, "La verdad es que nadie puede entrar al Reino de Dios sin haber nacido del agua y el Espíritu. La verdad es que quien no renaciere del agua y el Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que ha nacido de la carne, carne es, mas lo que ha nacido del Espíritu es espíritu." [Juan 3: 5 – 6]
        El agua empleada en el ritual del bautismo representa el proceso de limpieza que lleva a la purificación interna del corazón. Benditos son los puros de corazón porque ellos habrán de ver a Dios. Juan bautizaba con agua. Mas Jesús bautizaba con fuego y el Espíritu Santo. El agua no puede sino limpiar el exterior. Es por eso que el bautismo de Juan es considerado incompleto. Mas los agentes espirituales del fuego y el Espíritu Santo que representan el bautismo del Cristo, purifican desde adentro y afuera y unifican lo interno con lo exterior. Esto es una iniciación al estado máximo.
        Juan se sorprendió por el hecho que Jesús viniera a él para el bautismo. Sabía que Jesús era puro tanto interna como externamente. Protestó, diciendo, "Yo soy el que necesita ser bautizado por Tí, ¿y Tu vienes a mí?" Jesus replicó, "Dejémoslo como está, es correcto para nosotros el hacerlo para cumplir con lo establecido."
        Y entonces Juan consintió. Es así que podríamos decir que Juan el Bautista era el Guru de Jesús, quien Le iniciara en la senda del Espíritu, del mismo modo en que el Señor Rama fuera iniciado por el Sabio Vashishta y el Señor Krishna por el Sabio Sandeepani. Ellos tomaron un Guru, no porque necesitaran uno, sino porque desean enseñarle a la humanidad la necesidad de una iniciación espiritual en la senda de la liberación.
        Después de Su bautismo, cuando Jesús saliera del agua, se abrió el cielo y Juan vio al Espíritu de Dios descendiendo como una paloma que vino a pararse sobre Él. Y una voz desde el cielo dijo, "Este el Mi Hijo amado, en quien pongo Mi complacencia." [Mateo 3: 17]

Juan es encarcelado por el Rey Herodes
         Herodes Antipas (nacido 20 A.C.) gobernó en Galilea y Parea, en donde concetraban sus ministerios Jesús y Juan el Bautista. El rey Herodes había violado la ley judía que prohibía a un hombre casarse con la mujer de su
hermano [Levítico 18: 16]. Herodes había raptado a Herodías la mujer de su hermano Filipo, mientras este vivía aún.
        Juan el Bautista denunció públicamente este matrimonio diciéndole a Herodes, "No es legítimo el que estés con la mujer de tu hermano." Como resultado, Herodías le guardó rencor a Juan y buscó por todos los medios darle muerte. Herodes le temía a Juan, porque todo el pueblo creía que era un profeta. Como compromiso con su mujer, Herodes hizo encarcelar a Juan alrededor de los años 30 o 31.

Juan Duda la Divinidad de Jesús
         Mientras Juan estaba en prisión, naturalmente debe haber orado a Jesús para que le liberara de las cadenas en que lo tenían quienes querían matarle. Juan sabía muy bien que Jesús tenía el Poder para liberarle. Mas Jesús se mantuvo en silencio frente al predicamento de Juan. Sólo alguien que haya estado encarcelado entendería la agonía que sufría el Bautista, cuya vida pendía de un hilo. ¿Qué no hizo Juan por Jesús? Fue justo desde el vientre materno. Jesús decía que Juan era la perfecta síntesis de todos los profetas juntos. Juan habia sacrificado cada gota de sangre y sudor por la misión de Jesús.
        Por el bien de Jesús pasó toda su vida en la austeridad y en medio de los peligros del desierto, sin comer ni beber. La razón misma de su nacimiento era la de preparar a las gentes para la llegada del Mesías. Misión que llevó a cabo con toda su Alma, Corazón y Fuerza. En el plano físico, Juan era pariente directo de Jesús. ¿Qué otra condición debiera cumplir un devoto para atraer la compasión del Señor?
        La gran pregunta Atmica es "¿Por qué Jesús no hizo nada por ayudar a Juan?" A veces los devotos claman al Señor en medio de la angustia de sus sufrimientos, mas todo lo que experimentan es un impenetrable Silencio. ¿Puede no oir Aquel que creara el oído? ¿Puede ser indiferente ante la angustia y el sufrimiento Aquel cuya esencia misma es el Amor puro?
        Esta condición despertó una serie de dudas en la mente de Juan. Ya había oido hablar de las asombrosas obras que Jesús estaba realizando. Fue así que envió a los discípulos que venían a visitarle en la prisión donde Jesús para preguntarle: "¿Eres realmente el Mesías que hemos estado esperando, o tenemos que seguir esperando a alguien más? Jesús les dijo, "Vuelvan donde Juan y háblenle de lo que han oído y visto – los ciegos ven, los inválidos caminan, los leprosos son curados, los sordos oyen, los muertos son vueltos a la vida y la Buena Nueva le es predicada a los pobres. Y díganle 'Bendito es aquel que no pierde la fe en el Hijo del hombre'." [Mateo 11: 6]
La prueba de la verdadera fe es la de la devoción incondicional e invariable al Señor en medio de las contradicciones de la razón. En verdad, es imposible placer a Dios sin fe. [Hebreos 11: 6]

