EL GITA DE SAI BABA
EL CAMINO DE LA AUTOREALIZACIÓN Y
LA LIBERACIÓN EN NUESTRA ERA
DIVINOS DISCURSOS
Bhagavan Sri Sathya Sai Baba
Prashanti Nilayan
Compilado y editado por Al Drucker
CAPÍTULO XXII. LOS TRES MUNDOS: EL DENSO, EL SUTIL
Y EL CAUSAL
Todos los objetos que ven en el mundo no son sino producto de la combinación de cinco elementos. Todo sin excepción está hecho de cinco y solamente cinco elementos. No encontrarán un sexto elemento en algún lugar.
Encarnaciones del amor:
Existen tres tipos de lugares que pueden también considerarse universos o mundos. Son: el universo físico, el universo mental sutil y el más sutil y penetrante de todos, el universo causal. Más allá de esto yace el mundo trascendental, el principio divino, el atora, el yo supremo, como base de todo.
Los cinco elementos densos y los cinco sutiles
Un devoto que anhele conocer el principio divino y fundirse con él debe de estar al tanto de estos tres universos. El primero, el universo físico y denso, está hecho de los cinco grandes elementos, esto es: éter, aire, fuego, agua y tierra. El éter, también llamado espacio, es el primero y más penetrante y sutil de los elementos. No tiene atributos específicos excepto el sonido. Después viene el aire. El aire puede sentirse mas no verse. Tiene dos atributos: el sonido y el tacto. Le sigue el fuego. Éste puede ser visto. Es más denso que el aire. Contiene tres atributos: el sonido, el tacto y la forma. En seguida viene el agua. Ésta es aún más densa; como el fuego, puede ser vista al ojo desnudo, y también degustada. La tierra, el más denso de los elementos, contiene cinco atributos: sonido, tacto, forma, gusto y olor. Pueden ver que los últimos tres elementos -fuego, agua y tierra, tienen forma. Los dos primeros -éter y aire-tienen otras cualidades mas no forma.
Todas las cosas del mundo físico son impermanentes y están sujetas a continuo cambio. Al tiempo, todos los objetos sufren una modificación total, pasando de un nombre y forma a otro y a otro, y así sucesivamente. En el universo físico, todo está en constante movimiento. Ahondemos más profundamente en la naturaleza de los objetos hechos de estos cinco elementos. Piensen en los incontables átomos que existen en un lugar y momento dado. Ellos conformarán los diversos objetos que a la sazón están ahí. Las formas cambian en la medida en la que los átomos se mueven y van cambiando de posición. Los átomos que hay en las cosas cambian rápidamente de posición, tanto que es difícil determinar el momento en que ocurre un cambio en el objeto.
El proceso de cambio es incesante. Todas las cosas hechas de átomos móviles cambian continuamente de forma a lo largo del tiempo. Los átomos que conforman el cuerpo humano, como los átomos en cualquier otra forma, cambian en todo momento, produciendo modificaciones en el cuerpo. Los cambios semejan mucho a las olas que se encuentran en el océano. Las olas del mar no tienen principio ni final. Las gotas de agua de una ola se diluyen en la siguiente ola. Las olas en las que las gotas se diluyeron se convierten en otras olas, y así sucesivamente. El proceso de las formas cambiantes continúa incesantemente. Esa es la naturaleza del universo físico.
La vida es como una serie de oleajes
La humanidad también puede ser descrita como una serie de olas, y los otros seres animados como las aves y los animales pueden ser vistos como otras olas. Las plantas también son olas, así como los insectos y las alimañas. Las fuerzas demoníacas pueden verse como otras olas, y las fuerzas divinas también lo son. Por naturaleza, no es posible decir qué aspecto de una ola se diluirá en otra. Por lo tanto, así como las gotas de una ola del océano se diluyen en otra, también las olas que portan atributos humanos pueden mezclarse en otras que portan características de otros seres vivos. Se trata de un solo proceso continuo de cambio y modificación. De tal modo que la vida en sí puede ser descrita como una serie de olas.
