EL GITA DE SAI BABA
EL CAMINO DE LA AUTOREALIZACIÓN Y
LA LIBERACIÓN EN NUESTRA ERA
DIVINOS DISCURSOS
Bhagavan Sri Sathya Sai Baba
Prashanti Nilayan
Compilado y editado por Al Drucker
CAPÍTULO XXIX. VUÉLVANSE HACIA DIOS Y DIOS SE VOLVERÁ HACIA USTEDES
Cuando cultiven su discriminación y se tornen plenamente conscientes de su divinidad interior, no padecerán más sufrimiento ni estarán sujetos a ningún temor. Mas, mientras conserven el apego al cuerpo y a las cosas, el temor y el pesar serán parte de ustedes. Por eso Krsna le instruyó a Arjuna que cultivase la discriminación y se librase de la conciencia corporal. Le señaló que una vez libre de conciencia corporal, estaría en posibilidad de alcanzar la visión integral.
Encarnaciones del amor:
El hombre de hoy tiene tres tipos de visión. La primera es la visión orientada a lo corporal, que es totalmente superficial. Con esta visión sólo se ve la apariencia externa de los demás, como la ropa, los atavíos, las facciones faciales y las características físicas, la forma de hablar, etc. Este tipo de visión está volcada exclusivamente al mundo fenoménico.
El segundo tipo de visión es la visión interior. En lugar de enfocarse en las características externas de los demás, se enfoca en los sentimientos internos, particularmente en su manifestación conductual y expresiva. Aquilatan los pensamientos y sentimientos que hay en el corazón de los demás, observando minuciosamente lo que hacen y dicen. Este tipo de visión se ocupa primordialmente de los sentimientos y motivaciones más profundas de las personas.
La visión sagrada
El tercer tipo de visión es la visión integral. Esta visión no se interesa en los rasgos externos de los demás ni en sus sentimientos. Quien tiene la visión integral ve la conciencia divina que satura por completo a cada persona, la unidad interior que existe en todo, sin importar las diferencias físicas ni el revestimiento de las diversas expresiones emocionales. Se percatan de que los sentimientos, los pensamientos y los comportamientos sufren cambio y transformación. No se ocupan de los aspectos que cambian con el tiempo. La visión integral los vuelca por completo hacia la divinidad interior inmutable. Se trata de una visión divina.
Quien la tiene, está en manos de Dios. Más aun, no sólo están en manos de Dios, se vuelven Dios mismo.
Los sabios afirman que aquel que conoce a Dios se vuelve Dios. Te vuelves lo que percibes. Por ello, al alcanzar la visión integral, asumen la naturaleza sagrada de la misma divinidad. Para volverse un ser de la más alta sabiduría, tienen que cultivar la visión integral. Tienen que instalarse en la unidad interior que constituye el núcleo de toda la diversidad exterior. Por esta razón, Krsna ordenó a Arjuna a volcar firmemente su visión hacia su alto yo, y mantenerla todo el tiempo, bajo toda circunstancia.
Festival de carrozas
En India existe una tradición antigua en que templos, aldeas y ciudades organizan festivales de carrozas. En ellos, se lleva en procesión la deidad patrona de cada templo. Se ornamenta profusamente la carroza en la que viajará la deidad. En el día auspicioso, se traslada la deidad desde el templo hasta la carroza con gran protocolo ritual. Después la carroza recorre las calles en colorida procesión, tirada por devotos y seguida de grupos de danzantes, músicos y cantantes. En su curso, mucha gente le rinde adoración a la deidad encendiendo faroles y blandiéndolos en alto cuando pasa la carroza.
Los festivales congregan a miles de personas que vienen de todas las aldeas circunvecinas. Acuden tres tipos de gente: los que conforman el grueso de los asistentes, cuya mayor atención se centra en el atavío exterior de la carroza; luego están los que se concentran más en el fervor del evento, por ejemplo, la devoción de los que tiran la carroza, el éxtasis de los danzantes y músicos, y la reverencia de los sacerdotes y adoradores. Por último, están unos cuantos que reconocen el verdadero propósito que entraña la celebración del festival. Son los únicos interesados en alcanzar la visión del morador interno: la deidad que viaja en la carroza.