 La Decapitación de Juan el Bautista
          El odio que sentía Herodías hacia Juan era indescriptible. No podía aceptar que sólo estuviera en prisión. Finalmente se le presentó el momento oportuno. Para su cumpleaños, Herodes ofreció un banquete para los altos oficiales y comandantes militares y los hombres más destacados de Galilea. Herodías había planeado hacer que su hija Salomé bailara frente a Herodes y sus invitados. La danza de Salomé encantó a Herodes y a todos los presentes y, obedeciendo a un impulso del momento, Herodes le prometió que le concedería cualquier cosa que le pidiera, incluso hasta la mitad de su reino. La joven fue donde su madre y le preguntó, "¿Qué debiera pedir?" "La cabeza de Juan el Bautista", fue la respuesta.
        La joven, se acercó rápidamente a Herodes con su solicitud, "Quiero que me des ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista". De inmediato Herodes lamentó la promesa que había hecho, mas debido a que era un voto y a que no quería desdecirse frente a sus invitados, dio las órdenes correspondientes. De manera que Juan fue decapitado en la prisión, su cabeza fue traída en una bandeja y le fue presentada a Salomé, la cual se la llevó a su madre. Los discípulos de Juan vinieron luego a retirar su cuerpo y lo sepultaron. Entonces le informaron a Jesús lo sucedido.
        De este modo finaliza la historia de Juan el Bautista hasta donde la puede percibir la mente humana. Es una historia muy triste desde la perspectiva humana que no alcanza a ver sino una parte del todo. Así como aparece hasta ahora, la historia de Juan el Bautista deja una serie de interrogantes abiertas. Crea una cantidad de contradicciones respecto a Dios, tal como se nos ha enseñado verle – Todo Amor, Omnisciente, Todopoderoso, Justo y Omnipresente. Despierta un sentimiento de miedo, disgusto y venganza ante la vida y el ser. ¿Por qué nos enseño Jesús el "Ama a tus enemigos"? ¿Puede ser verdaderamente genuino este Amor cuando nos encontramos en la situación práctica de Juan el Bautista? ¿Por qué nos dijo Jesús "No juzguen"? En la situación existencial de Juan el Bautista, ¿como puede no ser posible el someter a juicio a Herodes y a Herodías?
        Hasta ahora hemos mirado la historia desde la perspectiva de Juan el Bautista, la que también es la nuestra, el punto de vista humano. La mente humana no puede ver sino fracciones, porque su naturaleza misma es fragmentaria. El Espíritu ve todas las cosas, porque su esencia es Totalidad.Veamos la historia ahora no desde el fragmentado punto de vista humano, sino desde el punto de vista Holístico Divino, en el cual convergen todos los puntos de vista pasados, presentes y futuros.

La Gran Cuestión Atmica: "¿Por qué Dios guarda Silencio?"
         La presente Vida es un breve interludio en el vasto e infinito curso de la Vida.
        Aunque Juan el Bautista era totalmente ignorante de su pasado, Jesús le conocía aún antes de nacer.. El Señor le dijo al profeta Jeremías, "Te conozco desde antes que te formaras en el seno materno. Desde antes que nacieras te aparté y te destiné como profeta entre las naciones." [Jeremías 1: 5] El Señor Krishna le dijo a Arjuna en el Bhagavad Gita, "Tu y Yo hemos pasado por muchos nacimientos. Yo conozco cada uno de ellos, pero tu los ignoras." Cómo es que tanto Jesús como Krishna saben y pueden ver los nacimientos previos, en tanto que nosotros no nos acordamos siquiera de detalles de lo que nos sucediera en la vida hace diez años, vaya, si ni siquiera nos acordamos de todo lo que ha sucedido hace una día? Siendo este el caso respecto de los sucesos de
hace sólo un día, ¡qué se podría decir de los eventos de vidas pasadas!
        Nos encontramos en esta situación, porque estamos operando en un nivel de conciencia que tiene una memoria de muy poca capacidad. Hablo del estado de vigilia, comunmente descrito como estado consciente. Todos poseen otros tres niveles de conciencia a los que la mayoría de la gente no se llega a conectar. Estos incluyen al estado subconsciente, al estado inconsciente y al estado supra-consciente – Turiya.
         El bienamado Swami ha entregado muchas simples explicaciones para estos niveles de conciencia en Sus Divinos discursos. El primer nivel de consciencia, descrito como el estado consciente se refiere al estado de vigilia. Durante él vemos al sol que ilumina varios objetos y a la luna que juega un rol similar de noche. Por lo tanto concluimos que el sol y la luna son responsables por las cosas que vemos durante el día. Mas cuando estamos soñando, también vemos una cantidad de cosas. No obstante, el sol y la luna vistos durante el estado de vigilia no se encuentran allí durante el estado onírico ni existe ningún otro tipo de luz. Sin embargo, en el estado del soñar podemos ver un mundo entero, vale decir el mundo onírico. ¿Qué es lo que ilumina ese mundo? Este estado onírico ha sido descrito como el estado subconsciente. En el subconsciente se encuentra almacenada hasta en sus más mínimos detalles, toda la información de nuestras vidas pasadas.
        En el estado del sueño profundo existe una absoluta oscuridad. No hay conocimiento ni sabiduría en ese estado. Mas una mayor indagación nos llevará a la pregunta de ¿cómo sabemos que es oscuro? ¿Qué es la luz de la percepción que nos permite ver y conocer esta oscuridad? Al estado del sueño profundo se hace referencia como el estado inconsciente. El estado inconsciente se ubica allende la mente. Es la inalterada quietud de la ventura y es asociada al cuerpo causal que esconde al Sí Mismo Supremo. Representa la absorción total en la bienaventuranza carente de todo objeto. En el dormir sin sueños somos capaces de contactar este nivel de conciencia que otorga el máximo descanso y frescura al conjunto cuerpo – mente. Cuando despertamos del sueño profundo nos sentimos muy refresados y energizados. El hacerse consciente del estado inconsciente (Consciencia de la Inconsciencia) implica alcanzar esa quietud inalterada del silencio que existe tras de la mulltiplicidad de sonidos.
        Existe un cuarto estado que trasciende a estos otros tres. Este podría ser descrito como el estado Supraconsciente o Turiya. En este estado de concienciación son capaces de verlo todo, en cualquier parte y de gozar de suprema bienaventuranza. Aquellos que han realizado este estado de conciencia, son los maestros del tiempo y el espacio. Ellos están en todo lugar, lo saben todo y pueden hacer cualquier cosa.
         Estos cuatro niveles de consciencia se encuentran en todos al igual que la mantequilla en cada gota de leche. El hecho que uno no se haya percatado de la mantequilla en la leche no significa que no se encuentre allí. De igual modo, el hecho que uno no pueda visualizar sus vidas pasadas no significa que uno esté apareciendo por primera vez en este universo terrestre.
        Cuando no vemos sino un período de vida entre millones de otros períodos de vida ¿cómo podemos llegar a un juicio correcto? Esta es la limitación impuesta por la mente. Únicamente aquellos que se han fusionado con el principio de la Divinidad pueden proporcionar un juicio correcto. Desde que Jesús dijera que Juan el Bautista había sido Ellías en su vida anterior (850 años antes), permitámonos ahora excavar en las arenas de la historia para descubrir los fósiles escondidos que desentrañen los misterios del Silencio de Dios y que expliquen algunos de los misterios de la reencarnación.