Igual que el cuerpo atraviesa cambios, la mente lo hace también. La naturaleza humana está asociada al proceso de pensamiento que es el resultado de una ilación de pensamientos. Los procesos de pensamiento son impermanentes. Atraviesan continuo cambio. Vemos que todo lo que constituye la vida humana sufre cambio. Si no reconocen los seis tipos de cambio que conforman la vida, a saber: nacimiento, crecimiento, maduración, declive, degeneración y muerte, se engañarán creyendo que la vida es permanente. La causa fundamental de la falta de entendimiento es la ignorancia, que da lugar al ego, a los sentimientos egoístas y a la ilusión.
El universo físico comprende billones de soles, cada uno con su propio mundo. Existen innumerables planetas, grandes y pequeños, e incontables seres. En el vasto universo, la tierra es más pequeña que un grano de arena. En la tierra, la India no es sino un país. En este país existen varios estados. En cada estado hay distritos. En el distrito hay una ciudad, y en ella está una casita. En la casita está sentado un cuerpecito. ¿No es ridículo que tan minúsculo cuerpo se llene de ego y se dé aires de importancia, con tan insignificante tamaño comparado al del universo? Si visualizan el mundo y el lugar que ustedes ocupan en él, podrán ver que no son sino una manchita en todo el orbe. ¿Podría tal manchita aspirar a comprender la totalidad? ¿Podría una hormiguita aspirar a medir todo el océano? Con todo, el océano mismo está en perpetuo cambio..., así como la tierra entera..., y todo lo existente en dicho universo físico.
El mundo que habitan es completamente temporal y transitorio. ¿Cómo podría una cosita insignificante que habita un mundo impermanente aspirar a comprender el espacio infinito, ilimitado e inmutable? Para comprender lo inmutable tendrían que ocupar un lugar inmutable dentro de ese espacio inmutable. El cuerpo, la personalidad y la individualidad son cosas, son entidades pasajeras, que pueden ser comparadas a un espejismo. El hombre intenta saciar su sed a partir de un espejismo. El espejismo está hecho de agua, ¡pero en él no hay agua! No se puede humedecer un paño en un espejismo, ni una cubeta puede extraer agua de él. Jamás podrán calmar su sed en él. Del mismo modo, su cuerpo y su naturaleza individuales jamás podrán satisfacer la sed de dicha real que buscan.
El mundo es completamente inerte, salvo por el principio divino que lo anima
Todo el orbe físico es como un átomo en el universo mental, así como el cuerpo representa un átomo infinitesimal en el universo existente. Empero, el inmenso universo mental resulta del tamaño de un átomo dentro del mundo causal. El mundo físico, hecho de cinco elementos básicos, puede ser percibido por los cinco sentidos biológicos. Mas, puesto que todo lo que hay en el mundo físico está hecho de cinco y sólo cinco elementos, este mundo es totalmente inerte no sensible. Pero el principio divino es inmanente en él. También se encuentra el principio divino en el mundo mental. Dado que el mundo mental también está hecho de los mismos cinco elementos (en su aspecto sutil), dicho mundo también es inerte y no sensible. Pero, así como el principio divino en tanto morador interno es inherente al cuerpo inerte, al cual activa, y es inherente a la mente, a la que da vida, también es inherente al mundo físico y mental externos, a los cuales aporta energía y vitalidad.
El principio divino que aporta energía y vitalidad al mundo mental y físico emite su brillo esplendente desde el universo causal, el más sutil de todos. Para comprenderlo, piensen en los reflejos de un espejo. La imagen o reflejo no tiene existencia independiente por sí misma. Solamente puede ser vista cuando el objeto reflejado es luminoso, y se mueve únicamente cuando dicho objeto reflejado se mueve. El lustre aparente de los objetos mundanos surge del mundo causal, el cual es reflejado por el mundo mental y físico, a manera de espejos. De igual manera en que el resplandor del sol es reflejado por la luna, el resplandor del estado causal se refleja en el estado mental sutil y en el estado físico denso.