Desde luego que el festival se celebra con el propósito de instalar la imagen de Dios en la carroza. Sin la representación de Dios, el festival carecería de sentido. La sagrada figura que va en la carroza representa al morador interno, que es Dios mismo. Mas, son raros aquellos que vuelcan su atención en la divinidad. La mayoría ven solo el atavío físico de la carroza, los ornamentos y el ajuar de la imagen, las vestimentas de los danzantes y músicos, y todo el colorido y sonido de la festividad. La mayoría de la gente se fijan exclusivamente en estas cosas externas. Habrá, sin embargo, gente que se fije también en los rituales de adoración y las ofrendas como la quiebra de los cocos, el blandir de lámparas e incensarios, y la devoción suscitada por los rituales. Son menos los que participan de esta última visión que los que se fijan más en la decoración, los bailes, las escenificaciones y toda la parafernalia exterior auspiciada por el festival.
Con todo, la deidad que viaja en la carroza y la conduce y es su residente será vista por muy poca gente de gran devoción, que ansían recibir la visión sagrada de la deidad. Dentro de la turbamulta que participa en el festival, ellos pueden contarse con los dedos de una mano. Para ellos, los adornos externos, el sonido y la excitación de la procesión incluso resultan un estorbo para poder obtener la visión interior de Dios. Lo único que anhelan es ver a su amado Señor, cuya imagen viaja en la carroza.
El cuerpo humano es la carroza
¿Cuál es el significado interno de la carroza? ¿Cuántas carrozas de ese tipo hay? La carroza de la que aquí hablamos es el cuerpo humano. De modo que no solamente hay una sino millones de millones de ellas. Cada día, dichas carrozas van de una calle a otra, y de casa en casa, conduciendo al morador interno en una procesión. La visión que ustedes han cultivado es la que les permite ver tan solo el cuerpo y sus aspectos externos, o los sentimientos y estados emocionales que ellos expresan, pero no han desarrollado la visión interior que percibe al morador interno de la carroza que es el cuerpo, comprendiendo quién realmente es. Raro es el individuo que aspira a ver en profundidad, más allá de los aspectos externos y superficiales del físico, y allende los rasgos emocionales y mentales del sujeto, e intenta descubrir el principio divino ahí presente.
Los cuerpos humanos no son las únicas carrozas. Los cuerpos de animales como los perros, tigres o elefantes también son carrozas. De hecho, el cuerpo de cada ser es una carroza. Por ejemplo, al señor Shiva se lo representa montado en el buey Nandi. Él es el vehículo de Shiva. Cuando ven un buey no piensan en el señor Shiva, pero, de todos modos, va montado en él. Cuando ven una rata no piensan en Ganesha, el dios elefante que representa la protección y sabiduría divinas. Pero Ganesha estará montado en la rata. La rata es su vehículo y es, por tanto, una carroza en la que Dios está instalado. De igual manera, los leones, los cuervos, los perros, las serpientes, las águilas y tantos otros animales y aves son los vehículos portadores de muchos aspectos diversos de la divinidad. En verdad, cada ser viviente es una carroza que lleva a Dios en procesión.
Ustedes han desarrollado la visión que solamente ve la carroza. Se enfocan exclusivamente en el decorado externo. En esta era, las personas dedican todo su tiempo a ataviar la carroza y procurar sólo las comodidades y placeres del cuerpo. Como resultado, solo se fijan en las diferencias exteriores y no dedican ni un ratito a descubrir al morador interno.
"Por esta razón -le dijo Krsna a Arjuna- sepan que toda esta gente que tanto te preocupa son sólo carrozas. Pueden ser abuelos, hermanos, primos, pero sean quienes fueren son sólo carrozas. De verdad, todo lo que ven son carrozas en la forma de parientes y maestros. Han mantenido nublada su visión que sólo mira el cuerpo. Pero una persona sagrada como tú no debería de prestar tanta atención a lo externo. Te tienes que concentrar en el morador interno que va sentado en cada cuerpo humano. Sólo entonces, tu visión se volverá sagrada. La visión sagrada puede por sí misma ser la base de tu victoria.