La Historia No Narrada de Elías
        Elías vivió y profetizó alrededor del año 850 A.C. durante el reinado del Rey Acab. Fue uno de los más grandes profetas que Israel alguna vez tuviera. Le fueron atribuidos muchos signos milagrosos y portentos, incluyendo el devolver a la vida a muertos. Al final de su vida, el cuerpo de Elías no pasó con el proceso de muerte y descomposición. En cambio, su cuerpo se desmaterializó en energía pura, en lo que la Biblia describe como un carro de fuego. [2 Reyes 2: 11] Tal era la grandeza del profeta Elías el Tesbita.
        Una de las mayores confrontaciones que Elías enfrentara durante su ministerio como profeta, fue la batalla por la libertad religiosa de Israel. Como nación, Israel adoraba a Yahve o Jehova, el Dios de sus antepasados. Como pueblo habían establecido un acuerdo (Alianza) con Jehova quien les liberara de la esclavitud en Egipto. Jehova habría de ser el Dios personal (Guru) del pueblo de Israel por una parte y, por la otra, Israel acataría las leyes de Jehova que incluían los Diez Mandamientos y una lista más extensa de leyes que se consignaban en el "Libro de la Alianza" [Exodo 21: 1 – 36]
        El Rey Acab fue y se casó con una extranjera, Jezabel la hija del Rey de Sidón. Cuando ella se mudó a Israel trajo consigo a Baal, el Dios de su pueblo a quien ella adoraba. Con el paso del tiempo, ella obligó a su marido a hacer de Baal la religión del estado. Muy pronto casi todo Israel adoraba a Baal y ello violaba la alianza que había establecido con Jehova.
        Aunque Dios no es más que Uno, puede ser adorado y nombrado de diversas formas, mas Dios nos pide atenernos a Una Forma y a Un Nombre. Sin esa unidad mental y esa fe inalterable en el Guru elegido, es imposible controlar la díscola y variable naturaleza de la mente. Para penetrar hasta ese nivel de conciencia en donde somos uno con Dios, debemos adherir al Guru elegido.
        La real idolatría radica en la naturaleza caprichosa de la mente para saltar de un Guru al otro ante la menor contrariedad frente a las expectativas que tengamos del Guru. Los devotos de hoy les encuentran defectos a sus Gurus y se van pasando de un Guru a otro. La falta no reside en el Guru. El problema es con la mente del hombre. Los verdaderos Maestros nunca cederán ante las vicisitudes de la mente de los devotos. Los Maestros son uno. Sigan a un Maestro.
        También su tarea es una, vale decir el destruir las expectativas de los discíplos. Los devotos corren hacia
un Guru con un rimero de deseos. Mas el único deseo del Guru es hacer que el discípulo carezca de deseos.
Cuando el discípulo no puede rendirse a esta acción del Guru, ¿cómo puede alcanzarse la meta de la vida? El resultado es una cadena de Gurus y ¡al poco tiempo los devotos comenzarán a alardear acerca de la cantidad de Gurus que han conocido!
        Es cierto que los tesoros se encuentran ocultos en el seno de la madre tierra. Mas cuando uno no perfora en un punto, ¿cómo puede alcanzar las profundidades del tesoro? La concentración de la mente, del corazón y la fuerza es el mayor de los mandamientos impuestos al pueblo de Israel para alcanzar hasta esa tierra prometida de paz, bienaventuranza y beatitud supremas. "Escucha oh Israel, Jehova es Uno. Y debes amar al Señor tu Dios (Jehova Adonai) con toda tu mente, toda tu alma y toda tu fuerza." [Deuteronomio 6: 4, 5]
        Esta fue la misión de Elías: el hacer volver los corazones y las mentes del pueblo de Israel hacia su Guru, Jehova y seguir Sus enseñanzas. Fue una batalla que peleó con religioso celo.

La Gran Confrontación en el Monte Carmelo
        El culto a Baal florecía en Israel porque gozaba del apoyo del estado. Los profetas de Baal aumentaban en número, hasta que hubo 450 de ellos. Elías era el único profeta de Jehova que había quedado. Finalmente Elías logró convencer al Rey para que convocara a una confrontación religiosa entre los profetas de Baal y él mismo, la que habría de llevarse a cabo en el Monte Carmelo.
        El Rey Acab reunió a todo el pueblo y a los profetas de Baal en este Monte. El acuerdo fue establecido por Elías. Les dijo "Ustedes invocan el nombre de Baal y yo invocaré el nombre de Jehova; y aquel que responda con fuego, permitan que sea el Dios para el pueblo de Israel. Y todo el pueblo respondió a una sola voz: "Excelente proposición". [1 Reyes 18: 24]
        Los profetas de Baal alistaron todo y prepararon su sacrificio a Baal. Comenzaron orando y rogándole a Baal que viniera y consumiera todas las ofrendas con fuego desde arriba. Oraron de la mañana a la noche, danzando en torno al altar que habían montado, hasta quedar exhaustos. Entonces Elías se burló diciendo, "¡Griten más fuerte! Tal vez esté sumido en profundas reflexiones, o está en otros menesteres. ¡O tal vez esté de viaje, o tal vez duerma y necesite ser despertado!" Entonces gritaron con más fuerza y, siguiendo su costumbre, se hirieron con cuchillos y espadas para apaciguar a Baal y hacerle responder a sus ruegos. Siguieron esforzándose toda la tarde hasta el anochecer, mas no había respuesta, no había una voz, no había reacción.
        Entonces le tocó el turno a Elías. Elías levantó su altar siguiendo la tradición de la religión Judía. Depositó su sacrificio sobre el altar y le pidió a las gentes que cavaran una zanja en torno al altar. Después que lo hubieron hecho, Elías les ordenó vaciar galones de agua sobre el sacrificio hasta que el altar quedara empapado y la zanja llena de agua.
        Entonces, el profeta Elías se acercó al altar y oró, "Oh Adonai, Dios de Abraham, Isaac y Jacob, prueba hoy que Tu eres el Dios de Israel y que yo soy Tu servidor. Prueba que he hecho todo esto por Tu mandato." ¡De inmediato el fuego del Señor cayó desde el cielo y quemó el sacrificio, la madera, las piedras y el polvo y consumió toda el agua de la zanja! Cuando el pueblo vio esto, todos cayeron de cara al suelo y clamaron, "¡Jehova es Dios! ¡Jehovah es Dios!" [1 Reyes 18: 38 – 39]