Ahora imaginen que desean decorar su propio reflejo en la imagen del espejo. ¿Podrían hacerlo de modo que la imagen perdurara por siempre? Cuando ven su cara en el espejo, ¿podrían colocar un punto en su frente, sobre la imagen del espejo, y que éste perdurara en ella? No, su esfuerzo sería fútil. Si dibujaran un punto en el espejo en el centro de la frente de su imagen, en cuanto se movieran, la imagen también lo haría y el punto que estaba en el centro de su frente quedaría ahora sobre su oreja. Al girar hacia un lado, la imagen también lo haría y el punto ya no quedaría en el centro de su imagen. ¿Existe alguna manera de colocar un punto en la frente de la imagen y hacer que se quede ahí, pase lo que pase? Sí, colocando el punto sobre ustedes, sobre el objeto que se está reflejando en el espejo. Pueden entonces moverlo en cualquier dirección, incluso poner el espejo de lado o del otro lado que el punto no se moverá de lugar en la imagen. He aquí una historia para ilustrarlo.
El artista que intentó captar la imagen del Señor
Hubo una vez un artista famoso. Tenía un extraordinario talento para pintar figuras y retratos. Un día visitó a Krishna en la ciudad capital de Dvaraka, pues deseaba hacer el retrato de Krishna. Con amplia sonrisa Krishna le dijo "Puedes ciertamente hacer mi retrato. Dime qué debo de hacer." El artista entonces le solicitó que permaneciera quieto en su lugar durante una hora para hacer el bosquejo y, más tarde, completaré los detalles. Krishna se sentó frente al artista sin moverse. Éste realizó algunos trazos. Después de un rato, se postró ante Krishna y le dijo: "Swami, ya terminé." Sonriendo, Krishna preguntó "¿Cuándo me vas a mostrar el dibujo?" El artista respondió: "Mañana a estas horas lo habré terminado".
Por la noche, el retratista trabajó afanosamente en la difícil tarea de retratar al Señor sobre la tela. Cuando terminó su trabajo al día siguiente, se sintió muy satisfecho. Cubrió la pintura con un hermoso paño y se lo llevó a Krishna. Pero al remover el paño, percibió que la forma de Krishna había sufrido considerable cambio en un lapso de veinticuatro horas. El pintor colocó el retrato a un lado de Krishna. Miró la pintura, luego a Krishna. Se dio cuenta de que había poco parecido entre ambos. Krishna también miró la pintura y señaló: "Querido, aquí parece haber varios defectos." El artista replicó: "Disculpa, Swami, dame otra oportunidad. Déjame intentarlo de nuevo para hacerlo mejor." Así transcurrieron diez días.
Cada día, el artista rehízo su trabajo una y otra vez, sin lograr un retrato adecuado. Entonces se sintió apenado. Decidió que lo mejor sería simplemente desaparecer del lugar, así que se fue de la ciudad. En el camino, Narada le preguntó: "Pareces preocupado. ¿Qué te tiene tan desasosegado?" El artista le explicó lo que había sucedido, a lo que Narada le comentó: "Bueno, Krishna es un actor de primera y un director de primera. Está actuando todo el drama. Con ninguna de tus técnicas lograrás obtener un retrato que se le parezca. Pero si de verdad deseas tener éxito, escúchame y sigue mis palabras.
El artista accedió a hacer exactamente lo que Narada le dijo. Regresó a Dvaraka, y al día siguiente se fue a ver a Krishna, llevando consigo un cuadro cubierto con fino lienzo. Le avisó a Krishna: "Swami, ya pude finalmente traerte tu retrato exacto. Míralo, por favor. Esto siempre se te parecerá. Cambie lo que cambiare en tu expresión o forma, la imagen que se ve aquí te reflejará con toda fidelidad". Disponiéndose a retirar el lienzo que lo cubría, dijo: "Por favor acepta esto como mi mejor retrato de ti." Cuando el lienzo cayó, lo que apareció fue un límpido espejo.