"Únicamente una persona que tenga visión sagrada puede salir airoso en grandes emprendimientos. Arjuna, la gente le confiere el mismo valor a la sombra proyectada que a aquello que la proyecta; le dan el mismo valor al reflejo que a la persona cuyo reflejo están mirando. No es lo correcto. El principio inmutable y sagrado que ha dado lugar a todas las sombras y reflejos es el ser eterno. Es el atora. Su valor es ilimitado allende toda medida.
Por otro lado, las bellezas exteriores de los cuerpos, los pensamientos, los sentimientos y las conductas que estos cuerpos manifiestan son apenas imágenes. Son sombras y reflejos sin sustancia real ni valor duradero".
Al dar Arjuna tanto valor a lo que eran meros reflejos, ponía de manifestó su ignorancia. Mas no era un tipo de ignorancia mundana, sino ignorancia relativa al espíritu. No había desarrollado la visión interna. Aún era incapaz de discriminar entre lo que es real y lo que es irreal. Para sacarlo del engaño y confusión que surgen necesariamente cuando falta visión interna, Krsna se dispuso a transmitirle a Arjuna el conocimiento sagrado. Lo instruyó en ejercicios espirituales que tendrían que ser practicados a fin de alcanzar la más alta sabiduría.
El corazón es tierra de cultivo
Antes de poder levantar cosecha en un terreno, el campesino tiene que prepararlo muy bien. Antes de plantar la semilla, se tiene que desbrozar la tierra, las piedras y la mala yerba se deben de retirar; por último, tiene que ablandarse y removerse pasando el arado y regándola. El ranchero también tiene que decidir qué tipos de semillas son óptimas para ese tipo de tierra, y qué nutrientes requerirá como fertilizantes. Una vez completada la preparación, podrá plantar las semillas. Así pues, antes de poder cultivar, el terreno tiene que recibir ciertos cuidados para la siembra. Se escarba para retirar piedras y mala yerba. Y no será sino después de eso que el terreno podrá sembrarse para asegurar una buena cosecha.
De manera similar, el aspirante espiritual debe de prepararse con esmero el terreno de su corazón. Aquí se aplican los mismos principios que para la tierra. Primero se deben de remover los pensamientos negativos y hábitos nocivos. Se desentierran y se desechan. Después, se tiene que regar el terreno del corazón con el agua del amor. Estas aguas lo suavizan y tornan cultivable. A base de prácticas espirituales, deben de arar el terreno de su corazón y rociar fertilizante de fe para que el suelo sea rico y nutritivo para las semillas que habrán de crecer ahí. Cuando todo esto se ha realizado, el terreno de su corazón estará listo para la siembra. Si el corazón está plagado de la mala yerba de pensamientos, o es yermo, duro, seco e infértil, ¿cómo podrían crecer buenas semillas con posibilidades de madurar y dar buen fruto?
En este sentido, Krsna le dijo a Arjuna: "Debes de cultivar y transformar el terreno de tu corazón. Debes de desenraizar tu visión externa. Cultiva un amor puro y firme a Dios. Planta las semillas del hombre de Dios en tu corazón y obtendrás una buena cosecha de conciencia unitaria, que es lo que mejor crece en ese tipo de terreno. Esa es su naturaleza. Te convertirás en un hombre de gran sabiduría y llegarás a tu meta espiritual. En el jardín de tu corazón podrás disfrutar el sagrado fruto de la liberación. Una vez que lo hayas hecho, el miedo jamás te volverá a abatir.
La verdadera valentía
Cuando su fe es firme y su visión, integral, y piensan de continuo en la divinidad inmanente, no se dejarán extasiar por la dicha, ni se vendrán abajo por el pesar. Sólo entonces se volverán completamente valientes. La valentía no significa ausencia de temor. La verdadera valentía transciende el temor por completo. Es diferente y mucho más elevada que la sola eliminación del temor. Esta última es una experiencia momentánea que va y viene. Por ejemplo, si viesen una cuerda en el suelo al anochecer, podrían pensar que se trata de una culebra. Temiendo que los atacase, encenderían su linterna para poder observarla mejor y ver si es venenosa. Mas, al alumbrarla se percatan de que no es ninguna culebra sino un pedazo de cuerda, con lo que desaparecen de inmediato sus temores. En un momento dado sintieron miedo y luego su miedo desapareció; ambas fueron experiencias transitorias.