Elías Decapitó a los 450 Profetas de Baal
          Cuando esto sucedió, Elías le ordenó al pueblo, "Apresen a todos los profetas de Baal. ¡No permitan que ninguno escape!" Las gentes lo hicieron así y Elías les hizo conducir al Valle del Cisón y allí les degolló. [1 Reyes 18: 40] Este acto fue un rompimiento del acuerdo que Elías había hecho con el pueblo y los profetas de Baal. Esto tampoco era la voluntad de Jehova. Elías había sucumbido a las tentaciones del fanatismo religioso.
        Cuando Pedro, uno de los más cercanos discípulos de Jesús, desenvainó su espada para enfrentar a los soldados romanos que venían a arrestar a Jesús en el Huerto de Gethsemani, Jesús le dijo, "Pedro, enfunda tu espada, porque todo el que hace uso de la espada, muere por la espada." [Mateo 26: 52] Esto representa la inmutable ley del Karma. Cosechamos aquello que sembramos. [Gálatas 6: 8] Hay algunas semillas que toman tiempo para entregar sus frutos.
        No es en el momento en que plantan las simientes que recogen su cosecha. Algunas producen su cosecha anualmente. Otras son bianuales y otras toman un período mucho más largo de tiempo para dar frutos. Es necio creer que los pensamientos, palabras y acciones de uno no tienen consecuencia, debido a que no se experimentan sus efectos de inmediato o en la presente vida. Los efectos de ciertas acciones pueden tomar muchas vidas para manifestarse. Este fue el caso de Elías quien naciera como Juan el Bautista como descubriremos.

La Senda del Alma de Elías – de Vida en Vida
         Cuando la Reina Jezabel supo lo que el Profeta Elías había hecho a sus profetas, juró que pondría fin a su vida. Jezabel envió un mensajero donde Elías diciendo: "Trátenme los dioses con todo su rigor si mañana a estas horas no te hiciera pagar con tu vida la que le quitaras a cada uno de esos profetas." [1 Reyes 19: 2] Jezabel estaba dispuesta a llevar a cabo su deseo e hizo perseguir a Elías para quitarle la vida. Elías huyó para salvar su vida.
        Mas este deseo no se cumplió en esa vida. El amado Swami ha dicho que existen tres razones para que un hombre nazca de nuevo. Una es el pecado, la segunda es un deseo o alguna experiencias insatisfechos y la tercera es la falta de conocimiento o ignorancia. También puede ser una combinación de estas tres. El resíduo de las vidas de los deseos, las actividades o experiencias que han sido empujadas al olvido (o sea a la mente subconsciente) por
eventos subsecuentes, produce un impacto sobre el carácter y la personalidad. Las acciones, hábitos, talentos, relaciones y disposiciones de uno se remontan hacia nacimientos previos. El odio de Herodías hacia Juan el Bautista se remontaba hasta su deseo de matar a Elías en su pasada vida como Jezabel.
        Elías oró a Dios mientras huía de Jezabel. Estuvo huyendo por cuarenta días y cuarenta noches hacia el Monte Sinaí, la montaña de Dios, y allí tuvo una experiencia de la presencia de Dios. No había de morir a manos de Jezabel en esa vida.
        No obstante, las consecuencias de las acciones de uno son inescapables. Pueden ser pospuestas, mas el alma debe pasar por su tunel de purificación para aprender las lecciones de la auto-evolución. En situaciones extremas, Dios desciende en forma humana para cancelar el efecto de estos pecados, asumiéndolo Él mismo.
        Esto sucede únicamente cuando existe una total entrega por parte del devoto o cuando la Madre Tierra gime con la carga del pecado colectivo del hombre. El profeta Isaías, quien viviera alrededor del 700 A.C, escribió así acerca de Jesús: "Él fue herido debido a nuestras transgresiones, aplastado por nuestras iniquidades, gracias a Sus heridas nosotros somos sanados." [Isaías 53: 1 – 12 ] Existen tantas instancias en que nuestro bienamado Swami ha tomado sobre Su cuerpo el sufrimiento de Sus devotos.
        También hoy en día, cuando la Madre Tierra está al borde de la destrucción total debido al peso de la era de la maldad (el Kali Yuga), el Avatar Sai ha prometido que no ocurrirá una destrucción mayor. Hoy experimentamos la alegría de la Madre Tierra cuando el Avatar Sai camina descalzo sobre su regazo. Vemos cada día como la Madre Sai toma sobre Su cuerpo las energías negativas de nuestra conciencia colectiva.
        Algunos débiles mentales dicen, "¿Por qué Swami no puede sanarse a Sí Mismo? Puede sanar a otro, mas no puede sanarse a Sí Mismo.". Estas son las mismas mentes que le decían a Jesús, "Baja de la cruz. Aseveras ser Dios, pero no puedes descender de esa cruz." [Mateo 27: 40 – 41]
        ¡Sólo piensen al respecto! El Avatar sabe que una de las razones principales para Su encarnación es la de sanar las heridas de nuestras transgresiones tomándolas sobre Sí Mismo. ¡Cuán estúpido es que nosotros desafiemos al Avatar a sanarse a Sí Mismo! Si Él se sanara a Sí Mismo, entonces estaríamos condenados.
        Ramana Maharishi, el sabio de Arunachala, estaba muriendo de cancer. Una de Sus devotas le suplicó, llorando, "¡Oh Ramana! No puedo soportar este sufrimiento tuyo. Por favor, pásamelo a mí. Deja que yo lo lleve en mi cuerpo." Ramana la miró con enorme ternura y dijo, "¿Quién fue quien me lo impusiera en primer término?" ¡Sí! ¡El Avatar es nuestro reflejo! Sus sufrimientos son nuestros sufrimientos. Sea lo que fuere que Él haga o sufra no es sino por el bien del hombre. La gracia de Dios neutraliza los efectos de nuestro Karma.