Si desean pintar al Señor, que es inmutable, con materiales perecederos como pinceles, pintura, etc., no lo lograrán. En el universo físico todo es temporal. Todas las formas atraviesan cambio constante. Tales formas cambiantes no pueden proporcionar una visión adecuada del Señor inmutable. Si desean tener una visión limpia e inmutable del Señor, podrán obtenerla sólo en el claro espejo de su corazón puro.
Aventúrense allende lo transitorio para tocar la realidad inmutable
Intentar conocer al Señor a través de las formas que se hallan en el universo físico es un tipo de engaño. La entidad permanente e inmutable no puede ser conocida a través de las formas pasajeras y cambiantes. El conocimiento que así obtengan será impermanente. Sea cual fuere la dicha que obtengan al intentar conocerlo así, será apenas temporal. La naturaleza de estos cinco elementos es el cambio constante. Para llegar al estado permanente, tienen que ultrapasar estos cinco elementos y sus formas cambiantes.
Imaginen que se van de peregrinación al templo para obtener una visión del Señor. Para ir tienen que atravesar azarosas dificultades. Al llegar y poder finalmente entrar al templo, se ponen de pie ante una representación del Señor, con corazón anhelante. Contemplan la imagen sagrada, pero de inmediato cierran los ojos al experimentar la sensación de estar ante la presencia divina. De manera espontánea cierran los ojos para dirigir su mirada hacia adentro. Atravesaron todas las dificultades para mirar la imagen sacra, pero ¿por qué cierran los ojos y miran hacia adentro al llegar ahí? ¿Cuál es la explicación? Dirigen su mirada hacia adentro pues para obtener una visión verdadera del Señor, tienen que asomarse dentro de su corazón. Saben de manera intuitiva que las representaciones proyectadas a través de los ojos no son sino impresiones efímeras, montadas en pensamientos cambiantes. Una vez registradas las imágenes en los pensamientos, tienen que ser fijadas para poder volverse impresiones inmutables en su corazón.
Aunque no puedan obtener una experiencia directa de la divinidad en el universo físico, la visión indirecta que éste les dé puede devenir en una experiencia sagrada. No deben de renunciar a su sentimiento y conexión con la divinidad por el hecho de que el mundo físico sea transitorio, aunque sea efímeramente. Dichos sentimientos les proporcionarán cierta dicha temporal. De inicio, tendrán que consolidar esta dicha pasajera y a partir de ahí desarrollar gradualmente la dicha permanente. La travesía los llevará a través de los tres mundos: el físico, el mental y el causal, pasando de lo más denso a lo más sutil. Únicamente en el plano causal podrán encontrar la imagen de la verdad. Lo causal emana del estado trascendente que satura los tres mundos, excediéndolos. La fuente trascendente que ilumina el plano causal es la luz inmutable del atma.
Ustedes no son uno sino tres
Pueden adentrarse más en esto reflexionando en algo que Swami afirma a menudo: "No son una persona sino tres: el que creen que son, el que otros piensan que ustedes son, y el que son realmente." El que ustedes creen que son - el cuerpo- es falso y efímero. Sea cual fuere la vida que llevan o las experiencias que estén atravesando, son todas pasajeras. Tanto el cuerpo como sus experiencias son temporales y están asociadas al mundo físico. El que los demás creen que ustedes son se basa tanto en su apariencia como en su carácter y personalidad. Tienen una imagen un tanto más mental de ustedes. Por lo tanto, el que los demás creen que ustedes son se relaciona a la mente y al mundo mental, que también es falso y cambiante. Pero el que realmente son es el atma, la verdad inmutable que resplandece en el plano causal.