El temor es una ilusión creada por la mente; la ausencia de temor también es un engaño creado por la mente. Tomar una cosa por otra puede causarles temor; rectificar el error elimina dicho temor. Pero la auténtica valentía no se relaciona con ninguna de estas dos. La valentía es un estado permanente en el que bajo ningún concepto se experimenta temor. Cuando están imbuidos de valentía, están de continuo conscientes de su propia realidad. En ese caso, sería imposible volver a ser presas de temor. No consideren la valentía simplemente como la ausencia de temor. El temor los abandonará por completo cuando no perciban una segunda entidad de ninguna manera. Sólo es posible sentir miedo cuando se percibe un segundo objeto que los hace sentir amenazados. Pero la ausencia de miedo se asocia necesariamente a la conciencia unitaria. Se refiere a la no dualidad, donde no puede haber dos sino uno. Solamente en el estado de no dualidad quedarán totalmente libres de miedo.
Cuando se olvidan de su verdadero yo, son presas de miedo. Cuando sólo recuerdan el mundo y no a Dios, sufren de miedo. Cuando están llenos de deseos y apegos, padecen miedo. Cuando se dejan engañar por los objetos, el miedo los asola. Por otro lado, cuando se sumerjan en la realidad trascendente, quedarán libres de miedo; jamás le temerán a nada. Carecerán por completo de miedo.
Krsna afirmó así: "Arjuna, sólo tienes que desarrollar una cosa. No tienes que ampliar tu visión del mundo fenoménico; ni necesitas desarrollar más aun tu mente. Sólo tienes que expandir tu visión del que mora en todo y en todos. Si lo sabes y lo recuerdas, no estarás sujeto a los ciclos de miedo y ausencia de miedo. Pero mientras persistas en la idea equivocada de que el mundo es real y los objetos, separados, tu visión será obnubilada y quedarás presa de miedo. Pero si reconoces la unidad en la creación, serás por siempre libre de miedo. Alguien como tú se vuelve sabio y nunca vuelve a sentir miedo."
La historia de Gajendra, el elefante
Tienen que controlar su tendencia a fijarse en el cuerpo y sus acciones, y en la mente y sus pensamientos y sentimientos. En lugar de eso, cultiven la visión interior del yo divino. Esa es la verdadera visión, la visión integral. Existe un excelente ejemplo de ello en el texto clásico del Bhagavatam. Es la historia de Gajendra, un elefante que cayó presa de un cocodrilo. Gajendra tenía un gran ego y estaba convencido de que siendo tan fuerte podría luchar y librarse del cocodrilo. Mas, se tienen que conocer dos factores: los elefantes son muy poderosos en tierra; los cocodrilos lo son en el agua. Cuando un elefante entra al agua, no es tan fuerte; y cuando un cocodrilo sale a tierra es menos fuerte que en su hábitat natural, el agua. En este caso, el cocodrilo -que estaba en el agua- pudo desplegar su enorme fuerza. Pero Gajendra, el elefante, era arrogante y con el ego inflado sintió que un cocodrilo no podría nunca más que un elefante, que era el amo del bosque. Ignoraba que un cocodrilo en el agua sería mejor contendiente para un elefante lejos de tierra.
Pelearon agotadoramente largo tiempo. Finalmente, el elefante quedó exhausto física y mentalmente. Había puesto su confianza en su arrojo mental y físico, mas, al agotar sus recursos, le rezó al Señor. Mientras su visión estuvo dirigida al cuerpo, no pensó en Dios. Mientras confió en sus propias fuerzas mentales y físicas, ni se acordó de Dios y la gracia del Señor no descendió a él. Cuando el elefante perdió su capacidad mental y física y se volcó hacia Dios, de inmediato el Señor Vishnu lanzó su disco sagrado y liberó a Gajendra del percance en el que se hallaba metido. Ahora bien, el disco del que aquí se habla no era nada más un arma usada por Dios, sino se refiere también a su gracia. Evocan la gracia del Señor al volver su visión hacia Dios. Entonces Dios vuelve su visión hacia ustedes.