El Juego del Karma: ¡Lo que da Vueltas viene de Vuelta!
         Jesús, el maestro del tiempo, nos dijo que Juan el Bautista era Elías. La palabra del maestro es verdad absoluta. No necesitamos indagar más al respecto. No obstante, con una buena inferencia, podemos observar el mismo ambiente de la época de Elías reproduciéndose una vez más en todo el drama de Juan el Bautista. El Rey Acab renació como el Rey Herodes. La Reina Jezabel regresó como la Reina Herodías. En el pasado, Acab actuó en contra de la ley de los israelitas desposando a una extranjera, Jezabel, la que le dió tantos problemas a Israel al imponer una religión foránea. En los tiempos de Jesús, Herodes –quien había sido Acab– también actuó en contra de la ley al desposar a la mujer de su hermano Filipo.
        Anteriormente, Elías había condenado con severidad la acción de Jezabel, lo que desembocó finalmenet en la confrontación en el Monte Carmelo. Más tarde, Juan el Bautista condenó vehementemente el matrimonio de Herodes con Herodías, porque era ilegal a los ojos de Dios. Previamente, Jezabel había esperado vengarse dándole muerte a Elías, porque él había matado a sus profetas. Con el paso del tiempo, Herodías encontró un momento oportuno para cumplir el sueño que había acariciado 850 años antes.
        ¿Por qué Dios mantiene silencio? Porque sin disolver nuestro Karma no podemos quedar libres. Porque cada cual debe rendir cuentas sobre cada palabra que haya pronunciado. [Mateo 12: 36] Dios se mantiene como el Testigo Silencioso en este drama. Jesús sabía que si, gracias a Sus Divinos Poderes, liberaba a Juan el Bautista de la prisión, no le estaría haciendo ningún bien a la emancipación espiritual de Juan. Jesús también sabía muy bien que si hubiera liberado a Juan, ello no habría sido más que una liberación terrenal temporal y que Juan habría tenido que volver nuevamente para disipar las consecuencias de sus acciones. ¡Y esta Divina oportunidad podría tomar muy bien otros 850 años en presentarse!
        ¡Hora podemos entender por qué Jesús nos indicó que amáramos a nuestros enemigos! Podemos ahora tener un atisbo de por qué Jesús nos dijera que nunca juzgáramos. ¿Cómo podría amar a mi 'enemigo' si no sé que mi 'enemigo' es mi mayor amigo en todo sentido, porque me ayuda a saldar mis deudas? ¡Sin este 'enemigo' no podría ser libre! O, ¿cómo podría juzgar a otro cuando sé que al juzgarlo me condeno a mi mismo? Todo lo que me suceda lo habré atraído hacia mí y aquello que atraigo hacia mí mismo actúa para la emancipación del Sí Mismo de la maraña del No-Sí Mismo. Todo lo que le sucede al Sí Mismo es un don del Sí Mismo al Sí Mismo para su máximo bien, o sea su liberación.
        Ahora cobra sentido el por qué Jesús, al omnisciente maestro dijo: "Si alguien te hiriera en la mejilla, preséntale la otra también y si alguien te quita la capa, entrégale también la túnica." [Lucas 6: 29] Cuando reaccionamos ante las acciones, repetimos la cadena de la acción, puesto que acción y reacción son iguales y contrarias. Si yo te abofeteo y tu me abofeteas de vuelta y yo me desquito y tu te vengas y yo te hiero y tu me atacas, nunca le escaparemos a la rueda del nacer y morir. Los aguijones de la muerte y el nacimiento se destruyen a traves de la no-reacción. Debemos actuar, mas nunca debemos reaccionar.
¡Actúa simplemente!
Sin compulsión por hacerlo
y sin repulsión por no hacerlo
¡simplemente actúa!
Esto es llamado acción en inacción.
Sin poner el ojo en los frutos,
sin sentido de yo o de mío,
¡simplemente actúa!
– Por el bien de Aquello.
        El hombre nace en el Karma. El hombre muere en el Karma. El hombre también se abre camino hacia Dios a través del Karma.
¿Qué es lo que nace? – Cuerpo
¡Qué es lo que muere? – Cuerpo
¿Qué es lo que renace? – Mente
¿Qué es lo que ha de morir para terminar con el renacimiento? – Mente
¿Y qué es lo que nunca ha nacido y que nunca muere? – Atma

        Cuando Jesús dijera – '¡a menos que una persona muera no podrá vivir!', no se estaba refiriendo a la muerte física del cuerpo, sino a la disolución de la mente en el Alma Superior. La muerte física comprende la disolución de los cinco elementos que componen el cuerpo físico. Cuando la mente llega a unirse con el cuerpo sutil, decimos que la persona ha perdido la consciencia. No escucha; pueden llamarla, mas no responde. El éter (sonido) es el primer elemento que se ha fusionado de vuelta en el Éter.
        Luego, la persona deja de respirar. Entonces es cuando los médicos la declaran muerta. Mas este no es el momento en que muere. Es únicamente el momento en que el segundo elemento, el aire relacionado con el sentido del tacto, se ha fusionado de vuelta con el Aliento universal. Después de esto se extingue el tercer elemento, el fuego. El cuerpo se comienza a enfriar comenzando por los pies. El fuego relacionado con el sentido de la visión ha vuelto al Fuego. Cuando sucede esto, el cuarto elemento, el Agua, que se relaciona con el sentido del gusto, comienza a gotear desde cada poro o abertura. Es entonces cuando los médicos colocan el cuerpo en una cámara refrigerada. Finalmente la Tierra que pertenece al sentido del olfato, se disuelve de vuelta en la tierra, polvo al polvo. El cuerpo es enterrado o cremado.
        Cuando el cuerpo físico que está compuesto por los cinco elementos que, a su vez se relacionan con los cinco sentidos, los cinco órganos sensoriales de la acción, se desintegra, la fuerza vital se retira hacia el cuerpo sutil que está compuesto por la mente. De hecho, este proceso se da al revés. Cuando la fuerza vital se retira hacia el cuerpo sutil, la mente, el cuerpo físico se desintegra. La mente no muere con la muerte del cuerpo. Porque la mente es la Tesorería que almacena nuestros recuerdos, experiencias, hábitos, deseos, expectativas etc. y esta información es borrada ahora con la muerte del cuerpo físico.
        Todo se mantiene en el 'chip' de la memoria de la mente subconsciente y es transmitido de nacimiento en nacimiento. Quienes son capaces de conectarse con las raíces de la mente subconsciente conocen la verdad acerca de sus anteriores vidas. Cuando la mente, la inferior y la superior, se libera de este rimero de información, ya no se producen más nacimientos ni muertes. Es por esto que los místicos cristianos se han referido a esta senda de trascendencia mental como a la "nube del desconocer" y los místicos orientales la han descrito trambién como la "senda negativa: no esto, no aquello".
        Swami ha entregado una muy bella analogía. Tenemos acá una semilla de arroz con su cascarilla. Si la plantamos con ella, germinará y producirá muchos granos de arroz. Si plantáramos el arroz sin su cascarilla, nunca volverá a germinar. La cascarilla es la mente. El grano de arroz es el cuerpo. Mientras persista la mente, es ineludible el renacimiento.
        Tan pronto como se elimina la cascarilla de la mente, el cuerpo pierde el poder para renacer. Cuando esto sucede, el Atma resucita en su genuino estado sin forma. Esta es la ecuación espiritual: Hombre – Mente = Dios. Dios + Mente = Hombre. La capacidad para "desmentizarse", vale decir la disolución del ego – que es la raíz de todas las actividades mentales – representa la alquimia que transmuta al hombre a su estado Divino. Este es el significado de la resurrección. Es también el significado de la Cruz: el tachar al 'yo', cortarlo por la mitad. Sin la Cruz o la muerte de la 'consciencia del ego', no hay resurrección. En esto reside la esencia misma del Cristianismo y, en verdad, de todas las religiones.