Un cubo de hielo en la mano se derrite hasta convertirse nuevamente en agua. ¿Por qué? Porque la naturaleza del hielo es derretirse. De igual modo, el cambio y la transitoriedad es la naturaleza de todas las cosas del mundo físico. Incluso al intentar comprender el universo físico tienen que pensar en los mundos finos y más sutiles. El mundo físico pertenece al nivel más denso. Lo pueden experimentar en el estado de vigilia. Las mismas cosas en su forma sutil están asociadas al mundo mental que experimentan durante el sueño. Durante la vigilia logran ver los objetos debido a la luz emitida por el sol y la luna. Pero el sol y la luna de la vigilia no están presentes en el sueño. Solamente la luz proveniente del mundo mental les permite percibir las cosas de ese mundo.
Al momento de dejar de lado lo que es denso, la luz sutil se revela por dentro. En el día no pueden ver las estrellas. Pero no porque no las vean ellas dejan de existir. Las estrellas siguen brillando en el día, más el destello del sol es tan fuerte que no les permite verlas. A medida que el sol amaina en el anochecer, comienzan a percibirlas de nuevo.
Tras lo denso, yace lo sutil; tras lo sutil, lo causal
En la base de las experiencias externas más densas, yacen las más finas y sutiles de las que surge lo externo. Y dentro de lo sutil se encuentra la rejilla del plano denso. En el niño que de grande será un maestro espiritual ya se vislumbran señales de la misión que realizará al traer luz a la humanidad. Si captan la esencia sutil de este ser, verán cómo ella moldea cada uno de los aspectos de su vida, mismos que cobran forma externa en los momentos más cruciales de su existencia.
Existe otro plano que trasciende tanto el plano denso como el sutil. Es el plano causal. El plano causal carece de movimiento; no sufre cambio. En él brilla la luz del atora. Al resplandor del atora en el plano causal se debe que puedan experimentar el mundo mental y físico. Si no existiera el mundo mental y sutil no podría existir el mundo físico y denso. Mas, si no existiese el plano causal, no podría tener lugar el mundo mental ni el mundo físico. Para alcanzar el estado de divinidad, su travesía debe de conducirlos del mundo físico al mental y de ahí al causal. Su verdad fundamental está enraizada en el plano causal. Deben de valerse del plano físico para alcanzar el mental, y valerse del plano mental para alcanzar el causal.
En última instancia, la luz del atora es el morador interno que activa y da vida a cada uno de estos niveles de experiencia. El atora es la fuente y sustrato de los tres mundos. En el océano pueden apreciar olas, crestas y espuma en la superficie, corrientes voluminosas bajo la superficie y densa quietud en las profundas regiones del fondo marino. Tanto las olas, como las corrientes y las aguas del fondo son lo mismo. Todas están hechas del elemento agua. Sin embargo, las olas, las corrientes y el fondo marino aparentan ser cosas distintas.
También en el mundo fenoménico, tienen que descubrir el elemento común que subyace a toda experiencia y reúne en uno solo el mundo físico, el mental y el causal. Cada uno de estos tres universos puede asociarse a cada uno de los tres niveles de conciencia. Pueden relacionar el estado de vigilia con el mundo físico; el estado onírico con el mundo mental, y el sueño profundo con el nivel causal. Allende los tres estados que los atraviesa y les es común, existe un cuarto estado. Es el estado supra consciente: el estado trascendental. El estado inconsciente del sueño profundo está asociado al mundo causal. Lo caracteriza un profundo estado de paz. Mas, por sí mismo, el sueño profundo no es capaz de proporcionar dicha real y permanente. La dicha está ahí, pero no están conscientes de ella. Sólo cuando vuelven del sueño profundo al estado de vigilia recuerdan la sensación de serenidad y descanso total que disfrutaron. Con todo, en el estado supra consciente podrán disfrutar paz eterna y dicha, y estar plenamente conscientes de ello.