Vuelvan su visión hacia Dios y véanse a ustedes mismos
¿Cuándo obtendrán la visión de Dios que los mantenga bajo su gracia? Cuando renuncien a sus creencias egocentristas en torno a lo que es su mente y su cuerpo. Se ganan la gracia de Dios cuando vuelcan su visión hacia Dios. Pónganse de lleno en sus manos, como lo hizo el elefante Gajendra, ríndase por completo a su voluntad. Cuando vuelcan su visión hacia el maestro que aman, el maestro se vuelca hacia ustedes. Aunque la visión del maestro se pose en ustedes, si ustedes no vuelven su mirada hacia él, no podrán experimentar su mirada benéfica. Por ahora, su visión está concentrada en el cuerpo. El resplandor del sol puede estarlos rodeando, pero su luz no entraría al cuarto en que ustedes se encuentran. ¿Cuál es la razón? Ustedes colocaron cortinas y persianas en las ventanas, impidiendo que entraran los cálidos rayos del sol. Pero si abren de lleno cortinas y persianas, el destello del sol podrá penetrar en el recinto.
Es así como ustedes han obstruido su visión con persianas de dudas y ego, y con gruesas cortinas de conciencia corporal. Entonces los rayos de la gracia no entran ni penetran su corazón. Ustedes podrían decir "No he obtenido la gracia de Dios." Mas, ¿cómo podrían obtenerla si no vuelven su mirada hacia Él?
Si no miran hacia Dios, seguramente no podrán ver a Dios. Si yo me paro frente a ti, y tú te paras frente a mí, y nos miramos uno al otro, ¿qué vamos a ver? ¿A quién verás reflejado en mis ojos, a quién miraré reflejado en los tuyos? Nos veremos uno al otro en los ojos del otro. Cuando estamos frente a frente, puedo ver mi reflejo en ti y tú puedes ver tu reflejo en mí. Pero si te paras atrás o volteas a otro lado, ¿cómo podría ver mi reflejo en ti, ¿cómo podrías ver tu reflejo en mí? Sería imposible. Del mismo modo, si quieren que sus ojos se encuentren con los ojos de Dios, deben de posicionarse justo frente a Él y concentrar su mirada en Él. Cuando lo hagan, Él volverá su benevolente mirada hacia ustedes, y ustedes tendrán una visión de su más alto yo.
Cuando el elefante Gajendra volvió su mirada hacia Dios, Dios se encontró con ella, porque su mirada en ese momento se volvió hacia Gajendra. Cuando ello ocurrió, todo problema se solucionó.
El elefante de la arrogancia y el cocodrilo del apego
¿Quién es el elefante? El orgulloso elefante es todo arrogancia y soberbia. Cuando el hombre es arrogante y soberbio, se llena de deseo. El deseo es como la sed. Cuando el hombre soberbio siente sed, busca las aguas del mundo para beber. Aun antes de hundirse por completo en estas aguas, el apego hace presa de él. Apego y posesividad son el poderoso cocodrilo que les robará su fuerza y los hará llorar desconsoladamente. Antes de entrar en las aguas del mundo y llenarse de apegos, habían llorado raramente. Antes de casarse, por ejemplo, un joven se siente libre, sin lastres, pero una vez que se casa, se llena de apegos: tiene que cuidar de la esposa, los hijos, los padres, la familia política y otros, y pronto siente que trae el mundo encima y que se hunde en las aguas.
Una vez que se llenan de egoísmo y orgullo, le sigue el deseo. Ahí vienen los apegos, y a partir de los apegos se desarrollan todos los vínculos. Atado por tantos vínculos, estarán tan distraídos que no podrán volverse hacia Dios y verlo. Sólo cuando se vuelven hacia Dios lo pueden ver. Entonces Él los verá a ustedes; entonces podrán percibir su propia imagen. Krsna advirtió: "No caigas víctima de tus ataduras, Arjuna. Mantén la mente limpia y pura. Mira siempre al ser inmortal, el principio universal. Es la divinidad inmanente en todo. Cultiva la visión sagrada en tu mente. No permitas que la mala yerba del ego y la conciencia corporal se expanda en ti. En su lugar, cultiva el árbol de la gracia de Dios en ti. Vuélvete hacia Dios. Que ese sea tu objetivo. Haz de ello tu meta".
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