 El Mejor, más Fácil, mäs Seguro, Salvo y más Grato Camino hacia la 'Des-Mentización'
         Muchos maestros espirituales han dicho que es con la mente como se logra conquistar a la mente. Y ello es verdad. Aún más, es muy difícil. ¿Por qué? La mente, como es natural, no quiere morir. ¡Cómo podrían burlarla y hacer que se destruya a sí misma! Cuan difícil resulta para un ladrón el apresarse a sí mismo. El Sabio Ramana Maharshi relató la historia del ladrón que es la mente, disfrazada con las ropas de un policía en busca de sí misma. Siendo que todas las acciones que uno realiza se llevan a cabo a través de la mente. Todas las palabras pronunciadas deben pasar por los portales de la conciencia del 'Yo'. Todos los rituales, japastapas y ejercicios espirituales se realizan a través de la instrumentalidad de la mente.
        ¿Cómo podría entonces uno destruir la mente a través de estos medios, siendo que uno la necesita para llevarlos a cabo? La verdad es que estos ejercicios espirituales no pueden más que purificar la mente. Sólo pueden volverla muy aguda como para penetrar sutilezas internas, mas nunca lograrán eliminar la mente. Necesitamos de la gracia de Dios para ponerle fin a la mente.
         Incluso cuando uno haya tenido éxito, a través de rigurosos ejercicios espirituales, en vaciar la mente de todo pensamiento y deseo, seguirá persistiendo sin embargo ese ínfimo impulso-seminal-raíz, la sede de la consciencia del ego, el sentido del yo-ismo del que germinan todos los pensamientos.
        San Agustín de Hipona (354 – 430) fue absorbido por este problema. ¿Cómo puede la mente conocer a Dios? Un dia daba un paseo por la playa junto al océano, sumido en silenciosa contemplación. Mientras caminaba, se encontró con un pequeñuelo que había cavado un agujero pequeño en la arena y llevaba agua del mar para
echarla allí.
        Agustín se sintió intrigado cuando vió al chico. Se detuvo y le preguntó que era lo que quería hacer. El niño le respondió que deseaba transferir el océano al hoyo que había excavado. El santo encontró divertida la audacia del niño. Le dijo que no sería sino una pérdida de tiempo. Primero, el agujero no era lo suficientemente grande como para contener las aguas del océano y, segundo, aunque fuera tan grande, le tomaría incontables períodos de vida el transferir las aguas con el pequeño vaso que llevaba en la mano. El niño levantó entonces la cabeza y le dijo al santo: "Así también pasa con la mente para entender a Dios". El niño desapareció de inmediato y Agustín se dio cuenta que había sido Jesús quien había venido como ese pequeñuelo para enseñarle la lección.
¿Cómo pueden entender Aquello
que no tiene un estrado?!
¿Cómo pueden comprender Aquello
que no tiene final?
Aquello que no tiene fondo
¿cómo lo pueden sondear?
y Aquello que no tiene dimensiones
¿cómo lo pueden medir?
¿Quién puede calcular las profundidades del Corazón
O, con las categorías de la mente,
hablar de Aquello que las palabras
no pueden definir?
¿Quién puede confinar al Espíritu infinito
o, con los límites del Tiempo,
especificar Aquello
que está allende el Sonido?
Lo profundo está apelando a lo profundo
en las profundidades de lo insondable.
¡Oh! ¿Cómo podría decir el Alma
la Verdad indecible
para que pueda llegar hasta Ustedes
sólo a través de Ustedes?

Atrévanse a Dejar que Dios lo Haga
        Existe una salida simple. Y, debido a que esta manera es muy simple, resulta muy fácil puesto que les permite estar tranquilos y en paz durante todo el proceso. Permítanle a Dios matar a la mente. No intenten hacerlo ustedes. Puede que no lo logren a lo largo de trillones de millones de períodos de vida. En cambio, permítanle a Dios el hacerlo. En primer término, únicamente Dios lo puede hacer, porque sólo Él tiene el Poder de la disolución mental. Dios es la Mente Maestra. Sölo el maestro y dueño puede liberar al esclavo. En segundo término, no Le toma tiempo en absoluto. Swami ha dicho que Él puede dar la Autorrealización en un abrir y cerrar de ojos. ¡Desafíen a Dios que lo haga! Esto significa que ustedes deben entregarle su mente a Dios. Cuando Dios mismo da la batalla, no solamente estarán seguros de la victoria, sino que también disfrutarán de la lucha. La batalla será divertida. Esto se debe a que no se sentirán afectados por cualquier cosa que suceda, puesto que el Señor es vuestro escudo. Se mantendrán calmos y equilibrados en el frío y el calor, el día y la noche, el pesar y la alegría, la pérdida y la ganancia, porque sabrán que se encuentran en esa zona Divina en la que están totalmente blindados frente a las dualidades de la mente. Este es también el mensaje del Bhagavad Gita.  
          