Samadhi equivale a inmovilidad mental
Experimentar dicha es lo que se conoce como estado de Samadhi. ¿Qué significa samadhi? Se ha entendido equivocadamente como un estado emocional en el que la persona actúa de manera anormal como estando en un trance. Pueden pensar que el samadhi es diferente al estado de vigilia, de sueño o de sueño profundo, mas no es así. El samadhi es algo común a los tres estados. Su significado está en las raíces de la palabra: sama -inmutable- y dhi -mente. Unidas significan mente inmutable [ecuánime]. Haga calor o frío, haya pérdida o ganancia, se reciba elogio o crítica, la mente permanece inmutable. Eso es samadhi. Por lo tanto, la persona en samadhi, cuya mente es ecuánime, está siempre dichosa, ya se encuentre despierta en su rutina diaria, o esté soñando o sumergida en sueño profundo. Todos anhelan gozar de dicho estado beatífico. Para alcanzarlo se requiere de mucha práctica espiritual. También tienen que ganarse la gracia del Señor llevando una vida virtuosa que lo complazca.
Tras describir las nobles características del hombre sabio, Krishna le dijo a Arjuna: "Carece de mérito basar tus acciones exclusivamente en consideraciones corporales. Sigue mis instrucciones. Cumple tu deber pensando en mí. Entonces podrás experimentar y disfrutar la divinidad que está en todas partes. La divinidad es la unidad que subyace a la gran diversidad que hay en el universo. Basa tus acciones en ella. Enfócate de continuo en la divinidad. Yo soy la divinidad y me eres muy caro. Cuando te concentres de lleno en mí, yo me concentraré de lleno en ti". Los pensamientos y sentimientos de la persona sabia, sea cual fuere el estado en que se encuentra, no sufrirán cambio. Su actitud será inquebrantable, enfocado como está en el principio divino de su interior.
¿A quién le sorprendería escuchar que el fuego es caliente? Quemar es la naturaleza del fuego, así como el frío es el estado natural del hielo. Igualmente, todo aquel que nace, morirá. Se considera completamente natural. Todo aquel que reconozca la verdad, no estará sujeto al pesar. Cultiven una mente ecuánime en todo lugar y circunstancia. Pase lo que pase, mantengan la mente firmemente en la divinidad que es su verdadero yo. Para desarrollar la habilidad de pensar en el atma -su naturaleza divina- en todo tiempo y lugar, deberán comprender en lo profundo las características de los tres mundos: el físico, el mental y el causal.
En la noche toman su alimento y poco después se van a la cama. Más tarde, cuando están dormidos, les vienen muchos sueños. Muchas cosas les ocurren en el sueño, sin embargo, al levantarse, nada de eso queda en ustedes. Durante la vigilia emprenden una serie de actividades y tienen muchas experiencias, pero después, al dormirse de nuevo, toda la actividad de la vigilia queda suspendida debido a los eventos de sus sueños. ¡Cuántos cambios ocurren en tan solo veinticuatro horas!
Ustedes son lo único real
Existen una serie de diferencias entre las experiencias del estado onírico y las de la vigilia. Teniendo ello en cuenta, ¿qué deberían de creer y qué no deberían de creer? Podrían preguntar: "¿Cuál es la verdad y cuál no lo es? ¿Seré el único al que le ocurren estas cosas en el estado de vigilia? ¿Soy yo el que vive todas esas experiencias durante el sueño? He aquí la respuesta de las sabias enseñanzas: "No son esto ni lo otro. No son los que tienen las experiencias durante la vigilia ni durante el sueño; ni son el que duerme el sueño profundo. Ustedes trascienden los tres estados. ¡Son la realidad trascendente misma!"