El Rey Janaka le entregó su mente al Sabio Astavakra
         El bienamado Swami relata una historia para ilustrar esta senda. En una ocasión, el Rey Janaka hizo circular un mensaje invitando a eruditos y a Pundits, a sabios, santos, yogis y Mahatmas a enseñarle el conocimiento del AtmaEl rey buscaba la manera mejor, más fácil, más segura, más rápida y más grata para 'desmentizarse'. Anunció: "En el tiempo que me toma montar en mi caballo, alguien debiera ser capaz de entregarme el pleno conocimiento del Absoluto."
        Los Sabios y Eruditos se inquietaron, ya que sentían, "Esto va a significar una severa prueba para nuestra erudición y saber." Ninguno se atrevió a presentarse u ofrecerse para satisfacer el pedido del Rey.
        Entretanto, un muy joven sabio de nombre Astavakra entraba al reino. Mientras se aproximaba a la capital, vió a los eruditos y rishis reunidos allí. Se veían preocupados y abatidos. Les preguntó, "¿Cuál es la causa para esta preocupación?" Le explicaron su situación y él dijo, "¿Por qué habrían de asustarse frente a una tal pequeñez? Yo puedo resolver el problema." Y diciendo ésto se dirigió a la corte del Rey Janaka. Le dijo al Rey, "Rey, estoy listo para enseñarte el conocimiento del Atma, mas no puede ser enseñado en este palacio que está lleno de rajas y
de thamas. Primero debo llevarte hacia un área de Sathwa (serenidad)."
        Reunieron algunos caballos y soldados y salieron del palacio. Al llegar a un lugar solitario, Astavakra le dijo al Rey, "Te voy a enseñar el conocimiento del Atma. Yo soy el preceptor y tu eres el discípulo. ¿Estas dispuesto a aceptar esta relación? Si estás de acuerdo, entonces tendrás que hacer la ofrenda que el discípulo ha de presentarle al Guru (preceptor). Sólo después de haber hecho tu ofrenda empezaré con mi enseñanza." El Rey Janaka le dijo a Astavakra; "El llegar hasta Dios es para mí lo más importante. Por ende, estoy dispuesto a darte absolutamente cualquier cosa que quieras." Entonces el Guru le dijo al Rey, "No quiero ninguna cosa, salvo tu mente." El Rey Janaka respondió, "Te la ofrendo; hasta ahora pensé que era mi mente, mas en adelante es tuya." Entonces el Guru trajo un caballo, lo detuvo y le pidió al Rey que se sentara en el suelo, en medio del camino de su reino. Y entonces dejó al rey allí y se retiró a la floresta para sentarse tranquilamente bajo un árbol.

El Rey Janaka Alcanza la Autorrealización
         Los soldados esperaron por largo tiempo por el regreso del rey, mas no llegaban ni éste ni Astavakra. Quisieron saber qué había sucedido con ellos, y uno tras otro salieron para averiguarlo. Encontraron a su rey sentado en medio del camino, con un caballo parado cerca de él. El rey estaba absolutamente inmóvil y mantenía los ojos cerrados. Astavakra no se veía por ninguna parte. Se sintieron algo atemorizados pensando que Astavakra hubiera lanzado algún embrujo en contra del rey que le hiciera perder la conciencia. Volvieron y fueron donde el primer ministro, llevándolo hacia el sitio en que se encontraba el rey.
        El primer ministro le llamó, "¡Mi Rey! ¡Oh Rey! ¡Oh Rey!", mas éste no abrió los ojos ni respondió de ninguna manera. El primer ministro y los demás cortesanos se sintieron alarmados ya que no podían despertar al rey y ni siquiera darle de beber o de comer. Se preguntaban qué podían hacer. Sin alternativas, el primer ministro envió un carruaje para traer a la reina, pensando que si ella llamaba al rey, éste le respondería. La reina llegó, le habló y le rogó. Mas el rey permaneció inmóvil.
        Entretanto los soldados se dirigieron a la floresta en busca de Astavakra. Le encontraron sentado bajo un árbol en total paz. Le cogieron y le llevaron hasta el lugar en donde estaba sentado el rey. Astavakra dijo, "El rey está a salvo, está bien. Pueden verlo por sí mismos." Los ministros, la reina y otros le dijeron a Astavakra: "No ha abierto ni la boca ni los ojos". Astavakra se acercó al rey y le habló, éste abrió de inmediato los ojos y dijo, "¿Sí, maestro?"
        Astavakra se dirigió al rey, "Los ministros y la reina han venido; los soldados y muchos otros han venido y han intentado hablar contigo; ¿por qué no les respondiste?" El rey replicó, "Los pensamientos, las palabras y las acciones se asocian con la mente. Como te he ofrendado por completo mi mente a tí, necesitaba primero tu permiso antes de pronunciar una palabra. ¿Qué autoridad tengo para hablarle a cualquiera o para usar esta mente de alguna manera? Te la he ofrendado, es tuya. No haré nada sin tu permiso o tu mandato." Entonces Astavakra le dijo, "Has alcanzado el estado de la Realización de Dios."
        En ese mismo momento, Astavakra le pidió que apoyara el pie en el estribo y montara al caballo. Para cuando se apoyó en el estribo y pasara la otra pierna por sobre la montura para quedar sentado en la silla, recibió la experiencia de la Bienaventuranza del Sí Mismo Divino.
        Tal como fuera el caso de Astavakra y el Rey Janaka, fue también el de Krishna y Arjuna. Algunos buscadores espirituales de seguro van a plantear la pregunta: '¿Y cómo le entrego mi mente a Dios? ¿Significa eso que debiera detener todos los procesos pensantes y sentarme como el Rey Janaka, en absoluta inmovilidad, por todo el día?' Veamos esto desde otro punto de vista.

¡Cuando Eliminan el Hilo, la Tela no puede Persistir!
         ¿Qué es lo que hace que una acción sea buena o mala? En otras palabras, ¿qué es lo que hace que una acción sea vinculante? Cuando inquirimos en el tema descubrimos que no es la acción en sí misma lo que la hace buena o mala, sino las circunstancias que la rodean. Estas circunstancias son siete: quién, a quién, por qué, cuándo, dónde, qué y cómo. Estas circunstancias son los atributos de la mente o frutos de la acción y sólo ellas hacen que una acción sea buena o mala. Por ejemplo, el acto de orinar no es bueno ni malo por sí mismo. Mas si uno orinara dentro de una iglesia o un mandir, todos gritarán ¡sacrilegio! Aquí no es la acción la que es el problema, sino 'dóndefuera realizada. Si hubiera sido un bebé de un mes el que realizara la misma acción, la gente no se manifestaría puesto que el 'quién' ha cambiado.
         El secreto de la acción desinteresada (acción sin ego) radica en entregarle las siete circunstancias de la acción a Dios. Cuando Le entregamos estas categorías mentales a Dios, descubrimos que Le hemos entregado la mente entera.
        La primera es el 'Quién'. Deben sentir que Dios es el hacedor de la acción. Puesto que Dios les lleva a ustedes y a su carga ( y la única carga es el peso mental) ¿no resulta tonto el seguir cargando su corazón con ese peso? El sabio Ramana lo expresa tan bellamente: lo que haya de suceder sucederá, sin que importe cuanto hagan para que no suceda. Y lo que no haya de suceder no sucederá, sin que importe cuanto se afanen por hacerlo suceder. Sabiendo esto, dejen que suceda lo que haya de suceder y que no suceda lo que no haya de suceder. Al intentar que suceda lo que no se supone que suceda y que no suceda lo destinado a suceder, simplemente nos embrollamos en la interminable rueda del Karma. Esta es la ignorancia que ata al hombre a nacimiento tras nacimiento: el pensar que son aquel que hace que las cosas sucedan. Dios es el hacedor, aunque pretende no estar haciendo nada. El hombre no hace nada, aunque pretende estar haciéndolo todo. Esta mentalidad ha de ser desechada. ¡Permítanse Ser simplemente, siendo! Sean un canal para lo que haya de suceder. No se preocupen de lo que no está destinado a suceder. En esto reside la ventura de la Felicidad, la unión con el alma. Desentiéndanse de las preocupaciones de la vida y disfruten de la emoción de cabalgar en alas de la total entrega al Señor. ¡Dios lo está haciendo todo! Ustedes no son diferentes de ese Dios. ¡Relájense! ¡Entonces es cuando las cosas verdaderamente suceden!
        La segunda es 'a quién'. Deben sentir que Dios es el receptor de cada acción. Jesús dijo, "Todo lo que les
hagan a estos pequeños, ¡Me lo hacen a mï!" Y puesto que ustedes y Dios son Uno y lo mismo, resulta que todo lo que le hagan a cualquiera, se lo hacen a sí mismos. De ahí la regla de oro: "No le hagas a otros lo que no quieras que te hagan a tí". El darse cuenta que en verdad no existe otro es alcanzar esa trascendencia mental en donde ya no existe diferencia alguna entre el "quien" y el "a quien".
        La tercera es 'Cómo'. Debemos sentir que Dios es el medio para cada acción. ¡Dios es el gran Proveedor!
 Dios es también la providencia. En Su tesoro no falta nada. ¡Cuando le entregamos a Dios el 'Cómo' de cada acción, nuestras vidas se convierten en una corriente de Divinos milagros y sorpresas! "Para Dios todas las cosas son posibles". [Mateo 19: 26]
        La cuarta es 'Por qué'. Debemos sentir que Dios es la razón para cada acción y que Su razón es aquel Amor que se ubica allende la razón y no sabe de si es o no la ocasión. Debemos aceptar todo lo que nos suceda como un Divino y precioso don de Puro Amor destinado para nuestro máximo bien. De este modo nuestras vidas se convertirán en un Divino canto de alabanza y de agradecimiento. Las escrituras dicen, "Dad las gracias por todo; porque esto es lo que quiere Dios que hagan todos en Jesucristo." [1 Tesalonicenses 5: 18, 19]
        La quinta es 'Cuándo'. Debemos sentir que el momento de Dios es el mejor para cada acción y el momento de Dios es el Ahora. El entregarle a Dios el 'Cuándo' de nuestras vidas es el vivir en esa quietud del Presente en donde experimentamos el Poder de la Presencia de Dios que es Omnipresente. "Calla y sabe que Soy el que Soy" [Salmo 46: 10]
        La sexta es 'Dónde'. Debemos sentir que Dios es la Presencia de trasfondo de cada acción. ¡'En todas partes' está en Dios! Porque dentro de Él vivimos, nos movemos y existimos. [Hechos 17: 28]
        La séptima es el 'Qué'. Debemos sentir que Dios no solamente es la causa eficiente de cada acción, sino también la causa material de la acción. Dios no es únicamente el orfebre, Dios es tambien el Oro.
        Dios es la sustancia y la esencia; la suma y el substrato. Dios es la Totalidad y nosotros somos esa plenitud de la cual lo Pleno se separó de Sí Mismo para amarse a Sí Mismo.
        Estas siete circunstancias de la acción representan el hilo con el cual está tejida la tela de la mente. Cuando estos hilos desaparecen, la mente no puede persistir.
        Sin embargo, mientras le dictemos a Dios los 'quien', 'a quien', 'cómo', 'por qué', 'cuándo', 'dónde ' y 'qué' de nuestras vidas, serán inevitables el nacimiento y el renacer, porque el hilo siempre será vuelto a tejer en una nueva tela.

        Elías falló en ver a Dios (a quién) en los 450 profetas de Baal. Falló en darse cuenta que Dios es el receptor de cada acción. Fue por ello que los masacró. Por lo tanto tenía que renacer para aprender la 'lección del alma' que, todo lo que le hagan a otros, se lo hacen a sí mismos, porque no exite ningún otro. Cuando Le entregamos la mente a Dios al rendirle estas categorías mentales, habremos destruido en verdad la simiente misma del pecado y la muerte. Cuando eliminamos el hilo con el que se ha tejido la tela, ésta tambien desaparece.
        Del mismo modo, cuando entregamos las operaciones de la mente:
Este imperativo por entender;
esta voluntad de querer,
este impulso por hacer,
esta aversión a no hacer
y este impulso por forzar las cosas
¿cómo los puede soportar la mente?
         La buena noticia respecto de las siete circunstancias de la acción, es que no necesitamos rendirlas todas al mismo tiempo. Una vez desechada una de ellas, las restantes se desintegrarán naturalmente. Cuando entregamos el 'quién', por ejemplo, el 'qué', 'a quién' etc. se apartarán naturalmente. Cuando renunciemos al sentido de hacedores – "Ya no soy yo el que vive, sino el Cristo viviente en mí" como lo expresara San Pablo, entonces desaparecerán las restantes categorías mentales. Si Dios es el hacedor (el Quien), entonces también Él será el proveedor (el Como) y Él determinará el "cuando" y el "donde", el "a quien" y el "por qué".
        Por otra parte, si elegimos renunciar al "cuando" y vivir en esa quietud del Silencio en donde experimentamos la Presencia de Dios, descubriremos que la mente se evaporará automáticamente. ¡La mente no puede subsistir en el Silencio del Ahora! Lo mismo es aplicable al resto de las categorías mentales. Puesto que están íntimamente conectadas, cuando es destruida una, las restantes pierden su poder de obligar.
        En esta sacra ocasión de Semana Santa cuando celebramos la resurrección de la vida inmortal, oramos por la gracia de entregarle nuestras mentes a Dios.
Oh Señor,
Te ofrendo la totalidad de hoy,
Te ofrendo los quién, a quién,
por qué, cuándo, dónde y qué
de cada acción
y también el cómo de todos ellos.
Amen.

El autor de este artículo, el P. Charles Ogada, es un sacerdote católico de la Orden del Espiritu Santo. Actualmente está enseñando en la Escuela Sathya Sai de Ndola, Zambia, dirigida por el Sr. Victor Kanu.

oo—oo—oo—oo—oo

Publicado por Radio Sai – Listeners Journal
Traducción de Herta Pfeifer
Santiago, abril 2011


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