Lo que creen que existe, no existe en realidad. Lo que no creen que existe, en realidad existe. Al adquirir sabiduría se percatan de que sólo existe el Uno: la única realidad existente y eterna. Ese es el atma, el principio trascendente. Mas el atma no es tan accesible a la gente común. Todo lo que leen, escuchan y experimentan no son sino atributos del estado físico. Partiendo de ahí, tienen que esforzarse en alcanzar la meta. De la forma, deben de avanzar hacia la no-forma; de lo cambiante, tienen que dirigirse hacia lo inmutable; de lo mesurable, tienen que ir hacia lo no mesurable. Más allá de estos calificativos, al trascenderlos e ir más allá incluso de lo que carece de calificativos, yace el estado inmutable, inexorable y supra consciente. Esta es la meta de todo aspirante espiritual. Quien se sumerja en dicho estado, puede considerarse un sabio. Se preguntarán si Arjuna alcanzó dicho estado. Sí, Krishna mismo le concedió dicho estado a Arjuna. Lo transformó en instrumento divino, convirtiéndolo así en un ser verdaderamente sabio.
Si el sabio no realizara actividad ninguna, no podría servir de ejemplo para la gente ordinaria. Las escuelas cuentan con un director de educación física y un maestro de gimnasia. El maestro de gimnasia sigue las instrucciones del director. Durante los ejercicios calistécnicos, el director se mantendrá en silencio, mientras que el maestro de gimnasia gritará: "¡uno, dos, tres...!" para ejecutar los movimientos. Él tiene que poner el ejemplo. Sólo así los demás podrán seguirlo. De manera similar, el hombre sabio pone el ejemplo mientras recibe instrucciones del director interno, para que la gente común lo siga.
Al momento de entregarle el Gita a Arjuna, Krishna lo convirtió en un ser ideal. Le advirtió: "Te convertiré en mi instrumento para que realices mi trabajo y seas un ejemplo para el resto de la humanidad." ¿Qué significa en el fondo que Krishna haya hecho esto por Arjuna? El nombre de Arjuna significa 'el del corazón puro'. Él siempre vivía en Krishna. Más de una vez éste se refirió a Arjuna como 'aquél que vive en el fulgor de Dios'. Los aspectos de la relación entre Krishna y Arjuna pueden deducirse a partir de los nombres que aquél le otorgó. El deber de Arjuna sólo consistía implícitamente en seguir las órdenes de Krishna.
Los atributos del sabio verdadero
Arjuna se rindió diciendo "Swami, obedeceré tus órdenes sean cuales fueren. Haré lo que me pidas. No haré nada por mi cuenta, nada que tú no hayas dirigido". Esta es la auténtica actitud del hombre sabio. Carecerá de cualquier sentido del yo o el mío. En él no habrá egoísmo ni apegos. Cada una de sus acciones eliminará cualquier traza de ego o posesividad. Aceptará y acatará únicamente las instrucciones del Señor, que no es otro que su propio guía interno. Dado que estas nobles cualidades son tan esenciales para el desarrollo espiritual, los atributos del sabio se exponen en profundidad en el segundo capítulo del Gita.
Sin embargo, la sola descripción de las características del sabio no sería de gran provecho, de manera que Krishna explicó las cualidades de los tres estados y los aspectos de los tres mundos. Arjuna tenía inteligencia suficiente para captar el verdadero significado de aquello. Una vez que recibió la visión de la forma cósmica del Señor, comprendió inmediatamente su profundo significado. Comprendió que se trataba de la unión de lo físico, lo mental y lo causal. A partir del momento en que obtuvo la visión de la forma cósmica, cada vez que cerraba los ojos, Arjuna conservaba indeleblemente la imagen de Krishna en su corazón.
Arjuna era el hombre ideal. Pero a fin de poder servir de ejemplo para la humanidad, se involucró en actividades comunes y corrientes como cualquier persona. Mantuvo firmemente la mente puesta en el Señor Krishna, quien no era sino la expresión tangible de su propio yo interno, su atma. Arjuna sabía que el cuerpo tiene como único propósito el obedecer las instrucciones del guía interno, que se le manifestó a él en la forma de Krishna. En el Gita, Krishna sostuvo la entrega como la cualidad ideal y signo inequívoco del hombre sabio.
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